miércoles, 31 de marzo de 2021

El armisticio

Hace unos días escuchando la radio en el coche una noticia provocó que subiera el volumen para prestarle toda la atención. Hablaban de un curioso episodio en un colegio y una de sus protagonistas, una niña de 3º de primaria, lo narraba en primera persona.

La niña contaba como su clase estaba cansada de que los niños de 5º, que salían al patio algo después que los de 3º, les deshicieran la cabaña que una y otra vez los de 3º construían en ese patio. La guerra entre ambas clases hizo mella en algunos y tuvieron la idea de proponer hacer las paces de manera un tanto original para sus edades.

Colocaron un cartel con el siguiente texto: “Por favor, no rompáis cada dos por tres la cabaña, la estamos haciendo para todos. Ya sé que estáis enfadados… pero firmemos la paz, por favor. Si queréis ayudarnos, vale, con mucho gusto, pero por favor, que nos está costando mucho”. Al lado otro cartel con el siguiente texto “Firmad si queréis hacer las paces” y en un lateral “esto nos lo dais mañana”.

Tal iniciativa me hizo pensar en su extrapolación a otros colectivos que ya dejaron 3º y 5º de primaria hace décadas y ahora tienen sobre sus hombros la responsabilidad de adoptar decisiones que nos afectan al conjunto de los ciudadanos, nuestros gobernantes.

Llevo tiempo percibiendo y compartiendo un sentimiento muy generalizado en una buena parte de nuestra sociedad, el deseo de rebajar las tensiones, los enfrentamientos, la necesidad de lograr acuerdos estables y beneficiosos para nuestro país. Algo que también requeriría un armisticio entre gobierno y oposición.

En Galicia hace unos días el presidente Feijóo se reunía con los líderes de los dos partidos de la oposición a su gobierno. Un total de 6 horas de reuniones y conversaciones, de dialogo entre tres personas con sus diferentes visiones de la política y de lo que quieren para los gallegos. Hay quienes pensarán que sólo fue un gesto y quienes verán un paso en la buena dirección de trasladar mensajes de unidad en tiempos donde los extremismos cada día tensan más la convivencia.

Cuando llevamos tanto tiempo viviendo en medio de una grave crisis sanitaria, económica y por lo tanto también social, cuando la bronca lleva instalada meses entre las bancadas de los parlamentos, cuando también alcanza al seno del Consejo de Ministros, cuando parece haberse convertido en el modus operandi de la política, la de las siglas por encima de las personas, cuando la soberbia y la mentira son las señas de identidad del Gobierno de España, cuando éstas y tantas cosas agobian cada día más a los españoles, el diálogo entre líderes políticos de diferente signo se me antoja como la mejor noticia de estos últimos días.

Que el ruido deje paso al diálogo es como ese armisticio, esa búsqueda de firmar la paz entre los niños de 3º y 5º de primaria cansados de ver como unos destruyen lo que otros levantan. Todos deseamos que cese el ruido de fondo, que los que tienen en su mano firmar lo hagan en esa hoja del colegio que decía “firmad si queréis hacer las paces”. Los niños otra vez dándonos ejemplo. Ojalá que no pierdan su incipiente capacidad de dialogar y ponerse de acuerdo. Pronto serán ellos los que tendrán que dialogar desde las instituciones, las empresas, los gobiernos. Que los niños de hoy aprendan a buscar la paz, el armisticio, será garantía de un futuro en mejor convivencia.

O armisticio

Hai uns días escoitando a radio no coche unha noticia provocou que subise o volume para prestarlle toda a atención. Falaban dun curioso episodio nun colexio e unha dos seus protagonistas, unha nena de 3º de primaria, narrábao en primeira persoa.

A nena contaba como a súa clase estaba cansada de que os nenos de 5º, que saían ao patio algo despois que os de 3º, desfixésenlles a cabana que unha e outra vez os de 3º construían nese patio. A guerra entre ambas as clases fixo efecto nalgúns e tiveron a idea de propoñer facer as paces de maneira un tanto orixinal para as súas idades.

Colocaron un cartel co seguinte texto: “Por favor, non rompades cada dous por tres a cabana, estamos a facela para todos. Xa se que estades enfadados… pero asinemos a paz, por favor. Se queredes axudarnos, vale, con moito gusto, pero por favor, que nos está custando moito”. Á beira outro cartel co seguinte texto “Asinade se queredes facer as paces” e nun lateral “isto nolo dades mañá”.

Tal iniciativa fíxome pensar na súa extrapolación a outros colectivos que xa deixaron 3º e 5º de primaria hai décadas e agora teñen sobre os seus ombreiros a responsabilidade de adoptar decisións que nos afectan ao conxunto dos cidadáns, os nosos gobernantes.

