miércoles, 28 de diciembre de 2016

Fácil de acertar

En estas fechas se repiten puntualmente los innumerables artículos y programas dedicados a realizar el resumen del año.

Siguiendo el guión de uno de ellos, en lugar destacado aparece un inesperadamente victorioso Donald Trump como presidente de Estados Unidos al lado de la foto de una Hillary Clinton con aspecto cansado y la emoción contenida, consciente a sus 69 años de que se le escapaba de las manos su ultima opción para llegar a la presidencia de su país.

Otros acontecimientos sorpresivos por erróneamente diagnosticados por las encuestas fueron la victoria de los partidarios del Brexit con la consecuente caída de David Cameron, o las fallidas consultas en Colombia sobre el acuerdo de paz y en Italia contra las reformas que se llevaron por delante a un osado Renzi.

La muerte de Fidel Castro con 90 años no debía ser una sorpresa, pero lo fue, y un acontecimiento informativo a mi juicio exageradamente cubierto por todo tipo de medios nacionales e internacionales.

Las masacres terroristas tardarán en olvidarse y apartarse de nuestras retinas. En marzo el aeropuerto de Bruselas con 35 muertos; en julio Niza dejando cientos de heridos y 85 muertos; hace unos días en Alemania un nuevo atentado a un mercadillo navideño de Berlín dejaba también victimas.

Las imágenes lanzadas al mundo de forma reiterada, y por ello cada día causando menor impacto emocional, de bombardeos y de miles de niños victimas de ese horror de la guerra en Siria, o en otros lugares del planeta. Las catástrofes naturales que año tras año dejan imágenes sobrecogedoras como ocurrió en este 2016 en los terremotos de Italia o los huracanes desoladores en Haití, a los que podemos añadir los accidentes aéreos como el que hace unas semanas causaba 71 victimas, entre ellas casi todos los miembros de un equipo de fútbol brasileño o el reciente siniestro del vuelo que transportaba a los Coros del Ejército Ruso.

Aquí en nuestra nación española, la crisis política causada por los resultados del 20D de 2015 dejando un gobierno en funciones casi un año, la entrada de los populistas y separatistas en importante representación en nuestro Parlamento, la ruptura interna de un partido político como es el PSOE, la, por fin, investidura de Rajoy y la muerte de Rita Barberá, fueron acontecimientos difíciles de olvidar y que ya forman parte de nuestra historia contemporánea.

Más cerca, en Lugo, por fin el gobierno municipal encontraba su rumbo y lograba sacar adelante proyectos importantes para la ciudad largamente esperados y demandados. El parque del Miño se completaba al unirlo con el parque del Rato. La avenida duquesa de Lugo finalizaba su urbanización de los pocos metros que quedaban cerca del polígono del Ceao. El auditorio comenzaba un atractivo programa de conciertos. Por fin se ponía en marcha un plan de trafico y transporte urbano y se adoptaban medidas para potenciar el comercio tradicional y la promoción de nuestro patrimonio cultural.

De todos estos bloques de acontecimientos solo uno de ellos es apropiado al día de hoy, el día de los Santos Inocentes. Si vive en Lugo le resultará fácil de acertar.

Les deseo un feliz año 2017.

Fácil de acertar

Nestas datas repítense puntualmente os innumerables artigos e programas dedicados a realizar o resumo do ano.

Seguindo o guión dun deles, en lugar destacado aparece un inesperadamente vitorioso Donald Trump como presidente de Estados Unidos á beira da foto dunha Hillary Clinton con aspecto canso e a emoción contida, consciente aos seus 69 anos de que se lle escapaba das mans a súa ultima opción para chegar á presidencia do seu país.

Outros acontecementos sorpresivos por erroneamente diagnosticados polas enquisas foron a vitoria dos partidarios do Brexit coa consecuente caída de David Cameron, ou as erradas consultas en Colombia sobre o acordo de paz e en Italia contra as reformas que levaron por diante a un ousado Renzi.

A morte de Fidel Castro con 90 anos non debía ser unha sorpresa, pero o foi, e un acontecemento informativo ao meu xuízo esaxeradamente cuberto por todo tipo de medios nacionais e internacionais.

