miércoles, 27 de agosto de 2014

Etiquetas

Vivimos en un mundo donde toda la información se recoge en etiquetas y códigos de barras que leídos con la tecnología adecuada proporcionan toda la información sobre determinado producto.

Con la política parece ocurrir algo semejante pero de peores consecuencias, ya que no se trata de etiquetarte como “progre” o “facha” sino de reaccionar con virulencia o silencios según los casos y las circunstancias. 

Cuando gobierna el PP, una foto en las Azores del presidente del gobierno de España con el de EEUU es la consecuencia del problema de Irak, como mantienen los dirigentes socialistas.

Cuando gobierna el PSOE y envía a las tropas españolas a la guerra de Afganistán no se produjeron reacciones ni manifestaciones contra el gobierno del “talante” porque según justificaron “no hemos enviado a nuestras tropas a una guerra, sino a un conflicto bélico”.

Si es el alcalde de Valladolid (PP) el que opina de manera inadecuada, se moviliza hasta el más vago, pero si los exabruptos machistas sobre Cospedal, la aspiradora y las chachas salen de la boca del alcalde de Toledo (PSOE), sólo se produce silencio en aquellos que condenaron al anterior. 

Acudir a un plató televisivo a una tertulia sobre temas de actualidad social siempre resulta más cómodo desde la posición de la demagogia ideológica del falso progresismo que desde la defensa de la acción de gobierno. Siempre ha resultado más sencillo levantar aplausos con un “no a los desahucios” que explicar las medidas para proteger a los que los sufren.

Hace unos días un grupo de impresentables simularon el fusilamiento de un concejal del PP en un pueblo de Barcelona sin que se escuchara ninguna condena desde las filas de los nacionalistas catalanes. Me pregunto qué hubiese ocurrido de producirse esta situación al revés. Las reacciones y peticiones de dimisiones todavía estarían resonando en nuestros oídos.

Pero siendo estas situaciones sobradamente conocidas y habituales, y asumiendo que siempre ha sido más cómodo, socialmente hablando, llevar carnet de izquierdas, cuanto más radical mejor, que militar en un partido político de centro, lo que mas me preocupa son las distintas maneras de reaccionar en casos graves y de plena actualidad mundial.

Ante el crecimiento violento del Islamismo terrorista no se escuchan voces críticas ni grandes manifestaciones, reacción bien diferente a la producida cuando las victimas son palestinos a manos de israelitas.

Mientras en nuestro país otorgamos toda suerte de ayudas y facilidades para levantar mezquitas, en los países controlados por el Islam el número de cristianos asesinados cada día parece no escandalizar a nadie. Con las “Alianzas de Civilizaciones” y el buenismo europeo en general, nos liamos a discutir sobre las cuchillas en las vallas de Melilla mientras el empuje del yihadismo bien organizado, con células de asesinos y terroristas, crece vertiginosamente en el seno de nuestra sociedad europea.

Sólo le pido a este nuevo curso político que se vislumbra tras el verano menos etiquetas y más responsabilidad colectiva.


Etiquetas

Vivimos nun mundo onde toda a información recóllese en etiquetas e códigos de barras que lidos coa tecnoloxía adecuada proporcionan toda a información sobre determinado produto.

Coa política parece ocorrer algo semellante pero de peores consecuencias, xa que non se trata de etiquetarte como “progre” ou “facha” senón de reaccionar con virulencia ou silencios segundo os casos e as circunstancias. 

Cando goberna o PP, unha foto nas Azores do presidente do goberno de España co de EEUU é a consecuencia do problema de Iraq, como manteñen os dirixentes socialistas.

Cando goberna o PSOE e envía ás tropas españolas á guerra de Afganistán non se produciron reaccións nin manifestacións contra o goberno do ?talante? porque segundo xustificaron ?non enviamos ás nosas tropas a unha guerra, senón a un conflito bélico?.

