martes, 17 de septiembre de 2019

Despropósitos

Buscando un titular para este artículo me fui una vez más al diccionario para ver el significado de despropósito: “Dicho o hecho fuera de razón, de sentido o conveniencia”, teniendo como sinónimos palabras como absurdo, contrasentido, desacierto, desatino, dislate, disparate, equivocación, error, incoherencia, incongruencia, inconveniencia, necedad, sinrazón, tontería... y aquí me quedo. 

El gobierno municipal lucense anuncia el inminente cierre de la mayor dotación pública de titularidad privada, el parking de Ánxel Fole con casi 400 plazas de aparcamiento. Solo la lectura de este titular nos haría pensar que un terremoto o unas graves deficiencias estructurales podrían llevar acarreada estas duras medidas de cierre inminente. 

Pues no, no se trata de nada de eso. Es porque el gobierno municipal integrado por PSOE y BNG dicen que este parking está en situación ilegal. Me van a permitir que en tan reducido espacio intente desmontar las razones que esgrime el gobierno local para actuar como talibanes contra el interés general de los lucenses. 

La regulación de esta dotación está recogida en un importante documento gestionado por los dos últimos gobiernos del Partido Popular en esta ciudad, el primero presidido por Tomás Notario y el segundo, que le dio la aprobación definitiva, por el autor de estas líneas. Dejando aparte los aciertos y errores que pueda contener el PEPRI, lo que nadie puede discutir es que en el plano nº 2.5 de Ordenación y en su Memoria de ejecución ya aparece prevista como dotación este parking que ahora se quiere cerrar,. 

Estamos hablando de una dotación pública de titularidad privada y como tal existen mecanismos de gestión suficientes para que, si hubiera voluntad política, se pueda hacer la oportuna gestión de este espacio y así no haber llegado a esta situación acogiéndose a la medida más fácil para quien no se juega nada con ello, o al menos eso se piensa: el cierre. 

Uno de esos mecanismos está recogido en el artículo 103 de la Ley del Suelo de Galicia aprobada por el Partido Popular, donde se habla claramente de que el ayuntamiento “podrá promover actuaciones aisladas en suelo urbano para hacer posible la ejecución de elementos concretos previstos en el planeamiento”. Además aquí para poder hacerlo no hay que acudir a la expropiación, que suele ser la mayor y más costosa de las dificultades previas, porque los terrenos ya los ha aportado la iniciativa privada. Esto mismo se hizo ya en su momento por otros gobiernos con mayor sensibilidad y demostrada eficacia en la gestión, para, por ejemplo, poder ir construyendo y poniendo en funcionamiento muchos de los edificios y dotaciones de nuestro Campus Universitario. De no haber actuado con diligencia utilizando los mecanismos que la Ley pone a disposición municipal, las dotaciones y licencias de muchos edificios universitarios en nuestro Campus hubieran sido imposibles, lo que habría retrasado considerablemente su materialización y quizá nunca habrían cristalizado. 

Por lo tanto aquí y ahora de lo que tendríamos que estar hablando es de falta de gestión municipal, de la nula voluntad política y de la ausencia de ganas y capacidad de construir ciudad. 

En otras ocasiones los gobiernos municipales socialistas de Lugo fueron realmente diligentes en su capacidad de gestión y llegaron a celebrar comisiones de gobierno en días inhábiles y en vísperas de la entrada en vigor de nuevas leyes para favorecer auténticos bodrios urbanísticos todavía en pie a modo de “torres de la vergüenza” que no acaban de tener fecha de caducidad. En esa ocasión no faltaron ganas y sí que hubo mucha voluntad política para que suframos el inasumible adefesio del Garañón. 

Hoy lo que sobran son trabas y dificultades a todos cuantos desde la iniciativa privada, cada día más reservada a valientes, aportan proyectos y beneficios a toda la comunidad. Sobran soberbia y autoritarismo burocrático desde el poder. 

Están a tiempo de rectificar, porque si se consuma este enorme despropósito habrán propiciado un nuevo e importante paso en la dirección de poner el cartel de “cerrado” a todo el casco histórico de Lugo. Ya no será necesario el Museo de la Romanización en el cuartel de San Fernando, todo el centro será un museo, una inmejorable exposición permanente de los despropósitos municipales de los últimos años. 

Despropósitos 

Buscando un titular para este artigo fun unha vez máis ao dicionario para ver o significado de despropósito: “Devandito ou feito fóra de razón, de sentido ou conveniencia”, tendo como sinónimos palabras como absurdo, contrasenso, desacerto, desatino, dislate, disparate, equivocación, erro, incoherencia, incongruencia, inconveniencia, necedade, despropósito, bobada... e aquí quédome. 

O goberno municipal lucense anuncia o inminente peche da maior dotación pública de titularidade privada, o aparcadoiro de Ánxel Fole con case 400 prazas de aparcamento. Só a lectura deste titular faríanos pensar que un terremoto ou unhas graves deficiencias estruturais poderían levar carrexada estas duras medidas de peche inminente. 

