miércoles, 20 de marzo de 2024

Lo que no querría tener que contar

Hace un tiempo se me ocurrió regalar a mis nietas, que ya empezaban a escribir, un libro en blanco para que ellas rellenasen sus páginas con historias y vivencias que además podían acompañar de fotos o dibujos. Esta semana he recibido un regalo en nombre de la más pequeña, que todavía está en sus primeros meses de vida. Un libro en blanco titulado “Abuelo, ¿me cuentas tu historia?”. Al pie de su portada dice que lo devuelva lleno de recuerdos. 

Comprenderán que dada mi afición a escribir acabaré contándole en sus páginas, hoy en blanco, muchas de las cosas que me gustaría que conociera de lo que yo he vivido y de lo que espero que me quede todavía por vivir, pero en este artículo voy a poner el foco en cosas que suceden en estos tiempos y que no querría tener que contar.

Lugo es una provincia donde los proyectos industriales de importancia laboral y económica se pueden contar con los demos de una mano. Cuando se anuncia la posibilidad de que un nuevo proyecto se asiente aquí lo deseable sería que el conjunto de las administraciones y la sociedad en general examinasen al detalle las características del mismo, así como todos los impactos positivos y negativos, para finalmente adoptar la decisión que beneficie a nuestra tierra.

En las últimas semanas se han empezado a conocer los detalles de uno de esos proyectos de posible implantación en esta provincia, concretamente en Palas de Rei. Llevamos tiempo esperando que se concreten esos pormenores, al tiempo que denunciando los retrasos del Gobierno de España en definir los fondos europeos que se le puedan asignar y sin los cuales se compromete su viabilidad.

Al tiempo, han empezado a surgir voces contrarias a esta iniciativa, que a priori podría suponer un empujón sin precedentes para toda una comarca y posiblemente para miles de pequeños propietarios de explotaciones forestales de Lugo y Galicia. Esas voces del NON, surgen en un momento en el que se pueden presentar alegaciones y corregir aquellas deficiencias que las autoridades competentes puedan señalar, entre otras, en materia medioambiental, y por lo tanto nadie debería cuestionar la idoneidad de un proyecto hasta conocer su redacción y propuesta final, que evidentemente deberá contar con todas las bendiciones.

Pero esas pancartas del NON a este proyecto me recuerdan otros noes a proyectos que al fin y a la postre fueron vitales para el desarrollo de Galicia. Recuerdo, porque tenía edad para ello en los años 70, el NON a la autopista del Atlántico, que los que entonces consideraban que supondría una “navallada” para nuestra tierra, ahora consideran imprescindible su traspaso competencial a Galicia.

En otras ocasiones los noes vienen de las administraciones de distinto color político al que nos gobierna en Galicia y así, con legislaciones medioambientales arbitrarias y sin consensos, se ponen en peligro miles de puestos de trabajo de la cadena mar-industria, que además en su mayoría lo ocupan las mujeres.

A mi nieta no querría tener que contarle que hubo un tiempo donde a mi tierra, que también es en la que ella nació, se le ofrecieron oportunidades de crear miles de puestos de trabajo de una sola tacada y se frustraron porque ganaron los del NON.

O que non querería ter que contar

Hai un tempo ocorréuseme regalar ás miñas netas, que xa empezaban a escribir, un libro en branco para que elas enchesen as súas páxinas con historias e vivencias que ademais podían acompañar de fotos ou debuxos. Esta semana recibín un agasallo en nome da máis pequena, que aínda está nos seus primeiros meses de vida. Un libro en branco titulado “Avó, cóntasme a túa historia?”. Ao pé da súa portada di que o devolva cheo de recordos. 

Comprenderán que dada a miña afección para escribir acabarei contándolle nas súas páxinas, hoxe en branco, moitas das cousas que me gustaría que coñecese do que eu vivín e do que espero que me quede aínda por vivir, pero neste artigo vou poñer o foco en cousas que suceden nestes tempos e que non querería ter que contar.

