miércoles, 26 de diciembre de 2018

Me gustaría

La Nochebuena y la Navidad ya han quedado atrás y en pocos días los calendarios del 2018 habrán sido sustituidos por los de un nuevo año. Entramos en las fechas de los resúmenes de las principales noticias del año y algo me hace desistir de caer en ese juego. Prefiero imaginar el futuro, desear algo mejor.

Me gustaría que durante los próximos meses en los telediarios dejasen de aparecer a diario las noticias que hablan de asesinatos, de acosos, de violaciones y de todo tipo de ataques a las mujeres.

Me gustaría que tampoco se hablase de más muerte en el Mediterráneo, ni volver a ver escenas de muertos de todas las edades en las orillas de una playa, tampoco de miles, muchos miles, de personas hacinadas en cayucos y pequeñas embarcaciones sin gobierno, a la deriva, en muchas ocasiones hacia una muerte segura, mientras aquellas mafias que las han empujado siguen haciendo caja.

Me gustaría que todas las personas que ostentan responsabilidades de gobierno centrasen sus decisiones y todo su tiempo en buscar soluciones a los problemas que la sociedad demanda y desistiesen de buscar el conflicto y el enfrentamiento, especialmente cuando se llega a jalear a los violentos para que rompan la convivencia en las calles de algunas partes de España.

Me gustaría que muchas de las personas, especialmente las más jóvenes, que estos días llenan las calles de Lugo y de muchas pequeñas poblaciones pasando unos días con sus familias, pudieran hacerlo a diario porque aquí también tuviesen oportunidades para montar su proyecto de vida, su trabajo.

Me gustaría que todo el potencial humano de miles de jóvenes bien preparados, de buenos profesionales, pudiesen revertir todo lo invertido en ellos en la tierra donde sus padres y ellos vivieron, y que si en algún momento lo hacen fuera sea porque quieren completar su preparación y sus experiencias vitales, pero nunca porque aquí se les niegan las oportunidades.

Me gustaría que la educación, el respeto, el reconocimiento al esfuerzo, y otros valores en desuso, volviesen a formar parte del código ético y de la programación diaria en las familias y en los centros de enseñanza. Suena carrozón pero lo creo de verdad.

Me gustaría que el envejecimiento de nuestra población a causa del descenso de nacimientos no abocara, entre otras cosas, a ver vacíos miles de pueblos y a la pérdida de muchos de los oficios, tradiciones y caudales de sabiduría popular. Que en nuestros paisajes no aumente el abandono.

Me gustaría que los teléfonos móviles, las aplicaciones informáticas y las nuevas tecnologías no acaben sustituyendo a las conversaciones mirándonos a la cara, a las verdaderas relaciones humanas, que no terminen por convertirnos en burbujas aisladas de las demás burbujas.

Me gustarían tantas cosas, que ya finalizando esta lista limitada por su espacio, me gustaría que todos en 2019 tuviésemos buena salud, un trabajo que desempeñar y los recursos suficientes para poder desempeñar con dignidad nuestro papel en este mundo. Me gustaría mucho.

Gustaríame

A Noiteboa e o Nadal xa quedaron atrás e en poucos días os calendarios do 2018 serían substituídos polos dun novo ano. Entramos nas datas dos resumos das principais noticias do ano e algo me fai desistir de caer nese xogo. Prefiro imaxinar o futuro, desexar algo mellor.

Gustaríame que durante os próximos meses nos telexornais deixasen de aparecer a diario as noticias que falan de asasinatos, de acosos, de violacións e de todo tipo de ataques ás mulleres.

Gustaríame que tampouco se falase de máis morte no Mediterráneo, nin volver ver escenas de mortos de todas as idades nas beiras dunha praia, tampouco de miles, moitos miles, de persoas amontoadas en caiucos e pequenas embarcacións sen goberno, á deriva, en moitas ocasións cara a unha morte segura, mentres aquelas mafias que as empuxaron seguen facendo caixa.

Gustaríame que todas as persoas que ostentan responsabilidades de goberno centrasen as súas decisións e todo o seu tempo en buscar solucións aos problemas que a sociedade demanda e desistisen de buscar o conflito e o enfrontamento, especialmente cando se chega a acirrar aos violentos para que rompan a convivencia nas rúas dalgunhas partes de España.

Gustaríame que moitas das persoas, especialmente as máis novas, que estes días enchen as rúas de Lugo e de moitas pequenas poboacións pasando uns días coas súas familias, puidesen facelo a diario porque aquí tamén tivesen oportunidades para montar o seu proxecto de vida, o seu traballo.