Os masacres terroristas tardarán en esquecerse e apartarse das nosas retinas. En marzo o aeroporto de Bruxelas con 35 mortos; en xullo Niza deixando centos de feridos e 85 mortos; hai uns días en Alemaña un novo atentado a un mercadiño do Nadal de Berlín deixaba tamén vítimas.

As imaxes lanzadas ao mundo de forma reiterada, e por iso cada día causando menor impacto emocional, de bombardeos e de miles de nenos vítimas dese horror da guerra en Siria, ou noutros lugares do planeta. As catástrofes naturais que ano tras ano deixan imaxes sobrecolledoras como ocorreu neste 2016 nos terremotos de Italia ou os furacáns desoladores en Haití, aos que podemos engadir os accidentes aéreos como o que hai unhas semanas causaba 71 vítimas, entre elas case todos os membros dun equipo de fútbol brasileiro ou o recente sinistro do voo que transportaba aos Coros do Exército Ruso.

Aquí na nosa nación española, a crise política causada polos resultados do 20D de 2015 deixando un goberno en funcións case un ano, a entrada dos populistas e separatistas en importante representación no noso Parlamento, a ruptura interna dun partido político como é o PSOE, a, por fin, investidura de Rajoy e a morte de Rita Barberá, foron acontecementos difíciles de esquecer e que xa forman parte da nosa historia contemporánea.

Máis preto, en Lugo, por fin o goberno municipal atopaba o seu rumbo e lograba sacar adiante proxectos importantes para a cidade longamente esperados e demandados. O parque do Miño completábase ao unilo co parque do Intre. A avenida duquesa de Lugo finalizaba a súa urbanización dos poucos metros que quedaban preto do polígono do Ceao. O auditorio comezaba un atractivo programa de concertos. Por fin poñíase en marcha un plan de trafico e transporte urbano e adoptábanse medidas para potenciar o comercio tradicional e a promoción do noso patrimonio cultural.

De todos estes bloques de acontecementos só un deles é apropiado ao día de hoxe, o día dos Santos Inocentes. Se vive en Lugo resultaralle fácil de acertar.

Deséxolles un feliz ano 2017.

miércoles, 14 de diciembre de 2016

Necesitamos menos polémicas

Una de las noticias más repetidas durante las ultimas fechas ha sido la polémica generada en Madrid por la decisión de su alcaldesa Carmena de peatonalizar la Gran Vía, una de las principales arterias de la capital. 

Si han visto las imágenes se habrán dado cuenta de que no estamos hablando de una peatonalización al uso sino de la prohibición de circular a un importante volumen de vehículos y la delimitación de los carriles de la calzada más próximos a la acera para dejarlos sin tráfico, sin obtener un gran beneficio para el peatón. En resumen una decisión improvisada y nada dialogada con los colectivos afectados que si ha resultado polémica seguramente ha sido por su ineficacia y su imposición, sin calcular los perjuicios económicos en esta época tan especial para muchos comercios.

Podríamos poner muchos ejemplos de decisiones políticas adoptadas sin la conveniente reflexión, el necesario dialogo y el prudente plazo de tiempo para su implantación. Muchos. Lo curioso es que ahora algunos de ellos llevan la firma de personas que quieren romper con los modos y maneras de quienes venían gobernando en muchos de estos lugares, son los representantes de lo que llaman la “nueva política”.

Los ciudadanos empiezan a conocer en qué consisten estas “nuevas políticas”. Romper con el pasado y construir un futuro, se reduce a cambiarle el nombre a las calles con criterios que poca relación guardan en ocasiones con la memoria histórica. Más bien son actuaciones basadas en la revancha y el resentimiento.

Ciudades gobernadas desde estas nuevas formas y maneras han evolucionado muy poco. Me duele especialmente la mía, Lugo, donde por una parte la inacción política del gobierno y por otra la falta del pulso vital ciudadano con sus propuestas e iniciativas, han dado como resultado la falta de proyectos y la carencia de reformas de calado. Esto de por sí ya es preocupante, pero se agrava más todavía si las urbes de nuestro entorno mantienen un ritmo diferente de crecimiento y con ello se convierten en más atractivas para vivir o para realizar nuestras compras.

