miércoles, 27 de octubre de 2021

Optimismo necesario

En los tiempos que corren no cabe duda que una de las actitudes más necesarias para afrontar los retos y superar las heridas de esta pandemia y sus enormes consecuencias, es la de ser optimistas, aunque cuesta.

Hace unos días en Lugo gracias a la convocatoria realizada por El Progreso, pude escuchar a un insigne economista y estudioso de los problemas que más nos preocupan, pronunciar una conferencia que versaba sobre el paisaje después de la pandemia y las cicatrices que nos dejó. Antón Costas, presidente del Consejo Económico y Social, hizo un repaso sobre algunas de las consecuencias de lo que el virus nos deja, además de las secuelas y pérdidas personales. Habló del incremento de las diferencias sociales o el aumento de la pobreza, especialmente la infantil. A nadie dejó indiferente su comentario sobre la existencia de niños que llegan a su colegio sin desayunar, pero también sin haber cenado en casa la noche anterior. Solo ingieren lo que comen en el Colegio… y los colegios estuvieron cerrados meses.

Para Costas el futuro es prometedor si la nueva economía no deja a nadie atrás. Vaticina una rápida recuperación de la economía porque se resistió y se fortaleció el sector público, algo clave en la recuperación.

Entre sus recetas, evitar la pobreza infantil, garantizar la educación y asegurar la emancipación de los jóvenes. Como en Galicia,donde Feijoo acaba de implantar la universalización de la educación gratuita de 0 a 3 años.

Pero no puedo ocultar que a pesar de ese optimismo, necesario más que nunca para reinventarnos y salir de esta dura crisis, me cuesta no ser escéptico y positivista.

Lo digo porque el día a día no deja titulares que animen al optimismo. La escalada incesante e indecente de los precios de la energía, pronto veremos como repercute en todos los productos. El maíz subiendo un 38%, el trigo un 41%... ¿cómo no vamos anotar los consumidores las subidas hasta del pan, en una ola de inflación que la FAO pronostica en un 32% para los precios de los alimentos?

A esas previsiones de los precios hay que añadir el ambiente en el panorama político e institucional. Sólo algunos ejemplos.

Uno de los partidos que forma parte del Gobierno, Podemos, ataca, llamando “evasor fiscal” a Amancio Ortega fundador de Inditex, por donar al gobierno 280 millones para comprar equipos de protonterapia, tan eficaces en la lucha contra el cáncer.

Desde el Gobierno, ministras de Podemos, anuncian querellas contra la Presidenta del Congreso y acusan de “prevaricación” a los jueces, hablando de “asalto a la democracia”por condenar a un diputado que propinó patadas a un policía.

Y por si nos habíamos creído que la democracia nos cayó del cielo y es interminable, el Rey Felipe VI nos recordaba desde Oviedo la fragilidad de los valores democráticos diciéndonos que “no están garantizados y es necesario defenderlos con firmeza y constancia”, y añadió “el futuro dependerá de que cada uno cumpla con su deber, pero también actué con solidaridad y con cohesión”.

Pues en ese trabajar unidos, sin aislarse, puede que estén algunas de las recetas para no dejar a nadie atrás y poder hablar de una reconstrucción sin brechas sociales. Me quedo con sus palabras para tratar de generar ese optimismo tan necesario en los días que vivimos.

Optimismo necesario

Nos tempos que corren non cabe dúbida que una das actitudes máis necesarias para afrontar os retos e superar as feridas desta pandemia e as súas enormes consecuencias, é a de ser optimistas, aínda que costa.

Hai uns días en Lugo grazas á convocatoria realizada polo Progreso, puiden escoitar a un insigne economista e estudoso dos problemas que máis nos preocupan, pronunciar unha conferencia que versaba sobre a paisaxe despois da pandemia e as cicatrices que nos deixou. Antón Costas, presidente do Consello Económico e Social, fixo un repaso sobre algunhas das consecuencias do que o virus nos deixa, ademais das secuelas e perdas persoais. Falou do incremento das diferenzas sociais ou o aumento da pobreza, especialmente a infantil. A ninguén deixou indiferente o seu comentario sobre a existencia de nenos que chegan ao seu colexio sen almorzar, pero tamén sen cear na casa a noite anterior. Só inxiren o que comen no Colexio… e os colexios estiveron pechados meses.

