miércoles, 19 de septiembre de 2018

El autor

Este fin de semana pude ver en la televisión una película española titulada “El autor” en la que el personaje principal trabaja en una Notaría al tiempo que acude a clases en un taller para escritores con intención de escribir una gran novela y donde su profesor le recomienda que no se inspire para ello en las lecturas de otros libros sino en salir a la calle, observar a la gente y lo que acontece a su alrededor, en escucharlos, en vivir.

Él lo lleva al extremo y se da cuenta que cada uno de los vecinos de la comunidad en la que vive le resulta fuente de inspiración para muchas de las páginas de la obra que apasionadamente va escribiendo, hasta el punto de manipular sus vidas para que aumente el juego que cada personaje le proporciona.

Si Pedro Sánchez quisiera resarcirse del escándalo que ahora le agobia por haber copiado, plagiado o lo que con el tiempo se acabe demostrando u olvidando que hizo, podría escribir una novela original simplemente observando la vida de los españoles cuya vida se había comprometido a mejorar, o simplemente fijándose en lo que dicen y hacen él y su gobierno.

Podría empezar describiendo las incertidumbres y preocupaciones de miles de trabajadores que en recientemente han salido a la calle para protestar ante la posible pérdida de su trabajo causada por uno de los ministros, al que se le ocurrió decir que no estaban por la labor de enviar 400 bombas ya pagadas a un país con el cual España había firmado un importante contrato de fabricación de corbetas en Navantia.

Podría continuar su novela dedicando algunas páginas a citar sus propias palabras entrecomilladas, lo que decía un día y desdecía al siguiente. Le ayudo con unas de las más memorables para facilitarle el trabajo: “Moción de censura, estabilidad y elecciones para que los españoles decidan”. Lo decía a finales de mayo para veinte días después afirmar “Mi aspiración es agotar la legislatura y convocar las elecciones en 2020”.

Un capitulo interesante de su novela podría llamarse Inmigración, y en el podría narrar, citando infinidad de fuentes, cómo primero su gobierno acoge un barco con inmigrantes en Valencia, para después, cuando aparece un segundo barco en el horizonte, decir que no se produce la “misma situación de excepcionalidad” y que los inmigrantes a bordo ya no disfrutarían de un permiso de estancia temporal de 45 días como se les había concedido a los 600 del Aquarius.

La novela escrita por Sánchez podría llevar por titulo “Donde dije digo, digo Diego” o “Cómo colocar a tu mujer y amigos en menos de 100 días”, o quizá “Mentiras piadosas” en la que contaría como mintió en sede parlamentaria y tapó sus engaños distrayendo con la resurrección de páginas de nuestra historia enterradas hace más de 40 años.

No puedo asegurarle el éxito de ventas pero sí puedo vaticinar que en ningún caso recibiría denuncias de plagio, porque todas y cada una de las citas y hechos relatados han sido ampliamente contrastados y han tenido por atónitos testigos a los españoles y a medio mundo. 

O autor

Esta fin de semana puiden ver na televisión unha película española titulada “O autor” na que o personaxe principal traballa nunha Notaría á vez que acode a clases nun taller para escritores con intención de escribir unha gran novela e onde o seu profesor recoméndalle que non se inspire para iso nas lecturas doutros libros senón en saír á rúa, observar á xente e o que acontece á súa ao redor, en escoitalos, en vivir.

El lévao ao extremo e dáse conta que cada un dos veciños da comunidade na que vive resúltalle fonte de inspiración para moitas das páxinas da obra que apaixonadamente vai escribindo, ata o punto de manipular as súas vidas para que aumente o xogo que cada personaxe proporciónalle.

Se Pedro Sánchez quixese resarcirse do escándalo que agora lle angustia por copiar, plagiado ou o que co tempo acábese demostrando ou esquecendo que fixo, podería escribir unha novela orixinal simplemente observando a vida dos españois cuxa vida se comprometeu a mellorar, ou simplemente fixándose no que din e fan el e o seu goberno.

