miércoles, 23 de noviembre de 2022

Poco que celebrar

Corría el mes de abril de 1999 cuando siendo alcalde Lugo propuse a la junta de portavoces municipal la concesión de otorgar sendas distinciones, entre ellas a la Universidad de Santiago, con la medalla de oro de la ciudad lo que por unanimidad se ratificó en sesión plenaria por la corporación municipal.

Con motivo de ello recuerdo haber dicho, y las hemerotecas lo pueden ratificar, que “la Universidad de Santiago es casi una ciudad dentro de otra ciudad; cerca de doce mil personas (recuerden que hablamos de 1999) entre alumnos, profesores y personal de servicios que están dando una vida nueva a nuestro viejo Lugo” y califiqué a la Universidad como “la más importante empresa en términos cualitativos y cuantitativos en la ciudad de Lugo y probablemente en la provincia”.

La corporación municipal agradecía así los beneficios que supusieron para Lugo su presencia y actividad, además de su clara apuesta por colaborar con la recuperación y regeneración del casco histórico de nuestra ciudad. 

La pasada semana conocimos la decisión de esta institución académica de trasladar su sede institucional y representativa, su Vicerrectorado, fuera del casco histórico después de dos décadas instalado frente a la catedral, y ante la indiferencia del gobierno municipal.

Han sido muchas las voces que han manifestado su contrariedad y disconformidad con esta decisión, a las que hoy me sumo, pero también esperanzado que dicha decisión sea puntual y revertida en breve.

Pero si esta noticia ha generado preocupación, no podemos abstraerla del conjunto de actuaciones, o mejor dicho de la falta de ellas, que están provocando que los esfuerzos de las administraciones durante años ahora puedan verse revertidos. Me refiero a la falta de planes municipales que confirmen que existe una apuesta clara por nuestro casco amurallado.

Casas abandonadas, fachadas en ruina y planes de peatonalización poco meditados, están condenando al centro de Lugo a convertirse en una foto estática, sin vida, y en algunas zonas en fotos que dejan una mala imagen a nuestros visitantes que lo pasean o lo recorrenpor el adarve de la Muralla.

Por ello la propuesta del Grupo Municipal del Partido Popular llevando al próximo pleno propuestas para corregir esta inacción espero que merezca un respaldo unánime. En ella se apuesta por un profundo lavado de cara, obligando a los propietarios de casas en estado de ruinaa consolidar y adecentar fachadas y cubiertas. También a elaborar un plan de impulso de rehabilitación de inmuebles con medidas de incentivos y asesoramiento a las inversiones e iniciativas privadas.

En una semana se conmemora el 22 aniversario de la declaración de nuestra Muralla como Patrimonio de la Humanidad, algo que en aquel gobierno municipal nos ocupó muchos desvelos y trabajos, que afortunadamente tuvieron su recompensa poco después. Hoy nadie duda de lo que representó para Lugo.

Pero sin una actuación de nuestro actual gobierno municipal apostando de manera decidida por adecentar y revitalizar nuestro recinto amurallado, esta nueva efeméride de la Muralla tendrá poco que celebrar.


Pouco que celebrar

Corría o mes de abril de 1999 cando sendo alcalde Lugo propuxen á xunta de portavoces municipal a concesión de outorgar senllas distincións, entre elas á Universidade de Santiago, coa medalla de ouro da cidade o que por unanimidade ratificouse en sesión plenaria pola corporación municipal.

Con motivo diso lembro haber devandito, e as hemerotecas pódeno ratificar, que “a Universidade de Santiago é case unha cidade dentro doutra cidade; preto de doce mil persoas (lembren que falamos de 1999) entre alumnos, profesores e persoal de servizos que están a dar unha vida nova ao noso vello Lugo” e cualifiquei á Universidade como “a máis importante empresa en termos cualitativos e cuantitativos na cidade de Lugo e probablemente na provincia”.

A corporación municipal agradecía así os beneficios que supuxeron para Lugo a súa presenza e actividade, ademais da súa clara aposta por colaborar coa recuperación e rexeneración do centro histórico da nosa cidade.