Si en su momento en Lugo se apostó por potenciar el comercio tradicional ganando espacios para los peatones y rehabilitando su patrimonio histórico, en tiempos más recientes otros apostaron por las grandes superficies comerciales en el extra radio que hoy no solamente compiten entre ellas por su supervivencia sino que están condenando a desaparecer la actividad económica autóctona vinculada a la ciudad.

De seguir por este camino dentro de poco tiempo no servirá de nada tener más espacios para el peatón si en ellos no hay actividad, si solo vemos locales con el letrero de “se vende” en sus escaparates.

Necesitamos gobiernos y sociedades que convivan, que dialoguen, que sueñen juntos una ciudad mejor, también para las generaciones que nos sucedan.

La responsabilidad es de todos. La de unos eligiendo a nuestros gobernantes, la de estos gestionando con dialogo y decisión, priorizando juntos en función de los recursos, siempre escasos.

Necesitamos menos polémicas. Precisamos de más ilusión colectiva. Lugo bien lo merece.

Necesitamos menos polémicas

Unha das noticias máis repetidas durante ultímalas datas foi a polémica xerada en Madrid pola decisión da súa alcaldesa Carmena de peonalizar a Gran Vía, unha das principais arterias da capital. 

Se viron as imaxes déronse conta de que non estamos a falar dunha peonalización ao uso senón da prohibición de circular a un importante volume de vehículos e a delimitación dos carrís da calzada máis próximos á beirarrúa para deixalos sen tráfico, sen obter un gran beneficio para o peón. En resumo unha decisión improvisada e nada dialogada cos colectivos afectados que se resultou polémica seguramente foi pola súa ineficacia e a súa imposición, sen calcular os prexuízos económicos nesta época tan especial para moitos comercios.

Poderiamos poñer moitos exemplos de decisións políticas adoptadas sen a conveniente reflexión, o necesario dialogo e o prudente prazo de tempo para a súa implantación. Moitos. O curioso é que agora algúns deles levan a firma de persoas que queren romper cos modos e maneiras de quen viña gobernando en moitos destes lugares, son os representantes do que chaman a “nova política”.

Os cidadáns empezan a coñecer en que consisten estas “novas políticas”. Romper co pasado e construír un futuro, redúcese a cambiarlle o nome ás rúas con criterios que pouca relación gardan en ocasións coa memoria histórica. Máis ben son actuacións baseadas no desquite e o resentimento.

Cidades gobernadas desde estas novas formas e maneiras evolucionaron moi pouco. Dóeme especialmente a miña, Lugo, onde por unha banda a inacción política do goberno e por outra a falta do pulso vital cidadán coas súas propostas e iniciativas, deron como resultado a falta de proxectos e a carencia de reformas de calado. Isto de seu xa é preocupante, pero agrávase máis aínda se as urbes da nosa contorna manteñen un ritmo diferente de crecemento e con iso convértense en máis atractivas para vivir ou para realizar as nosas compras.

Se no seu momento en Lugo apostouse por potenciar o comercio tradicional gañando espazos para os peóns e rehabilitando o seu patrimonio histórico, en tempos máis recentes outros apostaron polas grandes superficies comerciais no extra radio que hoxe non soamente compiten entre elas pola súa supervivencia senón que están a condenar a desaparecer a actividade económica autóctona vinculada á cidade.

De seguir por este camiño deica pouco tempo non servirá de nada ter máis espazos para o peón se neles non hai actividade, se só vemos locais co letreiro de “véndese” nos seus escaparates.

Necesitamos gobernos e sociedades que convivan, que dialoguen, que soñen xuntos unha cidade mellor, tamén para as xeracións que nos sucedan.

A responsabilidade é de todos. A duns elixindo os nosos gobernantes, a destes xestionando con dialogo e decisión, priorizando xuntos en función dos recursos, sempre escasos.

Necesitamos menos polémicas. Precisamos de máis ilusión colectiva. Lugo ben o merece.