miércoles, 26 de febrero de 2020

Intervención de Joaquín García Díez en la Comisión de Agricultura, Pesca y Alimentación



miércoles, 19 de febrero de 2020

La mejor decisión

La vida de cada uno se compone de un conjunto de etapas y en el paso de una a la otra siempre resultan determinantes las decisiones que tomamos ante las opciones o caminos que se nos ofrecen o buscamos.

Para escribir sobre lo que hoy es actualidad, tengo que remontarme a momentos vividos ahora hace cuatro años. Corría el año 2016 y en el panorama político eran muchas las especulaciones en torno a la decisión que adoptaría el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, sobre su futuro político y personal. Las quinielas y cábalas sobre el camino que elegiría eran noticia diaria en aquellos momento. Así hasta que un sábado 2 de abril despejo la incógnita. Lo hizo en un discurso sentido y sincero, entrecortado por una enorme emoción que se desbordaba por momentos, lo que ponía en evidencia la enorme responsabilidad que pesaba en su cabeza y la certeza de saber que no podía elegir el camino más cómodo por el compromiso contraído con su tierra y por no querer defraudarla. 

En aquel momento y desde estas mismas páginas el 8 de abril de aquel año tuve ocasión de escribir que me alegraba la decisión que había tomado ya que eligió “ponerse a disposición de los gallegos, porque a pesar de las renuncias piensa que la política merece la pena por el mero echo de poder ayudar a las personas con dificultades, porque no está para lucir el cargo ni para acomodarse, porque cree en sus errores y aciertos, porque entiende y practica que cuanta más alta es la responsabilidad mayor debe ser la humildad, porque tiene la cabeza y el corazón en Galicia”. Estas fueron mis palabras recogidas de aquel emotivo discurso.

Aquel año, el domingo 25 de septiembre Feijoo conseguía el premio a todo su esfuerzo personal y político. Conseguía su tercera mayoría absoluta en unas elecciones gallegas. Lo hacía en un escenario muy complicado, donde a pesar de la precariedad presupuestaria a la que obligaba la grave crisis económica y social a la que nos habían llevado los gobiernos socialistas, a pesar de un escenario donde el prestigio y reputación de la política tocaba suelo, Feijoo había cumplido con la palabra dada a los gallegos, y por ello el mérito y el premio de las urnas era suyo.

Hoy, cuatro año después, Feijoo ha vuelto a tomar una decisión difícil y comprometida. Ha vuelto a renovar su compromiso con Galicia con el aval de casi 12 años de políticas certeras que han conseguido que los gallegos notasen la recuperación, al tiempo que se convertía en referente y ejemplo para muchos dentro y fuera de Galicia.

El próximo 5 de abril tengo la seguridad de que los gallegos nuevamente, y por cuarta vez, otorgaremos la confianza a la persona que mejor puede seguir rigiendo los destinos de Galicia unos años más. Porque la alternativa asusta más que inquieta y porque cada día quedan menos lideres comprometidos con su tierra y con los problemas reales que demandan soluciones reales. 

Feijoo ya tomó su decisión. La nuestra se la diremos el 5 de abril y estoy seguro que tomaremos la mejor decisión.

A mellor decisión

A vida de cada un componse dun conxunto de etapas e no paso dunha á outra sempre resultan determinantes as decisións que tomamos fronte as opcións ou camiños que se nos ofrecen ou buscamos.

Para escribir sobre o que hoxe é actualidade, teño que remontarme a momentos vividos agora fai catro anos. Corría o ano 2016 e no panorama político eran moitas as especulacións ao redor da decisión que adoptaría o presidente da Xunta, Alberto Núñez Feijoo, sobre o seu futuro político e persoal. As quinielas e cábalas sobre o camiño que elixiría eran noticia diaria naqueles momento. Así ata que un sábado 2 de abril despexo a incógnita. Fíxoo nun discurso sentido e sincero, entrecortado por unha enorme emoción que se desbordaba por momentos, o que poñía en evidencia a enorme responsabilidade que pesaba na súa cabeza e a certeza de saber que non podía elixir o camiño máis cómodo polo compromiso contraído coa súa terra e por non querer defraudala. 

