miércoles, 29 de noviembre de 2017

Tan joven, tan vieja

Cuando se cumplen 17 años de uno de los acontecimientos más importantes para Lugo en su historia reciente, resulta difícil dejar de reflexionar sobre lo que ello supone.

El 30 de noviembre de 2000, la UNESCO concedía a la Muralla Romana de Lugo la deseada distinción de “Patrimonio de la Humanidad”. Dicho título tiene como objetivo catalogar, preservar y dar a conocer un lugar o monumento de importancia cultural excepcional para la herencia común de la humanidad, debiendo ser conservado para las futuras generaciones. Como verán se trata de un reconocimiento mundial que conlleva importantes responsabilidades.

Son muchas las aportaciones positivas que lleva implícito el hecho de que una ciudad cuente con un monumento o un bien declarado Patrimonio Mundial. A nadie se le escapa que el turismo es una de ellas, dado que son cada día más los turistas que sienten atracción especial por visitar estos sitios específicos de nuestro planeta. Por ello las ciudades anfitrionas han de estar a la altura.

Dando por hecho que la conservación es la adecuada, quisiera centrarme en aspectos menos claros, al menos para mí, como la promoción y su puesta en valor, cuestiones diferentes.

Para promocionar este indudable bien patrimonial es necesario proyectar y divulgar en todos los foros nacionales e internacionales, especialmente vinculados al turismo, la existencia y características de nuestra Muralla. La realización de eventos lúdico festivos, culturales o deportivos con telón de fondo en la muralla, son un elemento importante de promoción, algo en lo que vamos invirtiendo cada año más recursos, pero en que conviene perseverar.

Aunque parezca mentira, fuera de nuestras fronteras todavía se asocia la palabra muralla en España a la ciudad de Ávila, siendo desconocida la nuestra incluso entre mandatarios de ciudades amuralladas europeas. Puedo atestiguarlo directamente con experiencias personales recientes.

La puesta en valor, teniendo relación con lo dicho anteriormente, requiere actuaciones diferentes y no menos importantes. Si la visita al monumento resultase decepcionante o la imagen que se llevasen sus visitantes fuese negativa, la propaganda boca a oreja tendría efectos contrarios a los deseados. De aquí la importancia de actuar urbanísticamente y en materia de rehabilitación en todo el entorno interior y exterior visible desde el paseo por el adarve de la muralla. Que se muestren las vergüenzas de nuestro casco histórico y los inmuebles deteriorados en la Ronda de la Muralla, sin que se actúe sobre ellos es algo inadmisible.

17 años con título frente a 17 siglos entre nosotros. Tan joven, tan vieja. Larga vida a nuestra muralla, con la que cada uno en el ámbito de nuestras responsabilidades publicas y privadas debemos comprometernos, y seguir aportando y trabajando para nuestro orgullo y el de las futuras generaciones. Lugo bien lo merece.


Tan nova, tan vella

Cando se cumpren 17 anos dun dos acontecementos máis importantes para Lugo na súa historia recente, resulta difícil deixar de reflexionar sobre o que iso supón.

O 30 de novembro de 2000, a UNESCO concedía á Muralla Romana de Lugo a desexada distinción de “Patrimonio da Humanidade”. O devandito título ten como obxectivo catalogar, preservar e dar a coñecer un lugar ou monumento de importancia cultural excepcional para a herdanza común da humanidade, debendo ser conservado para as futuras xeracións. Como verán trátase dun recoñecemento mundial que leva importantes responsabilidades.

Son moitas as achegas positivas que leva implícito o feito de que unha cidade conte cun monumento ou un ben declarado Patrimonio Mundial. A ninguén se lle escapa que o turismo é unha delas, dado que son cada día máis os turistas que senten atracción especial por visitar estes sitios específicos do noso planeta. Por iso as cidades anfitrioas han de estar á altura.

Dando por feito que a conservación é a adecuada, quixese centrarme en aspectos menos claros, polo menos para min, como a promoción e a súa posta en valor, cuestións diferentes.

Para promocionar este indubidable ben patrimonial é necesario proxectar e divulgar en todos os foros nacionais e internacionais, especialmente vinculados ao turismo, a existencia e características da nosa Muralla. A realización de eventos lúdico festivos, culturais ou deportivos con pano de fondo na muralla, son un elemento importante de promoción, algo no que imos investindo cada ano máis recursos, pero en que convén perseverar.

