miércoles, 16 de febrero de 2022

Con los pies en la tierra

Me disponía a escribir este artículo horas después de cerrarse las urnas en la Comunidad de Castilla y León. Lo hacía todavía bajo el efecto que produce escuchar declaraciones de algunos líderes que habían concurrido a las elecciones llamándome más la atención las de aquellos que, habiendo perdido casi todo, todavía se sentían vencedores, o las de otros que, habiendo sufrido un castigo incuestionable, buscaban más las culpas en sus rivales que dentro de su casa.

Pero al instante caí en la cuenta de que tenía cosas más importantes, ya que a la mañana siguiente tuve una cita de las que un diputado nunca debe excusarse: me reuniría en el Congreso con jóvenes procedentes de una escuela de formación profesional dual de mi tierra, de Galicia. Venían a presentarnos sus inquietudes y sus conclusiones dentro de la formación que están recibiendo en el medio rural gallego y por eso inmediatamente me olvidé de las elecciones y de lo que podría haber escrito sobre ellas para hacerlo sobre lo que realmente considero prioritario en este momento: nuestra población rural y nuestros jóvenes. Las cosas que requieren poner bien firmes los pies en la tierra.

Después de que nos expusieran en el Congreso de los Diputados sus conclusiones, sus decálogos sobre el trabajo en el medio rural y también el papel y las dificultades de la mujer en ese medio, quise transmitirles el ánimo para que cuando diseñen su plan de negocio lo hagan de la manera más realista posible y para que nunca emprendan en función de una subvención, sino de su plan y sus inquietudes.

Les dije que hoy las circunstancias han cambiado respecto a las épocas que vivieron sus padres o sus abuelos en esos mismos pueblos o aldeas gallegas, que el medio rural gallego ofrece un amplio abanico de oportunidades para ellos.

Que se sientan orgullosos de ser del medio rural, que el 82% de los municipios de España son rurales, que hay más de 7 millones de españoles viviendo en el medio rural y que las fortalezas son mayores que las debilidades.

Debilidades. Ellos las han planteado en sus conclusiones a modo de decálogo y poniendo uno de los focos en la mujer y en su papel en el medio rural. Mejoras en la oferta del transporte público, en la oferta de servicios como las escuelas infantiles o centros de día, la adaptación a los horarios a las necesidades de las mujeres, las mejoras en internet, el incentivo a las empresas que quieran establecerse en el medio rural y que favorezcan la conciliación de la mujer, y que se cuente más con la opinión de las mujeres para la toma de decisiones políticas en la programación de las actividades de formación.

En política podemos llenarnos la boca hablando de fijar población en el rural, hablar de la España vaciada, etc. Pero no acertaremos si en nuestras prioridades no están los jóvenes que hoy se forman en ese entorno y han mamado desde la cuna el esfuerzo y sacrificio que sus abuelos y padres han realizado para mantener su vida donde nacieron y darles la formación que necesitarán para, si así lo deciden, emprender sus proyectos de vida en esos mismos lugares. Esa y no otra será la receta para revertir la tendencia de la hemorragia de los últimos años.

Cos pés na terra

Dispoñíame a escribir este artigo horas despois de pecharse as urnas na Comunidade de Castela e León. Facíao aínda baixo o efecto que produce escoitar declaracións dalgúns líderes que concorreran ás eleccións chamándome máis a atención as daqueles que, perdendo case todo, aínda sentían vencedores, ou as doutros que, sufrindo un castigo incuestionable, buscaban máis as culpas nos seus rivais que dentro da súa casa.

Pero ao instante caín na conta de que tiña cousas máis importantes, xa que á mañá seguinte tiven unha cita das que un deputado nunca debe escusarse: reuniríame no Congreso con mozos procedentes dunha escola de formación profesional dual da miña terra, de Galicia. Viñan presentarnos as súas inquietudes e as súas conclusións dentro da formación que están a recibir no medio rural galego e por iso inmediatamente esquecinme das eleccións e do que podería escribir sobre elas para facelo sobre o que realmente considero prioritario neste momento: a nosa poboación rural e os nosos mozos. As cousas que requiren poñer ben asines os pés na terra.

