miércoles, 27 de diciembre de 2017

Los discursos del Rey

La noche del 24 de diciembre tuvimos una nueva ocasión de escuchar a nuestro Rey en el ya tradicional discurso navideño. Era la primera ocasión tras dirigirse a los españoles después del histórico discurso del 3 de octubre en respuesta al golpe independentista.

El del 3 de octubre marcó un antes y un después dentro del proceso de golpe en Cataluña y actuó como resorte en la respuesta y reacción colectiva del Estado ante lo que, y recordando sus propias palabras, calificó como “una deslealtad inadmisible”. Aquel discurso ya forma parte de la Historia de su reinado y sirvió también para reafirmar la solidez de la monarquía parlamentaria en España.

El discurso navideño contenía mensajes directos en los que, al tiempo que llamaba a las cosas por su nombre, predominaba el tono conciliador. Además de abordar un repaso a los grandes retos y preocupaciones de los españoles en estos momentos como la violencia de género, el empleo, el terrorismo yihadista, el cambio climático y sus consecuencias, la corrupción… dedicaba también un espacio significativo y especial a Cataluña y la nueva etapa abierta tras la elecciones del pasado día 21 de diciembre, después de un año “difícil para nuestra vida en común”, en el que recalcó que no se puede repetir el mismo camino que ha dividido seriamente a familias y amigos. El único camino posible nos lo señaló en sus palabras, el que recorramos sin enfrentamientos ni exclusiones. 

Nuestro Jefe de Estado enumeró una buena relación de los méritos que tiene España, méritos que con frecuencia tendemos a olvidar por considerarlos etéreos. Así se refirió a los méritos como sociedad, como democracia, realidad histórica plural y unida, como país europeo moderno y avanzado y en sus propias palabras “inspirada en una irrenunciable voluntad de concordia”.

Si estas citas fueron importantes, relevante resultó su referencia explicita al reconocimiento del sentimiento nacional español que afloró ante el desafío independentista poniendo énfasis espacial en sus hondas raíces “mucho más de lo que podíamos imaginar”, algo de lo que todos hemos sido conscientes con enorme satisfacción y de lo que debemos sentirnos orgullosos sin ningún tipo de complejos, infundiendo renovadas esperanzas para afrontar unidos los retos que tenemos por delante.

La petición de Felipe VI para esta nueva etapa resulta clara en su llamamiento a la concordia: respetar la pluralidad defendiendo las ideas pero sin imposición a los demás. Claro mensaje a los nacionalistas que en estos días realizan cábalas para la formación de un gobierno que pretende volver a contar con políticos huidos de España o imputados por graves faltas que podrían acabar en importantes condenas. Un mensaje a los nacionalistas para que, de gobernar, lo hagan para todos los catalanes, recuperando la convivencia y la serenidad.

Los discursos del Rey son los de un monarca cercano y útil a los españoles, por eso son algo más que discursos.

Os discursos do Rey

A noite do 24 de decembro tivemos unha nova ocasión de escoitar ao noso Rey no xa tradicional discurso do Nadal. Era a primeira ocasión tras dirixirse aos españois despois do histórico discurso do 3 de outubro en resposta ao golpe independentista.

O do 3 de outubro marcou un antes e un despois dentro do proceso de golpe en Cataluña e actuou como resorte na resposta e reacción colectiva do Estado ante o que, e lembrando as súas propias palabras, cualificou como “unha deslealdade inadmisible”. Aquel discurso xa forma parte da Historia do seu reinado e serviu tamén para reafirmar a solidez da monarquía parlamentaria en España.

O discurso do Nadal contiña mensaxes directas nos que, á vez que chamaba ás cousas polo seu nome, predominaba o ton conciliador. Ademais de abordar un repaso aos grandes retos e preocupacións dos españois nestes momentos como a violencia de xénero, o emprego, o terrorismo yihadista, o cambio climático e as súas consecuencias, a corrupción… dedicaba tamén un espazo significativo e especial a Cataluña e a nova etapa aberta tras a eleccións do pasado día 21 de decembro, despois dun ano “difícil para a nosa vida en común”, no que recalcou que non se pode repetir o mesmo camiño que dividiu seriamente a familias e amigos. O único camiño posible sinalóunolo nas súas palabras, o que percorramos sen enfrontamentos nin exclusións. 

O noso Xefe de Estado enumerou unha boa relación dos méritos que ten España, méritos que con frecuencia tendemos a esquecer por consideralos etéreos. Así se referiu aos méritos como sociedade, como democracia, realidade histórica plural e unida, como país europeo moderno e avanzado e nas súas propias palabras “inspirada nunha irrenunciable vontade de concordia”.

Se estas citas foron importantes, relevante resultou a súa referencia explicita ao recoñecemento do sentimento nacional español que aflorou ante o desafío independentista poñendo énfase espacial nas súas fondas raíces “moito máis do que podiamos imaxinar”, algo do que todos fomos conscientes con enorme satisfacción e do que debemos sentirnos orgullosos sen ningún tipo de complexos, infundindo renovadas esperanzas para afrontar unidos os retos que temos por diante.

A petición de Felipe VI para esta nova etapa resulta clara no seu chamamento á concordia: respectar a pluralidade defendendo idéalas pero sen imposición aos demais. Clara mensaxe aos nacionalistas que nestes días realizan cábalas para a formación dun goberno que pretende volver contar con políticos fuxidos de España ou imputados por graves faltas que poderían acabar en importantes condenas. Unha mensaxe aos nacionalistas para que, de gobernar, fágano para todos os cataláns, recuperando a convivencia e a serenidade.

Os discursos do Rey son os dun monarca próximo e útil aos españois, por iso son algo máis que discursos.

miércoles, 13 de diciembre de 2017

Brazos abiertos

Hace unas semanas tuve la ocasión de participar en una Conferencia de la Unión Interparlamentaria en Malta para abordar el tema de las migraciones en el Mediterráneo. Allí tuve conocimiento de que en el puerto se encontraba amarrada la embarcación perteneciente a la ONG “Open Arms” (Brazos Abiertos). Este breve artículo es una reflexión sobre el contenido de la visita y lo que allí vimos y escuchamos.

Esta ONG con domicilio en España opera a través de un barco, un antiguo remolcador adaptado a sus nuevos usos, y con tripulación compuesta por profesionales y voluntarios con conocimientos en socorrismo y salvamento. Tiene encomendada como principal misión la de rescatar del mar a los refugiados que intentan llegar a nuestro continente huyendo de la pobreza y falta de oportunidades, conflictos bélicos o persecución. Lo hacen en aguas del Mar Egeo y del Mediterráneo Central.

Los equipos de voluntarios normalmente van rotando periódicamente debido al impacto emocional y físico que causa en ellos cada misión llevada a cabo, y cuentan además con un equipo de apoyo en tierra que ofrece ayuda psicológica especializada para estas situaciones de crisis.

Durante el tiempo que permanecí a bordo escuchando las explicaciones del capitán y de otros miembros de la tripulación y voluntarios, así como observando las fotografías que colgaban por distintas partes de la embarcación resultaba difícil, muy difícil, escapar de la emoción creciente que me iba embargando. Estaba allí mismo, donde en pocas horas aquella cubierta volvería a estar llena de mujeres, hombres y niños rescatados de frágiles embarcaciones con final incierto, por no decir trágico. 

Nos contaron que muchas de las mafias que operan en la zona, después de cobrar cifras en torno a los 6.000$ a cada persona, las introducen en precarias embarcaciones, en muchas ocasiones las pinchan para que en poco tiempo mueran ahogadas, o al poco de partir salen a su encuentro para robarles los motores y dejarlos a la deriva hacia una muerte segura. Explicaron cómo los encuentran cuando acuden a salvarlos, sentados en cuclillas, con graves quemaduras por la mezcla de restos del gasóleo con el agua salada, deshidratados, algunos ya cadáveres. Cómo los reciben y suben abordo, las primeras actuaciones...

Personas con sus vidas rotas y desesperadas, que cuando son desembarcadas en los centros de atención de la costa sur italiana suelen huir para evitar ser devueltos a sus países de origen, interminables tragedias humanas ante las que incomprensiblemente solo reaccionamos parcialmente cuando vemos fotos terribles en los medios de comunicación. Pero antes y después de esas imágenes hay muchas más vidas que todos los días se truncan en las aguas de nuestro mediterráneo ante una cierta indiferencia social y política.

Admiro la labor de ésta y otras ONG que operan en esas aguas. Su labor es vital para salvar cada día más vidas, pero necesitan de la ayuda y donaciones privadas de todos cuantos podamos sumarnos a su esfuerzo. 

La Navidad es un buen momento para que todos los que podamos también pongamos “brazos abiertos” y actitudes solidarias ante quienes más lo necesitan. Porque todavía hay mucha vidas a la deriva.

Brazos abertos

Hai unhas semanas tiven a ocasión de participar nunha Conferencia da Unión Interparlamentaria en Malta para abordar o tema das migracións no Mediterráneo. Alí tiven coñecemento de que no porto atopábase amarrada a embarcación pertencente á ONG “Open Arms” (Brazos Abertos). Este breve artigo é unha reflexión sobre o contido da visita e o que alí vimos e escoitamos.

Esta ONG con domicilio en España opera a través dun barco, un antigo remolcador adaptado aos seus novos usos, e con tripulación composta por profesionais e voluntarios con coñecementos en socorrismo e salvamento. Ten encomendada como principal misión a de rescatar do mar aos refuxiados que tentan chegar ao noso continente fuxindo da pobreza e falta de oportunidades, conflitos bélicos ou persecución. Fano en augas do Mar Exeo e do Mediterráneo Central.

Os equipos de voluntarios normalmente van rotando periodicamente debido ao impacto emocional e físico que causa neles cada misión levada a cabo, e contan ademais cun equipo de apoio en terra que ofrece axuda psicolóxica especializada para estas situacións de crises.

Durante o tempo que permanecín a bordo escoitando as explicacións do capitán e doutros membros da tripulación e voluntarios, así como observando as fotografías que colgaban por distintas partes da embarcación resultaba difícil, moi difícil, escapar da emoción crecente que me ía embargando. Estaba alí mesmo, onde en poucas horas aquela cuberta volvería estar chea de mulleres, homes e nenos rescatados de fráxiles embarcacións con final incerto, por non dicir tráxico. 

Contáronnos que moitas das mafias que operan na zona, despois de cobrar cifras ao redor dos 6.000$ a cada persoa, introdúcenas en precarias embarcacións, en moitas ocasións pícanas para que en pouco tempo morran afogadas, ou ao pouco de partir saen ao seu encontro para roubarlles os motores e deixalos á deriva cara a unha morte segura. Explicaron como os atopan cando acoden a salvalos, sentados en crequenas, con graves queimaduras pola mestura de restos do gasóleo coa auga salgada, deshidratados, algúns xa cadáveres. Como os reciben e soben abordo, as primeiras actuacións...

