miércoles, 25 de diciembre de 2019

Cócteles resacosos

En estas fechas tan especiales la mesa se convierte en el lugar favorito en la mayoría de los hogares. Desde la más humilde a la más pomposa, con independencia de los productos a degustar, los miembros de las familias nos reunimos para tratar de pasar unos momentos entrañables que se repiten cada Navidad.

Como en toda celebración, la bebida constituye un elemento destacable. Es aquí donde debo establecer las diferencias entre las mezclas resacosas y las que reducen los efectos negativos, tratando de establecer un cierto paralelismo entre estas mezclas en el vaso y en la vida.

Estamos viviendo momentos inquietantes por los cambios que asoman por la puerta de nuestra convivencia. Es previsible que cuando estas líneas vean la luz en El Progreso, ya conozcamos el calendario para que se produzca la sesión de investidura del presidente de nuestro gobierno. Para entonces sería más que deseable conocer en detalle las cesiones y concesiones que durante estas últimas semanas se están produciendo hacia aquellos que tienen la llave de la gobernabilidad y que, paradojas de la vida, resultan ser personas y partidos que no creen en el sistema democrático por el que nos regimos en paz desde hace décadas. Diría más, son los mismos que pretenden destruirlo sin que su alternativa suponga un modelo de convivencia más justo, solidario y de libertad.

La formula de este “cóctel” no es otra que la de mezclar en grandes dosis programas de republicanos, separatistas o independentistas, filoterroristas, comunistas y un largo listado de ingredientes de demostrados efectos perniciosos para el cuerpo, en este caso para nuestro cuerpo común, España.

En estas fechas también forma parte del paisaje navideño y de nuestras costumbres el envío y recepción de mensajes navideños en la variedad de formatos al uso en nuestros tiempos. Uno de los recibidos relataba la receta con sus ingredientes para elaborar un llamado “batido de Navidad”. Con la aportación y mezcla de sus correspondientes componentes, el autor de la receta afirma que se consigue una feliz Navidad.

Su tiempo de preparación es muy poco y su grado de dificultad es sencillo, sin aportar calorías. Todos y cada uno de estos ingredientes están a nuestro alcance: ilusión, comprensión, paciencia, interés, todo en cantidades abundantes, un chorrito de imaginación y mucho amor.

Los elementos no requieren de encargos costosos ni de conocimientos culinarios. Quizás algo de experiencia vital ayude a encontrarlos más fácilmente, pero todos los llevamos en mayor o menor cuantía en nuestro interior, solo es cuestión de hacerlos aflorar y ponerlos en práctica con constancia.

Que cada uno ponga en su mesa la bebida y las mezclas que desee. Yo les recomendaría este último batido de Navidad. Dejen a los que están empeñados en amargarnos las fiestas la labor de seguir vendiéndonos sus cócteles resacosos, que desgraciadamente acabarán causando resacas colectivas.
Mis últimas letras son para desearles a todos una Feliz Navidad y un 2020 con mucha salud y con sus proyectos de vida cumplidos felizmente.

Cócteles resacosos

Nestas datas tan especiais a mesa convértese no lugar favorito na maioría dos fogares. Desde a máis humilde á máis pomposa, con independencia dos produtos para degustar, os membros das familias reunímonos para tratar de pasar uns momentos entrañables que se repiten cada Nadal.

Como en toda celebración, a bebida constitúe un elemento destacable. É aquí onde debo establecer as diferenzas entre as mesturas resacosas e as que reducen os efectos negativos, tratando de establecer un certo paralelismo entre estas mesturas no vaso e na vida.

Estamos a vivir momentos inquietantes polos cambios que asoman pola porta da nosa convivencia. É previsible que cando estas liñas vexan a luz no Progreso, xa coñezamos o calendario para que se produza a sesión de investidura do presidente do noso goberno. Para entón sería máis que desexable coñecer en detalle as cesións e concesións que durante estas últimas semanas están a producirse cara a aqueles que teñen a chave da gobernabilidade e que, paradoxos da vida, resultan ser persoas e partidos que non cren no sistema democrático polo que nos rexemos en paz desde hai décadas. Diría máis, son os mesmos que pretenden destruílo sen que a súa alternativa supoña un modelo de convivencia máis xusto, solidario e de liberdade.

