miércoles, 8 de febrero de 2012

Héroes entre nosotros

Son tantos los titulares y artículos de prensa cuya lectura deja un poso de pesimismo y preocupación que hoy he decidido intentar que mis letras no se sumen a esa ola gigante que invade hasta las tertulias de cotilleo en las televisiones, donde puedes ver a la Belén Esteban de turno opinar sobre la deuda, el déficit, el paro, la prima de riesgo y cualquier otro asunto de calado económico como si de expertos en la materia se tratasen.

Prefiero recoger algo de lo positivo y bueno que la vida nos ofrece y que se refleja en actos heroicos de conciudadanos nuestros, que tenemos al lado y no apreciamos y valoramos hasta que ya no los tenemos. Los héroes anónimos existen, están entre nosotros, pero los medios de comunicación y la sociedad en general sólo los recordamos en momentos de tragedias o desgracias colectivas.

Algunos de estos héroes vienen luchando desde hace tiempo contra la indiferencia del sistema, la precariedad de sus presupuestos, la amortización de sus vacantes. Algunos saben lo que es pagarse de su bolsillo algún utensilio de trabajo.

La mayoría de ellos son grandes profesionales, y además por vocación. Otros porque las precarias condiciones laborales del país les ofrecieron en este trabajo una oportunidad que han aprovechado con esfuerzo y sacrificios.

Son miembros de las fuerzas y cuerpos de seguridad de nuestro Estado, de España. Son también soldados profesionales de nuestros ejércitos.

Sus gestas sólo son conocidas cuando acaban en desgracia, como la que en los últimos días hemos conocido. Los protagonistas, en esta ocasión, han sido tres lucenses de los diferentes rincones de nuestra provincia que ejercían su  destino en la capital herculina y que, de manera voluntaria y ejemplar, decidieron saltar en medio de una noche fría y oscura al interior de unas aguas embravecidas con la intención de salvar a un estudiante irresponsable que también perdió su vida.

Ellos tres en esta ocasión y otros compañeros suyos en otras son el mejor ejemplo de una sociedad en ocasiones enferma y sólo preocupada de los aspectos materiales de nuestras vidas. Son el reflejo de la puesta en práctica de los valores que, o bien les inculcaron en sus modestos hogares, o recibieron en sus periodos de formación disciplinada. Valores y conductas que nos deben recordar y hacer reflexionar en el sentido de que nuestra sociedad cuenta con personas, la mayoría de las veces anónimas, que están para cuidarnos, que permanecen vigilantes ante los peligros que nos acechan, que defienden causas que no están perdidas, que son imprescindibles en todo tiempo.

Nuestra provincia en otros momentos fue noticia por la irresponsable conducta de algunos que no entraré a calificar, pero estos días la actitud ejemplar de nuestro tres héroes, policías nacionales, ha contribuido a recordarnos que también aquí contamos con personas que con su trabajo y sus conductas nos engrandecen a todos y nos estimulan para mejorar cada día.

 

Heroes entre nós

Son tantos os titulares e artigos de prensa cuxa lectura deixa un pouso de pesimismo e preocupación que hoxe decidín intentar que as miñas letras non se somen a esa onda xigante que invade ata os faladoiros de murmuración nas televisións, onde podes ver á Belén Esteban de quenda opinar sobre a débeda, o déficit, o paro, a prima de risco e calquera outro asunto de calado económico coma se de expertos na materia tratásense.

Prefiro recoller algo do positivo e bo que a vida ofrécenos e que se reflicte en actos heroicos de concidadáns nosos, que temos á beira e non apreciamos e valoramos ata que xa non os temos. Os heroes anónimos existen, están entre nós, pero os medios de comunicación e a sociedade en xeral só os recordamos en momentos de traxedias ou desgrazas colectivas.