Persoas coas súas vidas rotas e desesperadas, que cando son desembarcadas nos centros de atención da costa sur italiana adoitan fuxir para evitar ser devoltos aos seus países de orixe, interminables traxedias humanas ante as que incomprensiblemente só reaccionamos parcialmente cando vemos fotos terribles nos medios de comunicación. Pero antes e despois desas imaxes hai moitas máis vidas que todos os días trúncanse nas augas do noso mediterráneo ante unha certa indiferenza social e política.

Admiro o labor desta e outras ONG que operan nesas augas. O seu labor é vital para salvar cada día máis vidas, pero necesitan da axuda e doazóns privadas de todos cuantos podamos sumarnos ao seu esforzo. 

O Nadal é un bo momento para que todos os que podamos tamén poñamos “brazos abertos” e actitudes solidarias ante quen máis o necesitan. Porque aínda hai moitas vidas á deriva.

miércoles, 29 de noviembre de 2017

Tan joven, tan vieja

Cuando se cumplen 17 años de uno de los acontecimientos más importantes para Lugo en su historia reciente, resulta difícil dejar de reflexionar sobre lo que ello supone.

El 30 de noviembre de 2000, la UNESCO concedía a la Muralla Romana de Lugo la deseada distinción de “Patrimonio de la Humanidad”. Dicho título tiene como objetivo catalogar, preservar y dar a conocer un lugar o monumento de importancia cultural excepcional para la herencia común de la humanidad, debiendo ser conservado para las futuras generaciones. Como verán se trata de un reconocimiento mundial que conlleva importantes responsabilidades.

Son muchas las aportaciones positivas que lleva implícito el hecho de que una ciudad cuente con un monumento o un bien declarado Patrimonio Mundial. A nadie se le escapa que el turismo es una de ellas, dado que son cada día más los turistas que sienten atracción especial por visitar estos sitios específicos de nuestro planeta. Por ello las ciudades anfitrionas han de estar a la altura.

Dando por hecho que la conservación es la adecuada, quisiera centrarme en aspectos menos claros, al menos para mí, como la promoción y su puesta en valor, cuestiones diferentes.

Para promocionar este indudable bien patrimonial es necesario proyectar y divulgar en todos los foros nacionales e internacionales, especialmente vinculados al turismo, la existencia y características de nuestra Muralla. La realización de eventos lúdico festivos, culturales o deportivos con telón de fondo en la muralla, son un elemento importante de promoción, algo en lo que vamos invirtiendo cada año más recursos, pero en que conviene perseverar.

Aunque parezca mentira, fuera de nuestras fronteras todavía se asocia la palabra muralla en España a la ciudad de Ávila, siendo desconocida la nuestra incluso entre mandatarios de ciudades amuralladas europeas. Puedo atestiguarlo directamente con experiencias personales recientes.

La puesta en valor, teniendo relación con lo dicho anteriormente, requiere actuaciones diferentes y no menos importantes. Si la visita al monumento resultase decepcionante o la imagen que se llevasen sus visitantes fuese negativa, la propaganda boca a oreja tendría efectos contrarios a los deseados. De aquí la importancia de actuar urbanísticamente y en materia de rehabilitación en todo el entorno interior y exterior visible desde el paseo por el adarve de la muralla. Que se muestren las vergüenzas de nuestro casco histórico y los inmuebles deteriorados en la Ronda de la Muralla, sin que se actúe sobre ellos es algo inadmisible.

17 años con título frente a 17 siglos entre nosotros. Tan joven, tan vieja. Larga vida a nuestra muralla, con la que cada uno en el ámbito de nuestras responsabilidades publicas y privadas debemos comprometernos, y seguir aportando y trabajando para nuestro orgullo y el de las futuras generaciones. Lugo bien lo merece.


Tan nova, tan vella

Cando se cumpren 17 anos dun dos acontecementos máis importantes para Lugo na súa historia recente, resulta difícil deixar de reflexionar sobre o que iso supón.

O 30 de novembro de 2000, a UNESCO concedía á Muralla Romana de Lugo a desexada distinción de “Patrimonio da Humanidade”. O devandito título ten como obxectivo catalogar, preservar e dar a coñecer un lugar ou monumento de importancia cultural excepcional para a herdanza común da humanidade, debendo ser conservado para as futuras xeracións. Como verán trátase dun recoñecemento mundial que leva importantes responsabilidades.

Son moitas as achegas positivas que leva implícito o feito de que unha cidade conte cun monumento ou un ben declarado Patrimonio Mundial. A ninguén se lle escapa que o turismo é unha delas, dado que son cada día máis os turistas que senten atracción especial por visitar estes sitios específicos do noso planeta. Por iso as cidades anfitrioas han de estar á altura.

Dando por feito que a conservación é a adecuada, quixese centrarme en aspectos menos claros, polo menos para min, como a promoción e a súa posta en valor, cuestións diferentes.

Para promocionar este indubidable ben patrimonial é necesario proxectar e divulgar en todos os foros nacionais e internacionais, especialmente vinculados ao turismo, a existencia e características da nosa Muralla. A realización de eventos lúdico festivos, culturais ou deportivos con pano de fondo na muralla, son un elemento importante de promoción, algo no que imos investindo cada ano máis recursos, pero en que convén perseverar.

Aínda que pareza mentira, fóra das nosas fronteiras aínda se asocia a palabra muralla en España á cidade de Ávila, sendo descoñecida a nosa mesmo entre mandatarios de cidades amuralladas europeas. Podo testemuñalo directamente con experiencias persoais recentes.

A posta en valor, tendo relación co devandito anteriormente, require actuacións diferentes e non menos importantes. Se a visita ao monumento resultase decepcionante ou a imaxe que levasen os seus visitantes fose negativa, a propaganda boca a orella tería efectos contrarios aos desexados. De aquí a importancia de actuar urbanisticamente e en materia de rehabilitación en toda a contorna interior e exterior visible desde o paseo polo adarve da muralla. Que se mostren as vergoñas do noso centro histórico e os inmobles deteriorados na Rolda da Muralla, sen que se actúe sobre eles é algo inadmisible.

17 anos con título fronte a 17 séculos entre nós. Tan nova, tan vella. Longa vida á nosa muralla, coa que cada un no ámbito das nosas responsabilidades publicas e privadas debemos comprometernos, e seguir achegando e traballando para o noso orgullo e o das futuras xeracións. Lugo ben o merece.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

Las cosas de aquí

Consciente del hartazgo generalizado por la cuestión catalana y de que hay vida más allá de los limites de aquella comunidad autónoma, hoy quiero escribir sobre las cosas de aquí, las cosas de mi Lugo. Siempre que lo haga será desde el respeto a las opiniones de los demás, pero con la pasión de hablar de lo que a uno le gusta y le duele.

Tengo la sensación de que en nuestra ciudad hace tiempo que se ha parado el reloj, en el sentido de echar en falta noticias que hablen bien y mal de las cosas que se están haciendo, y posiblemente sea porque se está haciendo poco, muy poco.

Hay tantos proyectos que siguen durmiendo en los cajones de los máximos responsables de nuestras instituciones, de quienes tienen la responsabilidad y el encargo ciudadano de mejorar nuestra ciudad, tantos, que solo enumerarlos agotaría el espacio reservado para este artículo. 

Desde que en la década de los 90 se abordó la rehabilitación de nuestro casco histórico, hoy ya con su Catedral, Muralla y Camino Primitivo declarados Patrimonio de la Humanidad, han sido muy escasos los movimientos por consolidar y hacer crecer el enorme potencial que languidece dentro del círculo que forman las bimilenarias piedras de nuestra muralla.

Se sigue hablando, año tras otro, de elaborar planes o concursos de ideas para peatonalizar una calle, cual panacea de la transformación, olvidando que lo que se necesita realmente es tener un proyecto en su conjunto y éste se ha de desarrollar progresiva y paulatinamente sin titubeos ni sujeto a los vaivenes electoralistas. Una calle puede peatonalizarse o no, con soluciones diversas que a la vista pueden resultar atractivas, pero lo que nunca debería hacerse es tomar decisiones de manera individualizada y aislada, ocurrencias que tengan consecuencias serias sobre el conjunto de los ciudadanos. Cada medida bien meditada debe ir acompañada de las correspondientes soluciones a los problemas que posiblemente genere.

Así, está bien aplicar medidas que tiendan a humanizar nuestras calles, como creo que demostré al ponerlo en práctica en su día, pero no se puede olvidar nunca al motor de la actividad, al pequeño comercio que durante los últimos años se ha visto castigado por la potenciación de los centros comerciales del extrarradio desde instancias públicas, y que ahora languidece sin muchos visos de recuperación. Sin estos motores de poco servirán los trabajos de chapa y pintura de las carrocerías.

Está bien rehabilitar edificios, pero mejor estaría darles auténtico contenido y utilidad. La Tinería está mejor con casas renovadas pero de no darles utilidad, pública y privada, pronto volverán al estado de deterioro. Facilidades a la iniciativa privada e impulso público para, por ejemplo, potenciar la artesanía de nuestra tierra en la que podría ser la “ciudad de los oficios” dentro de un burgo medieval; un meditado plan que facilite el aparcamiento frente al caos actual, y otras muchas actuaciones, podrían ser formulas para conseguir hacer rentable y atractiva la inversión de tantos millones en rehabilitación. Para que el motor tenga gasolina y no se pare. Para que cuando hablemos de las cosas de aquí podamos volver a sentirnos orgullosos con lo que contemos.

As cousas de aquí

Consciente do farta que está a xente pola cuestión catalá e de que hai vida máis aló de limítelos daquela comunidade autónoma, hoxe quero escribir sobre as cousas de aquí, as cousas da miña Lugo. Sempre que o faga será desde o respecto ás opinións dos demais, pero coa paixón de falar do que a un gústalle e dóelle.

Teño a sensación de que na nosa cidade hai tempo que se parou o reloxo, no sentido de botar en falta noticias que falen ben e mal das cousas que se están facendo, e posiblemente sexa porque se está facendo pouco, moi pouco.

Hai tantos proxectos que seguen durmindo nos caixóns dos máximos responsables das nosas institucións, de quen ten a responsabilidade e o encargo cidadán de mellorar a nosa cidade, tantos, que só enumeralos esgotaría o espazo reservado para este artigo. 

Desde que na década dos 90 abordouse a rehabilitación do noso centro histórico, hoxe xa coa súa Catedral, Muralla e Camiño Primitivo declarados Patrimonio da Humanidade, foron moi escasos os movementos por consolidar e facer crecer o enorme potencial que languidece dentro do círculo que forman as bimilenarias pedras da nosa muralla.