Lugo é unha provincia onde os proxectos industriais de importancia laboral e económica pódense contar cos demos dunha man. Cando se anuncia a posibilidade de que un novo proxecto aséntese aquí o desexable sería que o conxunto das administracións e a sociedade en xeral examinasen ao detalle as características do mesmo, así como todos os impactos positivos e negativos, para finalmente adoptar a decisión que beneficie á nosa terra.

Nas últimas semanas empezáronse a coñecer os detalles dun deses proxectos de posible implantación nesta provincia, concretamente en Palas de Rei. Levamos tempo esperando que se concreten eses pormenores, á vez que denunciando os atrasos do Goberno de España en definir os fondos europeos que se lle poidan asignar e sen os cales se compromete a súa viabilidade.

Ao tempo, empezaron a xurdir voces contrarias a esta iniciativa, que a priori podería supoñer un empuxón sen precedentes para toda unha comarca e posiblemente para miles de pequenos propietarios de explotacións forestais de Lugo e Galicia. Esas voces do NON, xorden nun momento no que se poden presentar alegacións e corrixir aquelas deficiencias que as autoridades competentes poidan sinalar, entre outras, en materia ambiental, e por tanto ninguén debería cuestionar a idoneidade dun proxecto ata coñecer a súa redacción e proposta final, que evidentemente deberá contar con todas as bendicións.

Pero esas pancartas do NON a este proxecto lémbranme outros nons a proxectos que ao cabo foron vitais para o desenvolvemento de Galicia. Recordo, porque tiña idade para iso nos anos 70, o NON á autoestrada do Atlántico, que os que entón consideraban que supoñería unha “navallada” para a nosa terra, agora consideran imprescindible o seu traspaso competencial a Galicia.

Noutras ocasións os nons veñen das administracións de distinta cor política ao que nos goberna en Galicia e así, con lexislacións ambientais arbitrarias e sen consensos, póñense en perigo miles de postos de traballo da cadea mar-industria, que ademais na súa maioría ocúpano as mulleres.

Á miña neta non querería ter que contarlle que houbo un tempo onde á miña terra, que tamén é na que ela naceu, ofrecéronselle oportunidades de crear miles de postos de traballo dunha soa tacada e frustráronse porque gañaron os do NON.


miércoles, 6 de marzo de 2024

Cuestión de ética

Es difícil, o a mí me lo resulta, tratar de poner el foco en una sola de las cosas que nos llaman la atención en estos días, dada la cascada de noticias y escándalos que inundan los medios de comunicación y las redes sociales.

Como persona que ha ejercido la actividad política durante años y testigo o partícipe de muchos momentos históricos y otros más cotidianos, pero que también forman ya parte de mi memoria y bagaje, acabaré poniendo el foco en lo que más me repugna, los comportamientos corruptos de cualquier servidor público.

He escuchado tertulias y debates en los que existían discrepancias sobre la manera en que debe regularse la dimisión de un cargo público, el momento en que debe hacerlo en función de la situación que le afecte. 

¿Debe dimitir un político por ser sospechoso de participar en algún acto ilícito o debe esperar a ser juzgado y condenado? ¿Es suficiente una imputación o debe recaer en él condena firme? ¿Debería estar regulado por algún tipo de normativa o dejarse al criterio de cada Partido o persona? Son algunas preguntas con respuestas diversas y hasta contrarias, aunque yo tenga las mías.

Pienso que en tanto no exista una imputación clara o una sentencia condenatoria, cualquier persona ejerciendo una responsabilidad pública debería proceder con arreglo a lo que le dicte la ética. Hermosa palabra.

Ética es el conjunto de normas morales que rigen la conducta de la persona en cualquier ámbito de la vida, bien sea profesional, cívica, deportiva, moral..., y añadiría, aunque no sea necesario, política. La ética debe buscar el bien común mediante el impulso de los comportamientos adecuados para alcanzarlo. Véanse la honestidad, la responsabilidad, la verdad o la justicia, entre otros.

