miércoles, 22 de junio de 2022

Al rincón

Que Galicia estuvo siempre situada en una esquina de la Península Ibérica, lo sabemos todos desde que fuimos al colegio. Que esa situación y su orografía dificultaban las conexiones con la meseta y la capital de España lo fuimos aprendiendo con los comienzos de las grandes infraestructuras.

Que un viaducto en obras se acabe desplomando puede ocurrir bajo el mandato de cualquier gobierno, pero que los primeros anuncios de este gobierno sean que hay que esperar a que se acabe de caer todo para iniciar los diagnósticos y dar las soluciones, me cuesta compartirlo porque pudiera ocurrir que esto nunca suceda o tarde meses, o años, en hacerlo.

Pero parece que las meigas se han conjurado contra nosotros, los gallegos, para que al mismo tiempo que se produce un estrangulamiento en las conexiones por carretera de Lugo con la meseta y nos retrotraen a décadas ya pasadas, al mismo tiempo, el Gobierno de Sánchez se propone eliminar decenas de líneas de autobuses estatales que atraviesan nuestra Comunidad dejando a más de 136.000 ciudadanos sin paradas de 23 concellos gallegos.

No termina aquí el castigo. Estas últimas semanas y durante algunas más, uno de los principales aeropuertos de Galicia, el de Alvedro en A Coruña, permanece cerrado durante los fines de semana por obras en su pista, lo que dificulta todavía más las conexiones y los viajes a y desde Galicia.

A estas alturas y ante este panorama estarán pensando que se habrán reforzado los servicios ferroviarios, pero no, porque esto tampoco ocurre.

Hace unas semanas conseguimos que se aprobara una iniciativa en el Congreso para que el Gobierno mejore nuestras conexiones por tren entre Lugo y Madrid. Pedíamos más frecuencias directas sin tener que hacer transbordo en Ourense y nuevas frecuencias a primera hora de la mañana para poder llegar a Madrid en horario que permita aprovechar el día para resolver gestiones o enlazar con otros destinos. Había más cosas. La respuesta por escrito del Gobierno me dice que nada de nada, y que para aumentar nuevos servicios directos tiene que haber demanda de los ciudadanos. La pescadilla que se muerde la cola, no puede haber mayor demanda si no mejoran los servicios y si no mejoran los servicios ni incrementa las frecuencias, no habrá más demanda.

Eso sí de buenas palabras estamos bien servidos, y de fotos y “ruedas de prensa anuncio” también. La que más ha llamado mi atención, no sé si a ustedes les pasaría lo mismo, ha sido la que con motivo del inicio de unas obras para la construcción de una rotonda aquí en Lugo en la nacional VI, sí, han oído bien, de una rotonda, se han fotografiado autoridades locales, provinciales y hasta el Delegado del Gobierno en Galicia. Todos a una para vendernos que el Gobierno de España “pone a Lugo en el mapa de las infraestructuras”, olvidando los años que han tardado en gestionar esta obrilla.

Estoy empleando un tono irónico en este artículo porque de hacerlo en otro más formal acabaría desconsolado. Me resulta difícil de entender un trato más despectivo a nuestra provincia por parte de quienes hoy dirigen el destino del conjunto del Estado, y no deja de sorprenderme que como pueblo nos lo tomemos con tanta deportividad, por no decir indiferencia.

Al fin y a la postre lo que hacen con nosotros es castigarnos, mandarnos al rincón.


Ao recuncho

Que Galicia estivo sempre situada nunha esquina da Península Ibérica, sabémolo todos desde que fomos ao colexio. Que esa situación e a súa orografía dificultaban as conexións coa meseta e a capital de España o fomos aprendendo cos comezos das grandes infraestruturas.

Que un viaduto en obras acábese esborrallando pode ocorrer baixo o mandato de calquera goberno, pero que os primeiros anuncios deste goberno sexan que hai que esperar a que se acabe de caer todo para iniciar os diagnósticos e dar as solucións, cústame compartilo porque puidese ocorrer que isto nunca suceda ou tarde meses, ou anos, en facelo.

