miércoles, 26 de diciembre de 2012
Contrastes navideños
miércoles, 12 de diciembre de 2012
La Marca España
A Marca España
miércoles, 28 de noviembre de 2012
La estructura institucional
A estrutura institucional
miércoles, 14 de noviembre de 2012
Deshaucios
Desafiuzamentos
miércoles, 31 de octubre de 2012
Unirnos
Unirnos
miércoles, 17 de octubre de 2012
Dejadme que os lo pida
Deixádeme que volo pida
jueves, 4 de octubre de 2012
Rodeados
miércoles, 19 de septiembre de 2012
¿Sabemos a donde vamos?
Al otro lado del mapa peninsular, en la esquina noroeste, se hacía balance de una legislatura que ahora termina y se abría la carrera hacia las urnas para que los gallegos valoremos la gestión de nuestro presidente Núñez Feijoo y decidamos libremente nuestro futuro para los próximos años.
Dos panoramas bien diferentes pero que invitan a la reflexión y nos permiten hacernos algunas preguntas.
¿Se parecen en algo la situación socio-política de ambas esquinas de España? Entiendo que en muy poco. Durante estos últimos cuatro años en Galicia, con muchos aciertos y algunos errores, hemos recuperado la senda del rigor, la unidad del buen gobierno, y las políticas económicas y sociales. Hemos sido ejemplo para otros gobernantes que, aunque con retraso, ahora también están poniendo en práctica las políticas que aquí se han hecho. Mientras eso acontecía en Galicia, en la otra esquina las cuentas públicas caminaron irremediablemente hacia la quiebra más absoluta como fruto de los años de gobiernos tripartitos, nacionalistas prisioneros de socios extraños, o como cada uno los quiera calificar.
En Galicia hemos dado, y lo podemos seguir haciendo si así lo decidimos libremente en pocas semanas, un ejemplo de cómo gastando menos y prescindiendo de todo lo prescindible, que es mucho, se pueden hacer las cosas bien. De cómo a pesar de los profundos recortes presupuestarios, las prioridades de nuestro gobierno gallego estuvieron siempre claras y por ello las sanidad y la educación no sufrieron los daños colaterales de esta profunda crisis. De cómo, y a pesar de todo ello, en Galicia se siguen abriendo centros hospitalarios y aumentando las plazas de guarderías.
Mientras los unos trataremos de poner en valor lo que hemos mejorado aquí en estos últimos años, a pesar de los pesares y le pese a quien le pese, otros intentaran sacar provecho del río revuelto, de la crispación social, del deterioro que provocó la nefasta e irresponsable gestión económica y política de la era Zapatero. La memoria histórica es frágil y muchos lo saben. Por ello intentarán tapar con noticias ajenas a Galicia lo que realmente interesa aquí. Porque los gallegos sí sabemos a donde vamos y a dónde queremos ir, precisamente por eso sabemos distinguir entre a dónde nos conducen sus actuales gobernantes y a dónde podrían llevarnos las amalgamas y coaliciones de partidos que van desde las posturas más radicales a los oportunismos que se acercan a unos u otros según los tiempos que corran.
Nosotros sabemos a dónde queremos ir y quién puede llevarnos ahí por el camino más seguro, aunque a veces no sea el más corto.
Sabemos onde imos?
Hai uns días, na esquina nordeste de España, unha marea humana invadía as rúas catalás coas cores das súas bandeiras independentistas. A ineptitude política dos ?irresponsables? gobernantes daquela comunidade autónoma provocaba unha marea de confusión que principalmente intentaba, e probablemente conseguía, tapar as miserias e erros da súa propia xestión.
Alén do mapa peninsular, na esquina noroeste, facíase balance dunha lexislatura que agora termina e abríase a carreira cara ás urnas para que os galegos valoremos a xestión do noso presidente Núñez Feijoo e decidamos libremente o noso futuro para os próximos anos.
Dous panoramas ben diferentes pero que invitan á reflexión e permítennos facernos algunhas preguntas.
Parécense en algo a situación socio-política de ambas as esquinas de España? Entendo que en moi pouco. Durante estes últimos catro anos en Galicia, con moitos acertos e algúns erros, recuperamos a senda do rigor, a unidade do bo goberno, e as políticas económicas e sociais. fomos exemplo para outros gobernantes que, aínda que con atraso, agora tamén están pondo en práctica as políticas que aquí se fixeron. Mentres iso acontecía en Galicia, na outra esquina as contas públicas camiñaron irremediablemente cara á quebra máis absoluta como froito dos anos de gobernos tripartitos, nacionalistas prisioneiros de socios estraños, ou como cada un quéiraos cualificar.