Séguese falando, ano tras outro, de elaborar plans ou concursos de ideas para peonalizar unha rúa, cal panacea da transformación, esquecendo que o que se necesita realmente é ter un proxecto no seu conxunto e este hase de desenvolver progresiva e paulatinamente sen titubeos nin suxeito aos vaivéns electoralistas. Unha rúa pode peonalizarse ou non, con solucións diversas que á vista poden resultar atractivas, pero o que nunca debería facerse é tomar decisións de maneira individualizada e illada, ocorrencias que teñan consecuencias serias sobre o conxunto dos cidadáns. Cada medida ben meditada debe ir acompañada das correspondentes solucións aos problemas que posiblemente xere.

Así, está ben aplicar medidas que tendan a humanizar as nosas rúas, como creo que demostrei ao poñelo en práctica no seu día, pero non se pode esquecer nunca ao motor da actividade, ao pequeno comercio que durante os últimos anos viuse castigado pola potenciación dos centros comerciais do arrabalde desde instancias públicas, e que agora languidece sen moitos visos de recuperación. Sen estes motores de pouco servirán os traballos de chapa e pintura das carrocerías.

Está ben rehabilitar edificios, pero mellor estaría darlles auténtico contido e utilidade. A Tinería está mellor con casas renovadas pero de non darlles utilidade, pública e privada, pronto volverán ao estado de deterioración. Facilidades á iniciativa privada e impulso público para, por exemplo, potenciar a artesanía da nosa terra na que podería ser a “cidade dos oficios” dentro dun burgo medieval; un meditado plan que facilite o aparcadoiro fronte ao caos actual, e outras moitas actuacións, poderían ser formulas para conseguir facer rendible e atractiva o investimento de tantos millóns en rehabilitación. Para que o motor teña gasolina e non se pare. Para que cando falemos das cousas de aquí podamos volver sentirnos orgullosos co que contemos.

miércoles, 1 de noviembre de 2017

Después de la tempestad…

Todos aquellos que hayan tenido la oportunidad de hacer una travesía por mar, grande o pequeña, sabrán de las dificultades que puede llevar consigo la gobernanza de una embarcación cuando las condiciones de la mar no son las óptimas, no son en aguas tranquilas.

A las corrientes adversas podemos sumarles las malas condiciones de visibilidad, los vientos huracanados, las olas de más de diez metros, los objetos flotando a la deriva o las averías en alguno de los sistemas de navegación. Con este puzle solo los buenos capitanes con buenas tripulaciones aciertan a llevar su barco a buen puerto.

En la vida política española de los últimos tiempos, y especialmente en estas fechas donde nos está tocando vivir toda clase de despropósitos y comportamientos esperpénticos y surrealistas, la comparación con la vida a bordo de un barco se me antoja muy ilustrativa.

La crisis vivida en Cataluña es equiparable a la peor de las tormentas. A las estrategias suicidas en términos políticos hay que sumar los incumplimientos de la Ley - debería decir de varias e importantes leyes - los acosos a todos cuantos no piensan como ellos, incluidos los realizados a los miembros de cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado o los funcionarios de Justicia y también en los centros escolares, la manipulación informativa cargada de odios y mentiras en los medios de comunicación públicos de la Comunidad Catalana, la grotesca representación cual tragicomedia de un simulacro de votación llamada referéndum en la cual no se dio ninguna de las mínimas garantías de control democrático - baste recordar que se votaba donde se quería y cuantas veces fuera necesario - la vulneración en su Parlamento de todos los derechos y garantías de los diputados de la oposición, incluidas las faltas de respeto a sus propias normas de funcionamiento y haciendo caso omiso de los informes de los letrados, y un largo etcétera hasta llegar a la sedición y demás faltas cometidas por el presidente del gobierno de esa Comunidad y por cuantos le acompañan en la toma del conjunto de estas decisiones.

Si trasladásemos esta situación a nuestro ejemplo marinero, el barco de la nación española en el que viajamos todos los españoles y que cuenta con una experta tripulación bajo el mando del capitán Rajoy, ha tenido que enfrentarse en los últimos días de travesía a las peores borrascas imaginables, con responsables de alguna de las partes de esa gran embarcación desoyendo y vulnerando sus funciones, con personas empeñadas en que pudiera entrar el agua en muchos de sus compartimientos poniendo en peligro la estabilidad del buque, y lo que es peor, haciendo llamamientos al amotinamiento en momentos de grave peligro.

Afortunadamente para España contamos con un lobo de mar al timón, unos oficiales leales y expertos y, sobre todo, con una gran mayoría de pasajeros respetuosos con las normas de convivencia a bordo. Por ello estoy convencido de que cuando terminen las galernas que todavía queden por venir y los insurrectos paguen por lo que han hecho, después de la tempestad... vendrá la ansiada calma.


Despois da tempestade…

Todos aqueles que tivesen a oportunidade de facer unha travesía por mar, grande ou pequena, saberán das dificultades que pode levar consigo a gobernanza dunha embarcación cando as condicións da mar non son as óptimas, non son en augas tranquilas.

Ás correntes adversas podemos sumarlles as malas condicións de visibilidade, os ventos tempestuosos, as ondas de máis de dez metros, os obxectos flotando á deriva ou as avarías nalgún dos sistemas de navegación. Con este quebracabezas só os bos capitáns con boas tripulacións acertan a levar o seu barco a bo porto.

Na vida política española dos últimos tempos, e especialmente nestas datas onde nos está tocando vivir toda clase de despropósitos e comportamentos esperpénticos e surrealistas, a comparación coa vida a bordo dun barco antóllaseme moi ilustrativa.

A crise vivida en Cataluña é equiparable á peor das tormentas. Ás estratexias suicidas en termos políticos hai que sumar os incumprimentos da Lei - debería dicir de varias e importantes leis - os acosos a todos cuantos non pensan como eles, incluídos os realizados aos membros de corpos e forzas de seguridade do Estado ou os funcionarios de Xustiza e tamén nos centros escolares, a manipulación informativa cargada de odios e mentiras nos medios de comunicación públicos da Comunidade Catalá, a grotesca representación cal traxicomedia dun simulacro de votación chamada referendo na cal non se deu ningunha das mínimas garantías de control democrático - baste lembrar que se votaba onde se quería e cantas veces fose necesario - a vulneración no seu Parlamento de todos os dereitos e garantías dos deputados da oposición, incluídas as faltas de respecto ás súas propias normas de funcionamento e facendo caso omiso dos informes dos letrados, e un longo etcétera ata chegar á sedición e demais faltas cometidas polo presidente do goberno desa Comunidade e por cuantos acompáñanlle na toma do conxunto destas decisións.

Se trasladásemos esta situación ao noso exemplo mariñeiro, o barco da nación española no que viaxamos todos os españois e que conta cunha experta tripulación baixo o mando do capitán Rajoy, tivo que enfrontarse nos últimos días de travesía ás peores borrascas imaxinables, con responsables dalgunha das partes desa gran embarcación desatendendo e vulnerando as súas funcións, con persoas empeñadas en que puidese entrar a auga en moitos das súas compartimentos poñendo en perigo a estabilidade do buque, e o que é peor, facendo chamamentos ao motín en momentos de grave perigo.

Afortunadamente para España contamos cun lobo de mar ao temón, uns oficiais leais e expertos e, sobre todo, cunha gran maioría de pasaxeiros respectuosos coas normas de convivencia a bordo. Por iso estou convencido de que cando terminen as galernas que aínda queden por vir e os insurrectos paguen polo que fixeron, despois da tempestade... virá a ansiada calma.

miércoles, 18 de octubre de 2017

Dolor por mi tierra

Cuando escribo estas líneas en Galicia se lucha por apagar el último y más grave ataque incendiario sufrido en los últimos años, con cuatro victimas mortales y cuantiosos daños en sus bosques y espacios naturales. Galicia está de luto y los gallegos muy doloridos.

Muchos gallegos no olvidarán la angustia vivida la noche del pasado domingo, bien porque tenían las llamas muy cerca de sus viviendas o porque temían por la suerte de familiares y amigos. 

El presidente de la Xunta ha hablado claro, “Galicia no arde sola. A Galicia la queman”. Pronunciaba esta palabras este lunes tras convocar un Consejo extraordinario y urgente y valorando lo que se estaba viviendo en las últimas horas. 

Es cierto que errores humanos y descuidos han provocado más de un incendio, especialmente en épocas en las que la climatología adversa colabora con la propagación de las llamas. Pero no lo es menos que en la mayoría de las ocasiones en las que se inicia un fuego en el monte, la mano intencionada de alguien siempre está detrás, y este pasado domingo no hubo casualidades, tantas casualidades, ese día ha existido una clarísima intencionalidad de provocar el mayor daño posible, no solo al monte sino en aldeas, pueblos y ciudades. 

Lo cierto es que estos terroristas incendiarios han conseguido hacer mucho daño. Lo han causado en nuestro patrimonio natural y lo que es más grave, han causado pérdidas de vidas humanas. Siempre actúan con nocturnidad y alevosía, aprovechando las horas de la caída del sol para que los medios aéreos no puedan actuar, este domingo se provocaron decenas de incendios en esas horas. No pierden la ocasión de causar estos graves daños siempre que la climatología extrema está de su parte. Y este fin de semana ha habido premeditación y conocimiento de cómo, cuándo y dónde causar el mayor daño posible.

Pero además de estos daños, de por sí muy graves, también existe otro tipo de intencionalidad, la de personas ruines que utilizan cualquier tipo de desgracia para inmediatamente sacar provecho. Es deplorable ver y constatar como algunos partidos políticos como En Marea en sus páginas web o a través de las redes sociales, en plena lucha de la población y de los equipos anti-incendios por detener el avance de las llamas, se dedicaron a actualizar el listado de manifestaciones que convocaban para este pasado lunes. Otros aprovechaban para por medio de mensajes falsos crear mayor alarma en la población, contribuyendo así a agrandar y la confusión y desesperación lo que en modo alguno ayuda a resolver estas situaciones.

En definitiva, Galicia ha sufrido un nuevo ataque de los terroristas incendiarios a los que estoy seguro se perseguirán y detendrán, para después de ser juzgados verlos cumplir por estos crueles actos de enorme cobardía.

Mi enorme reconocimiento y gratitud a todos los que trabajan como héroes anónimos en la defensa de nuestros montes y de nuestras vidas. Ellos, como nosotros los gallegos, compartimos la indignación y el dolor por Galicia, mi tierra. 

Dor pola miña terra.

Cando escribo estas liñas en Galicia lóitase por apagar o último e máis grave ataque incendiario sufrido nos últimos anos, con catro vítimas mortais e cuantiosos danos nos seus bosques e espazos naturais. Galicia está de loito e os galegos moi doentes.

Moitos galegos non esquecerán a angustia vivida a noite do pasado domingo, ben porque tiñan as chamas moi preto das súas vivendas ou porque temían pola sorte de familiares e amigos. 