A fórmúla deste “cóctel” non é outra que a de mesturar en grandes doses programas de republicanos, separatistas ou independentistas, filoterroristas, comunistas e unha longa listaxe de ingredientes de demostrados efectos perniciosos para o corpo, neste caso para o noso corpo común, España.

Nestas datas tamén forma parte da paisaxe do Nadal e dos nosos costumes o envío e recepción de mensaxes do Nadal na variedade de formatos ao uso nos nosos tempos. Un dos recibidos relataba a receita cos seus ingredientes para elaborar un chamado “batido de Nadal”. Coa achega e mestura dos seus correspondentes compoñentes, o autor da receita afirma que se consegue un bo nadal.

O seu tempo de preparación é moi pouco e o seu grao de dificultade é sinxelo, sen achegar calorías. Todos e cada un destes ingredientes están ao noso alcance: ilusión, comprensión, paciencia, interese, todo en cantidades abundantes, un chorriño de imaxinación e moito amor.

Os elementos non requiren de encargos custosos nin de coñecementos culinarios. Quizais algo de experiencia vital axude a atopalos máis facilmente, pero todos levámolos en maior ou menor contía no noso interior, só é cuestión de facelos aflorar e poñelos en práctica con constancia.

Que cada un poña na súa mesa a bebida e as mesturas que desexe. Eu recomendaríalles este último batido de Nadal. Deixen aos que están empeñados en amargarnos as festas o labor de seguir vendéndonos os seus cócteles resacosos, que desgraciadamente acabarán causando resacas colectivas.

As miñas últimas letras son para desexarlles a todos un Bo nadal e un 2020 con moita saúde e cos seus proxectos de vida cumpridos felizmente.

miércoles, 11 de diciembre de 2019

El "hemicirco"

Tengo vagos recuerdos de la tarde en que me llevaron a disfrutar de una sesión del Circo Prince en Madrid. Muchos años después fui yo quien llevó a mis hijas al circo aquí, en Lugo. Nunca volví.

Esta semana participé en la Sesión Constitutiva de la XIV Legislatura en el Congreso de los Diputados, y a pesar de que mucho de lo acontecido ese día estaba dentro de lo previsto, lo vivido solo puede calificarse de penoso espectáculo.

Desde horas tempranas había numerosos diputados esperando a que se abrieran las puertas del hemiciclo para, a la carrera, hacerse con los escaños apetecidos y no dejar a otros sentarse en los que tradicionalmente venían ocupando los diferentes grupos parlamentarios. Codazos por una silla, espectáculo imaginable en los juegos de Colegio pero algo nunca visto en la Cámara donde reside la soberanía nacional.

Después vendrían los sorprendentes resultados en las votaciones para elegir la Mesa del Congreso, donde inconcebibles posturas partidistas dieron como resultado que partidos como Podemos con un numero muy inferior de diputados (35) que el Partido Popular (89), obtuviera 3 puestos frente a 2 del PP y ninguno de Ciudadanos. Una Mesa que no refleja los resultados obtenidos por los partidos en las últimas elecciones.

En el Circo uno de los números fuertes siempre han sido los payasos y los trapecistas, pues bien, en el hemiciclo después de estos números que acabo de apuntar llego ese plato fuerte esperado, las fórmulas utilizadas en el juramento o promesa de acatamiento de la Constitución.

Si en la última Legislatura ya se habían escuchado formulas llamativas, en la presente se superaron todas las expectativas. Así escuchamos prometer por la libertad de los presos, por la España vaciada, por las trece rosas, por la salvación del planeta, por la independencia de Navarra, por la república catalana, por imperativo legal, y por otras muchas cosas que solo recordarlas reviven en mi memoria el bochornoso espectáculo.