Pero parece que as  meigas conxuráronse contra nós, os galegos, para que ao mesmo tempo que se produce un estreitamento nas conexións por estrada de Lugo coa meseta e nos  retrotraen a décadas xa pasadas, ao mesmo tempo, o Goberno de Sánchez proponse eliminar decenas de liñas de autobuses estatais que atravesan a nosa Comunidade deixando a máis de 136.000 cidadáns sen paradas de 23  concellos galegos.

Non termina aquí o castigo. Estas últimas semanas e durante algunhas máis, un dos principais aeroportos de Galicia, o de Alvedro na Coruña, permanece pechado durante as fins de semana por obras na súa pista, o que dificulta aínda máis as conexións e as viaxes a e desde Galicia.

A estas alturas e #ante este panorama estarán a pensar que se reforzaron os servizos ferroviarios, pero non, porque isto tampouco ocorre.

Hai unhas semanas conseguimos que se aprobase unha iniciativa no Congreso para que o Goberno mellore nosas conexións por tren entre Lugo e Madrid. Pediamos máis frecuencias directas sen ter que facer  transbordo en Ourense e novas frecuencias á primeira hora da mañá para poder chegar a Madrid en horario que permita aproveitar o día para resolver xestións ou enlazar con outros destinos. Había máis cousas. A resposta por escrito do Goberno dime que nada de nada, e que para aumentar novos servizos directos ten que haber demanda dos cidadáns. A carioca que se morde a cola, non pode haber maior demanda se non melloran os servizos e se non melloran os servizos nin incrementa as frecuencias, non haberá máis demanda.

Iso si de boas palabras estamos ben servidos, e de fotos e “roldas de prensa anuncio” tamén. A que máis chamou a miña atención, non se se a vostedes pasaríalles o mesmo, foi a que con motivo do inicio dunhas obras para a construción dunha rotonda aquí en Lugo na nacional VI, si, oíron ben, dunha rotonda, fotografáronse autoridades locais, provinciais e ata o Delegado do Goberno en Galicia. Todos a un tempo para vendernos que o Goberno de España “pon a Lugo no mapa das infraestruturas”, esquecendo os anos que tardaron en xestionar esta obriña.

Estou a empregar un ton irónico neste artigo porque de facelo noutro máis formal acabaría  desconsolado. Resúltame difícil de entender un trato máis despectivo á nosa provincia por parte de quen hoxe dirixen o destino do conxunto do Estado, e non deixa de sorprenderme que como pobo o tomemos con tanta deportividade, por non dicir indiferenza.

Ao cabo o que fan connosco é castigarnos, mandarnos ao recuncho.

miércoles, 8 de junio de 2022

Aprender de ellos

Preparando mis intervenciones de esta semana en el Congreso me resulta complicado evadirme de sus contenidos a la hora de escribir un artículo que aborde cuestiones diferentes. Los temas para debatir ocupan toda mi capacidad de inspiración.

Cuando estas líneas vean la luz habremos debatido una Proposición no de Ley instando al Gobierno a realizar todos los esfuerzos posibles para localizar el barco hundido hace más de tres meses en aguas de Terranova y que se llevó para siempre la vida de 21 marineros, la mayor tragedia en el mar de las últimas décadas. 

Hoy miércoles en el hemiciclo tendré ocasión de contrastar con el Ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación qué piensa hacer el Gobierno para localizar el barco e investigar lo ocurrido, algo que 113 días después del hundimiento todavía no ha hecho.

Puede que para muchos este suceso sea algo menor, una desgracia más de las que la mar nos depara, pero para las 21 familias que no recuperaron a sus seres queridos está suponiendo una larga agonía, porque, habiendo renunciado a la recuperación de sus cuerpos, no quieren hacerlo a la investigación de las causas del hundimiento y al esclarecimiento de lo ocurrido, entre otras razones para que se haga justicia y para evitar que en situaciones similares puedan repetirse estos sucesos.

Lo que resulta inadmisible, para las familias y para muchos de nosotros, es que desde el Gobierno y a las pocas horas de la tragedia se diera por cerrado el caso, dando carpetazo a todas las posibles actuaciones. Caso cerrado.

Los familiares vienen reclamando que se organice un dispositivo que traslade al lugar del hundimiento un robot submarino que pueda tomar imágenes del barco y de la situación del aparejo y otros detalles para que permita a los peritos expertos dirimir las causas del naufragio. Saber lo que realmente ocurrió aquella triste noche del 15 de febrero.