O presidente da Xunta falou claro, “Galicia non arde soa. A Galicia quéimana”. Pronunciaba esta palabras este luns tras convocar un Consello extraordinario e urxente e valorando o que se estaba vivindo nas últimas horas. 

É certo que erros humanos e descoidos provocaron máis dun incendio, especialmente en épocas nas que a climatoloxía adversa colabora coa propagación das chamas. Pero non o é menos que na maioría das ocasións nas que se inicia un lume no monte, a man intencionada de alguén sempre está detrás, e este pasado domingo non houbo casualidades, tantas casualidades, ese día existiu unha clarísima intencionalidade de provocar o maior dano posible, non só ao monte senón en aldeas, pobos e cidades. 

O certo é que estes terroristas incendiarios han conseguido facer moito dano. Causárono no noso patrimonio natural e o que é máis grave, causaron perdas de vidas humanas. Sempre actúan con nocturnidade e aleivosía, aproveitando as horas da caída do sol para que os medios aéreos non poidan actuar, este domingo provocáronse decenas de incendios nesas horas. Non perden a ocasión de causar estes graves danos sempre que a climatoloxía extrema está do seu parte. E este fin de semana houbo premeditación e coñecemento de como, cando e onde causar o maior dano posible.

Pero ademais destes danos, de seu moi graves, tamén existe outro tipo de intencionalidade, a de persoas ruíns que utilizan calquera tipo de desgraza para inmediatamente sacar proveito. É deplorable ver e constatar como algúns partidos políticos como En Marea nas súas páxinas web ou a través das redes sociais, en plena loita da poboación e dos equipos anti-incendios por deter o avance das chamas, dedicáronse a actualizar a listaxe de manifestacións que convocaban para este pasado luns. Outros aproveitaban para por medio de mensaxes falsas crear maior alarma na poboación, contribuíndo así a agrandar e a confusión e desesperación o que de ningún xeito axuda a resolver estas situacións.

En definitiva, Galicia sufriu un novo ataque dos terroristas incendiarios aos que estou seguro perseguiranse e deterán, para despois de ser xulgados velos cumprir por estes crueis actos de enorme covardía.

O meu enorme recoñecemento e gratitude a todos os que traballan como heroes anónimos na defensa dos nosos montes e das nosas vidas. Eles, como nós os galegos, compartimos a indignación e a dor por Galicia, a miña terra.

miércoles, 4 de octubre de 2017

Estado de preocupación

Es imposible evadir la responsabilidad de volver a escribir sobre un asunto que por cansino y reiterado no deja de ser grave y preocupante. Cuando hace quince días desde estas mismas páginas arriesgaba a pronosticar lo que podría ocurrir en Cataluña durante estas semanas y en referencia a la actitud de sus actuales gobernantes dije que “solo practican el enfrentamiento, ya solo utilizan la táctica de la provocación para que se tenga que actuar con medios y medidas que a ojos de quienes no conozcan al detalle lo que está pasando puedan invertir la situación”. 

Cuando escribí tales cosas he de reconocer que lo hice sabiendo que la violencia era lo que querían provocar, que el papel de victimas era el que más convenía a quienes desde hace tiempo tienen trazada su hoja de ruta con un único propósito: declarar unilateralmente la independencia de Cataluña. Los miembros de los cuerpos y fuerzas de seguridad han sabido aguantar provocaciones muy fuertes, agresiones, violaciones de la Ley, pedradas y otras infamias que solo profesionales auténticos saben sobrellevar.

Frente a esto, algunos han tenido la poca vergüenza de seguir mintiendo, de culpar de lo ocurrido a Rajoy y al gobierno de España. Ya lo dije “que parezca que los provocadores y violadores de muchas leyes sean los buenos, mientras que aquellos que velan por el cumplimiento de la Ley y los derechos de todos los españoles resulten ser los malos de la película”.

Los secesionistas ya tuvieron su fiesta, ya demostraron cual es su concepto de la democracia y de la libertad de expresión. Violaron las leyes, las sentencias del Tribunal Constitucional, parodiaron de manera ruin y burlesca el acto de votar sin controles, con urnas llenas de papeletas antes de comenzar la apertura de las mesas, con su policia autonómica mirando para otro lado. Todo lo que se quiera añadir completa un cuadro kafkiano y propio de regímenes autoritarios.

Pero todo esto ya pasó y ahora lejos de poner fin a un recital de graves desobediencias y de burlar las leyes, el conductor del autobús que lleva dentro al pueblo de cataluña, que sigue guiándolo de manera temeraria y saltándose todos los semáforos en rojo se acerca al precipicio sin intención de frenar. Ésta es la situación. Han roto la paz social y la convivencia por mucho tiempo. Seguirán violentándola con huelgas, manifestaciones, acosos y escraches a todos los que no participen de su estrategia, han roto en dos mitades esa tierra.

Cuando escribo estas líneas todavía es incierto el camino, pero todo hace prever que las aguas no volverán todavía a sus cauces. Que llegados a estas alturas la marcha atrás no entra en sus planes y que el Gobierno de la Nación tendrá que aplicar medidas previstas en nuestro Estado de Derecho de las que hasta ahora se intentó no echar mano. Estoy convencido de que no habrá otra alternativa y que los tiempos duros que se avecinan servirán para demostrar la catadura moral de algunos políticos más interesados en que caiga el gobierno de Rajoy y el sistema reviente, que en restablecer el orden constitucional. 

Son tiempos tristes que ninguno pensamos llegar a vivir. Estamos en estado de preocupación. 

Estado de preocupación

É imposible evadir a responsabilidade de volver escribir sobre un asunto que por pousado e reiterado non deixa de ser grave e preocupante. Cando fai quince días desde estas mesmas páxinas arriscaba a prognosticar o que podería ocorrer en Cataluña durante estas semanas e en referencia á actitude dos seus actuais gobernantes dixen que “só practican o enfrontamento, xa só utilizan a táctica da provocación para que se teña que actuar con medios e medidas que a ollos de quen non coñezan ao detalle o que está a pasar poidan investir a situación”. 

Cando escribín tales cousas hei de recoñecer que o fixen sabendo que a violencia era o que querían provocar, que o papel de victimas era o que máis conviña a quen desde hai tempo teñen trazada a súa folla de ruta cun único propósito: declarar unilateralmente a independencia de Cataluña. Os membros dos corpos e forzas de seguridade souberon aguantar provocacións moi fortes, agresións, violacións da Lei, pedradas e outras infamias que só profesionais auténticos saben soportar.

Fronte a isto, algúns tiveron a pouca vergoña de seguir mentindo, de culpar do ocorrido a Rajoy e ao goberno de España. Xa o dixen “que pareza que os provocadores e violadores de moitas leis sexan os bos, mentres que aqueles que velan polo cumprimento da Lei e os dereitos de todos os españois resulten ser os malos da película”.

Os secesionistas xa tiveron a súa festa, xa demostraron cal é o seu concepto da democracia e da liberdade de expresión. Violaron as leis, as sentenzas do Tribunal Constitucional, parodiaron de maneira ruin e burlesca o acto de votar sen controis, con urnas cheas de papeletas antes de comezar a apertura das mesas, coa súa policia autonómica mirando para outro lado. Todo o que se queira engadir completa un cadro kafkiano e propio de réximes autoritarios.

Pero todo isto xa pasou e agora lonxe de poñer fin a un recital de graves desobediencias e de burlar as leis, o condutor do autobús que leva dentro ao pobo de cataluña, que segue guiándoo de maneira temeraria e saltándose todos os semáforos en vermello achégase ao precipicio sen intención de frear. Esta é a situación. Romperon a paz social e a convivencia por moito tempo. Seguirán violentándoa con folgas, manifestacións, acosos e escraches a todos os que non participen da súa estratexia, romperon en dúas metades esa terra.

Cando escribo estas liñas aínda é incerto o camiño, pero todo fai prever que as augas non volverán aínda ás súas canles. Que chegados a estas alturas a marcha atrás non entra nos seus plans e que o Goberno da Nación terá que aplicar medidas previstas no noso Estado de Dereito das que ata agora tentouse non botar man. Estou convencido de que non haberá outra alternativa e que os tempos duros que se aveciñan servirán para demostrar a catadura moral dalgúns políticos máis interesados en que caia o goberno de Rajoy e o sistema rebente, que en restablecer a orde constitucional. 

Son tempos tristes que ningún pensamos chegar a vivir. Estamos en estado de preocupación.

miércoles, 20 de septiembre de 2017

Grandes dosis de sentidiño

Tratar el tema del que más se está escribiendo en estas últimas semanas en España tiene riesgos inevitables. Por un lado porque casi todo está contado y en ocasiones muy bien contado, y por otro porque lo que se escriba hoy puede que mañana quede ya desactualizado. Son tantos los acontecimientos y tanta la rapidez con que acontecen que incluso resulta difícil su asimilación.

Que el tema catalán es grave nadie lo pone en duda. Que genera hartazgo en gran parte de la sociedad tampoco. La cadena de despropósitos y sinsentidos, aunque parezca agotada, todavía no dejará de sorprendernos en los próximos días. 

Hace tiempo que dije que la pandilla de separatistas que dirigen a Cataluña hacia las sombras se habían metido ellos solos en un callejón sin salida del que ni quieren ni saben salir. Primero convocan un referéndum de espaldas a su propio Parlamento, de manera unilateral, a toda prisa, sustrayendo los derechos más elementales a la oposición, con absoluta falta de transparencia y de respeto a las más básicas normas de convivencia en democracia. En resumen, actuando de manera más parecida a una dictadura que a otra cosa.

A estas alturas ya solo buscan el choque de trenes, un conflicto que perjudicando a todos, lo hará en grado superlativo a los promotores de semejante disparate. Solo practican el enfrentamiento, ya solo utilizan la táctica de la provocación para que se tenga que actuar con medios y medidas que a ojos de quienes no conozcan al detalle lo que está pasando puedan invertir la situación: que parezca que los provocadores y violadores de muchas leyes sean los buenos, mientras que aquellos que velan por el cumplimiento de la Ley y los derechos de todos los españoles resulten ser los malos de la película.

Son muchos los que desde hace tiempo quieren ver a los irresponsables que dirigen estas maniobras separatistas metidos entre rejas después de ser detenidos y juzgados. Entiendo su perplejidad, pero les invito a serenarse y a comprobar en pocos días como todo el peso del Estado de Derecho caerá sin duda alguna sobre ellos. Nadie debe esperar otra cosa. Como ya ha dicho Rajoy “nos van a obligar a lo que no queremos llegar”. Porque ya no buscan otra cosa que desobedecer las normas democráticas y protagonizar un pitorreo bravucón, que acabará por recibir esa respuesta oportuna y proporcionada. Que nadie lo dude.