Si é o alcalde de Valladolid (PP) o que opina de xeito inadecuada, mobilízase ata o máis vago, pero si os exabruptos machistas sobre Cospedal, a aspiradora e as chachas saen da boca do alcalde de Toledo (PSOE), só se produce silencio naqueles que condenaron ao anterior. 

Acudir a un plató televisivo a un faladoiro sobre temas de actualidade social sempre resulta máis cómodo desde a posición da demagoxia ideolóxica do falso progresismo que desde a defensa da acción de goberno. Sempre resultou máis sinxelo levantar aplausos cun “non aos desafiuzamentos” que explicar as medidas para protexer aos que os sofren.

Fai uns días un grupo de impresentables simularon o fusilamento dun concelleiro do PP nun pobo de Barcelona sen que se escoitase ningunha condena desde as filas dos nacionalistas cataláns. Pregúntome que ocorrese de producirse esta situación ao revés. As reaccións e peticións de dimisións aínda estarían resoando nos nosos oídos.

Pero sendo estas situacións sobradamente coñecidas e habituais, e asumindo que sempre foi máis cómodo, socialmente falando, levar carné de esquerdas, canto máis radical mellor, que militar nun partido político de centro, o que mais preocúpame son os distintos xeitos de reaccionar en casos graves e de plena actualidade mundial.

Ante o crecemento violento do Islamismo terrorista non se escoitan voces críticas nin grandes manifestacións, reacción ben diferente á producida cando as vítimas son palestinos a mans de israelitas.

Mentres no noso país outorgamos toda sorte de axudas e facilidades para levantar mesquitas, nos países controlados polo Islam o número de cristiáns asasinados cada día parece non escandalizar a ninguén. Coas “Alianzas de Civilizacións” e o buenismo europeo en xeral, liámonos a discutir sobre as cuchillas en válalas de Melilla mentres o empuxe do yihadismo ben organizado, con células de asasinos e terroristas, crece vertixinosamente no seo da nosa sociedade europea.

Só lle pido a este novo curso político que se albisca tralo verán menos etiquetas e máis responsabilidade colectiva.

miércoles, 13 de agosto de 2014

Loco verano

En Galicia este verano podría calificarse de verano irlandés. La alternancia de los restos de borrascas atlánticas con los débiles anticiclones nos están trayendo más nubes que sol y el paraguas parece competir con la sombrilla en horas de apertura.

Pero las nubes no pueden tapar ni ocultar las noticias que nos llegan a diario y que en ocasiones nos nublan mucho más el ánimo.

Empezamos alterados por las matanzas entre prorrusos e independistas ucranianos, alcanzando su punto álgido con el avión abatido que costó la vida a casi 300 personas y destrozó las de otras tantas familias. Todavía hoy seguimos sin un claro culpable.

Parecíamos olvidar las terribles escenas que a diario nos regalaban los telediarios sobre los inacabables exterminios que se siguen produciendo en Siria, y en otros lugares del planeta donde las guerras son el pan de cada día.

El secuestro y posterior asesinato de tres jóvenes en Israel desató un nuevo y creciente clima bélico entre dos pueblos irreconciliables. Palestinos y judíos, o quizás Hamás e Israel, parecen incapaces de cerrar las heridas que desde hace años supuran odio y revancha en sucesivas escaladas de violencia y muertes, siendo siempre la población civil, y sobre todo los niños, las victimas más débiles de tanta sinrazón. 

En Irak los estadounidenses, tres años después de haber retirado sus tropas de allí, vuelven a aplicar dosis de bombas para parar los avances del terrorismo yihaidista, en lo que a día de hoy todavía no adivinamos la magnitud de este nuevo conflicto.

Si las tragedias que provoca el hombre en cada rincón del planeta no fueran suficientes, aparecen en escena las durísimas imágenes de la muerte provocada por el brote de ébola más grave de la historia y que ha llevado a la Organización Mundial de la Salud (OMS) a declarar la emergencia de salud pública mundial. Las cifras todavía crecientes ya hablan de un millar de muertos y más de 1.700 infectados en diferentes países africanos.