Levo tempo percibindo e compartindo un sentimento moi xeneralizado nunha boa parte da nosa sociedade, o desexo de rebaixar as tensións, os enfrontamentos, a necesidade de lograr acordos estables e beneficiosos para o noso país. Algo que tamén requiriría un armisticio entre goberno e oposición.

En Galicia hai uns días o presidente Feijóo reuníase cos líderes dos dous partidos da oposición ao seu goberno. Un total de 6 horas de reunións e conversacións, de dialogo entre tres persoas coas súas diferentes visións da política e do que queren para os galegos. Hai quen pensará que só foi un xesto e quen verá un paso na boa dirección de trasladar mensaxes de unidade en tempos onde os extremismos cada día tensan máis a convivencia.

Cando levamos tanto tempo vivindo no medio dunha grave crise sanitaria, económica e por tanto tamén social, cando a rifa leva instalada meses entre as bancadas dos parlamentos, cando tamén alcanza ao seo do Consello de Ministros, cando parece converterse no modus operandi da política, a das siglas por encima das persoas, cando a soberbia e a mentira son os acenos de identidade do Goberno de España, cando estas e tantas cousas angustian cada día máis aos españois, o diálogo entre líderes políticos de diferente signo antóllaseme como a mellor noticia destes últimos días.

Que o ruído deixe paso ao diálogo é como ese armisticio, esa procura de asinar a paz entre os nenos de 3º e 5º de primaria cansados de ver como uns destrúen o que outros levantan. Todos desexamos que cese o ruído de fondo, que os que teñen na súa man asinar fágano nesa folla do colexio que dicía “asinade se queredes facer as paces”. Os nenos outra vez dándonos exemplo. Oxalá que non perdan a súa incipiente capacidade de dialogar e poñerse de acordo. Pronto serán eles os que terán que dialogar desde as institucións, as empresas, os gobernos. Que os nenos de hoxe aprendan a buscar a paz, o armisticio, será garantía dun futuro en mellor convivencia.


miércoles, 17 de marzo de 2021

Los trenes de mentira

Si algo se ha demostrado a lo largo de la historia es el efecto del dicho “miente, que algo queda”, atribuido a Voltaire aunque probablemente su origen sea de siglos antes.

Durante los últimos días conocimos dos noticias que sin duda que nos han llamado la atención: Por un lado la referida al acto propagandístico celebrado en el Ayuntamiento de Monforte y protagonizado por su alcalde, la Presidenta del ADIF y el Secretario General de Infraestructuras, los tres lucenses. Acto para los medios y sin invitar a otras instituciones ni representaciones sociales. Y por otra parte la amplia entrevista a la Presidenta del ente ferroviario publicada el domingo en este diario.

Ambas noticias guardan relación y tienen muchas cosas en común: poner, una vez más, en conocimiento de los lucenses los planes del Gobierno de España sobre las mejoras ferroviarias en la línea Lugo-Ourense. Esa línea que o nos engancha en tiempos razonables a la alta velocidad, o nos deja aislados para siempre.

Sobre el acto de Monforte, lo allí anunciado difiere bien poco de lo que, con luz y taquígrafos y ante una amplísima representación de la sociedad lucense, había quedado dicho en mayo del 2018 por el entonces ministro de Fomento del partido Popular.

Ahora, 3 años después y casi a puerta cerrada, se repite con pequeños detalles añadidos aquel proyecto con su correspondiente cronograma y dotación presupuestaria, pero con una sensible diferencia: en el actual anuncio desaparecen las obras más importantes que posibilitaban una línea de alta velocidad, las construcciones de variantes o nuevos trazados en parte del recorrido, lo que permitiría reducir los tiempos de viaje entre ambas ciudades en 23 minutos.

Sobre la entrevista a la Presidenta de ADIF, el ente responsable de las infraestructuras ferroviarias, diré que esta reputada profesional ya ingresó en esta entidad en 2007, ocupando puestos de responsabilidad hasta llegar a la presidencia. Lo chocante es que ella fue testigo directo de todos los anuncios y proyectos presentados con todo detalle sobre esta línea, siendo ella misma la que en ocasiones se los explicó a representantes políticos de esta provincia y a miembros de la directiva de la Federación de Asociaciones de Vecinos.

Ahora o bien le falla la memoria o bien miente deliberadamente cuando en la citada entrevista dice que “cuando llegué a ADIF no había nada respecto a Lugo-Ourense…” Un dislate que no merece más comentarios.

Para los lucenses lo importante es que se han perdido 3 años, se anuncia ahora lo que ya se había explicado en 2018, con el agravante de que se eliminan de aquellos planes las obras que garantizaban una conexión rápida desde Lugo con la auténtica alta velocidad en Ourense.