Naquel momento e desde estas mesmas páxinas o 8 de abril daquel ano tiven ocasión de escribir que me alegraba a decisión que tomara xa que elixiu “poñerse ao dispor dos galegos, porque a pesar das renuncias pensa que a política merece a pena polo mero boto de poder axudar ás persoas con dificultades, porque non está para lucir o cargo nin para acomodarse, porque cre nos seus erros e acertos, porque entende e practica que canta máis alta é a responsabilidade maior debe ser a humildade, porque ten a cabeza e o corazón en Galicia”. Estas foron as miñas palabras recollidas daquel emotivo discurso.

Aquel ano, o domingo 25 de setembro Feijoo conseguía o premio a todo o seu esforzo persoal e político. Conseguía a súa terceira maioría absoluta nunhas eleccións galegas. Facíao nun escenario moi complicado, onde a pesar da precariedade orzamentaria á que obrigaba a grave crise económica e social á que nos levaban os gobernos socialistas, a pesar dun escenario onde o prestixio e reputación da política tocaba chan, Feijoo cumprira coa palabra dada aos galegos, e por iso o mérito e o premio das urnas era seu.

Hoxe, catro ano despois, Feijoo volveu a tomar unha decisión difícil e comprometida. Volveu a renovar o seu compromiso con Galicia co aval de case 12 anos de políticas certeiras que conseguiron que os galegos notasen a recuperación, á vez que se convertía en referente e exemplo para moitos dentro e fóra de Galicia.

O próximo 5 de abril teño a seguridade de que os galegos novamente, e por cuarta vez, outorgaremos a confianza á persoa que mellor pode seguir rexendo os destinos de Galicia uns anos máis. Porque a alternativa asusta máis que inquieta e porque cada día quedan menos lideres comprometidos coa súa terra e cos problemas reais que demandan solucións reais. 

Feijoo xa tomou a súa decisión. A nosa dirémoslla o 5 de abril e estou seguro que tomaremos a mellor decisión.

miércoles, 5 de febrero de 2020

Por el mar corren las liebres…

Cuando era niño y en el Colegio nos llevaban de excursión recuerdo con claridad algunas de las canciones que de manera incansable cantábamos o gritábamos hasta el agotamiento. Que si “Para ser conductor de primera…”, que si “Qué buenos son los padres jesuitas que nos llevan de excursión”, y un largo repertorio. Pero hoy me viene que ni pintada una de las letras de aquellas canciones para tratar de poner en clave de humor algo que, por su gravedad y seriedad, solo en esa clave puedo tratar de digerir. 

De lo dicho en los mítines electorales de la última campaña o en el correspondiente debate televisivo, a lo que escuchamos y vemos unas semanas después no encontramos atisbos de coincidencia, y menos de coherencia. No cabrían en este espacio tantas contradicciones y mentiras como las que estamos poco a poco evidenciando de una persona, o de un partido, que en su día utilizó la famosa frase de “los españoles no merecen un gobierno que les mienta”. 

Nos decía hace poco Sánchez aquello de que “no podemos permitir que la gobernabilidad de España descanse en partidos independentistas”, así literalmente. Resulta que ahora descansa en esos partidos la gobernabilidad de España, pero también la de Navarra, la de Cataluña y las que vengan y hagan falta a cambio de perpetuarse en la Moncloa. Cuando algunos entrevistadores desconfiaban de esa afirmación, él insistía con voz de cabreo diciendo “No es no, nunca es nunca, falso es falso” en referencia a esa posibilidad de pactar con separatistas. 

Hay una frase que a mí me quedó grabada a fuego, también salida de esa boquita, “Ni antes ni después ni durante va a pactar el PSOE con el populismo de Podemos. Con Iglesias a ningún lado”. Sin comentarios, solo hay que ver como se quieren y abrazan ahora. 

No menos célebre y contundente resultó escucharle decir en su día aquello de “Sería incapaz de pactar con el populismo que nos lleva a la Venezuela de cartilla de racionamiento”. Hasta que pactaron con ellos y ahora se reúnen con miembros del gobierno de Maduro en aviones, aeropuertos, y pronto nos contarán la décima versión en la que igual se fueron a tomar chocolate con churros a San Ginés. Cualquier cosa ya es posible en este ambiente de mentiras, mentiras y más mentiras. 

