miércoles, 22 de septiembre de 2010

Verdad y Certeza

Decir la verdad a los ciudadanos en todo momento es algo que no todos practican, y tenemos múltiples ejemplos. El más reciente e imperdonable lo recordaremos por mucho tiempo, y me refiero al presidente Zapatero diciendo una y otra vez que no estábamos atravesando una crisis económica, para después reconocerla y mentir nuevamente al afirmar que ya estábamos saliendo de ella. Ahora, más recientemente, nos dice además que las personas sin trabajo pero haciendo cursos de formación, en realidad no son parados sino que trabajan para España.

Los gallegos debemos saber que el gobierno central está exigiendo al autonómico que devuelva 2.500 millones de euros que la actual Xunta no pidió. La cifra sólo fue fruto de las malas previsiones del gobierno de ZP y de los delirios de gasto del bipartito anterior. Se le exige su devolución en 5 años, a razón de 500 millones de euros al año, cuando el propio Estado tardaría en pagar esta cifra 15 años. Ésta es la verdad. Y ante esta situación injusta, Feijoo y su gobierno están planteando algo que parece razonable: incrementar el plazo de tiempo para devolver este dinero de 5 a 10 años, de forma que el impacto en los presupuestos de inversiones para los próximos años sea menor.

Este trato a Galicia contrasta con el que el Partido Socialista está ofreciendo al Partido Nacionalista Vasco  para que, a cambio de 400 millones de euros extras en políticas de empleo, le venda los 6 votos del Grupo Vasco en el Congreso de los Diputados que necesita para aprobar los próximos Presupuestos para 2011. Ésta es la doble vara de medir.

La certeza también está presente en esta historia. Además de conocer la verdad, para Feijoo es importante que los gallegos tengan claro y seguro que para poder seguir recibiendo servicios públicos de calidad,  van a  priorizar el gasto en unos presupuestos austeros: congelarán el número de empleados públicos, buscarán formulas de pago aplazadas para las inversiones productivas, y no abandonarán ninguna obra que ya fuese comenzada por este gobierno, al tiempo que se priorizarán las nuevas infraestructuras pendientes.

Todo esto frente al dinero malgastado en el Plan E, los cheques bebes que se prometieron para rápidamente esfumarse o los 400 euros prometidos un año para retirarlos al siguiente. Certeza frente a pérdida de credibilidad. Verdad frente a engaño.

En Galicia al timón de nuestro barco tenemos un capitán sensato y prudente, que tiene  a la verdad y a la certeza como principales valores en su forma de gobernar. Sus palabras suenan sinceras y su ejemplo diario las avala. En las mismas aguas, otros barcos más grandes mantienen un día un rumbo y al siguiente el contrario. A bordo llevan un capitán y una tripulación con las ideas agotadas y sin más ilusión que seguir de crucero hasta el 2012. Sólo falta saber si todos los que vamos a bordo, los 47 millones de españoles, no acabamos antes mareados o presenciando un motín a bordo.

Verdade e Certeza

Dicir a verdade aos cidadáns en todo momento é algo que non todos practican, e temos múltiples exemplos. O máis recente e imperdoable recordarémolo por moito tempo, e refírome ao presidente Zapatero dicindo unha e outra vez que non estabamos atravesando unha crise económica, para despois recoñecela e mentir novamente ao afirmar que xa estabamos saíndo dela. Agora, máis recentemente, dinos ademais que as persoas sen traballo pero facendo cursos de formación, en realidade non son parados senón que traballan para España.

Os galegos debemos saber que o goberno central está esixindo ao autonómico que devolva 2.500 millóns de euros que a actual Xunta non pediu. A cifra só foi froito das malas previsións do goberno de ZP e dos delirios de gasto do bipartito anterior. Esíxeselle a súa devolución en 5 anos, a razón de 500 millóns de euros ao ano, cando o propio Estado tardaría en pagar esta cifra 15 anos. Esta é a verdade. E ante esta situación inxusta, Feijoo e o seu goberno están expondo algo que parece razoable: incrementar o prazo de tempo para devolver este diñeiro de 5 a 10 anos, de forma que o impacto nos orzamentos de investimentos para os próximos anos sexa menor.