En Galicia demos, e podémolo seguir facendo se así o decidimos libremente en poucas semanas, un exemplo de como gastando menos e prescindindo de todo o prescindible, que é moito, pódense facer as cousas ben. De como a pesar dos profundos recortes orzamentarios, as prioridades do noso goberno galego estiveron sempre claras e por iso as sanidade e a educación non sufriron os danos colaterais desta profunda crise. De como, e a pesar de todo iso, en Galicia séguense abrindo centros hospitalarios e aumentando as prazas de garderías.
Mentres os uns trataremos de pór en valor o que melloramos aquí nestes últimos anos, pese a quen pese e lle a pesar de quen lle pese, outros intentasen sacar proveito do río revolto, da crispación social, da deterioración que provocou a nefasta e irresponsable xestión económica e política de éraa Zapatero. A memoria histórica é fráxil e moitos sábeno. Por iso intentarán tapar con noticias alleas a Galicia o que realmente interesa aquí. Porque os galegos si sabemos onde imos e onde queremos ir, precisamente por iso sabemos distinguir entre onde condúcennos os seus actuais gobernantes e onde poderían levarnos as amálgamas e coalicións de partidos que van desde as posturas máis radicais aos oportunismos que se achegan a uns ou outros segundo os tempos que corran.
Nós sabemos onde queremos ir e quen pode levarnos aí polo camiño máis seguro, aínda que ás veces non sexa o máis curto.
miércoles, 5 de septiembre de 2012
La leche
jueves, 23 de agosto de 2012
Olímpicos
Detrás de las imágenes que todos hemos visto estos días durante la celebración de los Juegos Olímpicos hay muchas historias que se esconden tras algunas de las medallas y que no se han retransmitido en estas semanas. Pero todos podemos, con nuestra imaginación, intentar aproximarnos un poco a lo que han vivido muchos jóvenes deportistas en los años previos a su selección para participar en una Olimpiada.
Representan el esfuerzo, el sacrificio personal, las renuncias a lo que sus compañeros disfrutan mientras ellos entrenan y entrenan. Tienen en su haber el espíritu del sacrificio, del trabajo en equipo y el compañerismo. Palabras que suenan rancias en una sociedad consumista y en ocasiones insolidaria.
Muchos de ellos, por su juventud y entrega al entrenamiento de años, no plasman en sus curriculum sus estudios terminados, pero no por ello estarán en inferioridad de condiciones frente a aquellos que presuman de títulos y masters. Cualquier empresa que se precie sabrá valorar adecuadamente lo que hay detrás de estos jóvenes que con medallas o sin ellas han regresado a casa demostrando su capacidad de esfuerzo y su entrega incondicional en cada una de las disciplinas deportivas.
He tenido la fortuna de conocer personalmente a una de las jóvenes laureadas con el oro olímpico. Cuando conocí a Sofía Toro, se preparaba ya para conseguir ser seleccionada para formar parte de la representación española en el equipo de vela. Una joven sencilla e ilusionada con lo suyo. Que renunció a muchas cosas de su vida personal por estar entre las elegidas. Pasó mucho tiempo fuera de casa, de los suyos, incluso fuera de su país, en concentraciones interminables. Una detrás de la otra. Siempre lejos.
Consiguió junto a sus compañeras el oro en una disciplina poco conocida para los aficionados a la vela. Los medios de comunicación hablaban poco o nada de ellas hasta prácticamente unas horas antes de lograr su hazaña.
Tuve la suerte de compartir un rato con Sofía de vuelta a Galicia, de ver su medalla, pero sobre todo de compartir sus relatos de aquellas históricas regatas en aguas inglesas, y de ver cómo a pesar del cansancio, sus ojos brillaban de alegría , ilusión y del sueño del que nadie querría despertar.
Para ella y muchos como ella, la crisis económica debería quedar al margen. Ahora tendrían que tener todo el apoyo de su país, aunque sólo fuese para devolverles parte de lo que nos dieron. No llega con los recibimientos y laudatios de estos días. La entrega de estos jóvenes debe recibir una recompensa, las oportunidades para poder desarrollar su proyecto de vida, su futuro en su país, sin verse obligados, como tantos otros, a buscarlas fuera. Que la generación perdida para España, por la tremenda irresponsabilidad de los que nos anunciaban brotes verdes cuando solo había cenizas, no incluya a quienes nos han llevado, una vez más, a saborear la gloria olímpica.
