miércoles, 17 de febrero de 2021

Juntos y revueltos

Por todos es conocido el mal ambiente reinante en el seno del Consejo de Ministros, en la cocina de Moncloa. Sabíamos que el aceite no se mezcla con el agua y también que el chef de la cocina monclovita buscaría a diario recetas que permitan con ligar ambos elementos y con ello permitirle seguir al calor de esos privilegiados fogones. También sabemos que el vicepresidente Iglesias no es hombre de gestión, sino de provocación y soflamas dando espectáculo para seguir subiendo en cuota de pantalla.

Somos muchos los que pensamos que en esa cocina, por seguir con el símil, el pinche cuestiona la salubridad del establecimiento o la calidad de los ingredientes mientras que Sánchez que se las da de gran chef, guarda silencio y mira para otro lado. Es lo que con gran difusión y ningún arrepentimiento acaba de hacer Pablo Iglesias cuando hace pocos días criticó la democracia española, “en España no hay una situación de plena normalidad democrática”, dixit.

En lo que si tiene razón es en que esa imperfección de nuestra democracia le ha permitido a él y a su pareja sentarse juntos en el mismo Gobierno y pagar con cargo al dinero público la niñera que cuida de sus hijos. Esto sí que es un ejemplo de la imperfección democrática.

Los silencios del chef Sánchez ante los exabruptos de su pinche, su estrategia de que nada malo va con él ha quedado confirmada, pero olvida que quien calla otorga.

Juntos y revueltos andan todos, y no sólo entre rojos y morados sino dentro de las mismas filas socialistas donde las discrepancias son cada día más notorias. Sólo un ejemplo, no hay espacio para más: La Vicepresidenta Ribera hace bandera de la protección del lobo mientras su colega de agricultura le enseña la tarjeta roja.

El revoltijo en la cocina es muy serio, y mucho más cuando los que hablan son los que visten delantal morado. No sólo por sus cuestionamientos a la democracia, también por sus ataques a la Jefatura del Estado, a la monarquía, con la colaboración de la televisión pública, sus ataques a la Justicia en la cara del Consejo General del Poder Judicial, sus disparatadas propuestas con leyes como la ley trans, la de vivienda, la del salario mínimo o la de las pensiones. Todas ellas paralizadas por los enfrentamientos constantes dentro de esa cocina. Unos prefieren la sal, otros la pimienta, y mientras los comensales, los españoles, a pan y agua.

Este domingo 14 y con eses ambiente en la cocina, en el comedor los comensales que esperaban por sus platos se han sobresaltado al abrirse de golpe las ventanas y entrar una fuerte tramontana que levanta los manteles y lanza al suelo copas y cubiertos.

Los españoles tienen muchos motivos de preocupación, por si los efectos de la pandemia en la salud y en los trabajos no fuesen ya suficientes. A un gobierno de personas juntas y revueltas se le unirán ahora las nuevas amenazas, escenarios a día de hoy abiertos e inciertos que pueden abocar al chef a nuevas cesiones que le permitan seguir cocinando, eso sí, unos platos que a los españoles cada día se nos hacen más intragables.

Xuntos e revoltos

Por todos é coñecido o mal ambiente reinante no seo do Consello de Ministros, na cociña de Moncloa. Sabiamos que o aceite non se mestura coa auga e tamén que o chef da cociña  monclovita buscaría a diario receitas que permitan con ligar ambos os elementos e con iso permitirlle seguir á calor deses privilexiados fogóns. Tamén sabemos que o vicepresidente Iglesias non é home de xestión, senón de provocación e  soflamas dando espectáculo para seguir subindo en cota de pantalla.

Somos moitos os que pensamos que nesa cociña, por seguir co  símil, o pique cuestiona a salubridade do establecemento ou a calidade dos ingredientes mentres que Sánchez que llas dá de gran chef, garda silencio e mira para outro lado. É o que con gran difusión e ningún arrepentimento acaba de facer Pablo Iglesias cando hai poucos días criticou a democracia española, “en España non hai unha situación de plena normalidade democrática”,  dixit.

