Con esta recurrida expresión se representa en Italia desde hace siglos lo que en España traduciríamos por nunca llueve a gusto de todos, por echarle la culpa a quien no la tiene, al gobierno, de que llueva.
Acabamos de pasar el ecuador de esta X Legislatura y los balances se hacen inevitables, y como siempre los enfoque pocas veces son ecuánimes. Lo normal es la crítica, olvidando en ocasiones el origen de los problemas o las dificultades y escaso margen de maniobra en la mayoría de las decisiones.
Permítanme comparar en pocas líneas los ocho años de gobiernos socialistas con los casi dos del gobierno de Rajoy.
De aquellos ocho años hoy tenemos un amplio legado. Destrucción de más de tres millones de puestos de trabajo, despilfarro en las cuentas públicas duplicando la deuda que tendrán que pagar las generaciones futuras, un país al borde de la intervención, situación delicada de nuestro sistema financiero mientras el resto de países europeos lo saneaba, congelación de las pensiones por primera vez en la historia dejando el sistema de pensiones al borde de la quiebra, agujero en sanidad de 16.000 millones de deuda poniendo en peligro el suministro de medicamentos, fracaso educativo con índices de abandono escolar que doblan los de la UE, y un largo etcétera que incluye la politización de los sindicatos con el dinero de todos, el rechazo a las propuestas del PP de cumplimiento integro de las penas, las concesiones a Gibraltar, el respaldo a un Estatut que luego resultó inconstitucional o el modelo de financiación autonómica a medida de los nacionalistas.
De los casi dos años del actual gobierno popular debemos recordar que tras nueve trimestres en retroceso, la economía crece y las previsiones dibujan un panorama mejor que el previsto, que se ha frenado la destrucción del empleo, que se ha evitado un rescate que de haberse producido acarrearía bajada de pensiones y despidos de funcionarios, que ahora nos financiemos al interés más bajo de la historia, que se está pagando lo que se debe a los proveedores, que crezca la producción industrial, que exportamos un 50% más que en 2009, que se baten records de inversión extranjera en España, que volvemos a ser respetados en Europa.
En definitiva, podemos asegurar que vamos en la buena dirección, algo reconocido por algunos ex ministros socialistas de economía que ahora admiten sus errores y comparten las medidas que se toman.
Aunque se hayan cometido algunos errores, quien hace cosas se puede equivocar, nadie puede poner en duda hechos objetivos y contrastables. Lo fácil e irresponsable sigue siendo instalarse en una crítica permanente hacia toda propuesta. Lo reprochable son las posiciones de oposición permanente a toda medida, especialmente cuando vienen de la boca de aquellos que provocaron estos males. Son los bomberos pirómanos.
Piove, llueve sí, pero no por culpa del gobierno. Reconozcamos los errores, defendamos nuestros aciertos con humildad y busquemos la máxima sensibilidad social, especialmente a la hora de explicarlos
Piove? Porco governo!
Con esta recorrida expresión represéntase en Italia desde fai séculos o que en España traduciriamos por nunca chove a gusto de todos, por botarlle a culpa a quen non a ten, ao goberno, de que chova.
Acabamos de pasar o ecuador desta X Legislatura e os balances fanse inevitables, e como sempre os enfoque poucas veces son ecuánimes. O normal é a crítica, esquecendo en ocasións a orixe dos problemas ou as dificultades e escasa marxe de manobra na maioría das decisións.
Permítanme comparar en poucas liñas os oito anos de gobernos socialistas cos case dous do goberno de Rajoy.
Daqueles oito anos hoxe temos un amplo legado. Destrución de máis de tres millóns de postos de traballo, despilfarro nas contas públicas duplicando a débeda que terán que pagar as xeracións futuras, un país ao bordo da intervención, situación delicada do noso sistema financeiro mentres o resto de países europeos saneábao, conxelación das pensións por primeira vez na historia deixando o sistema de pensións ao bordo de crébaa, buraco en sanidade de 16.000 millóns de débeda poñendo en perigo o fornezo de medicamentos, fracaso educativo con índices de abandono escolar que dobran os da UE, e un longo etcétera que inclúe a politización dos sindicatos co diñeiro de todos, o rexeitamento ás propostas do PP de cumprimento integro das penas, as concesións a Gibraltar, o respaldo a un Estatut que logo resultou inconstitucional ou o modelo de financiación autonómica a medida dos nacionalistas.
Dos case dous anos do actual goberno popular debemos recordar que tras nove trimestres en retroceso, a economía crece e as previsións debuxan un panorama mellor que o previsto, que se freou a destrución do emprego, que se evitou un rescate que de haberse producido carrexaría baixada de pensións e despedimentos de funcionarios, que agora nos financiemos ao interese máis baixo da historia, que se está pagando o que se debe aos provedores, que creza a produción industrial, que exportamos un 50% máis que en 2009, que se baten record de investimento estranxeiro en España, que volvemos ser respectados en Europa.
En definitiva, podemos asegurar que imos na boa dirección, algo recoñecido por algúns ex ministros socialistas de economía que agora admiten os seus erros e comparten as medidas que se toman.
Aínda que se cometeron algúns erros, quen fai cousas pódese equivocar, ninguén pode poñer en dúbida feitos obxectivos e contrastables. O fácil e irresponsable segue sendo instalarse nunha crítica permanente cara a toda proposta. O reprochable son as posicións de oposición permanente a toda medida, especialmente cando veñen da boca daqueles que provocaron estes males. Son os bombeiros pirómanos.
Piove, chove si, pero non por culpa do goberno. Recoñezamos os erros, defendamos os nosos acertos con humildade e busquemos a máxima sensibilidade social, especialmente á hora de explicalos