miércoles, 27 de abril de 2022

La Carta

Con el paso de los años y la llegada de las nuevas tecnologías hemos ido dejando aquella buena costumbre de dirigirnos por carta a los demás. Hoy los email o correos electrónicos han ido suplantando rápidamente al correo ordinario, por lo que para mí recobra más importancia la carta de toda la vida.

Hace unos días el presidente Feijoo le remitía una carta al presidente Sánchez acompañada por un extenso y riguroso documento que contenía un amplio paquete de propuestas concretas y contrastadas para “ayudar” al Gobierno en la principal tarea que debería tener en su agenda: que los españoles que peor están, soportando la disparatada escalada de los precios en los alimentos, la energía eléctrica o los combustibles, puedan superarla sin dejar por el camino sus proyectos vitales. Este documento se denomina “Plan en defensa de las familias y la economía de España”.

Que un líder de la oposición, muy distanciado ideológicamente del Presidente del Gobierno, le aporte estas propuestas con ánimo de ayudar y de arrimar el hombro ya es algo noticiable. Pero si además le explica en una carta cuáles son las razones que le mueven a hacerlo, todavía lo es más. No puedo concebir este hecho en sentido inverso.

En esta carta, Feijoo le describe los acontecimientos “que agravan el balance de la economía española respecto a nuestros socios europeos”. Detalla los tremendos datos de nuestra inflación histórica, un 40% superior; la crisis energética, el ineficaz e insuficiente aprovechamiento de los fondos europeos por parte de España o que los españoles estemos afrontando los precios más altos de los últimos 40 años, con un gobierno que tiene los gastos de funcionamiento y tamaño más elevado de la historia.

En la carta, Feijoo aclara que todas las medidas propuestas en el Plan son “realistas, combinan decisiones inmediatas con otras a medio plazo y pueden afrontarse presupuestariamente, sobre todo a través del incremento de recaudación que la inflación está originando en las arcas publicas”. No se puede describir más elegantemente una situación obscena, la de un gobierno recaudando como nunca por seguir aplicando los mismos tipos de impuestos a unos precios desorbitados.

En un párrafo de esa carta el líder de la oposición le aclara al Presidente del Gobierno que el documento adjunto no ha sido elaborado en exclusiva por el Partido Popular, sino que “en su concepción y desarrollo han participado decenas de personas de la sociedad civil que, siendo conocedoras de esta iniciativa, han formulado sus aportaciones”.

Pero para mí lo más destacable de los párrafos contenidos en la carta y que muestra la verdadera personalidad de Feijoo está contenido en el siguiente: “mi forma de entender la política es de entendimiento y, en mi opinión, ningún otro asunto es más urgente en este momento que trabajar juntos para fortalecer el presente y el futuro económico de los españoles.”

Feijoo se despide recordando que no es frecuente en este momento que el Ejecutivo y la alternativa de Gobierno trabajen juntos en asuntos tan relevantes, y por eso le añade y expresa sin titubeos que “mi voluntad es cambiar esa política y sustituirla por otra que lo considere normal y habitual.”

Lo deseable sería que la carta tenga una contestación a la altura de las circunstancias, y como le dice en su despedida “con la confianza de que así sea”. 

A carta

Co paso dos anos e a chegada das novas tecnoloxías fomos deixando aquel bo costume de dirixirnos por carta aos demais. Hoxe os email ou correos electrónicos foron suplantando rapidamente ao correo ordinario, polo que para min recobra máis importancia a carta de toda a vida.

Hai uns días o presidente Feijoo remitíalle unha carta ao presidente Sánchez acompañada por un extenso e rigoroso documento que contiña un amplo paquete de propostas concretas e contrastadas para “axudar” ao Goberno na principal tarefa que debería ter na súa axenda: que os españois que peor están, soportando a disparatada escalada dos prezos nos alimentos, a enerxía eléctrica ou os combustibles, poidan superala sen deixar polo camiño os seus proxectos vitais. Este documento denomínase “Plan en defensa das familias e a economía de España”.

Que un líder da oposición, moi distanciado ideoloxicamente do Presidente do Goberno, achéguelle estas propostas con ánimo de axudar e de arrimar o ombreiro xa é algo noticiable. Pero se ademais explícalle nunha carta cales son as razóns que lle moven a facelo, aínda o é máis. Non podo concibir este feito en sentido inverso.