Desde el Gobierno les dijeron que no era técnicamente posible, pero empresas especializadas lo han desmentido, incluso ofreciendo gratuitamente uno de estos dispositivos.

Les dijeron que existían problemas legales y Canadá les volvió a desmentir ofreciendo toda su colaboración y no poniendo pega alguna.

Hoy estas familias de 21 compatriotas, pescadores, se sienten engañadas por su gobierno. El Presidente Sánchez les dijo en el momento de recibir a los pocos cuerpos que pudieron recuperarse que harían “todo lo posible y lo imposible” por seguir la búsqueda, y hoy 113 días después la realidad es que no se ha hecho nada y no ha querido recibirlos. 

Un caso más de un gobierno que se queda en los anuncios y en el marketing, pero que oculta su verdadera cara; se autoproclaman gobierno social pero les falta sensibilidad ante las desgracias; dicen que no dejan a nadie atrás y al menos ya han abandonado a su suerte a estas 21 familias.

No hacer nada no es una opción, es una falta de humanidad. El Gobierno tiene que actuar y acceder a las peticiones razonables de estas familias, aunque solo sea por dignidad.

Aprendan de ellos, de la manera en que están gestionando su dolor. No los abandonen porque en la familia marinera tomarán nota, y los españoles de bien también.


Aprender deles

Preparando as miñas intervencións desta semana no Congreso resúltame complicado evadirme dos seus contidos á hora de escribir un artigo que aborde cuestións diferentes. Os temas para debater ocupan toda a miña capacidade de inspiración.

Cando estas liñas vexan a luz debateriamos unha Proposición non de Lei instando o Goberno a realizar todos os esforzos posibles para localizar o barco afundido fai máis de tres meses en augas de Terranova e que levou para sempre a vida de 21 mariñeiros, a maior traxedia no mar das últimas décadas. 

Hoxe mércores no hemiciclo terei ocasión de contrastar co Ministro de Agricultura, Pesca e Alimentación que pensa facer o Goberno para localizar o barco e investigar o ocorrido, algo que 113 días despois do afundimento aínda non fixo.

Poida que para moitos este suceso sexa algo menor, unha desgraza máis das que a mar nos depara, pero para as 21 familias que non recuperaron aos seus seres queridos está a supoñer unha longa agonía, porque, renunciando á recuperación dos seus corpos, non queren facelo á investigación das causas do afundimento e ao esclarecemento do ocorrido, entre outras razóns para que se faga xustiza e para evitar que en situacións similares poidan repetirse estes sucesos.

O que resulta inadmisible, para as familias e para moitos de nós, é que desde o Goberno e ás poucas horas da traxedia désese por pechado o caso, dando carpetazo a todas as posibles actuacións. Caso pechado.

Os familiares veñen reclamando que se organice un dispositivo que traslade ao lugar do afundimento un robot submarino que poida tomar imaxes do barco e da situación do aparello e outros detalles para que permita aos peritos expertos dirimir as causas do naufraxio. Saber o que realmente ocorreu aquela triste noite do 15 de febreiro.

Desde o Goberno dixéronlles que non era tecnicamente posible, pero empresas especializadas desmentírono, incluso ofrecendo gratuitamente un destes dispositivos.

Dixéronlles que existían problemas legais e Canadá volveu desmentir ofrecendo toda a súa colaboración e non poñendo pega algunha.

Hoxe estas familias de 21 compatriotas, pescadores, senten enganadas polo seu goberno. O Presidente Sánchez díxolles no momento de recibir aos poucos corpos que puideron recuperarse que farían “todo o posible e o imposible” por seguir a procura, e hoxe 113 días despois a realidade é que non se fixo nada e non quixo recibilos. 

Un caso máis dun goberno que queda nos anuncios e no márketing, pero que oculta a súa verdadeira cara; se autoproclaman goberno social pero fáltalles sensibilidade #ante as desgrazas; din que non deixan a ninguén atrás e polo menos xa abandonaron á súa sorte a estas 21 familias.

Non facer nada non é unha opción, é unha falta de humanidade. O Goberno ten que actuar e acceder ás peticións razoables destas familias, aínda que só sexa por dignidade.

Aprendan deles, da maneira en que están a xestionar a súa dor. Non os abandonen porque na familia mariñeira tomarán nota, e os españois de ben tamén.