En estos difíciles momentos de nuestra historia democrática que nos ha tocado vivir se echa en falta una de las mejores medicinas para curar tanta locura, una medicina que en Galicia conocemos y utilizamos con profunda mesura: el “sentidiño”. Es algo más que el sentido común o que tener buena suerte. Es la prudencia, es huir de aquellos que nos han engañado ya, es moderación, es apartarse de la provocación, el enfrentamiento o el exceso de protagonismo.

La situación generada en Cataluña se resuelve aplicando, como ya se está haciendo, todas y cada una de las respuestas jurídicas y políticas que prevé la Constitución, pero también con el rechazo a tanto dislate por parte de la sociedad silenciosa catalana, y sobre todo con mucho, mucho sentidiño por parte de todos. 

Grandes doses de ‘’sentidiño’’

Tratar o tema do que máis se está a escribir nestas últimas semanas en España ten riscos inevitables. Por unha banda porque case todo está contado e en ocasións moi ben contado, e por outro porque o que se escriba hoxe poida que mañá quede xa desactualizado. Son tantos os acontecementos e tanta a rapidez con que acontecen que mesmo resulta difícil a súa asimilación.

Que o tema catalán é grave ninguén o pon en dúbida. Que xera fartura en gran parte da sociedade tampouco. A cadea de despropósitos e sensentidos, aínda que pareza esgotada, aínda non deixará de sorprendernos nos próximos días. 

Hai tempo que dixen que a cuadrilla de separatistas que dirixen a Cataluña cara ás sombras metéronse eles sós nun canellón sen saída do que nin queren nin saben saír. Primeiro convocan un referendo de costas ao seu propio Parlamento, de maneira unilateral, a fume de carozo, subtraendo os dereitos máis elementais á oposición, con absoluta falta de transparencia e de respecto ás máis básicas normas de convivencia en democracia. En resumo, actuando de maneira máis parecida a unha ditadura que a outra cousa.

A estas alturas xa só buscan o choque de trens, un conflito que prexudicando a todos, farao en grao superlativo aos promotores de semellante disparate. Só practican o enfrontamento, xa só utilizan a táctica da provocación para que se teña que actuar con medios e medidas que a ollos de quen non coñezan ao detalle o que está a pasar poidan investir a situación: que pareza que os provocadores e violadores de moitas leis sexan os bos, mentres que aqueles que velan polo cumprimento da Lei e os dereitos de todos os españois resulten ser os malos da película.

Son moitos os que desde hai tempo queren ver aos irresponsables que dirixen estas manobras separatistas metidos entre reixas despois de ser detidos e xulgados. Entendo a súa perplexidade, pero convídolles a serenarse e a comprobar en poucos días como todo o peso do Estado de Dereito caerá sen ningunha dúbida sobre eles. Ninguén debe esperar outra cousa. Como xa dixo Rajoy “van obrigar ao que non queremos chegar”. Porque xa non buscan outra cousa que desobedecer as normas democráticas e protagonizar un pitorreo bravucón, que acabará por recibir esa resposta oportuna e proporcionada. Que ninguén o dubide.

Nestes difíciles momentos da nosa historia democrática que nos tocou vivir bótase en falta unha das mellores medicinas para curar tanta tolemia, unha medicina que en Galicia coñecemos e utilizamos con profunda mesura: o “sentidiño”. É algo máis que o sentido común ou que ter boa sorte. É a prudencia, é fuxir daqueles que nos enganaron xa, é moderación, é apartarse da provocación, o enfrontamento ou o exceso de protagonismo.

A situación xerada en Cataluña resólvese aplicando, como xa se está facendo, todas e cada unha das respostas xurídicas e políticas que prevé a Constitución, pero tamén co rexeitamento a tanto dislate por parte da sociedade silenciosa catalá, e sobre todo con moito, moito sentidiño por parte de todos.

miércoles, 6 de septiembre de 2017

Síndromes

No hay mes de septiembre en el que los diferentes medios informativos no dediquen amplios espacios a recordarnos los conocidos síntomas y remedios del mal que suele afectar a cuantos después de disfrutar de unas semanas de vacaciones retornan a sus quehaceres diarios en sus puestos de trabajo.

Consultada la definición que se suele dar al llamado síndrome postvacacional me he quedado con esta: “el estado que se produce en el trabajador al fracasar el proceso de adaptación entre un periodo de vacaciones y de ocio con la vuelta a la vida activa, produciendo molestias que nos hacen responder a nuestras actividades rutinarias con un menor rendimiento”.

Reconozco que una de las cosas que más me gustan de las vacaciones es la menor exposición a las pantallas de la televisión y de los ordenadores, aunque siempre quede el teléfono.

Durante el pasado agosto ha resultado inevitable seguir enterándonos de nuevas y continuas muertes por violencia de género; de los desvaríos de los gobernantes nacionalistas, separatistas o como quieran autodenominarse, empeñados en una locura sin retorno en la que arrastran a muchos ciudadanos como rehenes de una pesadilla que saben imposible pero sin disposición a rectificar; de muertes horribles como la de la mujer que pocos minutos después de traer al mundo una nueva vida perdía la suya en un ascensor del propio hospital debido a algo más que a una fatalidad; de las numerosas desgracias y muertes causadas por tormentas, inundaciones, avalanchas de tierra, tornados… que han dejado tantas vidas rotas o sin hogar a miles de personas en el mundo; de ahogamientos en ríos, playas o piscinas; de las desapariciones de jóvenes todavía sin resolver; de la muerte de un niño autista infartado por el horror que vieron sus ojos; y por si estos ejemplos no bastaran para romper el deseado relax en tiempos de descanso físico y emocional, los demonios del terrorismo yihadista, terrorismo que ponía fin a las vidas, demasiadas vidas, de tranquilos transeúntes que disfrutaban de sus vacaciones, dejando malheridos a otros muchos y con un recuerdo imborrable en cuantos amamos la libertad y luchamos por defenderla.

Por estas razones no padezco el síndrome postvacacional, porque estas cosas nos acompañan también en agosto y en el resto del año, porque aunque queramos desconectar estos sucesos nos recuerdan en qué mundo vivimos y dónde estamos.

También porque estoy deseando ver cómo tras este frágil paréntesis estival ha llegado el tiempo de poner fin a los dislates de los que quieren romper nuestro modelo de convivencia democrática, nuestras normas y reglas de juego. Poner fin a esta tragicomedia y dedicar toda la energía a resolver, o al menos intentarlo, los problemas que más preocupan al conjunto de la sociedad en la que vivimos, para que durante los próximos meses los medios de comunicación no tengan que relatar nuevos asesinatos de mujeres, negligencias con resultado de muerte, o de inseguridad en la lucha contra quienes quieren hacer en Occidente su nueva guerra santa. Puede que por esto no tenga este síndrome. Ojalá lo tuviese.

Síndromes

Non hai mes de setembro no que os diferentes medios informativos non dediquen amplos espazos a lembrarnos os coñecidos síntomas e remedios do mal que adoita afectar a cuantos despois de gozar dunhas semanas de vacacións retornan aos seus quefaceres diarios nos seus postos de traballo.

Consultada a definición que se adoita dar á chamada síndrome posvacacional quedeime con esta: “o estado que se produce no traballador ao fracasar o proceso de adaptación entre un período de vacacións e de lecer coa volta á vida activa, producindo molestias que nos fan responder as nosas actividades rutineiras cun menor rendemento”.

Recoñezo que unha das cousas que máis me gustan das vacacións é a menor exposición ás pantallas da televisión e dos computadores, aínda que sempre quede o teléfono.

Durante o pasado agosto resultou inevitable seguir decatándonos de novas e continuas mortes por violencia de xénero; dos desvaríos dos gobernantes nacionalistas, separatistas ou como queiran autodenominarse, empeñados nunha tolemia sen retorno na que arrastran a moitos cidadáns como reféns dun pesadelo que saben imposible pero sen disposición a rectificar; de mortes horribles como a da muller que poucos minutos despois de traer ao mundo unha nova vida perdía a súa nun ascensor do propio hospital debido a algo máis que a unha fatalidade; das numerosas desgrazas e mortes causadas por tormentas, inundacións, avalanchas de terra, tornados? que deixaron tantas vidas rotas ou sen fogar a miles de persoas no mundo; de ahogamientos en ríos, praias ou piscinas; das desaparicións de mozas aínda sen resolver; da morte dun neno autista infartado polo horror que viron os seus ollos; e por se estes exemplos non bastasen para romper o desexado relax en tempos de descanso físico e emocional, os demos do terrorismo yihadista, terrorismo que poñía fin ás vidas, demasiadas vidas, de tranquilos transeúntes que gozaban das súas vacacións, deixando malferidos a outros moitos e cun recordo indeleble en cuantos amamos a liberdade e loitamos por defendela.

Por estas razóns non padezo a síndrome postvacacional, porque estas cousas acompáñannos tamén en agosto e no resto do ano, porque aínda que queiramos desconectar estes sucesos lémbrannos en que mundo vivimos e onde estamos.

Tamén porque estou a desexar ver como tras esta fráxil paréntese estival chegou o tempo de poñer fin aos dislates dos que queren romper o noso modelo de convivencia democrática, as nosas normas e regras de xogo. Poñer fin a esta traxicomedia e dedicar toda a enerxía a resolver, ou polo menos tentalo, os problemas que máis preocupan ao conxunto da sociedade na que vivimos, para que durante os próximos meses os medios de comunicación non teñan que relatar novos asasinatos de mulleres, neglixencias con resultado de morte, ou de inseguridade na loita contra quen quere facer en Occidente a súa nova guerra santa. Poida que por isto non teña esta síndrome. Oxalá o tivese.

miércoles, 23 de agosto de 2017

Confundir deseos con realidad

Han transcurrido pocas fechas desde que el terrorismo volvió a hacer mella en España, esta vez en las ciudades de Barcelona y Cambrils. Desde ese 17-A como ya será recordado, muchas han sido las fotos y las palabras que han dibujado un panorama donde la frontera entre lo políticamente correcto y la realidad no ha dejado de ir descubriendo sus grietas.

Si algo se ha reiterado una vez más ante estas dramáticas situaciones es la necesidad de dar respuestas de unidad ante aquellos que pretenden acabar con nuestro modelo de convivencia y de libertad. Pero ese deseo ha sido truncado por personas que ostentando responsabilidades políticas de alto nivel no han dudado en volver a utilizar el dolor y la tragedia como arma arrojadiza o como estandarte en la defensa de sus intereses partidistas. Todo lo contrario a lo que estas situaciones requieren y a la necesidad de estar todos unidos frente a los criminales y asesinos que nos acechan desde hace tiempo, porque nuestra unión es su debilidad.