La renuncia a la construcción de las variantes previstas, ese deprecio a ahorrar 23 minutos entre ambas ciudades, significa que no podremos realizar ese viaje en 60 minutos, o lo que es igual que decir que renunciamos a llegar a Madrid en 3 horas y 20m, un tiempo competitivo con el coche o el avión.

Los lucenses ya estamos cansados de tantos trenes de mentira para ahora tener que soportar mentiras como trenes.


Os trens de mentira

Se algo se demostrou ao longo da historia é o efecto do devandito “minte, que algo queda”, atribuído a Voltaire aínda que probablemente a súa orixe sexa de séculos antes.

Durante os últimos días coñecemos dúas noticias que sen dúbida que nos chamaron a atención: Por unha banda a referida ao acto propagandístico celebrado no Concello de Monforte e protagonizado polo seu alcalde, a Presidenta do ADIF e o Secretario Xeral de Infraestruturas, os tres lucenses. Acto para os medios e sen convidar a outras institucións nin representacións sociais. E por outra banda a ampla entrevista á Presidenta do ente ferroviario publicada o domingo neste diario.

Ambas as noticias gardan relación e teñen moitas cousas en común: poñer, unha vez máis, en coñecemento dos lucenses os plans do Goberno de España sobre as melloras ferroviarias na liña Lugo-Ourense. Esa liña que ou nos engancha en tempos razoables á alta velocidade, ou nos deixa illados para sempre.

Sobre o acto de Monforte, o alí anunciado difire ben pouco do que, con luz e  taquígrafos e #ante unha amplísima representación da sociedade lucense, quedara dito en maio do 2018 polo entón ministro de Fomento do partido Popular.

Agora, 3 anos despois e case a porta pechada, repítese con pequenos detalles engadidos aquel proxecto co seu correspondente cronograma e dotación orzamentaria, pero cunha sensible diferenza: no actual anuncio desaparecen as obras máis importantes que posibilitaban unha liña de alta velocidade, as construcións de variantes ou novos trazados en parte do percorrido, o que permitiría reducir os tempos de viaxe entre ambas as cidades en 23 minutos.

Sobre a entrevista á Presidenta de ADIF, o ente responsable das infraestruturas ferroviarias, direi que esta reputada profesional xa ingresou nesta entidade en 2007, ocupando postos de responsabilidade ata chegar á presidencia. O chocante é que ela foi testemuña directa de todos os anuncios e proxectos presentados con todo detalle sobre esta liña, sendo ela mesma a que en ocasións explicoullos a representantes políticos desta provincia e a membros da directiva da Federación de Asociacións de Veciños.

Agora ou ben lle falla a memoria ou ben mente deliberadamente cando na citada entrevista di que “cando cheguei a ADIF non había nada respecto a Lugo-Ourense…” Un dislate que non merece máis comentarios.

Para os lucenses o importante é que se perderon 3 anos, anúnciase agora o que xa se explicou en 2018, co agravante de que se eliminan daqueles plans as obras que garantían unha conexión rápida desde Lugo coa auténtica alta velocidade en Ourense.

A renuncia á construción das variantes previstas, ese  deprecio a aforrar 23 minutos entre ambas as cidades, significa que non poderemos realizar esa viaxe en 60 minutos, ou o que é igual que dicir que renunciamos a chegar a Madrid en 3 horas e 20 m, un tempo competitivo co coche ou o avión.

Os lucenses xa estamos cansados de tantos trens de mentira para agora ter que soportar mentiras como trens.


miércoles, 3 de marzo de 2021

Detrás de las cifras

Pronto se cumplirá un año desde que, con reacción tardía, nuestro Gobierno asumía que a España también le afectaría el virus generador de esta terrible pandemia. En pocos días pasaron de asegurarnos que aquí solo se darían un par de contagios a encerrarnos en nuestras casas en un duro confinamiento.

En todo este tiempo no hay informativo que a diario no abra con paneles llenos de cifras y estadísticas vinculadas con el virus. Nuevos contagios, pacientes en UCI, fallecido, altas hospitalarias, cantidades, números a los que de manera inconsciente nos fuimos acostumbrando y aceptando impasibles.

En el momento de escribir estas palabras las cifras gubernamentales hablan ya de 69.142 personas fallecidas mientras que el Instituto Nacional de Estadística indica que ya superan los 100.000 fallecidos.

Al margen de la indecencia que supone un Gobierno que oculta más de 30.000 fallecimientos para no encabezar los rankings internacionales, algo que evidencia la infame respuesta a la pandemia, me pregunto si nos hemos parado a pensar en lo que hay detrás de estas cifras, en los dramas que esconden, en la tragedia que ocultan todos y cada uno de los casos.