Pois non, non se trata de nada diso. É porque o goberno municipal integrado por PSOE e BNG din que este aparcadoiro está en situación ilegal. Van permitir que en tan reducido espazo tente desmontar as razóns que esgrime o goberno local para actuar como talibán contra o interese xeral dos lucenses. 

A regulación desta dotación está recollida nun importante documento xestionado polos dous últimos gobernos do Partido Popular nesta cidade, o primeiro presidido por Tomás Notario e o segundo, que lle deu a aprobación definitiva, polo autor destas liñas. Deixando aparte os acertos e erros que poida conter o PEPRI, o que ninguén pode discutir é que no plano nº 2.5 de Ordenación e na súa Memoria de execución xa aparece prevista como dotación este aparcadoiro que agora se quere pechar,. 

Estamos a falar dunha dotación pública de titularidade privada e como tal existen mecanismos de xestión suficientes para que, se houbese vontade política, póidase facer a oportuna xestión deste espazo e así non chegar a esta situación acolléndose á medida máis fácil para quen non se xoga nada con iso, ou polo menos iso pénsase: o peche. 

Un deses mecanismos está recollido no artigo 103 da Lei do Solo de Galicia aprobada polo Partido Popular, onde se fala claramente de que o concello “poderá promover actuacións illadas en chan urbano para facer posible a execución de elementos concretos previstos no plan”. Ademais aquí para poder facelo non hai que acudir á expropiación, que adoita ser a maior e máis custosa das dificultades previas, porque os terreos xa os achegou a iniciativa privada. Isto mesmo fíxose xa no seu momento por outros gobernos con maior sensibilidade e demostrada eficacia na xestión, para, por exemplo, poder ir construíndo e poñendo en funcionamento moitos dos edificios e dotacións do noso Campus Universitario. De non actuar con dilixencia utilizando os mecanismos que a Lei pon a disposición municipal, as dotacións e licenzas de moitos edificios universitarios no noso Campus fosen imposibles, o que atrasaría considerablemente a súa materialización e quizá nunca cristalizarían. 

Por tanto aquí e agora do que teriamos que estar a falar é de falta de xestión municipal, da nula vontade política e da ausencia de ganas e capacidade de construír cidade. 

Noutras ocasións os gobernos municipais socialistas de Lugo foron realmente diligentes na súa capacidade de xestión e chegaron a celebrar comisións de goberno en días inhábiles e en vésperas da entrada en vigor de novas leis para favorecer auténticos bodrios urbanísticos aínda en pé a modo de “torres da vergoña” que non acaban de ter data de caducidade. Nesa ocasión non faltaron ganas e si que houbo moita vontade política para que suframos o inasumible espantallo do Garañón. 

Hoxe o que sobran son trabas e dificultades a todos cuantos desde a iniciativa privada, cada día máis reservada a valentes, achegan proxectos e beneficios a toda a comunidade. Sobran soberbia e autoritarismo burocrático desde o poder. 

Están a tempo de rectificar, porque se se consuma este enorme despropósito propiciarían un novo e importante paso na dirección de poñer o cartel de “pechado” a todo o centro histórico de Lugo. Xa non será necesario o Museo da Romanización no cuartel de San Fernando, todo o centro será un museo, unha inmellorable exposición permanente dos despropósitos municipais dos últimos anos.

miércoles, 4 de septiembre de 2019

20 días

Cuando estas líneas vean la luz en el diario El Progreso de Lugo, el miércoles 4 de septiembre de 2019, faltarán 20 días escasos para que, de no mediar un acuerdo imposible, se disuelvan nuevamente las Cortes generales y se convoque por cuarta vez en menos de cuatro años a los españoles a votar el próximo 10 de noviembre.

Desde hace meses, prácticamente desde el día después a celebrarse las ultimas elecciones generales del pasado 28 de abril, estamos asistiendo a la peor puesta en escena que cabría imaginar de cara a la formación de un gobierno que no siga en funciones. Pedro Sánchez ya tiene otro record que añadir a su colección, es el presidente de gobierno que más días lleva en funciones, rozando los 130, que superará ampliamente antes del 23 de este mismo mes.

Cuando asistimos a la fallida sesión de investidura celebrada en el Congreso de los Diputados el pasado mes de julio fueron muchos los síntomas de que, verano por medio, nada cambiaría en el idilio fallido entre el presidente Sánchez y el líder de Podemos, Pablo Iglesias. Ambos están jugando a las siete y media, levantando de vez en cuando alguna nueva carta pero sin querer pasarse para no perder la partida. El primero ya no sabe poner cara de póker y se le nota al vuelo que, no solamente no quiere tener sentado en su gabinete a ningún miembro de Podemos, sino que tampoco quiere firmar acuerdo alguno. Desde el minuto uno, y aunque lo viene ocultando públicamente, su apuesta ha sido siempre ir a unas nuevas elecciones convencido de la mejora de resultados para su formación.