Para Costas o futuro é prometedor se a nova economía non deixa a ninguén atrás. Vaticina unha rápida recuperación da economía porque se resistiu e fortaleceuse o sector público, algo clave na recuperación.

Entre as súas receitas, evitar a pobreza infantil, garantir a educación e asegurar a emancipación dos mozos. Como en Galicia,onde Feijoo acaba de implantar a universalización da educación gratuíta de 0 a 3 anos.

Pero non podo ocultar que a pesar dese optimismo, necesario máis que nunca para  reinventarnos e saír desta dura crise, cústame non ser escéptico e  positivista.

Dígoo porque o día a día non deixa titulares que animen ao optimismo. A escalada incesante e indecente dos prezos da enerxía, pronto veremos como repercute en todos os produtos. O millo subindo un 38%, o trigo un 41%... como non imos anotar os consumidores as subidas ata do pan, nunha onda de inflación que a  FAO prognostica nun 32% para os prezos dos alimentos?

A esas previsións dos prezos hai que engadir o ambiente no panorama político e institucional. Só algúns exemplos.

Un dos partidos que forma parte do Goberno, Podemos, ataca, chamando “ evasor fiscal” a Amancio Ortega fundador de Inditex, por doar ao goberno 280 millóns para comprar equipos de  protonterapia, tan eficaces na loita contra o cancro.

Desde o Goberno, ministras de Podemos, anuncian querelas contra a Presidenta do Congreso e acusan de “prevaricación” aos xuíces, falando de “asalto á democracia”por condenar a un deputado que propinou patadas a un policía.

E por se nos criamos que a democracia nos caeu do ceo e é interminable, o Rey Felipe VI lembrábanos desde Oviedo a fraxilidade dos valores democráticos dicíndonos que “non están garantidos e é necesario defendelos con firmeza e constancia”, e engadiu “o futuro dependerá de que cada un cumpra co seu deber, pero tamén actuei con solidariedade e con cohesión”.

Pois nese traballar unidos, sen illarse, poida que estean algunhas das receitas para non deixar a ninguén atrás e poder falar dunha reconstrución sen brechas sociais. Quedo coas súas palabras para tratar de xerar ese optimismo tan necesario nos días que vivimos.

miércoles, 13 de octubre de 2021

Faltar al respeto

Para mí no hay cosa peor que mentir y faltar al respeto. En la vida diaria y también en la política. En estos tiempos tan convulsos con sobresaltos continuos, hemos recibido muchas muestras de lo uno y de lo otro, mentiras y faltas de respeto.

Hace unos días me interesaba, dentro de las funciones propias de un diputado, por asuntos relacionados con las infraestructuras ferroviarias en nuestra provincia. Concretamente le preguntaba al Gobierno si tenía en sus planes realizar algún estudio de la posibilidad y el coste de unir por tren Lugo y Santiago, además de la capital lucense con A Mariña, en ambos casos aprovechando las vías ya existentes entre y completando lo que falta. Las respuestas recibidas han sido un despropósito y todo un ejemplo de la falta de respeto desde el Gobierno al trabajo de un diputado que ejerce su labor de control. En esa respuesta escrita no se contiene ni una sola palabra sobre lo que se preguntaba, desviando la atención hacia las obras que actualmente se están contratando entre Lugo y Ourense. Algo así como preguntar por el tiempo y que te contesten con el menú del día.

Siguiendo con más ejemplos de ámbito local, el gobierno municipal y el provincial de Lugo han tenido idénticas actitudes despectivas con la labor de los concejales y diputados provinciales del principal partido en la oposición. Durante la inauguración de las obras que, durante largo tiempo, se realizaron en el Hogar de Santa María en la Ronda de la Muralla fueron inauguradas por el Presidente del ente provincial acompañado exclusivamente por diputados de su partido, y cuando los del Partido Popular quieren visitar el edificio, se les niega el acceso. Lo mismo hizo el gobierno municipal de Lugo a los concejales del PP que intentaron acceder al nuevo Auditorio, que lleva camino de quedarse viejo sin haberse inaugurado. 

