lunes, 15 de octubre de 2007

Liderazgos

Son muchas las razones por las cuales una empresa, una entidad, una ciudad o un país despuntan sobre otras o quedan por detrás. En estas líneas solamente me referiré a una de ellas, para mí crucial y fácil de diagnosticar: el liderazgo.

La formación de las personas, medida exclusivamente en base a los títulos adquiridos, podría marcarnos escasas diferencias entre ellas. Pero si a ese factor añadimos los rasgos de personalidad y el mundo que lleva encima (experiencias fuera de su entorno, viajes, participación en diversos proyectos humanitarios o sociales...) empezamos a diferenciar más nítidamente a unos de otros.

Cuando hablamos del sector publico y más concretamente de la vocación política entendida como entrega a la sociedad, como sacrificio personal y como trabajo a favor de la comunidad, habría que añadir a las cualidades anteriores alguna más: vocación, honradez, coherencia y sensatez, entre otras.

Si nos referimos a las ciudades, son los gobiernos municipales, y en especial sus responsables, los alcaldes, las personas que deben reunir el mayor número de estas cualidades y ponerlas en práctica constantemente.

Todos sabemos que en general el ciudadano lo que mira es por lo inmediato y cercano. Le preocupa el problema del día y su implicación en las proximidades de su casa. Es decir, el vado de su garaje, la farola próxima a su casa, la situación de los contenedores en su calle, los problemas de aparcamiento en sus desplazamientos habituales...

Sin embargo es más difícil encontrar a muchos vecinos preocupados por las posibilidades de crecimiento laboral o industrial de su ciudad, por las dotaciones culturales, las comunicaciones por tren con el resto del territorio, la proyección turística...

Para resolver el primer grupo de problemas no se necesita ni un alcalde ni una corporación municipal.

Para el segundo tipo de preocupaciones, las realmente prioritarias desde mi punto de vista, no sólo se necesitan alcaldes y gobiernos municipales fuertes, sino auténticos líderes políticos y sociales; personas capaces de dirigir adecuadamente las verdaderas necesidades de una ciudad con antelación, presentando proyectos y demandando soluciones a las administraciones con competencias y recursos. Siempre pidiendo con argumentos, nunca mendigando ayudas en función del parentesco político de los gobernantes a visitar.

Liderar implica tomar decisiones muchas veces impopulares o mal entendidas por los propios compañeros de organización. Liderar implica saber imponer con razones y argumentos las ideas y obtener el respaldo correspondiente de los demás. Implica generosidad y firmeza.

Liderar es incompatible con no mojarse cuando hay que decidir, es incompatible con dejar que las cosas sigan su curso para no molestar a nadie, es incompatible con subordinarse a los “gobiernos amigos “.

Los grandes pueblos siempre tuvieron en sus vidas en algún momento de su historia personas que supieron conducir las principales demandas y necesidades. Personas que con las ideas claras defendieron a cualquier precio lo que sabían era irrenunciable. Tuvieron LÍDERES.


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LIDERADOS

Son moitas as razóns polas cales unha empresa, unha entidade, unha cidade ou un país despuntan sobre outras ou quedan por detrás. Nestas liñas soamente referireime a unha delas, para min crucial e fácil de diagnosticar: o liderado.

A formación das persoas, medida exclusivamente en base aos títulos adquiridos, podería marcarnos escasas diferenzas entre elas. Pero se a ese factor lle engadimos os trazos de personalidade e o mundo que leva encima (experiencias fóra da súa contorna, viaxes, participación en diversos proxectos humanitarios ou sociais...) empezamos a diferenciar máis nítidamente a uns doutros.

Cando falamos do sector publico e máis concretamente da vocación política entendida como entrega á sociedade, como sacrificio persoal e como traballo a favor da comunidade, habería que engadir ás calidades anteriores algunha máis: vocación, honradez, coherencia e sensatez, entre outras.

Se nos referimos ás cidades, son os gobernos municipais, e en especial os seus responsables, os alcaldes, as persoas que deben reunir o maior número destas calidades e polas en práctica constantemente.

Todos sabemos que en xeral o cidadán o que mira é polo inmediato e próximo. Preocúpalle o problema do día e a súa implicación nas proximidades da súa casa. É dicir, o vao do seu garaxe, o farol próximo á súa casa, a situación dos colectores na súa rúa, os problemas de aparcadoiro nos seus desprazamentos habituais...

Con todo é máis difícil atopar a moitos veciños preocupados polas posibilidades de crecemento laboral ou industrial da súa cidade, polas dotacións culturais, as comunicacións por tren co resto do territorio, a proxección turística...

Para resolver o primeiro grupo de problemas non se necesita nin un alcalde nin unha corporación municipal.

Para o segundo tipo de preocupacións, as realmente prioritarias desde o meu punto de vista, non só se necesitan alcaldes e gobernos municipais fortes, senón auténticos líderes políticos e sociais; persoas capaces de dirixir adecuadamente as verdadeiras necesidades dunha cidade con antelación, presentando proxectos e demandando solucións ás administracións con competencias e recursos. Sempre pedindo con argumentos, nunca mendigando axudas en función do parentesco político dos gobernantes a visitar.
Liderar implica tomar decisións moitas veces impopulares ou mal entendidas polos propios compañeiros de organización. Liderar implica saber impor con razóns e argumentos as ideas e obter o respaldo correspondente dos demais. Implica xenerosidade e firmeza.

Liderar é incompatible con non mollarse cando hai que decidir, é incompatible con deixar que as cousas sigan o seu curso para non molestar a ninguén, é incompatible con subordinarse aos “gobernos amigos “.

Os grandes pobos sempre tiveron nas súas vidas nalgún momento da súa historia acodes que souberon conducir as principais demandas e necesidades. Persoas que coas ideas claras defenderon a calquera prezo o que sabían era irrenunciable. Tiveron LÍDERES.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

Está claro que o problema de Lugo desde que entrou Orozco na alcaldía é, precisamente, ese, a falla de liderazgo, pero incluso non so ese, sinon tamén o costume do sr alcalde de tomarnos os cidadás por imbéciles, ou o costume de pensar que Lugo é así e non se pode facer nada por cambiar as cousas.
¿por que non miraran todo o que fixo a corporación anterior a eles?

Anónimo dijo...

a los lucenses(no todos,pero sí la mayoría) sólo les importa el que el político de turno sea populista, y hemos de coincidir en que Orozco sí lo es. por tanto tenemos que descubrir todo lo que él dejó de hacer, y que si el tiempo que gasta en estar en todos lados, aún no siendo invitado, lo invirtiese en trabajar, Lugo sería algo más , Mucho más.... Esto que digo teneis los políticos que llegar a comunicárselo a TODOS/ AS. Es vuestra principal tarea y luego vendrán los éxitos.

Anónimo dijo...

Felicidades. Hoy me han enviado la foto que me hicieron en la pulpada con Rajoy, y ni siquiera he tenido que llamar parar reclamarla ni pedirla ni nada. El señor que hizo las fotos me la envió tal y como quedaron de hacer.
Joaquín como tu gente sea siempre tan competente que se prepare Orozco.

Anónimo dijo...

Yo creo que la gente que rodea a Joaquín es toda ella competente, tengo algo que deciros, la concejala del Mechón (como le llamamos) es de lo más amable con todos.El otro día estuve en su Centro y se desvivió hasta que solucionó mis problema:así da gusto,ANIMO. sois un grupo muy bueno y eso los lucenses se están dando cuenta. ANA

Anónimo dijo...

Ben está, pero dalle mais caña ao Orozco.