Este trato a Galicia contrasta co que o Partido Socialista está ofrecendo ao Partido Nacionalista Vasco para que, a cambio de 400 millóns de euros extras en políticas de emprego, véndalle os 6 votos do Grupo Vasco no Congreso dos Deputados que necesita para aprobar os próximos Orzamentos para 2011. Esta é a dobre vara de medir.

A certeza tamén está presente nesta historia. Ademais de coñecer a verdade, para Feijoo é importante que os galegos teñan claro e seguro que para poder seguir recibindo servizos públicos de calidade, van priorizar o gasto nuns orzamentos austeros: conxelarán o número de empregados públicos, buscarán formulas de pago aprazadas para os investimentos produtivos, e non abandonarán ningunha obra que xa fose comezada por este goberno, á vez que se priorizarán as novas infraestruturas pendentes.
Todo isto fronte ao diñeiro malgastado no Plan E, os cheques bebes que se prometeron para rapidamente esfumarse ou os 400 euros prometidos un ano para retiralos ao seguinte. Certeza fronte a perda de credibilidade. Verdade fronte a engano.

En Galicia ao temón do noso barco temos un capitán sensato e prudente, que ten á verdade e á certeza como principais valores na súa forma de gobernar. As súas palabras soan sinceras e o seu exemplo diario aválaas. Nas mesmas augas, outros barcos máis grandes manteñen un día un rumbo e ao seguinte o contrario. A bordo levan un capitán e unha tripulación coas ideas esgotadas e sen máis ilusión que seguir de cruceiro ata o 2012. Só falta saber se todos os que imos a bordo, os 47 millóns de españois, non acabamos antes mareados ou presenciando un motín a bordo.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Mucho ruido y pocas... novedades

Termina el verano, estación pensada para el relax y el descanso. Siempre supuse que el descanso entre otras cosas llevaba consigo un cierto ambiente alejado de los ruidos habituales que invaden el día a día de nuestras ciudades.

Pero lo cierto es que hoy en una playa, en casi todas las playas, es difícil abstraerse de los ruidos que rodean al que intenta pasear, leer, o simplemente tomar el sol. No es raro que las motos de agua aparezcan solitarias o en grupo y nos deleiten con su manía de dar vueltas sobre si mismas provocando olas para hacer más divertido su paseo, al tiempo que menean hasta el mareo a los usuarios de pedaletas. Pero tampoco es de extrañar escuchar la música de algún chiringuito, las bocinas de coches que han quedado bloqueados por otros automóviles, los gritos de alguna pandilla que todavía no digirió totalmente el alcohol de la noche anterior, o los acelerones de algún motero que de esta forma nos anuncia que tiene una buena máquina.

Son sólo algunos ejemplos de las torturas auditivas que podemos encontrar en esos lugares que antaño eran de descanso y cada día cuesta más soportar.

Pero las ciudades tampoco se quedan atrás. Hasta hace relativamente poco tiempo vivir en las proximidades de una zona verde, de un parque, era garantía de tranquilidad, de escuchar solamente el chirriar de las cadenas de los columpios, algún grito de niños y el trinar de los pájaros. Hoy estos sonidos han sido sustituidos por otros más poderosos, y así, a cualquier hora lo que escucharan los vecinos de estos anhelados lugares, serán los rugidos de las maquinas de podar o de soplar las hojas caídas. Rugidos que con total seguridad rebasan los decibelios permitidos en las Ordenanzas de contaminación acústica que los propios ayuntamientos, que a todo buen vecino o propietario de negocio hacen cumplir bajo amenaza de sanción o cierre, incumplen con sus operarios o empresas de servicios.