Algúns destes heroes veñen loitando desde fai tempo contra a indiferenza do sistema, a precariedade dos seus orzamentos, a amortización das súas vacantes. Algúns saben o que é pagarse do seu peto algún utensilio de traballo.

A maioría deles son grandes profesionais, e ademais por vocación. Outros porque as precarias condicións laborais do país ofrecéronlles neste traballo unha oportunidade que aproveitaron con esforzo e sacrificios.

Son membros das forzas e corpos de seguridade do noso Estado, de España. Son tamén soldados profesionais dos nosos exércitos.

Os seus xestas só son coñecidas cando acaban en desgraza, como a que nos últimos días coñecemos. Os protagonistas, nesta ocasión, foron tres lucenses dos diferentes recunchos da nosa provincia que exercían o seu destino na capital herculina e que, de xeito voluntario e exemplar, decidiron saltar no medio dunha noite fría e escura ao interior dunhas augas embravecidas coa intención de salvar a un estudante irresponsable que tamén perdeu a súa vida.

Eles tres nesta ocasión e outros compañeiros seus noutras son o mellor exemplo dunha sociedade en ocasións enferma e só preocupada dos aspectos materiais das nosas vidas. Son o reflexo da posta en práctica dos valores que, ou ben lles inculcaron nos seus modestos fogares, ou recibiron nos seus períodos de formación disciplinada. Valores e condutas que nos deben recordar e facer reflexionar no sentido de que a nosa sociedade conta con persoas, a maioría das veces anónimas, que están para coidarnos, que permanecen vixiantes ante os perigos que nos axexan, que defenden causas que non están perdidas, que son imprescindibles en todo tempo.

A nosa provincia noutros momentos foi noticia pola irresponsable conduta dalgúns que non entrarei a cualificar, pero estes días a actitude exemplar do noso tres heroes, policías nacionais, contribuíu a recordarnos que tamén aquí contamos con persoas que co seu traballo e as súas condutas nos engrandecen a todos e estimúlannos para mellorar cada día.

5 comentarios:

mateo dijo...

É certo amigo Joaquín que existe moita xente que se deixa a alma no seu traballo. Desgraciadamente tan só en ocasións se lles reconoce o seu bo facer.
Este país precisa desta xente comprometida co emprego, comprometida ca nosa nación. Pero este país tamén precisa de xente que se adica a dirixirnos, comprometida co seu cometido, e que loite por todos nós.
Tristemente, ás veces, parece que non é así, e que os grandes perxudicados pola crise ou, a mala xestión deses que se dicen chamar gobernantes, fai que sexamos sempre os mesmos os que o teñamos que pagar.
Precismos de moitos destes heroes, para que todo sexa un pouquiño máis sinxelo.

Manuel dijo...

Han sido un ejemplo de compromiso y de servicio; hoy deberíamos estar todos orgullosos de nuestras Fuerzas de seguridad
Mi mas sentido pésame a las familias

Anónimo dijo...

Como ciudadano, quiero darte las gracias por dedicar estas palabras a esos muchachos que han fallecido heróicamente en el cumplimiento del deber.

Un recuerdo emocionado para ellos y mis condolencias para sus familias.

Anónimo dijo...

Es alentador comprobar que todavía existen héroes y también es esperanzador saber que todavía hay políticos capaces de ensalzar esta gesta. Una nación que no llora a sus héroes muertos no merece consideración alguna ; unos dirigentes incapaces de reconocer a los mejores no son dignos de serlo. Afortunadamente los tiempos de sacar los ataudes por la puerta trasera se han acabado. Confiemos en que para siempre.

José Ramón dijo...

Bonito y emotivo artículo, D. Joaquín, tanto en el contenido como en la forma.

Tres personas que no dudaron ni un segundo en socorrer a alguien que -a pesar de su inconsciente comportamiento- lo necesitaba, hacen que nos sintamos orgullosos de que en este mundo haya seres humanos que, cuando llega el momento, actúan sin pensar en sí mismos. Descansen en paz.