Después de las sumas de fallecidos, las que más inquietud generan son las de los cientos de miles de personas que están perdiendo su trabajo, los autónomos que no han podido aguantar, las empresas que cierran o se ven obligadas a despedir a sus trabajadores… en definitiva los innumerables proyectos de vida truncados en poco tiempo. La ultima gran empresa forzada a reducir su plantilla ha sido El Corte Inglés, una gran cadena que ante la caída de las ventas regulará el despido de 3.000 personas. Un 3 seguido de tres ceros, cifra que también esconde tras de si el incierto destino de muchas personas y de sus familias.

Como de cifras seguimos hablando, podemos referirnos a las que también generan más confusión que confianza, las relacionadas con las vacunas. Primero nos dijeron que ya estaban aquí y que todo estaba solucionando, después que no las suministrarían en los tiempos y cantidades prometidas. Hoy seguimos sin certezas ni en plazos ni en fechas para confiar en un regreso de la actividad que conlleve la ansiada recuperación. 

Finalmente, un último ejemplo numérico: el 500. Es la cifra que las autoridades piensan autorizar en cada una de las manifestaciones que se quieran organizar con motivo del próximo 8 de marzo. La misma fecha en la que hace un año, con el virus circulando por España, se autorizaron las masivas manifestaciones del 8M, lo que a juicio de expertos provocó una explosión de contagios y la rápida expansión del virus con las consecuencias ya conocidas.

Cuando en este año muchas personas no han podido despedirse de sus familiares fallecidos, otros muchos no han podido visitar a sus padres o abuelos en las residencias, y todos hemos sacrificado besos y abrazos, cuando todavía no hemos dejado atrás esta pesadilla, no parece admisible permitir concentraciones ni de 500 ni de 50 personas. No toca, no es el momento de ningún tipo de concentraciones ni de celebraciones, porque detrás de todas estas cifras y las que aquí no caben hay muchas tristes historias.


Detrás das cifras

Pronto se cumprirá un ano desde que, con reacción tardía, o noso Goberno asumía que a España tamén lle afectaría o virus xerador desta terrible pandemia. En poucos días pasaron de asegurarnos que aquí só #dar un par de contaxios a encerrarnos nas nosas casas nun duro confinamento.

En todo este tempo non hai informativo que a diario non abra con paneis cheos de cifras e estatísticas vinculadas co virus. Novos  contaxios, pacientes en UCI, falecido, altas hospitalarias, cantidades, números aos que de maneira inconsciente fomos afacendo e aceptando impasibles.

No momento de escribir estas palabras as cifras gobernamentais falan xa de 69.142 persoas falecidas mentres que o Instituto Nacional de Estatística indica que xa superan os 100.000 falecidos.

Á marxe da indecencia que supón un Goberno que oculta máis de 30.000 falecementos para non encabezar as clasificacións internacionais, algo que evidencia a infame resposta á pandemia, pregúntome se nos paramos a pensar no que hai detrás destas cifras, nos dramas que esconden, na traxedia que ocultan todos e cada un dos casos.

Despois das sumas de falecidos, as que máis inquietude xeran son as dos centos de miles de persoas que están a perder o seu traballo, os autónomos que non puideron aguantar, as empresas que pechan ou ven obrigadas a despedir aos seus traballadores… en definitiva os innumerables proxectos de vida truncados en pouco tempo. Ultímaa gran empresa forzada a reducir o seu persoal foi O Corte Inglés, unha gran cadea que #ante a caída das vendas regulará o despedimento de 3.000 persoas. Un 3 seguido de tres ceros, cifra que tamén esconde tras de se o incerto destino de moitas persoas e das súas familias.

Como de cifras seguimos falando, podemos referirnos ás que tamén xeran máis confusión que confianza, as relacionadas coas vacinas. Primeiro dixéronnos que xa estaban aquí e que todo estaba a solucionar, despois que non as fornecerían nos tempos e cantidades prometidas. Hoxe seguimos sen certezas nin en prazos nin en datas para confiar nun regreso da actividade que conleve a ansiada recuperación. 

Finalmente, un último exemplo numérico: o 500. É a cifra que as autoridades pensan autorizar en cada unha das manifestacións que se queiran organizar con motivo do próximo 8 de marzo. A mesma data na que hai un ano, co virus circulando por España, autorizáronse as masivas manifestacións do 8 M, o que a xuízo de expertos provocou unha explosión de contaxios e a rápida expansión do virus coas consecuencias xa coñecidas.

Cando neste ano moitas persoas non puideron despedirse dos seus familiares falecidos, outros moitos non puideron visitar aos seus pais ou avós nas residencias, e todos sacrificamos bicos e abrazos, cando aínda non deixamos atrás este pesadelo, non parece admisible permitir concentracións nin de 500 nin de 50 persoas. Non toca, non é o momento de ningún tipo de concentracións nin de celebracións, porque detrás de todas estas cifras e as que aquí non caben hai moitas tristes historias.