El segundo, Iglesias, ha cometido tantos errores en su estrategia que ahora su margen de maniobra se ha estrechado al mínimo, quedándole únicamente la opción de permitir investir a Sánchez a cambio de nada.

En este juego entre los dos, en el que el primero le pone condiciones al segundo, y cuando éste, tras un tiempo de tira y afloja decide aceptarlas, ve cómo le añaden alguna nueva condición. Me recuerda a la fábula de Aquiles y la tortuga que relata la carrera en la que Aquiles le concede una ventaja inicial a la tortuga. Cuando Aquiles llega al punto de partida de la tortuga ésta ya no estará, pues ya habrá recorrido un espacio que obligará a Aquiles a emplear un nuevo tiempo para llegar ese nuevo punto, mientras que la tortuga sigue avanzando. Cada vez que Aquiles llega a un lugar donde ha estado la tortuga, todavía le quedará algo de distancia antes de alcanzarla.

Lo peor de esta situación es que esos juegos entre personas o partidos está teniendo consecuencias cada día más serias para el conjunto de los españoles. La incertidumbre que espanta las inversiones, el enfriamiento de la economía a las puertas de una nueva crisis, los costes económicos de la repetición de unos comicios, la paralización de medidas y reformas legales, la caída del consumo, el incremento de la contratación, son solo algunos ejemplos de estas consecuencias.

20 años no es nada reza la canción , y 20 días habrán pasado en un suspiro y estaremos nuevamente sumidos en un nuevo periodo electoral con las consiguientes consecuencias. Si así fuere tendremos oportunidad de hacer pagar la factura a quien cada uno considere responsable.

20 días

Cando estas liñas vexan a luz no diario O Progreso de Lugo, o mércores 4 de setembro de 2019, faltarán 20 días escasos para que, de non mediar un acordo imposible, disólvanse novamente as Cortes xerais e convóquese por cuarta vez en menos de catro anos aos españois para votar o próximo 10 de novembro.

Desde hai meses, practicamente desde o día despois a celebrarse ultímalas eleccións xerais do pasado 28 de abril, estamos a asistir á peor posta en escena que cabería imaxinar para a formación dun goberno que non siga en funcións. Pedro Sánchez xa ten outro record que engadir á súa colección, é o presidente de goberno que máis días leva en funcións, rozando os 130, que superará amplamente antes do 23 de leste mesmo mes.

Cando asistimos á errada sesión de investidura celebrada no Congreso dos Deputados o pasado mes de xullo foron moitos os síntomas de que, verán por medio, nada cambiaría no idilio errado entre o presidente Sánchez e o líder de Podemos, Pablo Iglesias. Ambos están a xogar ás sete e media, levantando de cando en vez algunha nova carta pero sen querer pasarse para non perder a partida. O primeiro xa non sabe poñer cara de póker e nótaselle ao voo que, non soamente non quere ter sentado no seu gabinete a ningún membro de Podemos, senón que tampouco quere asinar acordo algún. Desde o minuto uno, e aínda que o vén ocultando publicamente, a súa aposta foi sempre ir a unhas novas eleccións convencido da mellora de resultados para a súa formación.

O segundo, Iglesias, cometeu tantos erros na súa estratexia que agora a súa marxe de manobra estreitouse ao mínimo, quedándolle unicamente a opción de permitir investir a Sánchez a cambio de nada.

Neste xogo entre os dous, no que o primeiro lle pon condicións ao segundo, e cando este, tras un tempo de tira e afrouxa decide aceptalas, ve como lle engaden algunha nova condición. Lémbrame á fábula de Aquiles e a tartaruga que relata a carreira na que Aquiles concédelle unha vantaxe inicial á tartaruga. Cando Aquiles chega ao momento de partida da tartaruga esta xa non estará, pois xa percorrería un espazo que obrigará a Aquiles a empregar un novo tempo para chegar ese novo punto, mentres que a tartaruga segue avanzando. Cada vez que Aquiles chega a un lugar onde estivo a tartaruga, aínda quedará algo de distancia antes de alcanzala.

O peor desta situación é que eses xogos entre persoas ou partidos está a ter consecuencias cada día máis serias para o conxunto dos españois. A incerteza que espanta os investimentos, o arrefriado da economía ás portas dunha nova crise, os custos económicos da repetición duns comicios, a paralización de medidas e reformas legais, a caída do consumo, o incremento da contratación, son só algúns exemplos destas consecuencias.

20 anos non é nada reza a canción , e 20 días pasarían nun amén e estaremos novamente sumidos nun novo período electoral coas consecuentes consecuencias. Se así for teremos oportunidade de facer pagar a factura a quen cada un considere responsable.