Olímpicos
Detrás das imaxes que todos vimos estes días durante a celebración dos Xogos Olímpicos hai moitas historias que se esconden tras algunhas das medallas e que non se retransmitiron nestas semanas. Pero todos podemos, coa nosa imaxinación, intentar aproximarnos un pouco ao que viviron moitos mozos deportistas nos anos previos á súa selección para participar nunha Olimpíada.
Representan o esforzo, o sacrificio persoal, as renuncias ao que os seus compañeiros gozan mentres eles adestran e adestran. Teñen no seu haber o espírito do sacrificio, do traballo en equipo e o compañeirismo. Palabras que soan rancias nunha sociedade consumista e en ocasións insolidaria.
Moitos deles, pola súa mocidade e entrega ao adestramento de anos, non plasman nos seus curriculum os seus estudos terminados, pero non por iso estarán en inferioridade de condicións fronte a aqueles que presuman de títulos e masters. Calquera empresa que se prece saberá valorar adecuadamente o que hai detrás destes mozos que con medallas ou sen elas regresaron a casa demostrando a súa capacidade de esforzo e a súa entrega incondicional en cada unha das disciplinas deportivas.
tiven a fortuna de coñecer persoalmente a unha das mozas laureadas co ouro olímpico. Cando coñecín a Sofía Touro, preparábase xa para conseguir ser seleccionada para formar parte da representación española no equipo de vela. Unha moza sinxela e ilusionada co seu. Que renunciou a moitas cousas da súa vida persoal por estar entre as elixidas. Pasou moito tempo fóra de casa, dos seus, ata fose do seu país, en concentracións interminables. Unha detrás da outra. Sempre lonxe.
Conseguiu xunto ás súas compañeiras o ouro nunha disciplina pouco coñecida para os afeccionados á vela. Os medios de comunicación falaban pouco ou nada delas ata practicamente unhas horas antes de lograr a súa fazaña.
Tiven a sorte de compartir un intre con Sofía de volta a Galicia, de ver a súa medalla, pero sobre todo de compartir os seus relatos daquelas históricas regatas en augas inglesas, e de ver como a pesar do cansazo, os seus ollos brillaban de alegría , ilusión e do soño do que ninguén querería espertar.
Para ela e moitos como ela, a crise económica debería quedar á marxe. Agora terían que ter todo o apoio do seu país, aínda que só fose para devolverlles parte do que nos deron. Non chega cos recibimentos e laudatios destes días. A entrega destes mozos debe recibir unha recompensa, as oportunidades para poder desenvolver o seu proxecto de vida, o seu futuro no seu país, sen verse obrigados, como tantos outros, a buscalas fose. Que a xeración perdida para España, á peito irresponsabilidade dos que nos anunciaban brotes verdes cando só había cinzas, non inclúa a quen nos levaron, unha vez máis, a saborear a gloria olímpica.
miércoles, 8 de agosto de 2012
Juego Revuelto
Xogo revolto
miércoles, 25 de julio de 2012
¿Por qué ahora?
Durante los últimos ocho años en España vivimos acontecimientos lo suficientemente graves y preocupantes como para haber provocado protestas en cadena de nuestra sociedad. Sin embargo éstas no se produjeron. Ni el vertiginoso incremento de personas engrosando las listas del paro, ni el enorme despilfarro en gasto público que llevo las cifras de déficit a niveles nunca vistos y que cruzaron líneas de difícil retorno, lo consiguieron.
Hoy las cuentas que se financian con la recaudación de los impuestos de todos los ciudadanos están en números rojos, y no en un rojo cualquiera. Hay que decirlo claramente, no hay dinero para poder financiar los servicios públicos que nos hemos dado en estos años.
El panorama se resume así: las dos partidas de gasto más importantes de los Presupuestos Generales del Estado las conforman los pagos por prestaciones de desempleo y los intereses de la deuda contraída por España. Por ambos conceptos superamos los 60.000 millones de euros, pero además es que nuestra deuda exterior neta representa más del 80% de nuestro PIB, y para acabar de complicarlo, estamos financiando esta deuda por encima del 7%, algo insostenible.