Aínda que pareza mentira, fóra das nosas fronteiras aínda se asocia a palabra muralla en España á cidade de Ávila, sendo descoñecida a nosa mesmo entre mandatarios de cidades amuralladas europeas. Podo testemuñalo directamente con experiencias persoais recentes.

A posta en valor, tendo relación co devandito anteriormente, require actuacións diferentes e non menos importantes. Se a visita ao monumento resultase decepcionante ou a imaxe que levasen os seus visitantes fose negativa, a propaganda boca a orella tería efectos contrarios aos desexados. De aquí a importancia de actuar urbanisticamente e en materia de rehabilitación en toda a contorna interior e exterior visible desde o paseo polo adarve da muralla. Que se mostren as vergoñas do noso centro histórico e os inmobles deteriorados na Rolda da Muralla, sen que se actúe sobre eles é algo inadmisible.

17 anos con título fronte a 17 séculos entre nós. Tan nova, tan vella. Longa vida á nosa muralla, coa que cada un no ámbito das nosas responsabilidades publicas e privadas debemos comprometernos, e seguir achegando e traballando para o noso orgullo e o das futuras xeracións. Lugo ben o merece.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Las cosas de aquí

Consciente del hartazgo generalizado por la cuestión catalana y de que hay vida más allá de los limites de aquella comunidad autónoma, hoy quiero escribir sobre las cosas de aquí, las cosas de mi Lugo. Siempre que lo haga será desde el respeto a las opiniones de los demás, pero con la pasión de hablar de lo que a uno le gusta y le duele.

Tengo la sensación de que en nuestra ciudad hace tiempo que se ha parado el reloj, en el sentido de echar en falta noticias que hablen bien y mal de las cosas que se están haciendo, y posiblemente sea porque se está haciendo poco, muy poco.

Hay tantos proyectos que siguen durmiendo en los cajones de los máximos responsables de nuestras instituciones, de quienes tienen la responsabilidad y el encargo ciudadano de mejorar nuestra ciudad, tantos, que solo enumerarlos agotaría el espacio reservado para este artículo. 

Desde que en la década de los 90 se abordó la rehabilitación de nuestro casco histórico, hoy ya con su Catedral, Muralla y Camino Primitivo declarados Patrimonio de la Humanidad, han sido muy escasos los movimientos por consolidar y hacer crecer el enorme potencial que languidece dentro del círculo que forman las bimilenarias piedras de nuestra muralla.

Se sigue hablando, año tras otro, de elaborar planes o concursos de ideas para peatonalizar una calle, cual panacea de la transformación, olvidando que lo que se necesita realmente es tener un proyecto en su conjunto y éste se ha de desarrollar progresiva y paulatinamente sin titubeos ni sujeto a los vaivenes electoralistas. Una calle puede peatonalizarse o no, con soluciones diversas que a la vista pueden resultar atractivas, pero lo que nunca debería hacerse es tomar decisiones de manera individualizada y aislada, ocurrencias que tengan consecuencias serias sobre el conjunto de los ciudadanos. Cada medida bien meditada debe ir acompañada de las correspondientes soluciones a los problemas que posiblemente genere.

Así, está bien aplicar medidas que tiendan a humanizar nuestras calles, como creo que demostré al ponerlo en práctica en su día, pero no se puede olvidar nunca al motor de la actividad, al pequeño comercio que durante los últimos años se ha visto castigado por la potenciación de los centros comerciales del extrarradio desde instancias públicas, y que ahora languidece sin muchos visos de recuperación. Sin estos motores de poco servirán los trabajos de chapa y pintura de las carrocerías.

Está bien rehabilitar edificios, pero mejor estaría darles auténtico contenido y utilidad. La Tinería está mejor con casas renovadas pero de no darles utilidad, pública y privada, pronto volverán al estado de deterioro. Facilidades a la iniciativa privada e impulso público para, por ejemplo, potenciar la artesanía de nuestra tierra en la que podría ser la “ciudad de los oficios” dentro de un burgo medieval; un meditado plan que facilite el aparcamiento frente al caos actual, y otras muchas actuaciones, podrían ser formulas para conseguir hacer rentable y atractiva la inversión de tantos millones en rehabilitación. Para que el motor tenga gasolina y no se pare. Para que cuando hablemos de las cosas de aquí podamos volver a sentirnos orgullosos con lo que contemos.

