miércoles, 24 de julio de 2019

Tribuna o pedestal

Como podrán imaginar estas letras se escriben después de escuchar las intervenciones del primer día del debate de investidura en el Congreso. Tengo que reconocer que es difícil ser imparcial pero espero coincidir en muchas de las apreciaciones o sensaciones provocadas por los intervinientes en los españoles.

Lo lógico es escuchar primero al candidato a presidir nuestro gobierno antes de opinar sobre su idoneidad, al igual que no se puede puntuar un examen antes de realizarlo. Reconozco que tenía una idea preconcebida del candidato que me hacía difícil esperar algo diferente, pero su discurso de dos horas ha contribuido a empeorar las previsiones iniciales y a mostrarme firmemente convencido de la necesidad de suspender el examen al candidato.

Cuando alguien pretende ganarse la confianza de los demás, lo primero que debe hacer es poner todas las cartas sobre la mesa, mostrarse humilde y clarificar al máximo sus propuestas, concretándolas y diciendo cómo y con quién piensa llevarlas adelante. Pues bien, el candidato a Presidente no solo no mostró sus bazas sino que se guardó todo lo que pudo en la manga. Especialmente la carta que muestra el problema más grave al que se tiene que enfrentar el gobierno español, el mayor ataque al sistema democrático y constitucional del Estado, el desafío de los independentistas de Cataluña. Dos hora de intervención y ni una referencia a Cataluña. Esa carta no la quiso enseñar en la primera tanda, pero más tarde y a requerimiento de otros líderes políticos se vio obligado, y empeoró las previsiones, porque esa carta llevaba escrito que el problema catalán lo arreglaba retomando el Estatuto que condenó el Tribunal Constitucional. 

Sobre la necesaria actitud de humildad… ¡qué quieren que les diga! Su actitud era más propia de aquel que te dice que o estás conmigo o contra mí, del que cuando relató los logros de estos años en España como propios, no tuvo la decencia de citar a los gobiernos que consiguieron salvar a nuestro país del anunciado rescate, de agradecer los sacrificios de los españoles, que lograron remontar la grave crisis económica y hacer que las cifras del paro vuelvan a estar a los niveles previos a la crisis del 2008.

Su discurso, lejos de concretar qué y con quién piensa hacer en los próximos cuatro años, más bien fue una declaración de intenciones sobre seis grandes objetivos lo suficientemente importantes para no quedarse en generalidades, teniendo en cuenta además que en sus intervenciones el candidato no tiene límite de tiempo. Todos esos objetivos concluían con el deseo de que España sea líder del mundo mundial en todos y cada uno de ellos.

En definitiva el candidato parecía, como le recordó Pablo Casado, confundir una investidura con una impostura, a sus adversarios con sus súbditos, y en definitiva, la tribuna con un pedestal.

Tribuna ou pedestal

Como poderán imaxinar estas letras escríbense despois de escoitar as intervencións do primeiro día do debate de investidura no Congreso. Teño que recoñecer que é difícil ser imparcial pero espero coincidir en moitas das apreciacións ou sensacións provocadas polos intervenientes nos españois.

O lóxico é escoitar primeiro ao candidato para presidir o noso goberno antes de opinar sobre a súa idoneidade, do mesmo xeito que non se pode puntuar un exame antes de realizalo. Recoñezo que tiña unha idea preconcibida do candidato que me facía difícil esperar algo diferente, pero o seu discurso de dúas horas contribuíu a empeorar as previsións iniciais e a mostrarme firmemente convencido da necesidade de suspender o exame ao candidato.

Cando alguén pretende gañarse a confianza dos demais, o primeiro que debe facer é poñer todas as cartas sobre a mesa, mostrarse humilde e clarificar ao máximo as súas propostas, concretándoas e dicindo como e con quen pensa levalas adiante. Pois ben, o candidato a Presidente non só non mostrou as súas bazas senón que se gardou todo o que puido na manga. Especialmente a carta que mostra o problema máis grave ao que se ten que enfrontar o goberno español, o maior ataque ao sistema democrático e constitucional do Estado, o desafío dos independentistas de Cataluña. Dúas hora de intervención e nin unha referencia a Cataluña. Esa carta non a quixo ensinar na primeira quenda, pero máis tarde e a requirimento doutros líderes políticos viuse obrigado, e empeorou as previsións, porque esa carta levaba escrito que o problema catalán arranxábao retomando o Estatuto que condenou o Tribunal Constitucional. 

Sobre a necesaria actitude de humildade… que queren que lles diga! A súa actitude era máis propia daquel que che di que ou estás comigo ou contra min, do que cando relatou os logros destes anos en España como propios, non tivo a decencia de citar aos gobernos que conseguiron salvar ao noso país do anunciado rescate, de agradecer os sacrificios dos españois, que lograron remontar a grave crise económica e facer que as cifras do paro volvan estar aos niveis previos á crise do 2008.

O seu discurso, lonxe de concretar que e con quen pensa facer no próximos catro anos, máis ben foi unha declaración de intencións sobre seis grandes obxectivos o suficientemente importantes para non quedar en xeneralidades, tendo en conta ademais que nas súas intervencións o candidato non ten límite de tempo. Todos eses obxectivos concluían co desexo de que España sexa líder do mundo mundial en todos e cada un deles.