Además, el año pasado, la recaudación vía impuestos cayó en picado, hasta el nivel más bajo del mundo desarrollado, descendiendo en más de 70.000 millones de euros del año 2007 al 2011, lo que puede calificarse de catástrofe recaudatoria.
Y si todo esto ocurría en estos últimos años, ¿por qué es ahora cuando la sociedad se rebela contra las decisiones de su gobierno? ¿Por qué lo hace cuando ya no hay dinero en las arcas públicas para seguir financiando lo que todos creíamos que no tendría final? ¿Acaso no tuvo ninguna responsabilidad el anterior Gobierno en esta caída de la recaudación y en la destrucción de puestos de trabajo? ¿Por qué protestamos contra la medicina y no lo hacíamos cuando se causaba la enfermedad?
Es ahora y no antes cuando se producen los incendios callejeros, cuando la ciudadanía se rebela contra las medidas de ajuste impuestas por falta de alternativas. Y lo es entre otras razones porque ahora se están ajustando los servicios públicos a la realidad, al nivel del número de personas que trabajan y pagan impuestos, del número de empresas en actividad. Porque ahora se le está diciendo a los ciudadanos lo que se le venía ocultando, que no se pueden seguir financiando estos servicios con más deuda y con más déficit, y esto cuesta asumirlo, acostumbrados como estábamos al discurso que diariamente nos regalaba el oído con mensajes amables pero llenos de mentiras.
Son tiempos duros para ejercer la política. Estamos expuestos al rechazo y a la crispación social, pero hoy más que nunca es necesario dar la cara y explicar con la verdad por delante todas las medidas que se adoptan desde el gobierno, por muy duro que resulte y la mucha incomprensión que se perciba. Si somos capaces de mantener la calma y trabajar duro en la misma dirección, que nadie tenga dudas de que podremos remontar esta pesadilla.
Por que agora?
Durante os últimos oito anos en España vivimos acontecementos o suficientemente graves e preocupantes como para provocar protestas en cadea da nosa sociedade. Con todo estas non se produciron. Nin o vertixinoso incremento de persoas engrosando as listas do paro, nin o enorme malgasto en gasto público que levo as cifras de déficit a niveis nunca vistos e que cruzaron liñas de difícil retorno, conseguírono.
Hoxe as contas que se financian coa recadación dos impostos de todos os cidadáns están en números vermellos, e non nun vermello calquera. Hai que dicilo claramente, non hai diñeiro para poder financiar os servizos públicos que nos demos nestes anos.
O panorama resúmese así: as dúas partidas de gasto máis importantes dos Orzamentos Xerais do Estado confórmanas os pagos por prestacións de desemprego e os intereses da débeda contraída por España. Por ambos os conceptos superamos os 60.000 millóns de euros, pero ademais é que a nosa débeda exterior neta representa máis do 80% do noso PIB, e para acabar de complicalo, estamos financiando esta débeda por encima do 7%, algo insostible.
Ademais, o ano pasado, a recadación vía impostos caeu en picado, ata o nivel máis baixo do mundo desenvolvido, descendendo en máis de 70.000 millóns de euros do ano 2007 ao 2011, o que pode cualificarse de catástrofe recadatoria.
E se todo isto ocorría nestes últimos anos, por que é agora cando a sociedade rebélase contra as decisións do seu goberno? Por que o fai cando xa non hai diñeiro nas arcas públicas para seguir financiando o que todos criamos que non tería final? Seica non tivo ningunha responsabilidade o anterior Goberno nesta caída da recadación e na destrución de postos de traballo? Por que protestamos contra o medicamento e non o faciamos cando se causaba a enfermidade?
É agora e non antes cando se producen os incendios rueiros, cando a cidadanía rebélase contra as medidas de axuste impostas por falta de alternativas. E o é entre outras razóns porque agora estanse axustando os servizos públicos á realidade, ao nivel do número de persoas que traballan e pagan impostos, do número de empresas en actividade. Porque agora estáselle dicindo aos cidadáns o que se lle viña ocultando, que non se poden seguir financiando estes servizos con máis débeda e con máis déficit, e isto custa asumilo, afeitos como estabamos ao discurso que diariamente nos regalaba o oído con mensaxes amables pero cheos de mentiras.
Son tempos duros para exercer a política. Estamos expostos ao rexeitamento e á crispación social, pero hoxe máis que nunca é necesario dar a cara e explicar coa verdade por diante todas as medidas que se adoptan desde o goberno, por moi duro que resulte e a moita incomprensión que se perciba. Se somos capaces de manter a calma e traballar duro na mesma dirección, que ninguén teña dúbidas de que poderemos remontar este pesadelo.
miércoles, 11 de julio de 2012
A la velocidad de la luz
Estos días empiezan a oler a verano y somos muchos los que anhelamos unos momentos de descanso y tranquilidad.
