miércoles, 26 de enero de 2011

Sed de urnas

Caminaba por las calles de Sevilla bajo un frío atípico en esa ciudad, cuando mis ojos se fijaron en una pizarra a la puerta de un bar en la que alguien había escrito con tiza “cerveza frezquita”. Horas después escuchaba a Rajoy decirnos que “España tiene sed de urnas”, y espontáneamente se unían en mi cerebro ambas frases.

Si una cerveza frezquita o fresquita, según donde la tomemos, es síntoma de relax y refresco de cuerpo y mente, las urnas son sinónimo de transparencia, fiesta democrática y renovación de ilusiones y proyectos.

En Sevilla se acaba de dar el pistoletazo de salida definitivo en la carrera hacia unas urnas que sin duda alguna sólo pueden traernos ilusión, confianza y proyectos para salir de la situación a la que los actuales dirigentes del gobierno de la nación nos han llevado. España y los españoles nunca merecimos vernos así. No hay nada peor que ver a lo mejor de nosotros, a los más jóvenes, buscarse la vida lejos de sus ciudades de nacimiento, y cada día con más frecuencia, lejos de su propio País porque aquí las puertas están cerradas para muchos de ellos. En la ciudad de la cerveza “frezquita”, el 50% de los jóvenes están en paro y en el conjunto de esa provincia el 22% de los sevillanos también.

La sed de urnas a la que se refiere Rajoy, es la necesidad de refrescarnos, de calmar nuestra falta de ilusión y esperanza provocadas por un gobierno ya amortizado y en tiempo de descuento. Es sed de volver a la normalidad, de hacer vida de familia y trabajo sin los miedos y temores actuales a no poder hacer frente a la hipoteca por la falta de una nómina. Es la sed de unir esfuerzos e ilusiones colectivas, de los grandes proyectos nacionales. La mayoría de nuestra sociedad quiere vernos, a los que ostentamos temporalmente la representación que nos otorgan en las urnas, remar unidos para sortear mejor los obstáculos y dificultades de cualquier índole o condición.

Para ello, para calmar esa sed lo que sabemos es que no nos vale una bebida cualquiera, sabemos que tiene que estar “frezquita”, es decir que sus ingredientes sean nuevos, porque ya no gustan los que últimamente nos amargan cada trago. La bebida que calme esta sed debe tener un sabor claro y nítido, y no estar hecha a base de mezclar muchos ingredientes que en la mayoría de las ocasiones tienen mala combinación.

Ya estamos hartos de que nos den garrafón con bebidas difíciles de identificar, de no saber lo que bebemos. Para garantizar su supervivencia el Gobierno ha tenido que pagar y sigue pagando muchos peajes, y cada uno de ellos han sido nuevos ingredientes al coctel intragable que nos merendamos a diario sin tener otra alternativa que la sed.

Los experimentos con gaseosa, y la política de verdad con personas serias y que generen confianza. España tiene sed de urnas, y espero que más pronto que tarde pueda saciarla.

 

Sede de urnas

Camiñaba polas rúas de Sevilla baixo un frío atípico nesa cidade, cando os meus ollos fixáronse nunha lousa á porta dun bar na que alguén escribira con xiz “cervexa frezquita”. Horas despois escoitaba a Rajoy dicirnos que “España ten sede de urnas”, e espontaneamente uníanse no meu cerebro ambas as frases.

Se unha cervexa frezquita ou fresquita, segundo onde a tomemos, é síntoma de relax e refresco de corpo e mente, as urnas son sinónimo de transparencia, festa democrática e renovación de ilusións e proxectos.

En Sevilla acábase de dar o pistoletazo de saída definitivo na carreira cara a unhas urnas que sen ningunha dúbida só poden traernos ilusión, confianza e proxectos para saír da situación á que os actuais dirixentes do goberno da nación leváronnos.

España e os españois nunca merecemos vernos así. Non hai nada peor que ver se cadra de nós, aos máis novos, buscarse a vida lonxe das súas cidades de nacemento, e cada día con máis frecuencia, lonxe do seu propio País porque aquí as portas están pechadas para moitos deles. Na cidade da cervexa “frezquita”, o 50% dos mozos están en paro e no conxunto desa provincia o 22% dos sevillanos tamén.

A sede de urnas á que se refire Rajoy, é a necesidade de refrescarnos, de acougar a nosa falta de ilusión e esperanza provocadas por un goberno xa amortizado e en tempo de desconto. É sede de volver á normalidade, de facer vida de familia e traballo sen os medos e temores actuais a non poder facer fronte á hipoteca pola falta dunha nómina. É a sede de unir esforzos e ilusións colectivas, dos grandes proxectos nacionais. A maioría da nosa sociedade quere vernos, aos que ostentamos temporalmente a representación que nos outorgan nas urnas, remar unidos para sortear mellor os obstáculos e dificultades de calquera índole ou condición.

Para iso, para acougar esa sede o que sabemos é que non nos vale unha bebida calquera, sabemos que ten que estar ?frezquita?, é dicir que os seus ingredientes sexan novos, porque xa non gustan os que ultimamente nos amargan cada grolo. A bebida que acougue esta sede debe ter un sabor claro e nítido, e non estar feita a base de mesturar moitos ingredientes que na maioría das ocasións teñen mala combinación.

Xa estamos fartos de que nos dean garrafón con bebidas difíciles de identificar, de non saber o que bebemos. Para garantir a súa supervivencia o Goberno tivo que pagar e segue pagando moitas peaxes, e cada un deles foron novos ingredientes ao coctel intragable que nos merendamos a diario sen ter outra alternativa que a sede.

