miércoles, 30 de noviembre de 2011

Gracias

Gracias es una hermosa palabra que solemos utilizar de forma mecánica. A pesar de lo gastada y recurrente, es la que quiero utilizar para, transcurrida algo más de una semana desde la jornada del 20 de noviembre, dirigirme a todos cuantos han confiado en la candidatura lucense que tuve el honor y la responsabilidad de encabezar, a todos cuantos han confiado en el proyecto para gobernar España los próximos años que presentó el Partido Popular.

Gracias por tanta confianza en forma de votos, ahora hay que saber administrar para no defraudarla. Gracias por darnos la oportunidad de trabajar para devolver a España a la senda de la que nunca debimos salir.

En estos días por la calle, teléfono, mensajes, correos electrónicos, redes sociales, y todavía alguna carta en papel, he recibido muchas enhorabuenas. Gracias por ellas. Pero también comentarios del estilo “lo duro os viene ahora”, “menudo lío tenéis por delante, “vais a necesitar mucha suerte”... Todos ellos justificados pues nadie es ajeno a la difícil situación que vive España y en especial a su realidad económica y al drama del paro, especialmente el juvenil. Éramos conscientes de ello y por eso durante las últimas semanas, y especialmente durante la dura campaña electoral, no caímos en la tentación, tan frecuente y recurrente, de prometer imposibles y sí de hacer todo lo posible por mejorar este panorama. Otros equivocaron su estrategia y creyeron que con más mentiras y con el viejo truco de meter miedo en el cuerpo a los más vulnerables podían alcanzar su pírrica victoria. Se equivocaron.

Ahora es el momento de presentar a todos los españoles, nos votaran o no, nuestras soluciones para abordar con responsabilidad y de manera colectiva la salida a la crisis económica y de valores que cada nueva jornada amenaza con llevarnos por delante. Pero todo en su preciso momento. No puedo entender como ya existen voces y medios de comunicación empeñados en que el futuro presidente de gobierno comparezca ya y diga lo que piensa hacer de manera concreta y precisa. Conozco a Rajoy y espero que no cometa semejante irresponsabilidad.

Los plazos, aunque largos y fijados por el gobierno saliente, hay que respetarlos. El proceso de traspaso de poderes es, a mi entender, excesivamente dilatorio y en las presentes circunstancias todavía más injustificado. Pero es el que es. Ningún líder serio y responsable puede salir a la palestra sin conocer al milímetro la situación de las cuentas publicas y el grado de cumplimiento de los objetivos de déficit publico, porque cada millón de euros que se desvíe de ese objetivo, supondrá un agujero más en el cinturón de la austeridad que toca aplicar después de años viviendo muy por encima de nuestras posibilidades. Confío en quien ha recibido tanta confianza hace unos días en las urnas. Desconfío de los que después de hacernos perder tantas oportunidades, ahora los días les parecen semanas.

Gracias a todos y tienen mi compromiso de no defraudar y trabajar por dignificar al máximo esta vocación de servicio público que es la política.

Grazas


Grazas é unha fermosa palabra que adoitamos utilizar de forma mecánica. A pesar do gastada e recorrente, é a que quero utilizar para, transcorrida algo máis dunha semana desde a xornada do 20 de novembro, dirixirme a todos cantos confiaron na candidatura lucense que tiven a honra e a responsabilidade de encabezar, a todos cantos confiaron no proxecto para gobernar España os próximos anos que presentou o Partido Popular.

Grazas por tanta confianza en forma de votos, agora hai que saber administrar para non defraudala. Grazas por darnos a oportunidade de traballar para devolver a España á senda da que nunca debemos saír.

Nestes días pola rúa, teléfono, mensaxes, correos electrónicos, redes sociais, e aínda algunha carta en papel, recibín moitos parabéns. Grazas por elas. Pero tamén comentarios do estilo ?o duro vénvos agora?, ?miúda lea tedes por diante, ?ides necesitar moita sorte?... Todos eles xustificados pois ninguén é alleo á difícil situación que vive España e en especial á súa realidade económica e ao drama do paro, especialmente o xuvenil. Eramos conscientes diso e por iso durante as últimas semanas, e especialmente durante a dura campaña electoral, non caemos na tentación, tan frecuente e recorrente, de prometer imposibles e si de facer todo o posible por mellorar este panorama. Outros equivocaron a súa estratexia e creron que con máis mentiras e co vello truco de meter medo no corpo aos máis vulnerables podían alcanzar o seu pírrica vitoria. Equivocáronse.