Sirvan solo como ejemplos las palabras del consejero de interior de la Generalidad de la Comunidad Autónoma de Cataluña cuando haciendo balance de las victimas diferenciaba estas entre víctimas catalanas y víctimas de nacionalidad española. O las declaraciones de la Asamblea Nacional Catalana reclamando que no se utilizara la bandera española en las muestras de solidaridad en las redes sociales.

Yo mismo recibí en Twitter recriminaciones e insultos por poner un tuit con nuestra bandera de España. Quizás olvidaron que cuando Francia, Reino Unido o Alemania sufrieron recientemente ataques terroristas y las redes se solidarizaban con su dolor, las banderas que todos utilizamos fueron las de esas naciones y no las de las ciudades o provincias respectivas.

También resultaron despreciables las palabras de aquellos que calificaron el atentado como un atropello, como si hablasen de un accidente de tráfico, y que afortunadamente chocaron frontalmente con las de nuestro Rey, el que habló más claro: ”Son unos asesinos, simplemente unos criminales que no nos van a aterrorizar. Toda España es Barcelona.”

Es por ello que esa deseada y necesaria unidad de acción y de reacción es hoy por hoy más un deseo que una autentica realidad y la política que algunos practican volvió a dejar al descubierto las miserias de personas más preocupadas por resaltar el hecho diferencial catalán, de sacar rédito político, que de ayudar en las tragedias personales y familiares de los asesinados y de los que a día de hoy siguen luchando entre la vida y la muerte. Cada cual muestra su autentica catadura moral. 

La unidad que vimos en la concentración de la plaza de Cataluña con el Rey, el presidente del gobierno y el de la Generalidad es una imagen necesaria que debe ser algo más que una imagen y reflejar una realidad que algunos parecen empeñados en impedir. Y ya se sabe que dos no pueden si uno no quiere.

De cómo actuemos todos en estos difíciles momentos dependerá si podremos salir reforzados como nación o con heridas difíciles de curar en nuestro modelo de convivencia.


Confundir desexos con realidade

Transcorreron poucas datas desde que o terrorismo volveu facer madeixa en España, esta vez nas cidades de Barcelona e Cambrils. Desde ese 17-A como xa será lembrado, moitas foron as fotos e as palabras que debuxaron un panorama onde a fronteira entre o politicamente correcto e a realidade non deixou de ir descubrindo as súas gretas.

Se algo se reiterou unha vez máis ante estas dramáticas situacións é a necesidade de dar respostas de unidade ante aqueles que pretenden acabar co noso modelo de convivencia e de liberdade. Pero ese desexo foi truncado por persoas que ostentando responsabilidades políticas de alto nivel non dubidaron en volver utilizar a dor e a traxedia como arma arreboladiza ou como estandarte na defensa dos seus intereses partidistas. Todo o contrario ao que estas situacións requiren e á necesidade de estar todos unidos fronte aos criminais e asasinos que nos axexan desde hai tempo, porque a nosa unión é a súa debilidade.

Sirvan só como exemplos as palabras do conselleiro de interior da Xeneralidade da Comunidade Autónoma de Cataluña cando facendo balance das victimas diferenciaba estas entre vítimas catalás e vítimas de nacionalidade española. Ou as declaracións da Asemblea Nacional Catalá reclamando que non se utilizase a bandeira española nas mostras de solidariedade nas redes sociais.

Eu mesmo recibín en Twitter recriminacións e insultos por poñer un tuit coa nosa bandeira de España. Quizais esqueceron que cando Francia, Reino Unido ou Alemaña sufriron recentemente ataques terroristas e as redes solidarizábanse coa súa dor, as bandeiras que todos utilizamos foron as desas nacións e non as das cidades ou provincias respectivas.

Tamén resultaron despreciables as palabras daqueles que cualificaron o atentado como un atropelo, coma se falasen dun accidente de tráfico, e que afortunadamente chocaron frontalmente coas do noso Rey, o que falou máis claro: “Son uns asasinos, simplemente uns criminais que non nos van a aterrorizar. Toda España é Barcelona.”

É por iso que esa desexada e necesaria unidade de acción e de reacción é neste momento máis un desexo que unha autentica realidade e a política que algúns practican volveu deixar ao descuberto as miserias de persoas máis preocupadas por resaltar o feito diferencial catalán, de sacar rédito político, que de axudar nas traxedias persoais e familiares dos asasinados e dos que a día de hoxe seguen loitando entre a vida e a morte. Cada cal mostra o seu autentica catadura moral. 

A unidade que vimos na concentración da praza de Cataluña co Rey, o presidente do goberno e o da Xeneralidade é unha imaxe necesaria que debe ser algo máis que unha imaxe e reflectir unha realidade que algúns parecen empeñados en impedir. E xa se sabe que dous non poden se uno non quere.

De como actuemos todos nestes difíciles momentos dependerá se poderemos saír reforzados como nación ou con feridas difíciles de curar no noso modelo de convivencia.

miércoles, 9 de agosto de 2017

¡Bienvenidos turistas!

Sobre la fachada del ayuntamiento de Madrid desde hace meses cuelga una gigantesca pancarta con el lema “Refugees welcome”. El lema tiene más de propaganda política que de reflejo de un sentimiento sincero o de la realidad. Mientras esto se anuncia queriéndonos hacer ver que cualquier refugiado que se acerque a la capital de España recibirá una calurosa bienvenida y ayuda para rehacer vidas truncadas en sus países de origen por las guerras u otras miserias humanas, la realidad es bien distinta como recogían las noticias de hace pocos días relatando las dificultades de decenas de refugiados viviendo en descampados y parques de esa ciudad.

Ahora los elementos más radicales de movimientos políticos vinculados a partidos nacionalistas, con el silencio e inacción o la simpatía de formaciones como Podemos, los mismos que gobiernan ayuntamientos como los de Madrid o Barcelona, han puesto en marcha en diferentes puntos de España una terrible campaña bajo el lema de “Tourist go home!”, algo que ya esta cogiendo cuerpo a pesar de los pocos días que lleva en marcha y que ha dado lugar el fenómeno de la “turismofobia”. En dos palabras, echar a los turistas de nuestro país.

Quienes así piensan y actúan no pueden responder más que a patrones antisistema, que buscan cualquier objetivo o excusa para cargarse nuestra convivencia, nuestra economía y fuente importante de empleo y nuestro prestigio exterior como nación.

Conviene recordar en este punto que a pesar de algunos problemas derivados del turismo, que nadie debe negar y todos tratar de solucionar, esta actividad trae a España a más de 70 millones de personas al año que consumen en restaurantes y terrazas, pagan alojamientos y transportes, hacen compras y se llevan en general una buena imagen de nuestro país que sirve también para afianzar la “marca España” en el exterior.

Por ello demos la bienvenida a quienes llegan a nuestro territorio, se alojan en campings, pensiones u hoteles, alquilan apartamentos y vehículos, llenan nuestras terrazas de playa o interior, reservan mesas en bares y restaurantes, realizan excursiones guiadas, entran en museos e iglesias, toman el sol en nuestras playas grandes y pequeñas bañadas por cálidas aguas o algo más frías, recorren los caminos a Santiago o asisten a los infinitos festivales o eventos gastronómicos, culturales o musicales en todos los rincones de nuestra geografía. A todos ellos y a muchos otros les estoy agradecido por elegir España para sus vacaciones o viajes de ocio o negocio. Todos están contribuyendo a un éxito económico que supera el 11 por ciento del PIB además del citado valor internacional que mucho países desearían para ellos.

Quienes han declarado la guerra al turista, a la principal industria en España, quieren un modelo social basado en la tribu, donde todo lo que venga de fuera representa una amenaza a combatir. Estos cachorros independentistas radicales y abertzales, no son mas que destructores del sistema liberal y capitalista que van buscando de paso derrocar al gobierno a cualquier precio, e impedir que España siga creciendo ya que saben muy bien que solo en un escenario de pobreza y frustración conseguirían sus objetivos .

A pesar de ellos y del daño que ya están haciendo somos muchos los que decimos “Bienvenidos turistas”.

Benvidos turistas!


Sobre a fachada do concello de Madrid desde hai meses colga unha xigantesca pancarta co lema “Refugees welcome”. O lema ten máis de propaganda política que de reflexo dun sentimento sincero ou da realidade. Mentres isto anúnciase queréndonos facer ver que calquera refuxiado que se achegue á capital de España recibirá unha calorosa benvida e axuda para refacer vidas truncadas nos seus países de orixe polas guerras ou outras miserias humanas, a realidade é ben distinta como recollían as noticias de hai poucos días relatando as dificultades de decenas de refuxiados vivindo en escampados e parques desa cidade.

Agora os elementos máis radicais de movementos políticos vinculados a partidos nacionalistas, co silencio e inacción ou a simpatía de formacións como Podemos, os mesmos que gobernan concellos como os de Madrid ou Barcelona, puxeron en marcha en diferentes puntos de España unha terrible campaña baixo o lema de “Tourist go home!”, algo que xa esta collendo corpo a pesar dos poucos días que leva en marcha e que deu lugar o fenómeno da “turismofobia”. En dúas palabras, botar aos turistas do noso país.

Quen así pensan e actúan non poden responder máis que a patróns antisistema, que buscan calquera obxectivo ou escusa para cargarse a nosa convivencia, a nosa economía e fonte importante de emprego e o noso prestixio exterior como nación.

Convén lembrar neste punto que a pesar dalgúns problemas derivados do turismo, que ninguén debe negar e todos tratar de solucionar, esta actividade trae a España a máis de 70 millóns de persoas ao ano que consomen en restaurantes e terrazas, pagan aloxamentos e transportes, fan compras e levan en xeral unha boa imaxe do noso país que serve tamén para afianzar a “marca España” no exterior.

Por iso deamos a benvida a quen chega ao noso territorio, alóxanse en cámpings, pensións ou hoteis, alugan apartamentos e vehículos, enchen as nosas terrazas de praia ou interior, reservan mesas en bares e restaurantes, realizan excursións guiadas, entran en museos e igrexas, toman o sol nas nosas praias grandes e pequenas bañadas por cálidas augas ou algo máis frías, percorren os camiños a Santiago ou asisten aos infinitos festivais ou eventos gastronómicos, culturais ou musicais en todos os recunchos da nosa xeografía. A todos eles e a moitos outros lles estou agradecido por elixir España para as súas vacacións ou viaxes de lecer ou negocio. Todos están a contribuír a un éxito económico que supera o 11 por cento do PIB ademais do citado valor internacional que moito países desexarían para eles.

Quen declarou a guerra ao turista, á principal industria en España, queren un modelo social baseado na tribo, onde todo o que veña de fóra representa unha ameaza para combater. Estes cachorros independentistas radicais e abertzales, non son mais que destrutores do sistema liberal e capitalista que van buscando de paso derrocar ao goberno a calquera prezo, e impedir que España siga crecendo xa que saben moi ben que só nun escenario de pobreza e frustración conseguirían os seus obxectivos .