Pienso en mis planes, y uno inexcusable será escapar de las prisas y de la vorágine de las noticias reiterativas y cargadas de bombo y acento económico. Son estos días en los que uno tiene algo de tiempo para pensar, para hacer balance, para recapacitar y darnos cuenta de la velocidad de los acontecimientos que nos afectan y rodean.
Vivimos una vida en la que cuando eres muy joven te parece que será larga y durará eternamente. Con el paso de los años, éstos corren cada vez más y cuando nos damos cuenta la vida comienza a consumirse a la velocidad de la luz.
Queremos todo al momento, para hoy. No tenemos perspectiva del esfuerzo y del tiempo que requieren conseguir metas y vencer dificultades. Hemos fabricado una sociedad que, además de consumista, parece necesitar saciar todos sus caprichos y deseos en el tiempo en que nos bebemos una cerveza. Hasta las reformas fiscales y económicas que nos exigen desde Bruselas tiene que ser para ya. Problemas generados por conductas y actitudes de años, ahora hay que resolverlos en pocos días.
Todo transcurre deprisa, muy deprisa. Los éxitos se miden por la rapidez en alcanzar la meta. Los deportes de velocidad arrasan. Nos obsesionan los desplazamientos en el menor tiempo posible. Protestamos en cuanto un camarero demora unos minutos el plato que acabamos de pedir. Pero, ¿nos hemos parado a pensar tan solo un segundo para qué tantas prisas, si la vida ya transcurre a la velocidad de la luz?
Con el paso de los años, las personas acumulamos experiencias y recuerdos, sobre todo recuerdos. Es entonces cuando empezamos a tener la perspectiva del tiempo vivido, de lo mucho acontecido en nuestras vidas. Empezamos a llenar nuestras conversaciones con lo que otros, con menos vivencias, llamarán batallitas. Que cada cual piense en las suyas, que cada uno lo analice con sus propios ejemplos. Les ayudaré con algunos. ¿Cuantos años hace que vamos a un determinado lugar?, ¿cuanto tiempo desde que conocimos a una persona?, ¿cuanto transcurrió desde que finalizamos nuestros estudios, hicimos la mili, o nos casamos? Las respuestas a estas y otras preguntas nos darán una rápida perspectiva del camino recorrido y del margen por recorrer.
Mientras finalizo estas líneas yo mismo dejo volar mi cronómetro. ¡Qué pronto pasamos de llevar de la mano a nuestras hijas a ver una cabalgata de Reyes para en un suspiro verlas colgadas de tu brazo camino del altar!
Y es ahora, con el paso de los años, y en un contexto de crisis de valores y también económica, cuando más debemos valorar el tiempo para, reposadamente, sin prisas y sin agobios, sopesar lo que hicimos y lo que nos queda por hacer. Que la velocidad de la luz no contagie nuestros relojes vitales.
Á velocidade da luz
Estes días empezan a cheirar a verán e somos moitos os que anhelamos uns momentos de descanso e tranquilidade.
Penso nos meus plans, e un inescusable será escapar das présas e do vórtice das noticias reiterativas e cargadas de bombo e acento económico. Son estes días nos que un ten algo de tempo para pensar, para facer balance, para recapacitar e darnos conta da velocidade dos acontecementos que nos afectan e rodean.
Vivimos unha vida na que cando es moi nova paréceche que será longa e durará eternamente. Co paso dos anos, estes corren cada vez máis e cando nos damos conta a vida comeza a consumirse á velocidade da luz.
Queremos todo ao momento, para hoxe. Non temos perspectiva do esforzo e do tempo que requiren conseguir metas e vencer dificultades. fabricamos unha sociedade que, ademais de consumista, parece necesitar saciar todos os seus caprichos e desexos no tempo en que nos bebemos unha cervexa. Ata as reformas fiscais e económicas que nos esixen desde Bruxelas ten que ser para xa. Problemas xerados por condutas e actitudes de anos, agora hai que resolvelos en poucos días.