Podería empezar describindo as incertezas e preocupacións de miles de traballadores que en recentemente saíron á rúa para protestar ante a posible perda do seu traballo causada por un dos ministros, ao que se lle ocorreu dicir que non estaban polo labor de enviar 400 bombas xa pagas a un país co cal España asinara un importante contrato de fabricación de corvetas en Navantia.

Podería continuar a súa novela dedicando algunhas páxinas para citar as súas propias palabras entrecomilladas, o que dicía un día e desdecía ao seguinte. Axúdolle cunhas das máis memorables para facilitarlle o traballo: “Moción de censura, estabilidade e eleccións para que os españois decidan”. Dicíao a finais de maio para vinte días despois afirmar “A miña aspiración é esgotar a lexislatura e convocar as eleccións en 2020”.

Un capitulo interesante da súa novela podería chamarse Inmigración, e no podería narrar, citando infinidade de fontes, como primeiro o seu goberno acolle un barco con inmigrantes en Valencia, para despois, cando aparece un segundo barco no horizonte, dicir que non se produce a “mesma situación de excepcionalidade” e que os inmigrantes a bordo xa non gozarían dun permiso de estancia temporal de 45 días como se lles concedeu aos 600 do Aquarius.

A novela escrita por Sánchez podería levar por titulo “Onde dixen digo, digo Diego” ou “Como colocar á túa muller e amigos en menos de 100 días”, ou quizá “Mentiras piadosas” na que contaría como mentiu en sede parlamentaria e tapou os seus enganos distraendo coa resurrección de páxinas da nosa historia enterradas hai máis de 40 anos.

Non podo asegurarlle o éxito de vendas pero si podo vaticinar que en ningún caso recibiría denuncias de plaxio, porque todas e cada unha das citas e feitos relatados foron amplamente contrastados e tiveron por atónitas testemuñas aos españois e a medio mundo.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Españoles, Franco ha muerto... ¡hace 43 años!

En poco tiempo se cumplirán 43 años de uno de esos momentos que a lo largo de tu vida deja alguna huella en tu memoria. Era por entonces un universitario veinteañero en Santiago de Compostela. Aquel jueves 20 de noviembre de 1975 desayunaba temprano en una cafetería de la calle del Franco y un televisor encendido interrumpía su programación para mostrar las imágenes en blanco y negro de un compungido presidente del gobierno de España, Arias Navarro, pronunciando un entrecortado discurso del que todos recordamos estas palabras: “Españoles, Franco ha muerto”.

Los días se sucedieron lenta e inexorablemente. Acontecimientos políticos e históricos que nos llevaron hasta la celebración de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura, un 15 de junio de 1977. Menos de 2 años desde la muerte de Franco.

Desde entonces hasta hoy España y sus respectivos gobiernos, fueran de izquierda o conservadores, no dejaron de mirar hacia el futuro. Toda la sociedad, o eso pensaba, había superado las contiendas pasadas, sin hablar de vencedores ni vencidos, sin rencores durante muchos años… hasta hace unos días.

Nunca pensé desde que tuve aquellos 21, que 43 años después un gobierno en España volvería a resucitar y revolver aquel pasado lejano, que volvería a ver en televisión, esta vez en colores, tantas imágenes y noticias con Franco de protagonista. Tantas referencias a muertos de uno y otro signo en pasadas contiendas enterrados en diferentes lugares. No fueron noticias contadas de pasada, no. Lo fueron abriendo telediarios utilizando imágenes de archivo del NODO, hablando de Franco durante 15 minutos seguidos para a continuación dedicar 60 segundos a cuestiones prioritarias como la unidad de España o su estabilidad económica.

Esta estrategia calculada al milímetro por Sánchez y sus colaboradores necesarios para auparlo a La Moncloa sin pasar por las urnas, pretende por un lado dinamitar todo un periodo modélico, el de una Transición que representa la unión entre españoles, y por otro perpetuar un discurso irreal que poco o nada tiene que ver con la España que se construyó en esos años. Un discurso donde se vuelve a hablar de vencedores y vencidos, de buenos y malos, mientras al mismo tiempo se practica una política de gestos, bandazos y rectificaciones.