En definitiva o candidato parecía, como lle lembrou Pablo Casado, confundir unha investidura cunha impostura, aos seus adversarios cos seus súbditos, e en definitiva, a tribuna cun pedestal.

miércoles, 10 de julio de 2019

Sesión continua

Cuando se celebraron las últimas elecciones generales en España, hace ya más de dos meses, en estas mismas páginas tuve oportunidad de escribir que tenía la seguridad de que el Presidente en funciones, Pedro Sánchez, no movería ficha ni daría ningún paso para someterse a la sesión de investidura hasta que terminara de realizar todos los posibles cambios de cromos que las elecciones municipales y autonómicas le brindarían. Ya estamos viendo que ese intercambio de gobiernos y alcaldías está teniendo algunos protagonistas y resultados hasta ahora impensables, lo que se comprueba citando solamente el ejemplo de Navarra.

Lo que realmente no llegué a imaginar es que la dilación en poner en marcha todos los mecanismos previstos tras esas elecciones pudiera alcanzar el nivel de paralización en el que nos encontramos. Las Cortes Generales constituidas pero sin funcionamiento, el Gobierno de España en funciones y una, cada día más posible, repetición electoral asomando por el horizonte.

Lo que resulta evidente es que Sánchez parece no tener prisa pues al fin y al cabo él se encuentra ya viviendo en la Moncloa, lo que desde un principio era y sigue siendo su prioridad. El tiempo sigue jugando a favor de sus intereses. Entre tanto y sin mover un dedo pasa la responsabilidad de esta situación de paralización a los demás grupos entre los que las estrategias y movimientos de algunos parecen responder en mayor medida a intereses partidistas y electorales, y en menor proporción al interés general de la Nación. 

Mientras en la zona de la derecha el espectáculo lo están dando algunos responsables de Ciudadanos y Vox con sus recelos, cambios de rumbo constantes y algunas salidas de tono, en la parte izquierda la película va de ver si finalmente Pablo Iglesias se monta o no en el coche oficial de algún ministerio a cambio de prestar los votos de su formación para que Sánchez sea investido y a continuación le entregue una cartera ministerial, o algunas más.

El espectáculo lleva tiempo resultando cansino y empieza a rozar lo burlesco. Burla de la política en minúsculas a la Ciudadanía con mayúsculas. 

Es posible que esta situación no se deba a una sola causa. Falta de cultura democrática, inmadurez de algunos líderes políticos, Ley electoral claramente imperfecta y necesitada de más de una pensada colectiva para su modificación, intereses personales, y otra serie de razones están detrás de esta interminable sesión continua.

Por ahora solo sabemos que el día 22 empezará la verdadera función, la del sometimiento a la investidura del presidente. También que el 23 votaremos y con seguridad no alcanzará la necesaria mayoría absoluta que está regulada. Que el día 25, por cierto día de Santiago apóstol, se volverá a repetir la votación debiendo en esta ocasión obtener más síes que noes.

A partir de ahí la incertidumbre. De no salir investido el candidato ese día el reloj se pone en marcha y dispondrá de dos meses para intentarlo las veces que haga falta y seguir negociando. De él dependerá en gran medida la duración de esta bochornosa sesión continua.


Sesión continua


Cando se celebraron as últimas eleccións xerais en España, fai xa máis de dous meses, nestas mesmas páxinas tiven oportunidade de escribir que tiña a seguridade de que o Presidente en funcións, Pedro Sánchez, non movería ficha nin daría ningún paso para someterse á sesión de investidura ata que terminase de realizar todos os posibles cambios de cromos que as eleccións municipais e autonómicas brindaríanlle. Xa estamos a ver que ese intercambio de gobernos e alcaldías está a ter algúns protagonistas e resultados ata agora impensables, o que se comproba citando soamente o exemplo de Navarra.

O que realmente non cheguei a imaxinar é que a dilación en poñer en marcha todos os mecanismos previstos tras esas eleccións puidese alcanzar o nivel de paralización no que nos atopamos. As Cortes Xerais constituídas pero sen funcionamento, o Goberno de España en funcións e unha, cada día máis posible, repetición electoral asomando polo horizonte.

O que resulta evidente é que Sánchez parece non ter présa pois á fin e ao cabo el atópase xa vivindo na Moncloa, o que desde un principio era e segue sendo a súa prioridade. O tempo segue xogando a favor dos seus intereses. Entre tanto e sen mover un dedo pasa a responsabilidade desta situación de paralización aos demais grupos entre os que as estratexias e movementos dalgúns parecen responder en maior medida a intereses partidistas e electorais, e en menor proporción ao interese xeral da Nación. 

Mentres na zona da dereita o espectáculo están a dalo algúns responsables de Cidadáns e Vox cos seus receos, cambios de rumbo constantes e algunhas saídas de ton, na parte esquerda a película vai de ver se finalmente Pablo Iglesias móntase ou non no coche oficial dalgún ministerio a cambio de prestar os votos da súa formación para que Sánchez sexa investido e a continuación entréguelle unha carteira ministerial, ou algunhas máis.

O espectáculo leva tempo resultando pousado e empeza a rozar o burlesco. Burla da política en minúsculas á Cidadanía con maiúsculas. 

É posible que esta situación non se deba a unha soa causa. Falta de cultura democrática, inmadurez dalgúns líderes políticos, Lei electoral claramente imperfecta e necesitada de máis dunha pensada colectiva para a súa modificación, intereses persoais, e outra serie de razóns están detrás desta interminable sesión continua.

Por agora só sabemos que o día 22 empezará a verdadeira función, a do sometemento á investidura do presidente. Tamén que o 23 votaremos e con seguridade non alcanzará a necesaria maioría absoluta que está regulada. Que o día 25, por certo día de Santiago apóstolo, volverá repetir a votación debendo nesta ocasión obter máis sies que nons.

A partir de aí a incerteza. De non saír investido o candidato ese día o reloxo ponse en marcha e dispoñerá de dous meses para tentalo as veces que faga falta e seguir negociando. Del dependerá en gran medida a duración desta bochornosa sesión continua.