Agora é o momento de presentar a todos os españois, votásennos ou non, as nosas solucións para abordar con responsabilidade e de xeito colectivo a saída á crise económica e de valores que cada nova xornada ameaza con levarnos por diante. Pero todo no seu preciso momento. Non podo entender como xa existen voces e medios de comunicación empeñados en que o futuro presidente de goberno compareza xa e diga o que pensa facer de xeito concreto e precisa. Coñezo a Rajoy e espero que non cometa semellante irresponsabilidade.

Os prazos, aínda que longos e fixados polo goberno saínte, hai que respectalos. O proceso de traspaso de poderes é, ao meu entender, excesivamente dilatorio e nas presentes circunstancias aínda máis inxustificado. Pero é o que é. Ningún líder serio e responsable pode saír á palestra sen coñecer ao milímetro a situación das contas publicas e o grao de cumprimento dos obxectivos de déficit publico, porque cada millón de euros que se desvíe dese obxectivo, suporá un buraco máis no cinto da austeridade que toca aplicar logo de anos vivindo moi por encima das nosas posibilidades. Confío en quen recibiu tanta confianza fai uns días nas urnas. Desconfío dos que logo de facernos perder tantas oportunidades, agora os días parécenlles semanas.

Grazas a todos e teñen o meu compromiso de non defraudar e traballar por dignificar ao máximo esta vocación de servizo público que é a política.

miércoles, 16 de noviembre de 2011

¡NO VA MÁS!

Se acabó el “¡hagan juego!”.
Durante casi 8 años interminables, el espectáculo de unos gobernantes prometiendo y dilapidando unos preciados y escasos recursos, ha terminado con la paciencia de muchas familias en serias dificultades.
Se acabó jugar frívolamente con las cifras escalofriantes de millones, digo millones, de españoles que ven roto su proyecto de vida por la pérdida de su empleo o por no encontrar su primer trabajo. He mantenido y reitero que son cifras que esconden detrás el rostro impotente de jóvenes y no tan jóvenes como para volver a escuchar, a los mismos que nos llevaron hasta esta situación, que saben lo que hay que hacer para crear empleo.
Se acabó el tratar de meter el miedo en el cuerpo de los más mayores y necesitados de toda la ayuda posible, como las personas con discapacidad, diciéndoles que si gobierna Rajoy se quedarán sin el “Estado de Bienestar”. Se lo dicen los mismos que congelaron las pensiones, alargaron la vida laboral retrasando la edad de jubilación, recortaron los presupuestos para la dependencia o nos llevaron al mayor índice de fracaso escolar y abandono de los estudios de nuestra historia democrática.
Ya se acabaron los votos de confianza hacia aquellas personas que tienen por norma rectificar, en el mejor de los casos, lo que dijeron en la campaña electoral.
Se acabó el tiempo de prometer para no cumplir. De decirles a los españoles que aquí no pasaba nada cuando ya estábamos dentro del túnel. De mirar para otro lado desde el gobierno de España mientras en países de nuestro entorno se tomaban medidas para paliar los efectos devastadores de esta crisis económica.
Se acabaron las actitudes despilfarradoras de los que gastaron el dinero de los demás con la alegría propia de los que nunca tuvieron y de repente se vieron en la cima del poder.
Se acabaron las ofensas a los electores provocadas por los buzoneos de lujosas propagandas para lucimiento narcisista de algunos candidatos que tienen dificultades para conciliar el sueño preguntándose si habrá en la faz de la tierra alguien mejor que ellos.
Se acabó la descalificación gratuita al rival con mentiras y argucias más propias de trileros que de los que aspiramos a representar dignamente a nuestros vecinos en las Cortes Generales.
¡No va más! Hasta aquí el bochornoso espectáculo de la política en minúsculas.
Es la hora de las personas en mayúsculas. De líderes  que tengan muy claro cómo dirigir todo el esfuerzo colectivo que ahora se necesita para salir de esta difícil, complicadísima situación en la que la irresponsabilidad, la mala gestión y la frivolidad de quienes dirigieron España estos años nos ha metido.
¡No va más! Ya sólo cabe la masiva participación electoral como respuesta serena y democrática  a tanta provocación y a tanta irresponsabilidad.