No que se ten razón é en que esa imperfección da nosa democracia permitiulle a el e á súa parella sentar xuntos no mesmo Goberno e pagar con cargo ao diñeiro público a aia que coida dos seus fillos. Isto si que é un exemplo da imperfección democrática.

Os silencios do chef Sánchez fronte os  exabruptos do seu pique, a súa estratexia de que nada malo vai con el quedou confirmada, pero esquece que quen cala outorga.

Xuntos e revoltos andan todos, e non só entre vermellos e morados senón dentro das mesmas filas socialistas onde as discrepancias son cada día máis notorias. Só un exemplo, non hai espazo para máis: A Vicepresidenta Ribeira fai bandeira da protección do lobo mentres o seu colega de agricultura ensínalle a tarxeta vermella.

O  revoltijo na cociña é moi serio, e moito máis cando os que falan son os que visten mandil morado. Non só polos seus  cuestionamientos á democracia, tamén polos seus ataques á Xefatura do Estado, á monarquía, coa colaboración da televisión pública, os seus ataques á Xustiza na cara do Consello Xeral do Poder Xudicial, as súas disparatadas propostas con leis como a lei  trans, a de vivenda, a do salario mínimo ou a das pensións. Todas elas paralizadas polos enfrontamentos constantes dentro desa cociña. Uns prefiren o sal, outros a pementa, e mentres os comensais, os españois, a pan e auga.

Este domingo 14 e con  eses ambiente na cociña, no comedor os comensais que esperaban polos seus pratos sobresaltáronse ao abrirse de golpe as xanelas e entrar unha forte  tramontana que levanta os manteis e lanza ao adoito copas e cubertos.

Os españois teñen moitos motivos de preocupación, por se os efectos da pandemia na saúde e nos traballos non fosen xa suficientes. A un goberno de persoas xuntas e revoltas uniránselle agora as novas ameazas, escenarios a día de hoxe abertos e incertos que poden abocar ao chef a novas cesións que lle permitan seguir cociñando, iso si, uns pratos que aos españois cada día fánsenos máis  intragables.

miércoles, 3 de febrero de 2021

Fatiga

Durante el fin de semana he leído varios artículos firmados por psicólogos en los que relatan lo que sus pacientes les transmiten en sus consultas.

Síntomas como la tristeza o la falta de motivación se encuentran entre los más frecuentes en una sociedad cada día más cansada. Cansada de hacer esfuerzos que el Gobierno exige y sin que a cambio acabemos de ver la salida al túnel, largo túnel de esta pandemia.

Van ya 11 meses desde que irrumpió en nuestras vidas una pesadilla que nunca antes pensamos que llegaríamos a experimentar. Además del largo período de tiempo sin obtener recompensas a tantos sacrificios personales y económicos, otro de los factores que contribuye a esta fatiga es la falta de una información clara y sincera, y transmitida con empatía desde el Gobierno.

Nos han dicho tantas mentiras (“ hemos doblegado la curva”, “ya hemos vencido al virus”, etc.), tantos mensajes contradictorios (“la mascarilla no es necesaria”, “la más carilla es la mejor manera de protegernos”), tanta incompetencia (anuncio a bombo y platillo de la llegada de la vacuna y luego los fines de semana no se vacuna o hay que dejar de hacerlo por falta de dosis), tantas cosas que lo que necesitamos más que nunca son explicaciones creíbles, claras, que sepamos a que nos enfrentamos y cual es el horizonte veraz para salir del túnel. Si esto no se produce tengan la seguridad de que cada día serán más los que encuentren cobijo entre los negacionistas de la pandemia y justificación a sus conductas intolerables.

Son muchos los que han perdido su trabajo y muchos más los que, en sectores como la hostelería, han cerrado sus negocios, algunos para no volver a abrir. Lo que necesitan es ayuda, no solo consuelo, ayuda económica ya. Y aquí en Galicia tenemos un ejemplo de cómo no se debe actuar. Si lo urgente para este sector es la ayuda económica, y las distintas administraciones, desde la local a la autonómica (la central está desaparecida), decidieron crear un fondo de ayuda con aportaciones conjuntas, ¿cómo es posible que no haya acuerdo en la manera de repartir estas ayudas?, ¿cómo no entienden que debe encargarse de ello la que tenga más medios y ha demostrado más eficacia? La respuesta es bien sencilla, la foto. Todos los que exigen ayuda para que la Xunta se haga cargo de sus problemas, ahora lo que quieren y no están dispuestos a ceder, es la foto entregando el talón. La foto, esa es la respuesta, y esta respuesta es la mejor muestra del egoísmo personal que impide que salgamos de esta crisis más fortalecidos, porque con estos ejemplos el sentimiento en la sociedad es de abandono, de sálvese quien pueda.

