miércoles, 8 de agosto de 2012

Juego Revuelto

Estos días de verano, con algunas tardes lluviosas, vienen a mi recuerdo algunas maneras de pasar aquellos momentos cuando éramos más jóvenes. Entonces no existían Internet, ni los teléfonos móviles, ni las consolas conectadas a los televisores. Sólo nos quedaban los juegos de mesa, la música en vinilos o casetes y toda nuestra imaginación. Aunque no era frecuente, siempre había alguien que jugando al Monopoly, al Parchís o a la escoba, hacia sus trampillas y cuando se veía perdido revolvía las fichas diciendo “juego revuelto”.
Viene ello a cuento de las actitudes que estamos viviendo en los últimos días. Me refiero a las reacciones de algunos importantes dirigentes de gobiernos autonómicos, que tras recibir las indicaciones del gobierno de España, comenzaron a proclamar su insubordinación y su voluntad de no acatar las limitaciones de gasto de cara a poder cumplir con los objetivos de reducción de déficit público asumidos ante la Unión Europea.
Lo difícil de entender, por no decir que resulta repugnante, es que los mismos que se rebelan contra las medidas gubernamentales de reducción de deuda, horas antes se declaraban en situación económica de quiebra y pedían al gobierno de la nación que saliera en su rescate.
Los tiempos que corren son especialmente difíciles no sólo por la situación económica que nos toca solventar, sino por la necesidad de transmitir a todos nuestros socios europeos unidad y determinación a la hora de aplicar las necesarias medidas correctoras. Por ello resulta especialmente grave que con actitudes de rebeldía contra la reducción de gasto público, la imagen que transmitamos al exterior se corresponda con la de un país dividido y en permanente gresca.
Esto puede no ser casual. Durante un tiempo se transfirieron competencias sin el consecuente control de efectividad y rigor en el gasto de los fondos públicos. También hubo quien se rendía ante las exigencias de determinados gobiernos autonómicos para no perder los necesarios apoyos en Madrid. Recuerdo aquella frase del anterior presidente del gobierno en referencia al estatuto de autonomía de Cataluña, cuando nos dijo que aprobaría en el Congreso “lo que los catalanes aprobasen en Cataluña”, fuese esto constitucional o no. De aquellos polvos vienen estos lodos.
Quienes ahora amenazan con tener que cerrar hospitales o colegios públicos para poder cumplir con las exigencias del gobierno central, que tomen buena nota de cómo se puede reducir el gasto construyendo nuevos hospitales y otros servicios públicos, mirando lo que se hizo en Galicia en estos últimos cuatro años.
Los que ahora se ven perdidos en lugar de reconocer sus errores y cambiar de rumbo, prefieren revolver las fichas sobre el tablero y decir aquello de “ juego revuelto”, a ver si así no pierden la partida. Lo que tienen que saber es que de esta manera nadie la gana, y quien pierde somos todos, ellos también. Pierde España.


Xogo revolto

Estes días de verán, con algunhas tardes chuviosas, veñen ao meu recordo algúns xeitos de pasar aqueles momentos cando eramos máis novos. Entón non existían Internet, nin os teléfonos móbiles, nin as consolas conectadas aos televisores. Só nos quedaban os xogos de mesa, a música en vinilos ou casetes e toda a nosa imaxinación. Aínda que non era frecuente, sempre había alguén que xogando ao Monopoly, ao Parchís ou á escoba, cara ás súas trampillas e cando se vía perdido revolvía as fichas dicindo “xogo revolto”.
Vén iso a conto das actitudes que estamos vivindo nos últimos días. Refírome ás reaccións dalgúns importantes dirixentes de gobernos autonómicos, que tras recibir as indicacións do goberno de España, comezaron a proclamar o seu insubordinación e a súa vontade de non acatar as limitacións de gasto de face a poder cumprir cos obxectivos de redución de déficit público asumidos ante a Unión Europea.
O difícil de entender, por non dicir que resulta repugnante, é que os mesmos que se rebelan contra as medidas gobernamentais de redución de débeda, horas antes declarábanse en situación económica de quebra e pedían ao goberno da nación que saíse no seu rescate.
Os tempos que corren son especialmente difíciles non só pola situación económica que nos toca liquidar, senón pola necesidade de transmitir a todos os nosos socios europeos unidade e determinación á hora de aplicar as necesarias medidas correctoras. Por iso resulta especialmente grave que con actitudes de rebeldía contra a redución de gasto público, a imaxe que transmitamos ao exterior correspóndase coa dun país dividido e en permanente gresca.
Isto pode non ser casual. Durante un tempo transferíronse competencias sen o consecuente control de efectividade e rigor no gasto dos fondos públicos. Tamén houbo quen se rendía ante as esixencias de determinados gobernos autonómicos para non perder os necesarios apoios en Madrid. Recordo aquela frase do anterior presidente do goberno en referencia ao estatuto de autonomía de Cataluña, cando nos dixo que aprobaría no Congreso “o que os cataláns aprobasen en Cataluña”, fose isto constitucional ou non. Daqueles pos veñen estes lodos.
Quen agora ameazan con ter que pechar hospitais ou colexios públicos para poder cumprir coas esixencias do goberno central, que tomen boa nota de como se pode reducir o gasto construíndo novos hospitais e outros servizos públicos, mirando o que se fixo en Galicia nestes últimos catro anos.
Os que agora ven perdidos en lugar de recoñecer os seus erros e cambiar de rumbo, prefiren revolver as fichas sobre o taboleiro e dicir aquilo de “ xogo revolto”, a ver se así non perden a partida. O que teñen que saber é que deste xeito ninguén a gana, e quen perde somos todos, eles tamén. Perde España.

3 comentarios:

mateo dijo...

El concepto de Nación, de España, es algo que a algunos dirigentes les interesa de vez en cuando.
Cuantas veces escuchamos que la culpa de los males de muchas comunidades la tiene España...
Algunos no aceptan que España lo somos TODOS y TODAS, de norte a sur y de este a oeste. Para lo bueno y para lo malo España necesita de la unión y del compromiso de cualquier ideología, creencia....
Mientras esto siga fallando, MALO, MALO...

mateo dijo...

El concepto de Nación, de España, es algo que a algunos dirigentes les interesa de vez en cuando.
Cuantas veces escuchamos que la culpa de los males de muchas comunidades la tiene España...
Algunos no aceptan que España lo somos TODOS y TODAS, de norte a sur y de este a oeste. Para lo bueno y para lo malo España necesita de la unión y del compromiso de cualquier ideología, creencia....
Mientras esto siga fallando, MALO, MALO...

José Ángel dijo...

Con acciones como las del patético Gordillo, las de nuestros sindicalistas, o el desafío de algunas comunidades al ejecutivo central, el juego está más que revuelto.
Sólo la acción valiente de este Gobierno impedirá que algunos de estos mamelucos, hagan o perjudiquen nuestros intereses.