Hace unos días, en la esquina nordeste de España, una marea humana invadía las calles catalanas con los colores de sus banderas independentistas. La ineptitud política de los “irresponsables” gobernantes de aquella comunidad autónoma provocaba una marea de confusión que principalmente intentaba, y probablemente conseguía, tapar las miserias y errores de su propia gestión.
Al otro lado del mapa peninsular, en la esquina noroeste, se hacía balance de una legislatura que ahora termina y se abría la carrera hacia las urnas para que los gallegos valoremos la gestión de nuestro presidente Núñez Feijoo y decidamos libremente nuestro futuro para los próximos años.
Dos panoramas bien diferentes pero que invitan a la reflexión y nos permiten hacernos algunas preguntas.
¿Se parecen en algo la situación socio-política de ambas esquinas de España? Entiendo que en muy poco. Durante estos últimos cuatro años en Galicia, con muchos aciertos y algunos errores, hemos recuperado la senda del rigor, la unidad del buen gobierno, y las políticas económicas y sociales. Hemos sido ejemplo para otros gobernantes que, aunque con retraso, ahora también están poniendo en práctica las políticas que aquí se han hecho. Mientras eso acontecía en Galicia, en la otra esquina las cuentas públicas caminaron irremediablemente hacia la quiebra más absoluta como fruto de los años de gobiernos tripartitos, nacionalistas prisioneros de socios extraños, o como cada uno los quiera calificar.
En Galicia hemos dado, y lo podemos seguir haciendo si así lo decidimos libremente en pocas semanas, un ejemplo de cómo gastando menos y prescindiendo de todo lo prescindible, que es mucho, se pueden hacer las cosas bien. De cómo a pesar de los profundos recortes presupuestarios, las prioridades de nuestro gobierno gallego estuvieron siempre claras y por ello las sanidad y la educación no sufrieron los daños colaterales de esta profunda crisis. De cómo, y a pesar de todo ello, en Galicia se siguen abriendo centros hospitalarios y aumentando las plazas de guarderías.
Mientras los unos trataremos de poner en valor lo que hemos mejorado aquí en estos últimos años, a pesar de los pesares y le pese a quien le pese, otros intentaran sacar provecho del río revuelto, de la crispación social, del deterioro que provocó la nefasta e irresponsable gestión económica y política de la era Zapatero. La memoria histórica es frágil y muchos lo saben. Por ello intentarán tapar con noticias ajenas a Galicia lo que realmente interesa aquí. Porque los gallegos sí sabemos a donde vamos y a dónde queremos ir, precisamente por eso sabemos distinguir entre a dónde nos conducen sus actuales gobernantes y a dónde podrían llevarnos las amalgamas y coaliciones de partidos que van desde las posturas más radicales a los oportunismos que se acercan a unos u otros según los tiempos que corran.
Nosotros sabemos a dónde queremos ir y quién puede llevarnos ahí por el camino más seguro, aunque a veces no sea el más corto.
Sabemos onde imos?
Hai uns días, na esquina nordeste de España, unha marea humana invadía as rúas catalás coas cores das súas bandeiras independentistas. A ineptitude política dos ?irresponsables? gobernantes daquela comunidade autónoma provocaba unha marea de confusión que principalmente intentaba, e probablemente conseguía, tapar as miserias e erros da súa propia xestión.
Alén do mapa peninsular, na esquina noroeste, facíase balance dunha lexislatura que agora termina e abríase a carreira cara ás urnas para que os galegos valoremos a xestión do noso presidente Núñez Feijoo e decidamos libremente o noso futuro para os próximos anos.
Dous panoramas ben diferentes pero que invitan á reflexión e permítennos facernos algunhas preguntas.
Parécense en algo a situación socio-política de ambas as esquinas de España? Entendo que en moi pouco. Durante estes últimos catro anos en Galicia, con moitos acertos e algúns erros, recuperamos a senda do rigor, a unidade do bo goberno, e as políticas económicas e sociais. fomos exemplo para outros gobernantes que, aínda que con atraso, agora tamén están pondo en práctica as políticas que aquí se fixeron. Mentres iso acontecía en Galicia, na outra esquina as contas públicas camiñaron irremediablemente cara á quebra máis absoluta como froito dos anos de gobernos tripartitos, nacionalistas prisioneiros de socios estraños, ou como cada un quéiraos cualificar.
En Galicia demos, e podémolo seguir facendo se así o decidimos libremente en poucas semanas, un exemplo de como gastando menos e prescindindo de todo o prescindible, que é moito, pódense facer as cousas ben. De como a pesar dos profundos recortes orzamentarios, as prioridades do noso goberno galego estiveron sempre claras e por iso as sanidade e a educación non sufriron os danos colaterais desta profunda crise. De como, e a pesar de todo iso, en Galicia séguense abrindo centros hospitalarios e aumentando as prazas de garderías.
Mentres os uns trataremos de pór en valor o que melloramos aquí nestes últimos anos, pese a quen pese e lle a pesar de quen lle pese, outros intentasen sacar proveito do río revolto, da crispación social, da deterioración que provocou a nefasta e irresponsable xestión económica e política de éraa Zapatero. A memoria histórica é fráxil e moitos sábeno. Por iso intentarán tapar con noticias alleas a Galicia o que realmente interesa aquí. Porque os galegos si sabemos onde imos e onde queremos ir, precisamente por iso sabemos distinguir entre onde condúcennos os seus actuais gobernantes e onde poderían levarnos as amálgamas e coalicións de partidos que van desde as posturas máis radicais aos oportunismos que se achegan a uns ou outros segundo os tempos que corran.