Por un día el hemiciclo del Congreso de los Diputados me ha recordado a un circo, con perdón de los artistas de los circos ya que al menos ellos se ganan la vida haciendo reír intencionadamente a niños y mayores y arriesgando sus vidas en multitud de números sorprendentes en cada función. En el “hemicirco” del pasado martes algunos diputados lo que consiguieron fue dar un vergonzoso y degradante espectáculo a los ciudadanos a los que dicen representar. Se rieron de la institución de la que ya forman parte, de nuestra Constitución, de las leyes y las reglas de convivencia que hasta ahora nos han permitido convivir en paz, a pesar de las discrepancias ideológicas.

Los numeritos del pasado martes auguran y anuncian una Legislatura de acuerdos y desacuerdos a capricho y circunstancias de la conveniencia partidista olvidando el interés general, una Legislatura que si finalmente arranca definitivamente en unos días, espero y deseo que sea corta por el bien de España.

Si los representantes de la soberanía nacional, los legisladores, actuamos así, como vamos a pretender que los ciudadanos nos respeten a nosotros y a nuestra Constitución. Aquí lo dejo.

O hemicirco

Teño vagos recordos da tarde en que me levaron a gozar dunha sesión do Circo Prince en Madrid. Moitos anos despois fun eu quen levou ás miñas fillas ao circo aquí, en Lugo. Nunca volvín.

Esta semana participei na Sesión Constitutiva da XIV Lexislatura no Congreso dos Deputados, e a pesar de que moito do acontecido ese día estaba dentro do previsto, o vivido só pode cualificarse de penoso espectáculo.

Desde horas temperás había numerosos deputados esperando a que se abrisen as portas do hemiciclo para, á carreira, facerse cos escanos apetecidos e non deixar a outros sentar nos que tradicionalmente viñan ocupando os diferentes grupos parlamentarios. Cotenadas por unha cadeira, espectáculo imaxinable nos xogos de Colexio pero algo nunca visto na Cámara onde reside a soberanía nacional.

Despois virían os sorprendentes resultados nas votacións para elixir a Mesa do Congreso, onde inconcibibles posturas partidistas deron como resultado que partidos como Podemos cun numero moi inferior de deputados (35) que o Partido Popular (89), obtivese 3 postos fronte a 2 do PP e ningún de Cidadáns. Unha Mesa que non reflicte os resultados obtidos polos partidos en nas últimas eleccións.

No Circo un dos números fortes sempre foron os pallasos e os trapecistas, pois ben, no hemiciclo despois destes números que acabo de apuntar chego ese prato forte esperado, formúlalas utilizadas no xuramento ou promesa de acatamento da Constitución.

Se na última Lexislatura xa se escoitaron formulas rechamantes, na presente superáronse todas as expectativas. Así escoitamos prometer pola liberdade dos presos, pola España baleirada, polas trece rosas, pola salvación do planeta, pola independencia de Navarra, pola república catalá, por imperativo legal, e por outras moitas cousas que só lembralas reviven na miña memoria o bochornoso espectáculo.

Por un día o hemiciclo do Congreso dos Deputados lembroume a un circo, con perdón dos artistas dos circos xa que polo menos eles gáñanse a vida facendo rir intencionadamente a nenos e maiores e arriscando as súas vidas en multitude de números sorprendentes en cada función. No “ hemicirco” do pasado martes algúns deputados o que conseguiron foi dar un vergoñoso e degradante espectáculo aos cidadáns aos que din representar. Riron da institución da que xa forman parte, da nosa Constitución, das leis e as regras de convivencia que ata o de agora nos permitiron convivir en paz, a pesar das discrepancias ideolóxicas.

Os numeritos do pasado martes auguran e anuncian unha Lexislatura de acordos e desacordos a capricho e circunstancias da conveniencia partidista esquecendo o interese xeral, unha Lexislatura que se finalmente arrinca definitivamente nuns días, espero e desexo que sexa curta polo ben de España.

Se os representantes da soberanía nacional, os lexisladores, actuamos así, como imos pretender que os cidadáns nos respecten a nós e á nosa Constitución. Déixoo aquí.