No dejo de imaginar las reacciones que se estarían produciendo si cualquiera de estas mentiras, engaños y tomaduras de pelo a los ciudadanos las hubiera propiciado un miembro del Partido Popular. Arderían las redes sociales y posiblemente las calles. 

La Legislatura acaba de arrancar, con desplantes al Rey de los mismos en los que se apoya el gobierno, y estos precedentes auguran tardes de gloria, muchos días de tensión que requerirán calma y réplica firme, pero que espero sirvan para que muchos españoles distingan entre la realidad de los hechos y los eslóganes de campaña, las promesas y compromisos sellados a fuego bajo un manto de mentiras. 

Me pregunto si en las reuniones multitudinarias del Consejo de Ministros cantarán sus 23 integrantes: “Por el mar corren las liebres, por el mar corren las liebres, y por el monte las sardinas, tralará y por el monte las sardinas”, así empezaba aquella canción que después añadía “vamos a contar mentiras tralará, vamos a contar mentiras”… 


Polo mar corren as lebres…. 

Cando era neno e no Colexio levábannos de excursión lembro con claridade algunhas das cancións que de maneira incansable cantabamos ou gritabamos ata o esgotamento. Que se “Para ser condutor de primeira…”, que se “Que bos son os pais xesuítas que nos levan de excursión”, e un longo repertorio. Pero hoxe vénme que nin pintada unha das letras daquelas cancións para tratar de poñer en clave de humor algo que, pola súa gravidade e seriedade, só nesa clave podo tratar de dixerir. 

Do devandito nos mitins electorais da última campaña ou no correspondente debate televisivo, ao que escoitamos e vemos unhas semanas despois non atopamos indicios de coincidencia, e menos de coherencia. Non caberían neste espazo tantas contradicións e mentiras como as que estamos aos poucos evidenciando dunha persoa, ou dun partido, que no seu día utilizou a famosa frase de “os españois non merecen un goberno que lles minta”. 

Dicíanos hai pouco Sánchez aquilo de que “non podemos permitir que a gobernabilidade de España descanse en partidos independentistas”, así literalmente. Resulta que agora descansa neses partidos a gobernabilidade de España, pero tamén a de Navarra, a de Cataluña e as que veñan e fagan falta a cambio de perpetuarse na Moncloa. Cando algúns entrevistadores desconfiaban desa afirmación, el insistía con voz de cabreo dicindo “Non é non, nunca é nunca, falso é falso” en referencia a esa posibilidade de pactar con separatistas. 

Hai unha frase que a min quedoume gravada a lume, tamén saída desa boca, “Nin antes nin despois nin durante vai pactar o PSOE co populismo de Podemos. Con Iglesias a ningún lado”. Sen comentarios, só hai que ver como se queren e abrazan agora. 

Non menos soado e contundente resultou escoitarlle dicir no seu día aquilo de “Sería incapaz de pactar co populismo que nos leva á Venezuela de cartilla de racionamento”. Ata que pactaron con eles e agora reúnense con membros do goberno de Maduro en avións, aeroportos, e pronto nos contarán a décima versión na que igual se foron a tomar chocolate con churros a San Ginés. Calquera cousa xa é posible neste ambiente de mentiras, mentiras e máis mentiras. 

Non deixo de imaxinar as reaccións que se estarían producindo se calquera destas mentiras, enganos e tomaduras de pelo aos cidadáns propiciounas un membro do Partido Popular. Arderían as redes sociais e posiblemente as rúas. 

A Lexislatura acaba de arrincar, con desplantes ao Rey dos mesmos nos que se apoia o goberno, e estes precedentes auguran tardes de gloria, moitos días de tensión que requirirán calma e réplica firme, pero que espero sirvan para que moitos españois distingan entre a realidade dos feitos e os eslóganes de campaña, as promesas e compromisos selados a lume baixo un manto de mentiras. 

Pregúntome se nas reunións multitudinarias do Consello de Ministros cantarán os seus 23 integrantes: “Polo mar corren as lebres, polo mar corren as lebres, e polo monte as sardiñas, tralará e polo monte as sardiñas”, así empezaba aquela canción que despois engadía “imos contar mentiras tralará, imos contar mentiras”...