Todo transcorre rápido, moi rápido. Os éxitos mídense pola rapidez en alcanzar a meta. Os deportes de velocidade arrasan. Obsesiónannos os desprazamentos no menor tempo posible. Protestamos en canto un camareiro demora uns minutos o prato que acabamos de pedir. Pero, parámonos a pensar tan só un segundo para que tantas présas, se a vida xa transcorre á velocidade da luz?
Co paso dos anos, as persoas acumulamos experiencias e recordos, sobre todo recordos. É entón cando empezamos a ter a perspectiva do tempo vivido, do moito acontecido nas nosas vidas. Empezamos a encher as nosas conversacións co que outros, con menos vivencias, chamarán batallitas. Que cada cal pense nas súas, que cada un analíceo cos seus propios exemplos. Axudareilles con algúns. Cantos anos fai que imos a un determinado lugar?, canto tempo desde que coñecemos a unha persoa?, canto transcorreu desde que finalizamos os nosos estudos, fixemos a mili, ou nos casamos? As respostas a estas e outras preguntas darannos unha rápida perspectiva do camiño percorrido e da marxe por percorrer.
Mentres finalizo estas liñas eu mesmo deixo voar o meu cronómetro. ¡Que pronto pasamos de levar da man ás nosas fillas a ver unha cabalgata de Reyes para nun amén velas colgadas do teu brazo camiño do altar!
E é agora, co paso dos anos, e nun contexto de crise de valores e tamén económica, cando máis debemos valorar o tempo para, reposadamente, sen présas e sen abafos, sopesar o que fixemos e o que nos queda por facer. Que a velocidade da luz non contaxie os nosos reloxos vitais.
miércoles, 27 de junio de 2012
Contrastes
Siempre me han llamado la atención las situaciones cambiantes en cortos espacios de tiempo o los contrastes emocionales que la especie humana es capaz de exteriorizar con una facilidad pasmosa.
En estos últimos días nadie ha sido ajeno a dos grandes tipos de eventos bien diferenciados, en el fondo y en las formas.
Por una parte las convulsiones económicas de la zona euro con las consiguientes reacciones de políticos y mercados, y por otra los intensos acontecimientos deportivos, que van desde el torneo de tenis más prestigioso hasta la Fórmula 1 en Valencia, pasando por los partidos de la Eurocopa y el emocionante y merecido ascenso del C.D. Lugo a la segunda división.
Ambos tipos de acontecimientos, bien diferenciados en sus repercusiones sociales y mediáticas, sin olvidar las económicas, presentan a su vez elementos comunes que me gustaría resaltar. Cuando una sociedad se encuentra anímicamente deprimida lo que necesita y celebra, cuando se producen, son los éxitos de sus líderes, en este caso de los deportistas que en diferentes escenarios celebran victorias abrazados a nuestra bandera mientras suena el himno nacional de España.
Desde Rafa Nadal hasta Fernando Alonso, pasando por la selección nacional de fútbol o los jugadores del Lugo , nos han provocado intensas emociones y vibrantes escenas que trascienden lo deportivo.
Decía Marta Rivera Cruz en uno de sus tweets de este domingo “Alonso, Xabi Alonso, Pau Gasol, Rafa Nadal, Iker Casillas: un país que echa al mundo gente así tiene que ser capaz de salir adelante”. Tienes razón Marta, y podríamos completar este artículo con más nombres de otros deportistas más modestos que también están contribuyendo al éxito español y no habría espacio suficiente en esta página.
Pero es aquí donde se producen los contrastes. Me pregunto por qué solamente cuando se están jugando campeonatos deportivos importantes somos capaces de sacar a la calle, a nuestros balcones, jardines o coches, la bandera de España, y no cuando celebramos fechas históricas o tradicionales vinculadas a nuestro país.
Mientras la selección española se jugaba su pase a la semifinal, el Presidente del Gobierno de España se dedicaba a recorrer medio mundo en una agenda cargada de importantes encuentros, que tenían como denominador común plantear la necesidad de afrontar una crisis económica que no sólo nos compete a nosotros, que también, sino que requiere soluciones conjuntas de todos los líderes europeos. Las negociaciones están abiertas todavía, pero aunque vayan por buen camino y culminen con éxitos para España dudo mucho que cuando lleguen los celebremos igual que un gol de Xabi Alonso.
Contrastes de una sociedad que celebra ansiosa los éxitos deportivos, mientras sigue considerando a sus políticos como el tercero de sus problemas. Mientras no hagamos méritos para cambiar lo segundo que continúen las alegrías celebrando lo primero.