Este último tema ha suscitado en España controversias y debates mezquinos en este loco verano. Sino cómo se explica que haya personas que no acepten que un país, España en este caso, acuda al rescate y repatriación de uno de sus ciudadanos que se encuentre en grave peligro, como le ha ocurrido en esta ocasión al religioso Miguel Pajares. Desde pedir que el coste de la repatriación lo soportara la orden religiosa hasta cuestionar la capacidad y preparación del sistema sanitario publico español, cualquier cosa sirve para emborronar el éxito de la operación que se ha convertido en referente para otros países de nuestro entorno. Una vez más algunos se empeñan en no querer hacer justicia al funcionamiento de nuestro país.

Parece que en medio de las nubes quieren que no luzcan los rayos del sol, las buenas noticias, parecen preferir las polémicas absurdas y las discusiones propias de algunas tertulias televisivas. Son las peores nubes y borrascas de este loco verano.


Tolo verán

En Galicia este verán podería cualificarse de verán irlandés. A alternancia dos restos de borrascas atlánticas cos débiles anticiclóns estannos traendo máis nubes que sol e o paraugas parece competir co parasol en horas de apertura.

Pero as nubes non poden tapar nin ocultar as noticias que nos chegan a diario e que en ocasións nos nubran moito máis o ánimo.

Empezamos alterados polas matanzas entre prorrusos e independistas ucranianos, alcanzando o seu punto álxido co avión abatido que custou a vida a case 300 persoas e esnaquizou as doutras tantas familias. Aínda hoxe seguimos sen un claro culpable.

Pareciamos esquecer as terribles escenas que a diario nos regalaban os telexornais sobre os inacabables exterminios que se seguen producindo en Siria, e noutros lugares do planeta onde as guerras son o pan de cada día.

O secuestro e posterior asasinato de tres novos en Israel desatou un novo e crecente clima bélico entre dous pobos irreconciliables. Palestinos e xudeus, ou quizais Hamás e Israel, parecen incapaces de pechar as feridas que desde fai anos supuran odio e revencha en sucesivas escaladas de violencia e mortes, sendo sempre a poboación civil, e sobre todo os nenos, as vítimas máis débiles de tanta senrazón. 

En Iraq os estadounidenses, tres anos logo de retirar as súas tropas de alí, volven aplicar doses de bombas para parar os avances do terrorismo yihaidista, no que a día de hoxe aínda non adiviñamos a magnitude deste novo conflito.

Si as traxedias que provoca o home en cada recuncho do planeta non fosen suficientes, aparecen en escena as durísimas imaxes da morte provocada polo brote de ébola máis grave da historia e que levou á Organización Mundial da Saúde (OMS) a declarar a urxencia de saúde pública mundial. As cifras aínda crecentes xa falan dun milleiro de mortos e máis de 1.700 infectados en diferentes países africanos.

Este último tema suscitou en España controversias e debates mesquiños neste tolo verán. Senón como se explica que haxa persoas que non acepten que un país, España neste caso, acuda ao rescate e repatriación dun dos seus cidadáns que se atope en grave perigo, como lle ocorreu nesta ocasión ao relixioso Miguel Pajares. Desde pedir que o custo da repatriación soportáseo a orde relixiosa ata cuestionar a capacidade e preparación do sistema sanitario publico español, calquera cousa serve para embarrañar o éxito da operación que se converteu en referente para outros países da nosa contorna. Unha vez máis algúns se empeñan en non querer facer xustiza ao funcionamento do noso país.

Parece que no medio das nubes queren que non luzan os raios do sol, as boas noticias, parecen preferir as polémicas absurdas e as discusións propias dalgúns faladoiros televisivos. Son as peores nubes e borrascas deste tolo verán.