¡NON VAI MÁIS!

Acabouse o "¡fagan xogo!"
Durante case 8 anos interminables, o espectáculo duns gobernantes prometendo e dilapidando uns prezados e escasos recursos, terminou coa paciencia de moitas familias en serias dificultades.
Acabouse xogar frívolamente coas cifras arrepiante de millóns, digo millóns, de españois que ven roto o seu proxecto de vida pola perda do seu emprego ou por non atopar o seu primeiro traballo. mantiven e reitero que son cifras que esconden detrás o rostro impotente de mozos e non tan novos como para volver escoitar, aos mesmos que nos levaron ata esta situación, que saben o que hai que facer para crear emprego.
Acabouse o tratar de meter o medo no corpo dos máis maiores e necesitados de toda a axuda posible, como as persoas con discapacidade, dicíndolles que se goberna Rajoy quedarán sen o ?Estado de Benestar?. Dinllo os mesmos que conxelaron as pensións, alargaron a vida laboral atrasando a idade de xubilación, recortaron os orzamentos para a dependencia ou nos levaron ao maior índice de fracaso escolar e abandono dos estudos da nosa historia democrática.
Xa se acabaron os votos de confianza cara a aquelas persoas que teñen por norma rectificar, no mellor dos casos, o que dixeron na campaña electoral.
Acabouse o tempo de prometer para non cumprir. De dicirlles aos españois que aquí non pasaba nada cando xa estabamos dentro do túnel. De mirar para outro lado desde o goberno de España mentres en países da nosa contorna tomábanse medidas para paliar os efectos devastadores desta crise económica.
Acabáronse as actitudes despilfarradoras dos que gastaron o diñeiro dos demais coa alegría propia dos que nunca tiveron e de súpeto víronse na cima do poder.
Acabáronse as ofensas aos electores provocadas polos buzoneos de luxosas propagandas para lucimento narcisista dalgúns candidatos que teñen dificultades para conciliar o soño preguntándose se haberá na face da terra alguén mellor que eles.
Acabouse a descualificación gratuíta ao rival con mentiras e argucias máis propias de trileiros que dos que aspiramos a representar dignamente aos nosos veciños nas Cortes Xerais.
¡Non vai máis! Ata aquí o bochornoso espectáculo da política en minúsculas.
É a hora das persoas en maiúsculas. De líderes que teñan moi claro como dirixir todo o esforzo colectivo que agora se necesita para saír desta difícil, complicadísima situación na que a irresponsabilidade, a mala xestión e a frivolidade de quen dirixiron España estes anos meteunos.
¡Non vai máis! Xa só cabe a masiva participación electoral como resposta serena e democrática a tanta provocación e a tanta irresponsabilidade.

miércoles, 2 de noviembre de 2011

Detrás de las cifras

Cada vez me gustan menos las estadísticas, las encuestas, las cifras que reflejan cualquier cosa con frialdad, escondiendo que detrás de cada uno de esos números una historia.

Estos días nuevas cifras servían para presentar la última encuesta de población activa, la EPA del tercer trimestre de este año. Un trimestre que tradicionalmente se salvaba por las contrataciones en servicios y por el tirón turístico de la temporada veraniega. Pero esta vez se confirma la tendencia de crecimiento imparable del drama del paro en España y la EPA ha sido la peor en la historia de la democracia.

Casi 5 millones de parados, 403.600 parados más en lo que va de año, 150.000 sólo en este trimestre, un millón y medio de familias con todos sus miembros en paro, un millón de familias sin ingresos y sin subsidios por desempleo, la mitad de los jóvenes sin trabajo, 2.000 personas cada día se quedan sin trabajo…

Demasiadas cifras, todas dramáticas, para quedarse indiferente. A cada número hay que ponerle una cara, una vida personal truncada, un drama familiar, un fracaso personal, en definitiva una historia sin final feliz. En Internet encuentro algunas, en la calle otras. Aquí solo caben unas pocas. Una peluquera que con 30 años pierde su empleo porque la crisis impide que su negocio dé para renovar su contrato, dice que su sueño frustrado es tener su empresa; una cocinera de 43 años con un hijo de 19 a su cargo vive con un subsidio de 480 euros y dice que no llega a fin de mes y casi tiene que pedir; una auxiliar de odontología de 24 años comenta que trabajaría de lo que fuera porque está en paro desde hace 2 años y tiene dos bebés, y para no alargar algo inagotable, un hombre de 54 años que dice que de no ser por los 763 euros de la pensión de su madre se hubieran muerto de hambre después de trabajar 30 años en un comercio y perder el empleo.