As cousas de aquí

Consciente do farta que está a xente pola cuestión catalá e de que hai vida máis aló de limítelos daquela comunidade autónoma, hoxe quero escribir sobre as cousas de aquí, as cousas da miña Lugo. Sempre que o faga será desde o respecto ás opinións dos demais, pero coa paixón de falar do que a un gústalle e dóelle.

Teño a sensación de que na nosa cidade hai tempo que se parou o reloxo, no sentido de botar en falta noticias que falen ben e mal das cousas que se están facendo, e posiblemente sexa porque se está facendo pouco, moi pouco.

Hai tantos proxectos que seguen durmindo nos caixóns dos máximos responsables das nosas institucións, de quen ten a responsabilidade e o encargo cidadán de mellorar a nosa cidade, tantos, que só enumeralos esgotaría o espazo reservado para este artigo. 

Desde que na década dos 90 abordouse a rehabilitación do noso centro histórico, hoxe xa coa súa Catedral, Muralla e Camiño Primitivo declarados Patrimonio da Humanidade, foron moi escasos os movementos por consolidar e facer crecer o enorme potencial que languidece dentro do círculo que forman as bimilenarias pedras da nosa muralla.

Séguese falando, ano tras outro, de elaborar plans ou concursos de ideas para peonalizar unha rúa, cal panacea da transformación, esquecendo que o que se necesita realmente é ter un proxecto no seu conxunto e este hase de desenvolver progresiva e paulatinamente sen titubeos nin suxeito aos vaivéns electoralistas. Unha rúa pode peonalizarse ou non, con solucións diversas que á vista poden resultar atractivas, pero o que nunca debería facerse é tomar decisións de maneira individualizada e illada, ocorrencias que teñan consecuencias serias sobre o conxunto dos cidadáns. Cada medida ben meditada debe ir acompañada das correspondentes solucións aos problemas que posiblemente xere.

Así, está ben aplicar medidas que tendan a humanizar as nosas rúas, como creo que demostrei ao poñelo en práctica no seu día, pero non se pode esquecer nunca ao motor da actividade, ao pequeno comercio que durante os últimos anos viuse castigado pola potenciación dos centros comerciais do arrabalde desde instancias públicas, e que agora languidece sen moitos visos de recuperación. Sen estes motores de pouco servirán os traballos de chapa e pintura das carrocerías.

Está ben rehabilitar edificios, pero mellor estaría darlles auténtico contido e utilidade. A Tinería está mellor con casas renovadas pero de non darlles utilidade, pública e privada, pronto volverán ao estado de deterioración. Facilidades á iniciativa privada e impulso público para, por exemplo, potenciar a artesanía da nosa terra na que podería ser a “cidade dos oficios” dentro dun burgo medieval; un meditado plan que facilite o aparcadoiro fronte ao caos actual, e outras moitas actuacións, poderían ser formulas para conseguir facer rendible e atractiva o investimento de tantos millóns en rehabilitación. Para que o motor teña gasolina e non se pare. Para que cando falemos das cousas de aquí podamos volver sentirnos orgullosos co que contemos.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Después de la tempestad…

Todos aquellos que hayan tenido la oportunidad de hacer una travesía por mar, grande o pequeña, sabrán de las dificultades que puede llevar consigo la gobernanza de una embarcación cuando las condiciones de la mar no son las óptimas, no son en aguas tranquilas.

A las corrientes adversas podemos sumarles las malas condiciones de visibilidad, los vientos huracanados, las olas de más de diez metros, los objetos flotando a la deriva o las averías en alguno de los sistemas de navegación. Con este puzle solo los buenos capitanes con buenas tripulaciones aciertan a llevar su barco a buen puerto.

En la vida política española de los últimos tiempos, y especialmente en estas fechas donde nos está tocando vivir toda clase de despropósitos y comportamientos esperpénticos y surrealistas, la comparación con la vida a bordo de un barco se me antoja muy ilustrativa.