A pesar deles e do dano que xa están a facer somos moitos os que dicimos “Benvidos turistas”.

miércoles, 26 de julio de 2017

Segundo plano

Si les digo que vivimos tiempos en los que las redes sociales se han colado en nuestras vidas de manera rápida e irreversible, no les descubro nada nuevo. Que renunciar a su utilización es prácticamente impensable, tampoco. Sin embrago quiero poner el foco en el grado de dependencia y el nivel de exposición de las vidas privadas que se adquiere en estas páginas de internet.

Empezaré por llamar la atención sobre las edades tempranas en las que cada día más jóvenes se enganchan a las múltiples aplicaciones populares en la red, que no solamente sirven para comunicarse en sustitución a la llamada o al mensaje telefónico, sino también para contar y exponer imágenes de sus movimientos y actividades. 

En esta fase debería preocuparnos a toda la sociedad la deriva cada día más frecuente hacia la utilización de estas herramientas como modo y método de acoso escolar, donde solamente cuando saltan a la luz pública casos de suicidios en jóvenes que no han podido aguantar el chantaje, las amenazas y la tremenda presión de sus compañeros, nos horrorizamos para seguidamente seguir casi con indiferencia el mal uso que se hace de los dispositivos móviles.

Nadie puede permanecer indiferente ni pensar que no va con él o con su entorno próximo. Pregúntense si no habrán podido colaborar directa o indirectamente, regalando un teléfono móvil a un adolescente en su primera comunión (este fenómeno arrasa), consintiendo a los suyos que en la mesa durante las comidas los utilicen sin participar en los deseados diálogos de familia, o permitiendo que desde edades muy tempranas tengan acceso a internet sin ningún tipo de supervisión.

Pero los adultos tampoco nos quedamos atrás en el uso, a mi juicio inadecuado, que en múltiples ocasiones hacemos de estos instrumentos de comunicación. Son multitud los que a diario desde que se levantan y hasta que regresan a la cama, cuentan con detalle y documentos gráficos todos los pasos que van dando, dejando rastros fotográficos del café que se toman, los lugares que frecuentan y las compañías de ese día. Y así, día tras día, incluso publicando sus vacaciones para deleite de los amigos de lo ajeno, que saben así dónde y cuándo está vacío un hogar.

He dejado para el final la referencia más delicada, la que tiene que ver con estas prácticas en el entorno en el que me muevo desde hace años, la política. Aquí mucho de mis compañeros discreparán claramente de mi opinión, pero no puedo compartir ni participar en las rivalidades y carreras que observo a diario por ver quién cuelga más fotos en los que ellos son protagonistas, más tuits cual maquina de hacer churros, más emoticonos en todos los grupos de chats en los que te apuntas o te apuntan, o más “me gusta” a cuantas cosas pongan los demás, los llamados “amigos”, que por lo general son miles de personas a las que no conocemos.

Todo esto parece conducir a la conclusión de que eres más popular y más productivo, políticamente hablando, cuanta más actividad tengas en estos medios, llegando al absurdo de que hay personas a las que les importa más salir en la foto que el contenido de la reunión a la que acuden..

Siento no compartir estas estrategias, prefiero el contenido al continente, prefiero el segundo plano.

Segundo plano

Se lles digo que vivimos tempos nos que as redes sociais coáronse nas nosas vidas de maneira rápida e irreversible, non lles descubro nada novo. Que renunciar á súa utilización é practicamente impensable, tampouco. Sen embrago quero poñer o foco no grao de dependencia e o nivel de exposición das vidas privadas que se adquire nestas páxinas da internet.

Empezarei por chamar a atención sobre as idades temperás nas que cada día máis novos engánchanse ás múltiples aplicacións populares na rede, que non soamente serven para comunicarse en substitución á chamada ou á mensaxe telefónica, senón tamén para contar e expoñer imaxes dos seus movementos e actividades. 

Nesta fase debería preocuparnos a toda a sociedade derívaa cada día máis frecuente cara á utilización destas ferramentas como modo e método de acoso escolar, onde soamente cando saltan á luz pública casos de suicidios en mozos que non puideron aguantar a chantaxe, as ameazas e a tremenda presión dos seus compañeiros, arrepiámonos para seguidamente seguir case con indiferenza o mal uso que se fai dos dispositivos móbiles.

Ninguén pode permanecer indiferente nin pensar que non vai con el ou coa súa contorna próxima. Pregúntense se non poderían colaborar directa ou indirectamente, regalando un teléfono móbil a un adolescente na súa primeira comuñón (este fenómeno arrasa), consentindo aos seus que na mesa durante as comidas utilícenos sen participar nos desexados diálogos de familia, ou permitindo que desde idades moi temperás teñan acceso a internet sen ningún tipo de supervisión.

Pero os adultos tampouco quedamos atrás no uso, ao meu xuízo inadecuado, que en múltiples ocasións facemos destes instrumentos de comunicación. Son multitude os que a diario desde que se levantan e ata que regresan á cama, contan con detalle e documentos gráficos todos os pasos que van dando, deixando rastros fotográficos do café que se toman, os lugares que frecuentan e as compañías dese día. E así, día tras día, incluso publicando as súas vacacións para deleite dos amigos do alleo, que saben así onde e cando está baleiro un fogar.

Deixei para o final a referencia máis delicada, a que ten que ver con estas prácticas na contorna no que me movo desde hai anos, a política. Aquí moito dos meus compañeiros discreparán claramente da miña opinión, pero non podo compartir nin participar nas rivalidades e carreiras que observo a diario por ver quen colga máis fotos nos que eles son protagonistas, máis tuits cal maquina de facer churros, máis emoticonos en todos os grupos de chats nos que che apuntas ou che apuntan, ou máis “gústame” a cantas cousas poñan os demais, os chamados “amigos”, que polo xeral son miles de persoas ás que non coñecemos.

Todo isto parece conducir á conclusión de que es máis popular e máis produtivo, politicamente falando, canta máis actividade teñas nestes medios, chegando ao absurdo de que hai persoas ás que lles importa máis saír na foto que o contido da reunión á que acoden..

Sinto non compartir estas estratexias, prefiro o contido ao continente, prefiro o segundo plano.

miércoles, 12 de julio de 2017

Amores que matan

No puedo dejar pasar la ocasión de volver a reflexionar públicamente sobre las actitudes, comportamientos y estrategias de aquellas personas que en política son capaces de utilizar cualquier argumento para dañar a sus rivales, aunque en el intento tengan que disparar contra lo que dicen respetar y querer más.

Hace unas semanas en el Congreso de los Diputados se producía una interpelación al gobierno por parte de uno de los diputados gallegos pertenecientes a En Marea relativa a la contaminación de las Rías gallegas y para ello se echaba mano de todo cuanto argumento pudiera tener impacto sonoro y mediático, fuera cierto o no, viniera a cuento o tuviera que ver poco con el tema.

Desde la tribuna el señor diputado gallego perteneciente al grupo parlamentario de Podemos nos acusaba de “privatizar el medio natural”, de “colaborar con delincuentes”, habló de “las empresas amigas” en referencia a ENCE y REGANOSA, acusó a la celulosa de Pontevedra de ser culpable de los incendios en Galicia y de los recientes en Portugal, y completó su amplio relatorio ignominioso con datos donde según su versión el grado de contaminación de nuestras rías está llevando a la ruina a las personas que viven de duros oficios como el de las mariscadoras.

Tuve que recordarle que las competencias en saneamiento y depuración de aguas son propias de los ayuntamientos y de las comunidades autónomas y que el Estado solo interviene en aquellas que previamente sean declaradas por Ley “obras de interés general”, como algunas de las más importantes llevadas a cabo en los últimos años en nuestras rías gallegas, poniéndole los ejemplos de Ferrol y A Coruña, donde por cierto tuve que recordarle la nefasta gestión de esos alcaldes pertenecientes a su formación política y que una semana antes y desde la misma tribuna Pablo Iglesias ponía como ejemplo del cambio en los ayuntamientos.

Fue el alcalde de Ferrol el que tuvo más de un año parado el expediente del convenio que permitía la entrada en funcionamiento de los interceptores de A Malata en esa ría, algo que finalmente se produjo hace 3 meses y que desde entonces está produciendo resultados espectaculares en esas aguas. De haberse realizado una buena gestión esos resultados se habrían producido 12 meses antes con importantes beneficios medioambientales. Otro importante convenio duerme en su mesa, a la espera de su buena gestión, que permitiría al Estado seguir mejorando la ría que tanto les preocupa.

En Pontevedra, la evolución de los controles medioambientales en la planta de celulosa están a la vista y al olfato de todos cuantos quieran verlo y olerlo. La prueba entre otras está en que a las mariscadoras de esa zona lo que les preocupa no es esa industria sino las aguas que vierte a la ría la depuradora municipal de Pontevedra en Placeres.

Concluyendo, Galicia no precisa de este tipo de salvapatrias, que en Madrid dicen ser sus mejores valedores y para ejercer esa función pintan un panorama negro e irreal de sus rías, mientras donde gobiernan solo ponen zancadillas a sus gobiernos “enemigos” para poderles culpar de falta de inversiones. Líbrenos Dios de estos amores, amores que matan.

miércoles, 28 de junio de 2017

Respeto a las tradiciones.

El domingo en Lugo se repitió un año más una de las tradiciones que cuentan con mayor longevidad, la ofrenda al Santísimo que realizan los alcaldes de las siete ciudades que en su día formaron el Antiguo Reino de Galicia. Esta ceremonia combina tradición popular con la religiosa y se viene celebrando desde 1669. El domingo se celebró la que hace el número 348.

Se celebra cada domingo posterior a la festividad del Corpus, y a ella acuden los mandatarios de las ciudades de A Coruña, Lugo, Ourense, Santiago de Compostela, Mondoñedo Betanzos y Tui, habiendo conseguido el reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico gallego. 

Desde 1991 en que formé parte, por primera vez en mi carrera política, de la corporación municipal de Lugo y hasta la fecha, con escasas excepciones he podido participar de una u otra manera en estos actos, siendo el más emotivo y significado el del año 1999 en el que como alcalde de esta ciudad me correspondió ser el edil que realizó la ofrenda.

Sin entrar en pequeños detalles, como la ausencia de carroza portando al Santísimo, me preocupa la merma significativa de asistentes, y de manera especial la de la representación institucional... y más concretamente la de ayuntamientos herederos de aquel antiguo Reino y de las diputaciones. Este año no hubo representación alguna de Santiago y A Coruña, ni de las Diputaciones de Pontevedra y A Coruña. 

Tras 348 años la llegada a las alcaldías de gobiernos populistas es lo que motiva que desde hace dos años estos ayuntamientos decidiesen no acudir, a modo de boicot a lo que ellos consideran un acto puramente religioso, olvidando la tradición histórica y sus significados. No solo no acuden, sino que tampoco envían a ningún representante, aun sabiendo que en esas corporaciones hay munícipes que asistirían gustosos. Olvidan que representan a todo un municipio, es decir a ciudadanos con diferentes creencias e ideologías, y no solamente a sus votantes.