A pasada semana coñecemos a decisión desta institución académica de trasladar a súa sede institucional e representativa, o seu Vicerreitorado, fóra do centro histórico despois de dúas décadas instalado fronte á catedral, e #ante a indiferenza do goberno municipal.

Foron moitas as voces que manifestaron a súa contrariedade e desconformidade con esta decisión, ás que hoxe me sumo, pero tamén esperanzado que dita decisión sexa puntual e revertida en breve.

Pero se esta noticia xerou preocupación, non podemos abstraerla do conxunto de actuacións, ou mellor devandito da falta delas, que están a provocar que os esforzos das administracións durante anos agora poidan verse revertidos. Refírome á falta de plans municipais que confirmen que existe unha aposta clara polo noso casco amurallado.

Casas abandonadas, fachadas en ruína e plans de peonalización pouco meditados, están a condenar ao centro de Lugo a converterse nunha foto estática, sen vida, e nalgunhas zonas en fotos que deixan unha mala imaxe aos nosos visitantes que o pasean ou o recorrenpor o adarve da Muralla.

Por iso a proposta do Grupo Municipal do Partido Popular levando ao próximo pleno propostas para corrixir esta inacción espero que mereza un respaldo unánime. Nela se aposta por un profundo lavado de fronte, obrigando aos propietarios de casas en estado de ruinaa consolidar e arrombar fachadas e cubertas. Tamén a elaborar un plan de impulso de rehabilitación de inmobles con medidas de incentivos e asesoramento aos investimentos e iniciativas privadas.

Nunha semana conmemórase o 22 aniversario da declaración da nosa Muralla como Patrimonio da Humanidade, algo que naquel goberno municipal ocupounos moitos desvelos e traballos, que afortunadamente tiveron a súa recompensa pouco despois. Hoxe ninguén dubida do que representou para Lugo.

Pero sen unha actuación do noso actual goberno municipal apostando de maneira decidida por arrombar e revitalizar o noso recinto amurallado, esta nova efeméride da Muralla terá pouco que celebrar.

miércoles, 9 de noviembre de 2022

Generar ilusión

Hace unos días, en el anterior artículo publicado en estas mismas páginas de El Progreso, hablaba de la carrera hacia las urnas y de la necesidad de plantear las propuestas con sentido común y mucha empatía con los ciudadanos.

Hoy les quiero hablar de otra de las cuestiones, a mi juicio, fundamentales para llegar el primero a la meta electoral: la capacidad de generar ilusión.

Siguiendo con la costumbre de mantener contacto directo con colectivos y ciudadanos para conocer sus demandas y comentar nuestras propuestas, tuve ocasión de participar en una reunión cuyo eje central era analizar las carencias en materia de comunicaciones en nuestra provincia, y especialmente las ferroviarias.

Diferentes intervinientes transmitieron opiniones de corte pesimista e incluso de autoinculpación, concluyendo que si esto le pasaba a Lugo era porque los lucenses lo permitimos.

Aquellos comentarios y reflexiones me recordaron aquellos años en los que tuve el privilegio de ser testigo directo del orgullo e ilusión que sentían muchos lucenses con el proyecto de ciudad que un gobierno del Partido Popular comenzó en Lugo. Años en los que era habitual compararse con otras capitales y reflejar constantemente sentimientos y opiniones negativas sobre nuestra ciudad.

El impulso de actuaciones municipales que supusieron cambios significativos en la imagen de la ciudad también propició cambios en la forma de apreciar y valorar lo que tenemos. Yo, en aquellos años, hablaba de la mejora de nuestra autoestima y de sentirnos más orgullosos como lucenses. Al menos era mi apreciación, que puede o no compartirse.

Aquellas actuaciones como la transformación urbana, la iluminación de monumentos, la recuperación de espacios naturales y de la Fábrica de la Luz junto al río Miño, o el reconocimiento debido a nuestra Muralla Romana, entre otros proyectos, contribuyeron sin duda alguna a generar ilusión entre todos los lucenses, pensáramos como pensáramos y votáramos a quien votáramos. Era un sentimiento colectivo de ciudad.

Un pueblo, una ciudad, un país, es capaz de alcanzar lo que se proponga si sus ciudadanos comparten con sus gobernantes, y estos con aquellos, la necesaria ilusión de un proyecto, al igual que un equipo deportivo obtiene mejores resultados cuando su afición lo anima incansablemente desde las gradas.