La crisis vivida en Cataluña es equiparable a la peor de las tormentas. A las estrategias suicidas en términos políticos hay que sumar los incumplimientos de la Ley - debería decir de varias e importantes leyes - los acosos a todos cuantos no piensan como ellos, incluidos los realizados a los miembros de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado o los funcionarios de Justicia y también en los centros escolares, la manipulación informativa cargada de odios y mentiras en los medios de comunicación públicos de la Comunidad Catalana, la grotesca representación cual tragicomedia de un simulacro de votación llamada referéndum en la cual no se dio ninguna de las mínimas garantías de control democrático - baste recordar que se votaba donde se quería y cuantas veces fuera necesario - la vulneración en su Parlamento de todos los derechos y garantías de los diputados de la oposición, incluidas las faltas de respeto a sus propias normas de funcionamiento y haciendo caso omiso de los informes de los letrados, y un largo etcétera hasta llegar a la sedición y demás faltas cometidas por el presidente del gobierno de esa Comunidad y por cuantos le acompañan en la toma del conjunto de estas decisiones.

Si trasladásemos esta situación a nuestro ejemplo marinero, el barco de la nación española en el que viajamos todos los españoles y que cuenta con una experta tripulación bajo el mando del capitán Rajoy, ha tenido que enfrentarse en los últimos días de travesía a las peores borrascas imaginables, con responsables de alguna de las partes de esa gran embarcación desoyendo y vulnerando sus funciones, con personas empeñadas en que pudiera entrar el agua en muchos de sus compartimientos poniendo en peligro la estabilidad del buque, y lo que es peor, haciendo llamamientos al amotinamiento en momentos de grave peligro.

Afortunadamente para España contamos con un lobo de mar al timón, unos oficiales leales y expertos y, sobre todo, con una gran mayoría de pasajeros respetuosos con las normas de convivencia a bordo. Por ello estoy convencido de que cuando terminen las galernas que todavía queden por venir y los insurrectos paguen por lo que han hecho, después de la tempestad... vendrá la ansiada calma.


Despois da tempestade…

Todos aqueles que tivesen a oportunidade de facer unha travesía por mar, grande ou pequena, saberán das dificultades que pode levar consigo a gobernanza dunha embarcación cando as condicións da mar non son as óptimas, non son en augas tranquilas.

Ás correntes adversas podemos sumarlles as malas condicións de visibilidade, os ventos tempestuosos, as ondas de máis de dez metros, os obxectos flotando á deriva ou as avarías nalgún dos sistemas de navegación. Con este quebracabezas só os bos capitáns con boas tripulacións acertan a levar o seu barco a bo porto.

Na vida política española dos últimos tempos, e especialmente nestas datas onde nos está tocando vivir toda clase de despropósitos e comportamentos esperpénticos e surrealistas, a comparación coa vida a bordo dun barco antóllaseme moi ilustrativa.

A crise vivida en Cataluña é equiparable á peor das tormentas. Ás estratexias suicidas en termos políticos hai que sumar os incumprimentos da Lei - debería dicir de varias e importantes leis - os acosos a todos cuantos non pensan como eles, incluídos os realizados aos membros de corpos e forzas de seguridade do Estado ou os funcionarios de Xustiza e tamén nos centros escolares, a manipulación informativa cargada de odios e mentiras nos medios de comunicación públicos da Comunidade Catalá, a grotesca representación cal traxicomedia dun simulacro de votación chamada referendo na cal non se deu ningunha das mínimas garantías de control democrático - baste lembrar que se votaba onde se quería e cantas veces fose necesario - a vulneración no seu Parlamento de todos os dereitos e garantías dos deputados da oposición, incluídas as faltas de respecto ás súas propias normas de funcionamento e facendo caso omiso dos informes dos letrados, e un longo etcétera ata chegar á sedición e demais faltas cometidas polo presidente do goberno desa Comunidade e por cuantos acompáñanlle na toma do conxunto destas decisións.

Se trasladásemos esta situación ao noso exemplo mariñeiro, o barco da nación española no que viaxamos todos os españois e que conta cunha experta tripulación baixo o mando do capitán Rajoy, tivo que enfrontarse nos últimos días de travesía ás peores borrascas imaxinables, con responsables dalgunha das partes desa gran embarcación desatendendo e vulnerando as súas funcións, con persoas empeñadas en que puidese entrar a auga en moitos das súas compartimentos poñendo en perigo a estabilidade do buque, e o que é peor, facendo chamamentos ao motín en momentos de grave perigo.

Afortunadamente para España contamos cun lobo de mar ao temón, uns oficiais leais e expertos e, sobre todo, cunha gran maioría de pasaxeiros respectuosos coas normas de convivencia a bordo. Por iso estou convencido de que cando terminen as galernas que aínda queden por vir e os insurrectos paguen polo que fixeron, despois da tempestade... virá a ansiada calma.