Si ello no fuese poco, también está la incoherencia que acaba por rompernos los esquemas. Con ese cansancio social y los sanitarios agotados, con una sociedad en su mayor parte cumplidora, acabamos de ver como en Cataluña políticos presos pueden salir de la cárcel abrazarse y mitinear sin limites, a los ciudadanos confinados autorizarles para romper su confinamiento y acudir a los mítines. Todo incoherencia, también burla.

Para superar tanta fatiga todos coincidimos en la necesidad de la unión y la colaboración, todo lo contrario a lo que algunos hoy y desde el escenario político nos están ofreciendo.


Fatiga

Durante a fin de semana lin varios artigos asinados por psicólogos nos que relatan o que os seus pacientes transmítenlles nas súas consultas.

Síntomas como a tristeza ou a falta de motivación atópanse entre os máis frecuentes nunha sociedade cada día máis cansa. Cansa de facer esforzos que o Goberno esixe e sen que a cambio acabemos de ver a saída ao túnel, longo túnel desta pandemia.

Van xa 11 meses desde que irrompeu nas nosas vidas un pesadelo que nunca antes pensamos que chegariamos a experimentar. Ademais do longo período de tempo sen obter recompensas a tantos sacrificios persoais e económicos, outro dos factores que contribúe a esta fatiga é a falta dunha información clara e sincera, e transmitida con empatía desde o Goberno.

Dixéronnos tantas mentiras (“ dobregamos a curva”, “xa vencemos ao virus”, etc.), tantas mensaxes contraditorias (“a máscara non é necesaria”, “a máis cara é a mellor maneira de protexernos”), tanta incompetencia (anuncio aos catro ventos da chegada da vacina e logo as fins de semana non se vacúa ou hai que deixar de facelo por falta de dose), tantas cousas que o que necesitamos máis que nunca son explicacións cribles, claras, que saibamos a que nos enfrontamos e cal é o horizonte veraz para saír do túnel. Se isto non se produce teñan a seguridade de que cada día serán máis os que atopen acubillo entre os negacionistas da pandemia e xustificación ás súas condutas intolerables.

Son moitos os que perderon o seu traballo e moitos máis os que, en sectores como a hostalería, pecharon os seus negocios, algúns para non volver abrir. O que necesitan é axuda, non só consolo, axuda económica xa. E aquí en Galicia temos un exemplo de como non se debe actuar. Se o urxente para este sector é a axuda económica, e as distintas administracións, desde a local á autonómica (a central está desaparecida), decidiron crear un fondo de axuda con achegas conxuntas, como é posible que non haxa acordo na maneira de repartir estas axudas?, como non entenden que debe encargarse diso a que teña máis medios e demostrou máis eficacia? A resposta é ben sinxela, a foto. Todos os que esixen axuda para que a Xunta fágase cargo dos seus problemas, agora o que queren e non están dispostos a ceder, é a foto entregando o talón. A foto, esa é a resposta, e esta resposta é a mellor mostra do egoísmo persoal que impide que salgamos desta crise máis fortalecidos, porque con estes exemplos o sentimento na sociedade é de abandono, de sálvese quen poida.

Se iso non fose pouco, tamén está a incoherencia que acaba por rompernos os esquemas. Con ese cansazo social e os sanitarios esgotados, cunha sociedade na súa maior parte cumpridora, acabamos de ver como en Cataluña políticos presos poden saír do cárcere abrazarse e mitinear sen limites, aos cidadáns confinados autorizarlles para romper o seu confinamento e acudir aos mitins. Todo incoherencia, tamén burla.

Para superar tanta fatiga todos coincidimos na necesidade da unión e a colaboración, todo o contrario ao que algúns hoxe e desde o escenario político están a ofrecernos.