Solo quiero un gobierno dedicado a mejorar la vida de los españoles, a continuar poniendo las bases para seguir prosperando durante las próximas décadas y no a revolver en las tumbas de más de 40 años ni en las mentes de muchos que en aquella época ni habían nacido.

Franco ha muerto, pero ya hace 43 años. Entonces hubo generosidad, reconciliación y cesiones de unos y otros para, en concordia, darnos a nosotros mismos una Constitución que ya cumple 40 años. Hoy somos muchos los que exigimos una conducta similar y no relecturas sectarias de la historia, especialmente de quienes tienen la enorme responsabilidad de gobernar para todos y no de ponerse al lado de los rupturistas y populistas con el único fin de mantenerse en el poder.

Españois, Franco morreu... hai 43 anos!

En pouco tempo cumpriranse 43 anos dun deses momentos que ao longo da túa vida deixa algunha pegada na túa memoria. Era por entón un universitario de vinte anos en Santiago de Compostela. Aquel xoves 20 de novembro de 1975 almorzaba cedo nunha cafetería da rúa do Franco e un televisor aceso interrompía a súa programación para mostrar as imaxes en branco e negro dun compungido presidente do goberno de España, Arias Navarro, pronunciando un entrecortado discurso do que todos lembramos estas palabras: “Españois, Franco ha muerto”.

Os días sucedéronse lenta e inexorablemente. Acontecementos políticos e históricos que nos levaron ata a celebración das primeiras eleccións democráticas tras a ditadura, un 15 de xuño de 1977. Menos de 2 anos desde a morte de Franco.

Desde entón ata hoxe España e os seus respectivos gobernos, fosen de esquerda ou conservadores, non deixaron de mirar cara ao futuro. Toda a sociedade, ou iso pensaba, superara as contendas pasadas, sen falar de vencedores nin vencidos, sen rancores durante moitos anos… ata hai uns días.

Nunca pensei desde que tiven aqueles 21, que 43 anos despois un goberno en España volvería resucitar e revolver aquel pasado afastado, que volvería ver en televisión, esta vez en cores, tantas imaxes e noticias con Franco de protagonista. Tantas referencias a mortos dun e outro signo en pasadas contendas enterrados en diferentes lugares. Non foron noticias contadas de pasada, non. O foron abrindo telexornais utilizando imaxes de arquivo do NODO, falando de Franco durante 15 minutos seguidos para a continuación dedicar 60 segundos a cuestións prioritarias como a unidade de España ou a súa estabilidade económica.

Esta estratexia calculada ao milímetro por Sánchez e os seus colaboradores necesarios para levantalo á Moncloa sen pasar polas urnas, pretende por unha banda dinamitar todo un período modélico, o dunha Transición que representa a unión entre españois, e por outro perpetuar un discurso irreal que pouco ou nada ten que ver coa España que se construíu neses anos. Un discurso onde se volve a falar de vencedores e vencidos, de bos e malos, mentres ao mesmo tempo practícase unha política de xestos, bandazos e rectificacións.

Só quero un goberno dedicado a mellorar a vida dos españois, a continuar poñendo as bases para seguir prosperando durante as próximas décadas e non a revolver nas tumbas de máis de 40 anos nin nas mentes de moitos que naquela época nin naceran.

Franco morreu, pero xa hai 43 anos. Entón houbo xenerosidade, reconciliación e cesións duns e outros para, en concordia, darnos a nós mesmos unha Constitución que xa cumpre 40 anos. Hoxe somos moitos os que esiximos unha conduta similar e non relecturas sectarias da historia, especialmente de quen ten a enorme responsabilidade de gobernar para todos e non de poñerse á beira dos rupturistas e populistas co único fin de manterse no poder.