En resumen y en lenguaje entendible para todos, la importancia de la ética está en saber qué está bien y qué mal a nivel individual o como sociedad. Por ello, en los graves episodios que estos días inundan las noticias, la dimisión o no de sus protagonistas debería guiarse por el examen del comportamiento ético de los mismos. El problema está, a mi juicio, en que llevamos años devaluando los valores y las normas morales que como sociedad rigen nuestras conductas, y lo llevamos haciendo hasta un nivel donde estas normas han colapsado, y hablar de ellas, ya no digo cumplirlas, te coloca ineludiblemente en el centro de la diana de todas las críticas. Y si esto ocurre como sociedad, en el campo de la política los populismos y los falsos progresismos han llevado al límite la eliminación de normas, porque como dicen algunos, pareciera que la moral y la ética es propia solamente de los pertenecientes a la “fachosfera”.  

Son el conjunto de los ciudadanos, la sociedad en general, la que debe observar y evaluar la conducta y la respuesta que cada político o responsable público adopta frente a las acusaciones que cuestionan su comportamiento. Si para los ciudadanos éste no se comporta con arreglo a la ética y a las reglas de convivencia que se nos exigen a todos, tiene un arma poderosa para señalarle el camino a seguir: su voto. Aunque es posible que a algunos el voto del futuro no les importe porque están convencidos de que ya no lo tendrán y sólo quieren alargar su estatus actual lo que dure su mandato. Ellos sabrán. 


Cuestión de ética

É difícil, ou a min resúltamo, tratar de poñer o foco nunha soa das cousas que nos chaman a atención nestes días, dada a fervenza de noticias e escándalos que asolagan os medios de comunicación e as redes sociais.

Como persoa que exerceu a actividade política durante anos e testemuña ou partícipe de moitos momentos históricos e outros máis cotiáns, pero que tamén forman xa parte da miña memoria e bagaxe, acabarei poñendo o foco no que máis me repugna, os comportamentos corruptos de calquera servidor público.

Escoitei faladoiros e debates nos que existían discrepancias sobre a maneira en que debe regularse a dimisión dun cargo público, o momento en que debe facelo en función da situación que lle afecte. 

Debe dimitir un político por ser sospeitoso de participar nalgún acto ilícito ou debe esperar a ser xulgado e condenado? É suficiente unha imputación ou debe recaer nel condena firme? Debería estar regulado por algún tipo de normativa ou deixarse ao criterio de cada Partido ou persoa? Son algunhas preguntas con respostas diversas e ata contrarias, aínda que eu teña as miñas.

Penso que en tanto non exista unha imputación clara ou unha sentenza condenatoria, calquera persoa exercendo unha responsabilidade pública debería proceder conforme o que lle dite a ética. Fermosa palabra.

Ética é o conxunto de normas morais que rexen a conduta da persoa en calquera ámbito da vida, ben sexa profesional, cívica, deportiva, moral..., e engadiría, aínda que non sexa necesario, política. A ética debe buscar o ben común mediante o impulso dos comportamentos adecuados para alcanzalo. Véxanse a honestidade, a responsabilidade, a verdade ou a xustiza, entre outros.

En resumo e en linguaxe entendible para todos, a importancia da ética está en saber que está ben e que mal a nivel individual ou como sociedade. Por iso, nos graves episodios que estes días asolagan as noticias, a dimisión ou non dos seus protagonistas debería guiarse polo exame do comportamento ético dos mesmos. O problema está, ao meu xuízo, en que levamos anos devaluando os valores e as normas morais que como sociedade rexen as nosas condutas, e levámolo facendo ata un nivel onde estas normas colapsaron, e falar delas, xa non digo cumprilas, colócache ineludiblemente no centro da diana de todas as críticas. E se isto ocorre como sociedade, no campo da política os populismos e os falsos progresismos levaron ao límite a eliminación de normas, porque como din algúns, parecese que a moral e a ética é propia soamente dos pertencentes á “fachosfera”.  

Son o conxunto dos cidadáns, a sociedade en xeral, a que debe observar e avaliar a conduta e a resposta que cada político ou responsable público adopta fronte ás acusacións que cuestionan o seu comportamento. Se para os cidadáns este non se comporta conforme a ética e ás regras de convivencia que se nos esixen a todos, ten unha arma poderosa para sinalarlle o camiño para seguir: o seu voto. Aínda que é posible que a algúns o voto do futuro non lles importe porque están convencidos de que xa non o terán e só queren alongar o seu status actual o que dure o seu mandato. Eles saberán.