Despois de que nos expuxesen no Congreso dos Deputados as súas conclusións, os seus decálogos sobre o traballo no medio rural e tamén o papel e as dificultades da muller nese medio, quixen transmitirlles o ánimo para que cando deseñen o seu plan de negocio fágano da maneira máis realista posible e para que nunca emprendan en función dunha subvención, senón do seu plan e as súas inquietudes.

Díxenlles que hoxe as circunstancias cambiaron respecto a as épocas que viviron os seus pais ou os seus avós neses mesmos pobos ou aldeas galegas, que o medio rural galego ofrece un amplo abanico de oportunidades para eles.

Que sentan orgullosos de ser do medio rural, que o 82% dos municipios de España son rurais, que hai máis de 7 millóns de españois vivindo no medio rural e que as fortalezas son maiores que as debilidades.

Debilidades. Eles expuxéronas nas súas conclusións a modo de decálogo e poñendo un dos focos na muller e no seu papel no medio rural. Melloras na oferta do transporte público, na oferta de servizos como as escolas infantís ou centros de día, a adaptación aos horarios ás necesidades das mulleres, as melloras na internet, o incentivo ás empresas que queiran establecerse no medio rural e que favorezan a conciliación da muller, e que se conte máis coa opinión das mulleres para a toma de decisións políticas na programación das actividades de formación.

En política podemos enchernos a boca falando de fixar poboación no rural, falar da España baleirada, etc. Pero non acertaremos se nas nosas prioridades non están os mozos que hoxe se forman nesa contorna e han  mamado desde o berce o esforzo e sacrificio que os seus avós e pais realizaron para manter a súa vida onde naceron e darlles a formación que necesitarán para, se así o deciden, emprender os seus proxectos de vida neses mesmos lugares. Esa e non outra será a receita para reverter a tendencia da hemorraxia dos últimos anos.

miércoles, 2 de febrero de 2022

Gracias que nos queda Rafa Nadal

Llevamos mucho tiempo observando como las actuaciones de muchos políticos conducen a diario a un espectáculo poco edificante y constructivo.

Empezaré por las discrepancias internas en los gobiernos, que no solamente los debilitan, sino que los humillan y con ello también a los ciudadanos. 

Desde estas mismas líneas y en más de una ocasión me he referido a las dificultades de gobernar en coalición con fuerzas con las que solamente se tiene en común el objetivo de impedir que gobierne otra fuerza, que generalmente ha sido la más votada y no alcanza la mayoría suficiente para gobernar en solitario. Tenemos múltiples ejemplos que van desde lo más próximo, aquí en Lugo, hasta llegar al Gobierno de la Nación pasando por gobiernos autonómicos, como ocurrió en Galicia cuando el PP le faltó un solo escaño para tener mayoría y gobernó una coalición del PSOE y BNG.

En aquella ocasión puede que todavía recuerden como el presidente Touriño y su vicepresidente Quintana se disputaban las inauguraciones y la gestión tratando de patrimonializarla, hasta el punto de que en sus cuñas publicitarias no se hablaba de la Xunta de Galicia, sino que uno lo hacia de la presidencia y el otro de la vicepresidencia, como si en lugar de un gobierno lo que tuviésemos fuesen dos.

En España, en esta Legislatura, tenemos ejemplos parecidos, o hasta diría que mucho peores. Los ministros de Podemos van por un lado y los socialistas por otro. Son muchos los ejemplos: la reforma de la reforma laboral, el conflicto con Ucrania, las políticas de vivienda, etc.

Como decía al principio, estas formas de actuar y entender la política no sólo tensan la convivencia dentro de los gobiernos, sino que degradan en sí la política y su fin último, que debe ser estar al lado de los ciudadanos para conocer los problemas que les preocupan y poner los medios para resolverlos.

La desafección con la política está llegando a niveles preocupantes. Este fin de semana se producían algunos sucesos que sirven para ilustrarlo. Un partido político, Podemos, anunciaba que llevaría al Congreso de los Diputados la votación del jurado que decidió quién nos representaría en el festival de Eurovisión, acusando el proceso de falta de transparencia. Grave asunto comparado con los problemas reales que hoy más nos deberían preocupar.