Para generar esa necesaria ilusión colectiva, es imprescindible que quien aspira a representarnos a todos los lucenses esté ilusionado y sepa contagiarlo a los demás. Que sepa lo que necesitan sus vecinos y sea capaz de articular propuestas realistas adaptadas a cubrir esas necesidades, sin falsas promesas y huyendo de los grandes anuncios.

Es pronto para sacar conclusiones sobre qué candidatos están en condiciones de conseguir ese reto, pero hoy en día veo a Elena Candia ilusionada y capaz de empatizar y contagiar esa ilusión a muchos lucenses. Capaz de recuperar para Lugo proyectos que ilusionen y con ello contribuyan a mejorar ese sentimiento de orgullo tan necesario para aspirar a conseguir las inversiones que Lugo necesita. Capaz de reivindicarlas con firmeza.

Para muchos, la expectativa de ese cambio ya genera ilusión.


Xerar ilusión

Hai uns días, no anterior artigo publicado nestas mesmas páxinas do Progreso, falaba da carreira cara ás urnas e da necesidade de expor as propostas con sentido común e moita empatía cos cidadáns.

Hoxe quérolles falar doutra das cuestións, ao meu xuízo, fundamentais para chegar o primeiro á meta electoral: a capacidade de xerar ilusión.

Seguindo co costume de manter contacto directo con colectivos e cidadáns para coñecer as súas demandas e comentar as nosas propostas, tiven ocasión de participar nunha reunión cuxo eixo central era analizar as carencias en materia de comunicacións na nosa provincia, e especialmente as ferroviarias.

Diferentes intervenientes transmitiron opinións de corte pesimista e mesmo de autoinculpación, concluíndo que se isto pasáballe a Lugo era porque os lucenses permitímolo.

Aqueles comentarios e reflexións lembráronme aqueles anos nos que tiven o privilexio de ser testemuña directa do orgullo e ilusión que sentían moitos lucenses co proxecto de cidade que un goberno do Partido Popular comezou en Lugo. Anos nos que era habitual compararse con outras capitais e reflectir constantemente sentimentos e opinións negativas sobre a nosa cidade.

O impulso de actuacións municipais que supuxeron cambios significativos na imaxe da cidade tamén propiciou cambios na forma de apreciar e valorar o que temos. Eu, naqueles anos, falaba da mellora da nosa autoestima e de sentirnos máis orgullosos como lucenses. Polo menos era a miña apreciación, que pode ou non compartirse.

Aquelas actuacións como a transformación urbana, a iluminación de monumentos, a recuperación de espazos naturais e da Fábrica da Luz xunto ao río Miño, ou o recoñecemento debido á nosa Muralla Romana, entre outros proxectos, contribuíron sen ningunha dúbida a xerar ilusión entre todos os lucenses, pensásemos como pensásemos e votásemos a quen votase. Era un sentimento colectivo de cidade.

Un pobo, unha cidade, un país, é capaz de alcanzar o que se propoña se os seus cidadáns comparten cos seus gobernantes, e estes con aqueles, a necesaria ilusión dun proxecto, do mesmo xeito que un equipo deportivo obtén mellores resultados cando a súa afección anímao incansablemente desde as bancadas.

Para xerar esa necesaria ilusión colectiva, é imprescindible que quen aspira a representarnos a todos os lucenses estea ilusionado e saiba contaxialo aos demais. Que saiba o que necesitan os seus veciños e sexa capaz de articular propostas realistas adaptadas a cubrir esas necesidades, sen falsas promesas e fuxindo dos grandes anuncios.

É pronto para sacar conclusións sobre que candidatos están en condicións de conseguir ese reto, pero hoxe en día vexo a Elena Candia ilusionada e capaz de empatizar e contaxiar esa ilusión a moitos lucenses. Capaz de recuperar para Lugo proxectos que ilusionen e con iso contribúan a mellorar ese sentimento de orgullo tan necesario para aspirar a conseguir os investimentos que Lugo necesita. Capaz de reivindicalas con firmeza.

Para moitos, a expectativa dese cambio xa xera ilusión.