En ambas situaciones estamos ante un claro ejemplo de patrimonialización partidista de unos bienes públicos, y además ante una absoluta falta de respeto hacia representantes de los ciudadanos.

En política la mentira en ocasiones parece que se asume como algo normal, incluso habitual, lo que ya de por sí es preocupante. Pero la falta de respeto hacia el rival político, cada día más extendida, dificulta el entendimiento y los necesarios acuerdos. Esto trae consigo el desapego de los ciudadanos hacia quienes previamente han sido elegidos por ellos mismos para que los representen. En definitiva, el camino perfecto para la ruptura de las bases de nuestra convivencia.

Aprecio en todo esto una mezcla de complejo de inferioridad disfrazado de uno de superioridad, revanchismo, oportunismo, soberbia y grandes dosis de narcisismo. Contra ello solo caben conductas de ejemplaridad, de humildad y de no faltar a la verdad. Puede que lo que acabo de escribir, estas últimas palabras, suenen cursis en el contexto actual, pero les digo que las echo de menos, y me gustaría pensar que a muchos de ustedes les ocurre lo mismo.

Faltar ao respecto

Para min non hai cousa peor que mentir e faltar ao respecto. Na vida diaria e tamén na política. Nestes tempos tan convulsos con sobresaltos continuos, recibimos moitas mostras de únoo e do outro, mentiras e faltas de respecto.

Hai uns días interesábame, dentro das funcións propias dun deputado, por asuntos relacionados coas infraestruturas ferroviarias na nosa provincia. Concretamente preguntáballe ao Goberno se tiña nos seus plans realizar algún estudo da posibilidade e o custo de unir por tren Lugo e Santiago, ademais da capital lucense coa Mariña, en ambos os casos aproveitando as vías xa existentes entre e completando o que falta. As respostas recibidas foron un despropósito e todo un exemplo da falta de respecto desde o Goberno ao traballo dun deputado que exerce o seu labor de control. Nesa resposta escrita non se contén nin unha soa palabra sobre o que se preguntaba, desviando a atención cara ás obras que actualmente se están contratando entre Lugo e Ourense. Algo así como preguntar polo tempo e que che contesten co menú do día.

Seguindo con máis exemplos de ámbito local, o goberno municipal e o provincial de Lugo tiveron idénticas actitudes despectivas co labor dos concelleiros e deputados provinciais do principal partido na oposición. Durante a inauguración das obras que, durante longo tempo, realizáronse no Hogar de Santa María na Rolda da Muralla foron inauguradas polo Presidente do ente provincial acompañado exclusivamente por deputados do seu partido, e cando os do Partido Popular queren visitar o edificio, négaselles o acceso. O mesmo fixo o goberno municipal de Lugo aos concelleiros do PP que tentaron acceder ao novo Auditorio, que leva camiño de quedar vello sen inaugurarse. 

En ambas as situacións estamos #ante un claro exemplo de  patrimonialización partidista duns bens públicos, e ademais #ante unha absoluta falta de respecto cara a representantes dos cidadáns.

En política a mentira en ocasións parece que se asume como algo normal, mesmo habitual, o que xa de seu é preocupante. Pero a falta de respecto cara ao rival político, cada día máis estendida, dificulta o entendemento e os necesarios acordos. Isto trae consigo o  desapego dos cidadáns cara a quen previamente foron elixidos por eles mesmos para que os representen. En definitiva, o camiño perfecto para a ruptura das bases da nosa convivencia.

Aprecio en todo isto unha mestura de complexo de inferioridade disfrazado dun de superioridade,  revanchismo, oportunismo, soberbia e grandes doses de  narcisismo. Contra iso só caben condutas de exemplaridade, de humildade e de non faltar á verdade. Poida que o que acabo de escribir, estas últimas palabras, soen ridículas no contexto actual, pero dígolles que as boto de menos, e gustaríame pensar que a moitos de vostedes ocórrelles o mesmo.