Mucho ruido sí, y pocas novedades que compensen este desasosiego. Las únicas han sido los anuncios de la necesidad de subir los impuestos “porque en España están muy bajos" (Pepe Blanco), los de la Ministra Salgado diciendo lo contrario, la ausencia de Zapatero en su cita minera de Rodiezmo, y también su todavía inexplicable actitud de boicot y ausencia en el Xacobeo 2010.

Mientras, en Lugo se siguen levantando aceras, tirando cafeterías para después hacer otra nueva en las inmediaciones de la derribada, y sobre todo se siguen subiendo pisos y pisos en las Cuestas del Parque, completando la muralla de cemento por la que pasarán a la historia nuestros actuales gobernantes municipales. Por su falta de sensibilidad y por no haber sabido encontrar soluciones o alternativas a un proyecto que sólo ellos impulsaron y favorecieron, sabe Dios por qué, y que dejara profunda huella en nuestra ciudad como mejor ejemplo de lo que no se debe hacer.

Moito ruído e poucas... novidades

Termina o verán, estación pensada para o relax e o descanso. Sempre supuxen que o descanso entre outras cousas levaba consigo un certo ambiente afastado dos ruídos habituais que invaden o día a día das nosas cidades.

Pero o certo é que hoxe nunha praia, en case todas as praias, é difícil abstraerse dos ruídos que rodean ao que intenta pasear, ler, ou simplemente tomar o sol. Non é raro que as motos de auga aparezan solitarias ou en grupo e deléitennos coa súa teima de dar voltas sobre se mesmas provocando ondas para facer máis divertido o seu paseo, á vez que menean ata o mareo aos usuarios de pedaletas. Pero tampouco é de estrañar escoitar a música dalgún chiringuito, as bucinas de coches que quedaron bloqueados por outros automóbiles, os berros dalgunha cuadrilla que aínda non dixeriu totalmente o alcol da noite anterior, ou os aceleróns dalgún moteiro que desta forma anúncianos que ten unha boa máquina.

Son só algúns exemplos das torturas auditivas que podemos atopar neses lugares que outrora eran de descanso e cada día custa máis soportar.

Pero as cidades tampouco quedan atrás. Ata fai relativamente pouco tempo vivir nas proximidades dunha zona verde, dun parque, era garantía de tranquilidade, de escoitar soamente o chirriar das cadeas das randeeiras, algún berro de nenos e o trinar dos paxaros. Hoxe estes sons foron substituídos por outros máis poderosos, e así, a calquera hora o que escoitasen os veciños destes anhelados lugares, serán os ruxidos das maquinas de podar ou de soprar as follas caídas. Ruxidos que con total seguridade pasan os decibel permitidos nas Ordenanzas de contaminación acústica que os propios concellos, que a todo bo veciño ou propietario de negocio fan cumprir baixo ameaza de sanción ou peche, incumpren cos seus operarios ou empresas de servizos.

Moito ruído si, e poucas novidades que compensen este desasosego. As únicas foron os anuncios da necesidade de subir os impostos “porque en España están moi baixos" (Pepe Branco), os da Ministra Salgado dicindo o contrario, a ausencia de Zapatero na súa cita mineira de Rodiezmo, e tamén a súa aínda inexplicable actitude de boicot e ausencia no Xacobeo 2010.

Mentres, en Lugo séguense levantando beirarrúas, tirando cafeterías para despois facer outra nova nas inmediacións da derrubada, e sobre todo séguense subindo pisos e pisos nas Costas do Parque, completando a muralla de cemento pola que pasarán á historia nosos actuais gobernantes municipais. Pola súa falta de sensibilidade e por non saber atopar solucións ou alternativas a un proxecto que só eles impulsaron e favoreceron, sabe Deus por que, e que deixase profunda pegada na nosa cidade como mellor exemplo do que non se debe facer.