Nós sabemos onde queremos ir e quen pode levarnos aí polo camiño máis seguro, aínda que ás veces non sexa o máis curto.
miércoles, 19 de septiembre de 2012
miércoles, 5 de septiembre de 2012
La leche
Durante los últimos tiempos se ha hablado mucho de incendios, forestales y callejeros, y también de palabras en otra hora desconocidas como la ya famosa prima de riesgo y su pariente, el déficit público.
Estando en una provincia como la de Lugo tenemos otros temas que nos son más próximos y que por tanto inciden de manera más directa en nuestros problemas económicos y también sociales.
Nuestro campo, nuestros agricultores y ganaderos ya no pueden aguantar más tiempo la situación que vienen padeciendo desde hace años. Sus esfuerzos en producir con la mejor calidad resultan estériles ante la falta de beneficios y en muchos casos de viabilidad de sus explotaciones, fundamentalmente porque los costes de explotación han subido de manera exponencial mientras que los precios que obtiene por la venta de sus productos se estancan o incluso caen, lo que está llevando a muchas explotaciones lecheras a su abandono.
De entre las declaraciones de los miembros del ejecutivo, quiero traer a estas líneas por su importancia y relación con el tema, las del titular de Agricultura que afirmaba “El gobierno no consentirá la desaparición del sector lácteo español”, añadiendo “ni convertir a España en un país importador de leche de otros países”.
Que los ganaderos gallegos perciban por la venta de la leche cuantías inferiores a lo que les cuesta producirla es algo insostenible social, económica y políticamente durante más tiempo, porque les aseguro que están en una situación límite, y las consecuencias van más allá del cierre de explotaciones. Estamos hablando de un sector muy implantado en nuestra tierra, sin otra alternativa real.
Por ello, veo con esperanza las gestiones y reuniones entre todas las partes implicadas que estos días se han celebrado y el calendario que se han marcado para encontrar “soluciones eficaces”. Me parece lógico que se pida a los distribuidores que dejen de utilizar la leche como producto reclamo, que se apele en la búsqueda de soluciones a todos los que forman parte de la cadena alimentaria, y que todo ello sea un complemento de la nueva legislación, a punto de aprobarse, para toda la cadena de valor, además del Real Decreto que desarrollará el “paquete lácteo”.
Este pasado sábado, aquí en Galicia, el presidente del gobierno nos decía cuales eran las prioridades del gobierno de España con los gallegos y créanme que me alegré al escucharlas. Estas son: los precios de la leche, para que nuestros ganaderos puedan seguir considerando sus explotaciones como modo digno de ganarse la vida; la pesca, que en nuestra tierra representa muchos puestos de trabajo directos e indirectos; y la construcción naval, que en comarcas como Vigo y Ferrol han sido y podrían ser motores de desarrollo. Acostumbrados a escuchar siempre hablar de grandes infraestructuras, resulta muy esperanzador que en la agenda y en la sensibilidad de un gobierno se empiecen a tomar en serio los problemas reales de agricultores y ganaderos. ¡Es la leche!.
Durante os últimos tempos falouse moito de incendios, forestais e rueiros, e tamén de palabras noutra hora descoñecidas como a xa famosa curmá de risco e o seu parente, o déficit público.
Estando nunha provincia como a de Lugo temos outros temas que nos son máis próximos e que xa que logo inciden de xeito máis directo nos nosos problemas económicos e tamén sociais.
O noso campo, os nosos agricultores e gandeiros xa non poden aguantar máis tempo a situación que veñen padecendo desde fai anos. Os seus esforzos en producir coa mellor calidade resultan estériles ante a falta de beneficios e en moitos casos de viabilidade das súas explotacións, fundamentalmente porque os custos de explotación subiron de xeito exponencial mentres que os prezos que obtén pola venda dos seus produtos se estancan ou ata caen, o que está levando a moitas explotacións leiteiras ao seu abandono.
De entre as declaracións dos membros do executivo, quero traer a estas liñas pola súa importancia e relación co tema, as do titular de Agricultura que afirmaba ?O goberno non consentirá a desaparición do sector lácteo español?, engadindo ?nin converter a España nun país importador de leite doutros países?.
Que os gandeiros galegos perciban pola venda do leite contías inferiores ao que lles custa producila é algo insostible social, económica e politicamente durante máis tempo, porque lles aseguro que están nunha situación límite, e as consecuencias van máis aló do peche de explotacións. Estamos falando dun sector moi implantado na nosa terra, sen outra alternativa real.
Por iso, vexo con esperanza as xestións e reunións entre todas as partes implicadas que estes días celebráronse e o calendario que se marcaron para atopar ?solucións eficaces?. Paréceme lóxico que se pida aos distribuidores que deixen de utilizar o leite como produto reclamo, que se apele na procura de solucións a todos os que forman parte da cadea alimentaria, e que todo iso sexa un complemento da nova lexislación, a piques de aprobarse, para toda a cadea de valor, ademais do Real Decreto que desenvolverá o ?paquete lácteo?.
Este pasado sábado, aquí en Galicia, o presidente do goberno dicíanos cales eran as prioridades do goberno de España cos galegos e créanme que me alegrei ao escoitalas. Estas son: os prezos do leite, para que os nosos gandeiros poidan seguir considerando as súas explotacións como modo digno de gañarse a vida; a pesca, que na nosa terra representa moitos postos de traballo directos e indirectos; e a construción naval, que en comarcas como Vigo e Ferrol foron e poderían ser motores de desenvolvemento. Afeitos escoitar sempre falar de grandes infraestruturas, resulta moi esperanzador que na axenda e na sensibilidade dun goberno empécense a tomar en serio os problemas reais de agricultores e gandeiros. ¡É o leite!.