Nesta carta, Feijoo descríbelle os acontecementos “que agravan o balance da economía española respecto a os nosos socios europeos”. Detalla os tremendos datos da nosa inflación histórica, un 40% superior; a crise enerxética, o ineficaz e insuficiente aproveitamento dos fondos europeos por parte de España ou que os españois esteamos a afrontar os prezos máis altos dos últimos 40 anos, cun goberno que ten os gastos de funcionamento e tamaño máis elevado da historia.

Na carta, Feijoo aclara que todas as medidas propostas no Plan son “realistas, combinan decisións inmediatas con outras a medio prazo e poden afrontarse  orzamentariamente, sobre todo a través do incremento de recadación que a inflación está a orixinar nas arcas publicas”. Non se pode describir máis  elegantemente unha situación obscena, a dun goberno recadando como nunca por seguir aplicando os mesmos tipos de impostos a uns prezos desorbitados.

Nun parágrafo desa carta o líder da oposición acláralle ao Presidente do Goberno que o documento adxunto non foi elaborado en exclusiva polo Partido Popular, senón que “na súa concepción e desenvolvemento participaron decenas de persoas da sociedade civil que, sendo coñecedoras desta iniciativa, formularon as súas achegas”.

Pero para min o máis destacable dos parágrafos contidos na carta e que mostra a verdadeira personalidade de Feijoo está contido no seguinte: “a miña forma de entender a política é de entendemento e, na miña opinión, ningún outro asunto é máis urxente neste momento que traballar xuntos para fortalecer o presente e o futuro económico dos españois.”

Feijoo despídese lembrando que non é frecuente neste momento que o Executivo e a alternativa de Goberno traballen xuntos en asuntos tan relevantes, e por iso engádelle e expresa sen titubeos que “a miña vontade é cambiar esa política e substituíla por outra que o considere normal e habitual.”

O desexable sería que a carta teña unha contestación á altura das circunstancias, e como lle di na súa despedida “coa confianza de que así sexa”

miércoles, 13 de abril de 2022

¿Qué más tiene que pasar?

Es evidente que nuestra capacidad de aguante y de sorpresa parece no tener límites ni estar cerca de agotarse. Son muchos los ejemplos y circunstancias recientes con los que podría ilustrar este artículo, pero me referiré a uno que sin duda genera preocupación.

El pasado día 5 de abril y en el Pleno del Congreso de los Diputados se producía una de esas circunstancias en las que el hemiciclo se llena con la presencia de diputados y senadores en reunión conjunta de las Cortes Españolas, además de la presencia en las tribunas de ilustres invitados, especialmente del mundo diplomático en esta ocasión.

En esa tarde y a través de unas pantallas habilitadas al efecto pudimos seguir la comparecencia en directo del presidente de Ucrania, Volodymyr Zelensky. No era la primera vez que teníamos la oportunidad de escucharlo desde que comenzó la invasión rusa de su país, pero sí la primera en la que se dirigía directamente a los representantes legítimos del Pueblo Español.

Toda intervención en un idioma desconocido para los que escuchan pierde una buena parte del contenido emocional del discurso, y eso unido a que la interprete no estuvo a la altura de las circunstancias, hizo que el mensaje de Zelensky se viese mermado en empatía y emotividad.

Pero lo que quiero destacar es que si se producía ese acto era porque el presidente ucraniano viene solicitando ayuda internacional ante dirigentes y parlamentos de muchos países integrados en la OTAN, por la grave invasión que está sufriendo y las consecuencias dramáticas para su país. Ya lo hizo, entre otros, ante Estados Unidos, Reino Unido, Francia, y también ante el Vaticano. Su argumento más reiterado ha sido el afirmar que Ucrania esta siendo el banco de pruebas para Putin, y que si este comprueba que los europeos no ponemos freno a esta agresión, seguirá invadiendo otros países.

Finalizada su intervención los allí presentes puestos en pie pudimos exteriorizar nuestras emociones mediante una cerrada y prolongada ovación. Pero una vez más, y ya son demasiadas, volvimos a ser testigos de comportamientos y actitudes muy reprochables en política y también en el comportamiento humano.