Detrás de estas historias están las caras de quienes las relatan, de sus protagonistas, caras que no se pueden ver pero que en la mayoría de las ocasiones cuentan su experiencia entre lágrimas.

Es la primera vez en nuestra historia que hay una generación de jóvenes que, estando mejor preparados que sus padres, están condenados a vivir peor que sus progenitores, y esto es algo que resultando impensable hace poco, hoy es una realidad, una realidad inaceptable.

Cuando estas letras salgan publicadas faltarán unas horas para el inicio de la campaña electoral en la que está en juego el futuro de España y la posible salida para tantas y tantas historias de frustración y falta de oportunidades. Como candidato en ellas y sensible al sufrimiento ajeno y también cercano, sólo puede existir esta prioridad. Los enfrentamientos dialécticos pueden resultar una ofensa irreparable para todos los que hoy sufren la falta de trabajo. Estos días de campaña que  solo cuenten conmigo para escuchar y buscar la unión de todos los que quieran arrimar el hombro para resolver estos problemas.

 

Detrás das cifras

Cada vez gústanme menos as estatísticas, as enquisas, as cifras que reflicten calquera cousa con frialdade, escondendo que detrás de cada un deses números unha historia.

Estes días novas cifras servían para presentar a última enquisa de poboación activa, a EPA do terceiro trimestre deste ano. Un trimestre que tradicionalmente se salvaba polas contratacións en servizos e polo tirón turístico da tempada estival. Pero esta vez confírmase a tendencia de crecemento imparable do drama do paro en España e a EPA foi a peor na historia da democracia.

Case 5 millóns de parados, 403.600 parados máis no que vai de ano, 150.000 só neste trimestre, un millón e medio de familias con todos os seus membros en paro, un millón de familias sen ingresos e sen subsidios por desemprego, a metade dos mozos sen traballo, 2.000 persoas cada día quedan sen traballo?

Demasiadas cifras, todas dramáticas, para quedar indiferente. A cada número hai que porlle unha cara, unha vida persoal truncada, un drama familiar, un fracaso persoal, en definitiva unha historia sen final feliz. En Internet atopo algunhas, na rúa outras. Aquí só caben unhas poucas. Unha perruqueira que con 30 anos perde o seu emprego porque a crise impide que o seu negocio dea para renovar o seu contrato, di que o seu soño frustrado é ter a súa empresa; unha cociñeira de 43 anos cun fillo de 19 ao seu cargo vive cun subsidio de 480 euros e di que non chega a fin de mes e case ten que pedir; unha auxiliar de odontoloxía de 24 anos comenta que traballaría do que fose porque está en paro desde fai 2 anos e ten dous bebés, e para non alargar algo inesgotable, un home de 54 anos que di que de non ser polos 763 euros da pensión da súa nai morréronse de fame logo de traballar 30 anos nun comercio e perder o emprego.

Detrás destas historias están as caras de quen as relatan, dos seus protagonistas, caras que non se poden ver pero que na maioría das ocasións contan a súa experiencia entre bágoas.

É a primeira vez na nosa historia que hai unha xeración de mozas que, estando mellor preparados que os seus pais, están condenados a vivir peor que os seus proxenitores, e isto é algo que resultando impensable hai pouco, hoxe é unha realidade, unha realidade inaceptable.

Cando estas letras salgan publicadas faltarán unhas horas para o inicio da campaña electoral na que está en xogo o futuro de España e a posible saída para tantas e tantas historias de frustración e falta de oportunidades. Como candidato nelas e sensible ao sufrimento alleo e tamén próximo, só pode existir esta prioridade. Os enfrontamentos dialécticos poden resultar unha ofensa irreparable para todos os que hoxe sofren a falta de traballo. Estes días de campaña que só conten comigo para escoitar e buscar a unión de todos os que queiran arrimar o ombreiro para resolver estes problemas.