Finalizo con lo más próximo, lo que ocurre en nuestra política local como consecuencia de los pactos y acuerdos para formar un bigobierno, dos en uno. Mientras una parte de los concejales venden sus actuaciones y obras con logos asociados a los colores de su partido y bajo la denominación de “tenencia de alcaldía”, ya que no tienen la alcaldía, otros, los que pertenecen al partido que sí la ostenta han pasado de vender sus cosas como “Concello de Lugo” a “Alcaldesa de Lugo”. Mientras, sigue sin ponerse en funcionamiento un auditorio finalizado hace años o sin concederse licencias para seguir rehabilitando la Tinería.

No sé quién habrá aconsejado a nuestra alcaldesa poner el lema institucional de “Alcaldesa de Lugo” en los atriles desde los que habla, pero creo que ha cometido un serio error. Patrimonializar como éxito personal la acción colectiva de un gobierno y en ocasiones de una corporación que gestiona el dinero de todos los ciudadanos no es el mejor camino para dignificar la política. 

Gracias que nos queda Rafa Nadal.


Grazas que nos queda Rafa Nadal

Levamos moito tempo observando como as actuacións de moitos políticos conducen a diario a un espectáculo pouco edificante e construtivo.

Empezarei polas discrepancias internas nos gobernos, que non soamente debilítanos, senón que os humillan e con iso tamén aos cidadáns.

Desde estas mesmas liñas e en máis dunha ocasión referinme ás dificultades de gobernar en coalición con forzas coas que soamente se ten en común o obxectivo de impedir que goberne outra forza, que xeralmente foi a máis votada e non alcanza a maioría suficiente para gobernar en solitario. Temos múltiples exemplos que van desde o máis próximo, aquí en Lugo, ata chegar ao Goberno da Nación pasando por gobernos autonómicos, como ocorreu en Galicia cando o PP faltoulle un só escano para ter maioría e gobernou unha coalición do PSOE e BNG.

Naquela ocasión poida que aínda lembren como o presidente Touriño e o seu vicepresidente Quintana disputábanse as inauguracións e a xestión tratando de patrimonializala, ata o punto de que nas súas cuñas publicitarias non se falaba da Xunta de Galicia, senón que uno o cara a de a presidencia e o outro da vicepresidencia, coma se en lugar dun goberno o que tivésemos fosen dous.

En España, nesta Lexislatura, temos exemplos parecidos, ou ata diría que moito peores. Os ministros de Podemos van por unha banda e os socialistas por outro. Son moitos os exemplos: a reforma da reforma laboral, o conflito con Ucraína, as políticas de vivenda, etc.

Como dicía ao principio, estas formas de actuar e entender a política non só tensan a convivencia dentro dos gobernos, senón que degradan en si a política e o seu fin último, que debe ser estar á beira dos cidadáns para coñecer os problemas que lles preocupan e poñer os medios para resolvelos.

A desafección coa política está a chegar a niveis preocupantes. Esta fin de semana producíanse algúns sucesos que serven para ilustralo. Un partido político, Podemos, anunciaba que levaría ao Congreso dos Deputados a votación do xurado que decidiu quen nos representaría no festival de Eurovisión, acusando o proceso de falta de transparencia. Grave asunto comparado cos problemas reais que hoxe máis nos deberían preocupar.

Finalizo co máis próximo, o que ocorre na nosa política local como consecuencia dos pactos e acordos para formar un bigobierno, dous nun. Mentres unha parte dos concelleiros venden as súas actuacións e obras con logos asociados ás cores do seu partido e baixo a denominación de “tenencia de alcaldía”, xa que non teñen a alcaldía, outros, os que pertencen ao partido que si a ostenta pasaron de vender as súas cousas como “ Concello de Lugo” a “Alcaldesa de Lugo”. Mentres, segue sen poñerse en funcionamento un auditorio finalizado hai anos ou sen concederse licenzas para seguir rehabilitando a Tinería.

Non se quen aconsellaría á nosa alcaldesa poñer o lema institucional de “Alcaldesa de Lugo” nos atrís desde os que fala, pero creo que cometeu un serio erro. Patrimonializar como éxito persoal a acción colectiva dun goberno e en ocasións dunha corporación que xestiona o diñeiro de todos os cidadáns non é o mellor camiño para dignificar a política.

Grazas que nos queda Rafa Nadal.