Todos los actos importantes requieren del apoyo social necesario, pero de manera especial del apoyo institucional, y si algo parece claro es que este apoyo se ha visto muy mermado en los últimos años.

Pocas celebraciones en Galicia cuentan con la longevidad de este acto y menos aún con su notable trasfondo cultural. Es el único acto oficial que pervive del Antiguo Reino de Galicia, y también es el motivo del escudo de Galicia, cuyas siete cruces representan a las antiguas provincias y el Cáliz y la Hostia centrales son el reflejo de esta tradición de ofrenda al Santísimo en nuestra ciudad. Sólo por esa relevancia histórica merece toda nuestra atención.

En unos días Lugo se llenará de fiesta para celebrar una nueva edición del Arde Lucus, una fiesta de reciente impronta en nuestro calendario pero que ya cuenta con importantes sumas de presupuesto y de apoyo institucional. Lo celebro, pero al mismo tiempo me cuesta entender que por cuestiones políticas, exclusivamente de tipo ideológico, las tradiciones históricas que forman parte de nuestra cultura y de la Historia de Galicia se vean paulatinamente mermadas de los necesarios apoyos que garanticen su continuidad.

Si algo pido es respeto a una tradición, respeto a la convivencia en una sociedad plural en lo religioso y en lo ideológico. Boicotear las tradiciones es no respetarlas. Sin ese respeto mal futuro les aguarda.


Respecto ás tradicións.

O domingo en Lugo repetiuse un ano máis unha das tradicións que contan con maior lonxevidade, a ofrenda ao Santísimo que realizan os alcaldes das sete cidades que no seu día formaron o Antigo Reino de Galicia. Esta cerimonia combina tradición popular coa relixiosa e vén celebrando desde 1669. O domingo celebrouse a que fai o número 348.

Celébrase cada domingo posterior á festividade do Corpus, e a ela acoden os mandatarios das cidades da Coruña, Lugo, Ourense, Santiago de Compostela, Mondoñedo Betanzos e Tui, conseguindo o recoñecemento como Festa de Interese Turístico galego. 

Desde 1991 en que formei parte, por primeira vez na miña carreira política, da corporación municipal de Lugo e ata a data, con escasas excepcións puiden participar dunha ou outra maneira nestes actos, sendo o máis emotivo e significado o do ano 1999 no que como alcalde desta cidade correspondeume ser o edil que realizou a ofrenda.

Sen entrar en pequenos detalles, como a ausencia de carroza portando ao Santísimo, preocúpame a diminución significativa de asistentes, e de maneira especial a da representación institucional... e máis concretamente a de concellos herdeiros daquel antigo Reino e das deputacións. Este ano non houbo representación algunha de Santiago e A Coruña, nin das Deputacións de Pontevedra e A Coruña. 

Tras 348 anos a chegada ás alcaldías de gobernos populistas é o que motiva que desde hai dous anos estes concellos decidisen non acudir, a modo de boicot ao que eles consideran un acto puramente relixioso, esquecendo a tradición histórica e os seus significados. Non só non acoden, senón que tampouco envían a ningún representante, aínda sabendo que nesas corporacións hai concelleiros que asistirían gustosos. Esquecen que representan a todo un municipio, é dicir a cidadáns con diferentes crenzas e ideoloxías, e non soamente aos seus votantes.

Todos os actos importantes requiren do apoio social necesario, pero de maneira especial do apoio institucional, e se algo parece claro é que este apoio viuse moi minguado nos últimos anos.

Poucas celebracións en Galicia contan coa lonxevidade deste acto e menos aínda co seu notable transfondo cultural. É o único acto oficial que pervive do Antigo Reino de Galicia, e tamén é o motivo do escudo de Galicia, cuxas sete cruces representan ás antigas provincias e o Cáliz e a Hostia centrais son o reflexo desta tradición de ofrenda ao Santísimo na nosa cidade. Só por esa relevancia histórica merece toda a nosa atención.

Nuns días Lugo encherase de festa para celebrar unha nova edición do Arde Lucus, unha festa de recente sinal no noso calendario pero que xa conta con importantes sumas de orzamento e de apoio institucional. Celébroo, pero ao mesmo tempo cústame entender que por cuestións políticas, exclusivamente de tipo ideolóxico, as tradicións históricas que forman parte da nosa cultura e da Historia de Galicia se vexan paulatinamente mermadas dos necesarios apoios que garantan a súa continuidade.

Se algo pido é respecto a unha tradición, respecto á convivencia nunha sociedade plural no relixioso e no ideolóxico. Boicotear as tradicións é non respectalas. Sen ese respecto mal futuro agárdalles.

miércoles, 14 de junio de 2017

40 años, toda una vida

Son muchos los medios de comunicación que dedican amplios espacios a recordarnos que mañana 15 de junio se cumplen 40 años de las primeras elecciones generales democráticas en España, las elecciones de 1977.
Por aquel entonces yo tenía 22 años y era un universitario que vivió aquel momento con gran intensidad, como muchos otros españoles. Recuerdo haber acudido a todos cuantos mítines se celebraron en Santiago, Lugo o Monforte. Escuchar a Suárez o a Tierno Galván, nombres que a los más jóvenes ya poco les dirán, pero que junto a Felipe González, Fraga y otros representaron el conjunto de una clase política que tras esos comicios jugaron un papel decisivo en esos primeros pasos de nuestra historia democrática.
Aquella jornada de hace 40 años la viví en Monforte, donde ejercí el derecho a voto por primera vez, y donde con una participación multitudinaria en una jornada de fiesta, las colas para votar acompañaron las muchas anécdotas producidas en los colegios electorales. La ilusión y la incertidumbre por el resultado eran las características que para mí mejor definieron aquel día histórico que ahora recuerdo con mayor emoción, consciente más que entonces del enorme paso que se daba en España.
Después vinieron importantes acontecimientos como la aprobación de nuestra Constitución de 1978, todavía vigente, la incorporación a la llamada, en aquellos tiempos, Comunidad Económica Europea, la lacra terrorista de ETA…40 años que cambiaron nuestra Nación.
Muchos fueron por entonces los que pronosticaron que tras la muerte de Franco seríamos incapaces de vivir en democracia, que no sabríamos convivir pacíficamente los 40 años que lo hemos conseguido tras otros tantos de dictadura. Pero finalmente españoles de diferentes ideologías fueron capaces de aplicar políticas de pactos, de acuerdos, surgidos del mandato de muchos ciudadanos que en aquel día con nuestros votos dejamos claro a las dos fuerzas mayoritarias, la UCD y el PSOE, que tendrían que entenderse por el bien de España.
Aquello fue posible por las altas dosis de generosidad desplegadas por parte de todos los actores principales y porque todos los españoles estábamos ansiosos de lograr la concordia y de olvidar la revancha, algo que tristemente hoy algunos tratan de desenterrar. 40 años de éxitos colectivos no exentos de luces y sombras, de incertidumbres ocasionales, pero que nos han dado el periodo más largo de paz y desarrollo económico en nuestra historia.
Hoy al igual que entonces esta paz y convivencia tienen enemigos, esos populistas de extrema izquierda que intentan, con la ayuda de algunos separatistas y a base de un discurso propio de vendedores de humo, desvirtuar estos logros y cambiar la historia. Pero hoy España es una potencia mundial con un Estado de bienestar fuerte y consolidado, y por ello estos enemigos lo tendrán difícil ya que las actuales y venideras generaciones superaremos estos retos y venceremos con las mismas recetas: generosidad, altura de miras, pactos, acuerdos y un gran sentido de Estado.

La canción dice que “20 años no es nada…”, pero en España estos últimos 40 han sido toda una vida.


40 anos, toda unha vida.


Son moitos os medios de comunicación que dedican amplos espazos a lembrarnos que mañá 15 de xuño cúmprense 40 anos das primeiras eleccións xerais democráticas en España, as eleccións de 1977.
Por aquel entón eu tiña 22 anos e era un universitario que viviu aquel momento con gran intensidade, como moitos outros españois. Recordo acudir a todos cuantos mitins celebráronse en Santiago, Lugo ou Monforte. Escoitar a Suárez ou a Tierno Galván, nomes que aos máis novos xa pouco lles dirán, pero que xunto a Felipe González, Fraga e outros representaron o conxunto dunha clase política que tras eses comicios xogaron un papel decisivo neses primeiros pasos da nosa historia democrática.
Aquela xornada de hai 40 anos vivina en Monforte, onde exercín o dereito a voto por primeira vez, e onde cunha participación multitudinaria nunha xornada de festa, as colas para votar acompañaron as moitas anécdotas producidas nos colexios electorais. A ilusión e a incerteza polo resultado eran as características que para min mellor definiron aquel día histórico que agora recordo con maior emoción, consciente máis que entón do enorme paso que se daba en España.
Despois viñeron importantes acontecementos como a aprobación da nosa Constitución de 1978, aínda vixente, a incorporación á chamada, naqueles tempos, Comunidade Económica Europea, a secuela terrorista de ETA... 40 anos que cambiaron a nosa Nación.
Moitos foron por entón os que prognosticaron que tras a morte de Franco seriamos incapaces de vivir en democracia, que non saberiamos convivir pacíficamente os 40 anos que o conseguimos tras outros tantos de ditadura. Pero finalmente españois de diferentes ideoloxías foron capaces de aplicar políticas de pactos, de acordos, xurdidos do mandato de moitos cidadáns que naquel día cos nosos votos deixamos claro ás dúas forzas maioritarias, a UCD e o PSOE, que terían que entenderse polo ben de España.
Aquilo foi posible polas altas doses de xenerosidade despregadas por parte de todos os actores principais e porque todos os españois estabamos ansiosos de lograr a concordia e de esquecer o desquite, algo que tristemente hoxe algúns tratan de desenterrar. 40 anos de éxitos colectivos non exentos de luces e sombras, de incertezas ocasionais, pero que nos deron o período máis longo de paz e desenvolvemento económico na nosa historia.
Hoxe do mesmo xeito que entón esta paz e convivencia teñen inimigos, eses populistas de extrema esquerda que tentan, coa axuda dalgúns separatistas e a base dun discurso propio de vendedores de fume, desvirtuar estes logros e cambiar a historia. Pero hoxe España é unha potencia mundial cun Estado de benestar forte e consolidado, e por iso estes inimigos terano difícil xa que as actuais e vindeiras xeracións superaremos estes retos e venceremos coas mesmas receitas: xenerosidade, altura de miras, pactos, acordos e un gran sentido de Estado.
A canción di que "20 años no es nada", pero en España estes últimos 40 foron toda unha vida.