Contrastes
Sempre me chamaron a atención as situacións cambiantes en curtos espazos de tempo ou os contrastes emocionais que a especie humana é capaz de exteriorizar cunha facilidade abraiante.
Nestes últimos días ninguén foi alleo a dous grandes tipos de eventos ben diferenciados, no fondo e nas formas.
Por unha banda as convulsións económicas da zona euro coas consecuentes reaccións de políticos e mercados, e por outra os intensos acontecementos deportivos, que van desde o torneo de tenis máis prestixioso ata a Fórmula 1 en Valencia, pasando polos partidos da Eurocopa e o emocionante e merecido ascenso do C.D. Lugo á segunda división.
Ambos os tipos de acontecementos, ben diferenciados nas súas repercusións sociais e mediáticas, sen esquecer as económicas, presentan á súa vez elementos comúns que me gustaría resaltar. Cando unha sociedade atópase animicamente deprimida o que necesita e celebra, cando se producen, son os éxitos dos seus líderes, neste caso dos deportistas que en diferentes escenarios celebran vitorias abrazados á nosa bandeira mentres soa o himno nacional de España.
Desde Rafa Nadal ata Fernando Alonso, pasando pola selección nacional de fútbol ou os xogadores do Lugo , provocáronnos intensas emocións e vibrantes escenas que transcenden o deportivo.
Dicía Marta Rivera Cruz nun das súas tweets deste domingo “Alonso, Xabi Alonso, Pau Gasol, Rafa Nadal, Iker Casillas: un país que bota ao mundo xente así ten que ser capaz de saír adiante”. Tes razón Marta, e poderiamos completar este artigo con máis nomes doutros deportistas máis modestos que tamén están contribuíndo ao éxito español e non habería espazo suficiente nesta páxina.
Pero é aquí onde se producen os contrastes. Pregúntome por que soamente cando se están xogando campionatos deportivos importantes somos capaces de sacar á rúa, aos nosos balcóns, xardíns ou coches, a bandeira de España, e non cando celebramos datas históricas ou tradicionais vinculadas ao noso país.
Mentres a selección española xogábase o seu pase á semifinal, o Presidente do Goberno de España dedicábase a percorrer medio mundo nunha axenda cargada de importantes encontros, que tiñan como denominador común expor a necesidade de afrontar unha crise económica que non só nos compete a nós, que tamén, senón que require solucións conxuntas de todos os líderes europeos. As negociacións están abertas aínda, pero aínda que vaian por bo camiño e culminen con éxitos para España dubido moito que cando cheguen celebrémolos igual que un gol de Xabi Alonso.
Contrastes dunha sociedade que celebra ansiosa os éxitos deportivos, mentres segue considerando aos seus políticos como o terceiro dos seus problemas. Mentres non fagamos méritos para cambiar o segundo que continúen as alegrías celebrando o primeiro.
miércoles, 13 de junio de 2012
Gentes de la mar
Todavía con salitre en la cara por las horas transcurridas a bordo en aguas de Corcubión y Finisterre, me dispongo a escribir unas líneas sobre nuestras gentes que se ganan la vida en la pesca artesanal.
Hace ocho años asumí la portavocía de pesca en el Congreso de los Diputados y desde entonces fueron muchas las conversaciones con organizaciones pesqueras, Cofradías de Pescadores, empresarios y hombres y mujeres que se ganan, y a veces se dejan, la vida en la mar.
Oficio duro y sacrificado. “El mar quiere valientes” repite con frecuencia un amigo. Pero aun así un hermoso trabajo cuando el telón de fondo lo conforman las rías gallegas.
Durante años el sector pesquero fue sinónimo de ingresos que otros no obtenían y era habitual ver cómo en poblaciones costeras los jóvenes que se embarcaban, al tocar puerto por pocos días, eran la envidia de sus amigos a la vista del dinero que manejaban. Aquella situación fue cambiando, y la construcción en los años de euforia se llevo a muchos de aquellos tripulantes y a las futuras incorporaciones a buscar fortuna entre andamios. Poco a poco aquellos rostros de nativos de Burela o Celeiro fueron sustituyéndose por otros procedentes de Cabo Verde, Senegal, Perú y otros lejanos países.
Se han sucedido cambios en las tripulaciones, pero también en leyes y normas, especialmente las comunitarias. Cambios en la situación de los diferentes caladeros a nivel de recursos pero también de conservación de los mismos. Pero a pesar de ello, ahí siguen nuestras mujeres y hombres buscándose la vida entre marea y marea, entre roca y roca, de día y de noche, en invierno y en verano.