Que algunos diputados se desmarcaran del aplauso al presidente ucraniano, entre ellos el único que tiene el BNG, ya de por sí es llamativo, porque a ojos de cualquiera lo que ocurre en aquel país debe merecer la condena más enérgica y unánime de cualquier persona que lo sea. No digamos de cualquiera que se considere demócrata. 

Lo inquietante y a su vez reprobable es que en nuestro Gobierno existan ministros que pertenecen a formaciones políticas que no aplaudan el discurso de Zelensky o que pretendan matizar la barbarie que acontece a diario y ante los ojos del mundo.

No pueden existir ambigüedades ante lo que ya se consideran Crímenes de Guerra que antes o después colocarán a Vladimir Putin ante la Corte Penal Internacional.

Ni el presidente Sánchez, ni sus ministros, que son en conjunto el Gobierno a España, pueden discrepar en esta cuestión, y por ello me pregunto… ¿qué más tiene que pasar para que Sánchez rompa su coalición y busque pactos de Estado con quienes sí defienden claramente los intereses generales de España y no los de países con regímenes totalitarios? 


Que máis ten que pasar?

É evidente que a nosa capacidade de aguante e de sorpresa parece non ter límites nin estar preto de esgotarse. Son moitos os exemplos e circunstancias recentes cos que podería ilustrar este artigo, pero referireime a un que sen dúbida xera preocupación.

O pasado día 5 de abril e no Pleno do Congreso dos Deputados producíase unha desas circunstancias nas que o hemiciclo se enche coa presenza de deputados e senadores en reunión conxunta das Cortes Españolas, ademais da presenza nas tribunas de ilustres convidados, especialmente do mundo diplomático nesta ocasión.

Nesa tarde e a través dunhas pantallas habilitadas para o efecto puidemos seguir a comparecencia en directo do presidente de Ucraína, Volodymyr Zelensky. Non era a primeira vez que tiñamos a oportunidade de escoitalo desde que comezou a invasión rusa do seu país, pero si a primeira na que se dirixía directamente aos representantes lexítimos do Pobo Español.

Toda intervención nun idioma descoñecido para os que escoitan perde unha boa parte do contido emocional do discurso, e iso unido a que a interprete non estivo á altura das circunstancias, fixo que a mensaxe de Zelensky vísese minguado en empatía e emotividade.

Pero o que quero destacar é que se se producía ese acto era porque o presidente ucraíno vén solicitando axuda internacional #ante dirixentes e parlamentos de moitos países integrados na OTAN, pola grave invasión que está a sufrir e as consecuencias dramáticas para o seu país. Xa o fixo, entre outros, #ante Estados Unidos, Reino Unido, Francia, e tamén #ante o Vaticano. O seu argumento máis reiterado foi o afirmar que Ucraína esta sendo o banco de probas para Putin, e que se este comproba que os europeos non poñemos freo a esta agresión, seguirá invadindo outros países.

Finalizada a súa intervención os alí presentes postos en pé puidemos exteriorizar as nosas emocións mediante unha pechada e prolongada ovación. Pero unha vez máis, e xa son demasiadas, volvemos ser testemuñas de comportamentos e actitudes moi  reprochables en política e tamén no comportamento humano.

Que algúns deputados desmarcásense do aplauso ao presidente ucraíno, entre eles o único que ten o BNG, xa de seu é rechamante, porque a ollos de calquera o que ocorre naquel país debe merecer a condena máis enérxica e unánime de calquera persoa que o sexa. Non digamos de calquera que se considere demócrata. 

O inquietante e á súa vez reprobable é que no noso Goberno existan ministros que pertencen a formacións políticas que non aplaudan o discurso de Zelensky ou que pretendan matizar a barbarie que acontece a diario e #ante os ollos do mundo.

Non poden existir ambigüidades #ante o que xa se consideran Crimes de Guerra que antes ou despois colocarán a Vladimir Putin #ante a Corte Penal Internacional.

Nin o presidente Sánchez, nin os seus ministros, que son en conxunto o Goberno a España, poden discrepar nesta cuestión, e por iso pregúntome… que máis ten que pasar para que Sánchez rompa a súa coalición e busque pactos de Estado con quen si defenden claramente os intereses xerais de España e non os de países con réximes totalitarios?