Os experimentos con gasosa, e a política de verdade con persoas serias e que xeren confianza. España ten sede de urnas, e espero que máis pronto que tarde poida saciala.

miércoles, 12 de enero de 2011

Adioses

Vivimos días de adioses, despedidas y regreso a la normalidad. Se acabaron los villancicos, los saludos de “feliz navidad” y “feliz año”. También los cavas, turrones y demás excesos calóricos se van terminando. Se apagaron las luces de los árboles navideños, y las figuras del Belén vuelven a sus cajas hasta el próximo diciembre.

De todos los adioses hay uno que celebro de manera especial, el adiós al humo. Por fin se podrá mantener una conversación, una lectura o un descanso en la mesa de un café sin tener que toser o soplar para alejar el humo del cigarro del vecino de mesa. Desde el más profundo respeto a la opción de fumador / no fumador, y sin  medias tintas porque los que me conocen desde hace tiempo ya saben cómo pienso sobre este asunto, tengo muy claro que era necesario dar este paso por el interés público y la salud general, algo que muchos países de nuestro entorno y algunos más lejanos ya habían hecho hace años.

En la guerra de intereses usuarios/hosteleros que nadie dude que todos saldremos beneficiados. Los bares, cafés y restaurantes no perderán clientes. Es una historia que guarda similitud con los miedos que en un no muy lejano Lugo, despertó la peatonalización de sus calles, que en ese entonces como vuestro alcalde propuse y ejecuté. A pesar de los temores y amenazas de aquel momento, unidos a los temores de ruina en sus negocios, los empresarios del comercio pronto vieron disiparse estos recelos y beneficiarse de la medida. También se había hecho en otros muchos sitios del mundo con similares resultados.

Que aquí la clientela no disminuya, no dependerá de la capacidad o posibilidad de echar humo dentro de un local. Estará mas directamente ligado a la capacidad de recuperación económica y por ello de reactivación del consumo en nuestro país.

Disipado el humo, cambio de tema, y es que entre tanto adiós alguien llega.

Tal cual se veía en aquella legendaria película titulada “Bienvenido Mister Marshall”, hace unos días el gobierno de España recibía a un ilustre visitante chino y al tiempo que nos contaban que les venderemos nuestro aceite de oliva y todos los jamones que podamos, nadie nos recordaba que tal autoridad pertenece al mismo gobierno que vulnera los más elementales derechos humanos o que regula las condiciones del mercado laboral de ese país. Todo un cuento chino en versión Almodóvar.

Una nueva medida de distracción para el personal. Mientras se hable del chino, de Cascos o de las rebajas, menos minutos de telediario para el paro, la posible intervención de nuestras cuentas o del número de empresas y autónomos que cada día cierran sus puertas para posiblemente no volver a abrir. Todo está bien medido y calculado.

Digo todo y digo bien, y si lo dudan pregúntenle a Rubalcaba.

 

Adeuses

Vivimos días de adeuses, despedidas e regreso á normalidade. Acabáronse as panxoliñas, os saúdos de "feliz Nadal" e "feliz ano". Tamén os cavas, turróns e demais excesos calóricos vanse terminando. Apagáronse as luces das árbores do Nadal, e as figuras do Belén volven ás súas caixas ata o próximo decembro.

De todos os adeuses hai un que celebro de xeito especial, o adeus ao fume. Por fin poderase manter unha conversación, unha lectura ou un descanso na mesa dun café sen ter que toser ou soprar para afastar o fume do cigarro do veciño de mesa. Desde o máis profundo respecto á opción de fumador / non fumador, e sen medias tintas porque os que me coñecen desde fai tempo xa saben como penso sobre este asunto, teño moi claro que era necesario dar este paso polo interese público e a saúde xeral, algo que moitos países da nosa contorna e algúns máis afastados xa fixeran fai anos.

Na guerra de intereses usuarios/hostaleiros que ninguén dubide que todos sairemos beneficiados. Os bares, cafés e restaurantes non perderán clientes. É unha historia que garda similitude cos medos que nun non moi afastado Lugo, espertou a peonalización das súas rúas, que nese entón como o voso alcalde propuxen e executei. A pesar dos temores e ameazas daquel momento, unidos aos temores de ruína nos seus negocios, os empresarios do comercio pronto viron disiparse estes receos e beneficiarse da medida. Tamén se fixo noutros moitos sitios do mundo con similares resultados.

Que aquí a clientela non diminúa, non dependerá da capacidade ou posibilidade de botar fume dentro dun local. Estará mais directamente ligado á capacidade de recuperación económica e por iso de reactivación do consumo no noso país.

Disipado o fume, cambio de tema, e é que entre tanto adeus alguén chega.

Tal cal se vía naquela lendaria película titulada "Benvido Míster Marshall", fai uns días o goberno de España recibía a un ilustre visitante chinés e á vez que nos contaban que lles venderemos o noso aceite de oliva e todos os xamóns que podamos, ninguén nos recordaba que tal autoridade pertence ao mesmo goberno que vulnera os máis elementais dereitos humanos ou que regula as condicións do mercado laboral dese país. Todo un conto chinés en versión Almodóvar.

Unha nova medida de distracción para o persoal. Mentres se fale do chinés, de Cascos ou das rebaixas, menos minutos de telexornal para o paro, a posible intervención das nosas contas ou do número de empresas e autónomos que cada día pechan as súas portas para posiblemente non volver abrir. Todo está ben medido e calculado.

Digo todo e digo ben, e se o dubidan pregúntenlle a Rubalcaba.