Hoy los vi de cerca en plena faena, hablé con ellos y escuché sus preocupaciones. Son marineros artesanales, es decir que faenan cerca de la costa, con artes respetuosas con el medio marino y en pequeñas embarcaciones. Están preocupados porque en estos meses se está dilucidando su futuro en las mesas de los consejos de ministros europeos de pesca, y lo están porque una nueva reforma en materia reguladora de la actividad pesquera se cierne sobre ellos con más sombras que luces.
Salen de sus casas a las cuatro de la madrugada y no regresan hasta las tres de la tarde. A esa hora pondrán en la lonja sus capturas, escasas y valiosas, para intentar cuadrar con estos ingresos los múltiples gastos de explotación de sus pequeñas embarcaciones.
Su futuro depende de decisiones aparentemente sencillas, como por ejemplo poner de acuerdo a todos los países en definir lo que se entiende por pesca artesanal.
Mientras los técnicos y políticos nos ponemos de acuerdo, ellos sólo quieren que esta actividad tenga futuro y que sus hijos, con las puertas cerradas en otros campos por la crisis económica, puedan elegir como opción, como modo de ganarse la vida la de extraer a diario los recursos que tanto apreciamos cuando los saboreamos en nuestras mesas.
Las olas que hoy salpicaron nuestras caras merecieron la pena. Esta es la verdadera política. Así es como hay que mojarse.
Xentes da mar
Aínda con salitre na cara polas horas transcorridas a bordo en augas de Corcubión e Finisterre, dispóñome a escribir unhas liñas sobre as nosas xentes que se gañan a vida na pesca artesanal.
Fai oito anos asumín a portavocía de pesca no Congreso dos Deputados e desde entón foron moitas as conversacións con organizacións pesqueiras, Confrarías de Pescadores, empresarios e homes e mulleres que se gañan, e ás veces déixanse, a vida na mar.
Oficio duro e sacrificado. ?O mar quere valentes? repite con frecuencia un amigo. Pero aínda así un fermoso traballo cando o pano de fondo confórmano as rías galegas.
Durante anos o sector pesqueiro foi sinónimo de ingresos que outros non obtiñan e era habitual ver como en poboacións costeiras os mozos que se embarcaban, ao tocar porto por poucos días, eran a envexa dos seus amigos á vista do diñeiro que manexaban. Aquela situación foi cambiando, e a construción nos anos de euforia levo a moitos daqueles tripulantes e ás futuras incorporacións a buscar fortuna entre estadas. Aos poucos aqueles rostros de nativos de Burela ou Celeiro foron substituíndose por outros procedentes de Cabo Verde, Senegal, Perú e outros afastados países.
Sucedéronse cambios nas tripulacións, pero tamén en leis e normas, especialmente as comunitarias. Cambios na situación dos diferentes caladoiros a nivel de recursos pero tamén de conservación dos mesmos. Pero a pesar diso, aí seguen as nosas mulleres e homes buscándose a vida entre marea e marea, entre roca e roca, de día e de noite, no inverno e no verán.
Hoxe vinos de cerca en plena faena, falei con eles e escoitei as súas preocupacións. Son mariñeiros artesanais, é dicir que faenan preto da costa, con artes respectuosas co medio mariño e en pequenas embarcacións. Están preocupados porque nestes meses estase dilucidando o seu futuro nas mesas dos consellos de ministros europeos de pesca, e estano porque unha nova reforma en materia reguladora da actividade pesqueira se cerne sobre eles con máis sombras que luces.
Saen das súas casas ás catro da madrugada e non regresan ata as tres da tarde. A esa hora porán na lonxa as súas capturas, escasas e valiosas, para intentar cadrar con estes ingresos os múltiples gastos de explotación das súas pequenas embarcacións.
O seu futuro depende de decisións aparentemente sinxelas, por exemplo pór de acordo a todos os países en definir o que se entende por pesca artesanal.
Mentres os técnicos e políticos pómonos de acordo, eles só queren que esta actividade teña futuro e que os seus fillos, coas portas pechadas noutros campos pola crise económica, poidan elixir como opción, como modo de gañarse a vida a de extraer a diario os recursos que tanto apreciamos cando os saboreamos nas nosas mesas.
As ondas que hoxe salpicaron as nosas caras mereceron a pena. Esta é a verdadeira política. Así é como hai que mollarse.