Gustaríame que todo o potencial humano de miles de mozos ben preparados, de bos profesionais, puidesen reverter todo o investido neles na terra onde os seus pais e eles viviron, e que se nalgún momento fano fóra sexa porque queren completar a súa preparación e as súas experiencias vitais, pero nunca porque aquí néganselles as oportunidades.

Gustaríame que a educación, o respecto, o recoñecemento ao esforzo, e outros valores en desuso, volvesen formar parte do código ético e da programación diaria nas familias e nos centros de ensino. Soa carrozón pero créoo de verdade.

Gustaríame que o envellecemento da nosa poboación a causa do descenso de nacementos non abocase, entre outras cousas, a ver baleiros miles de pobos e á perda de moitos dos oficios, tradicións e caudais de sabedoría popular. Que nas nosas paisaxes non aumente o abandono.

Gustaríame que os teléfonos móbiles, as aplicacións informáticas e as novas tecnoloxías non acaben substituíndo ás conversacións mirándonos á cara, ás verdadeiras relacións humanas, que non terminen por converternos en burbullas illadas das demais burbullas.

Gustaríanme tantas cousas, que xa finalizando esta lista limitada polo seu espazo, gustaríame que todos en 2019 tivésemos boa saúde, un traballo que desempeñar e os recursos suficientes para poder desempeñar con dignidade o noso papel neste mundo. Gustaríame moito.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Al pairo

Hay cosas que suceden y rápidamente se olvidan. Lo acontecido a los tripulantes del pesquero “Nuestra Madre Loreto” con base en el puerto de Santa Pola (Alicante) es una de ellas.

Cuando realizaban su trabajo faenando en aguas del Mediterráneo entre Libia y Malta se encontraron con la huida a la desesperada de varios migrantes que tuvieron la suerte de poder ser rescatados por el pesquero español desde el frágil cayuco en el que navegaban a la deriva.

Los doce africanos recibieron el auxilio del patrón y tripulación del barco y también de los miembros del buque perteneciente a la ONG española Open Arms presente en las inmediaciones.

Desde aquel mismo instante comenzaría una pesadilla para los tripulantes y para sus familias. No era su primera vez.

Todos conocemos las dificultades de índole diplomática y el deber de cumplimiento de la legislación europea, pero también del proceder cambiante por parte del Gobierno ante estas situaciones. Recordamos cómo este verano decidían traer un barco, el Aquarius, con más de 600 migrantes a bordo al puerto de Valencia. Las leyes eran las mismas que ahora. Fotos y postureo político durante días para después dejar esa sensibilidad aparcada y ver cómo, en un solo día y durante muchos más, la llegada de migrantes a nuestras costas en penosas condiciones superaban esas cifras sin que nadie estuviese allí para la foto.

Por eso el comportamiento con el pesquero español solo merece reproches al Gobierno de España y a su Presidente, más preocupado de los resultados que podía obtener en Andalucía que de la suerte que corrían 13 compatriotas y 12 migrantes en medio de unas condiciones de la mar muy duras.

Desde el primer momento mi compañera diputada y residente en esa localidad y yo mismo mantuvimos contacto con la Cooperativa de armadores a la que pertenece el Nuestra Madre Loreto y con la madre del patrón. En la voz de esa mujer pude captar la angustia y la preocupación por la suerte que pudiera correr su hijo y el resto de las personas a bordo. No olvidemos que además de mala mar, había amenaza de motín si se decidía poner rumbo a Libia, una situación agravada por la escasez de víveres y gasóleo.

Contacté con el Gobierno y les rogué que hablasen con las familias y tratasen de tranquilizarlas, no creí que fuera pedir mucho. Tardaron en hacerlo y cuando los contactaron telefónicamente fue con un representante de bajo nivel de responsabilidad política.

Más de 10 días sin solución. Desde el primer momento propuse un trasbordo al barco de la ONG Open Arms, más seguro, mientras se negociaba el puerto de acogida. Hubiese permitido atender mejor a los migrantes y dejar liberado al pesquero y sus 13 tripulantes de esta situación y así volver a su trabajo. Parece que hemos olvidado que ellos se ganan la vida pescando y que esta situación también las acarreó importantes perdidas económicas.

La solución llego pasado el tiempo, pero fue provisional. Llevarlos a Malta para que después el Gobierno de España se haga cargo de ellos. Para eso también hubiese servido como solución provisional desde el principio pasarlos al barco de la ONG y los pescadores y sus familias se habrían ahorrado tantos días de tensión.

No me imagino a otros países de nuestro entorno, y menos a EEUU, dejando abandonados a 13 compatriotas esperando por mejor suerte sine die. Los dejaron al pairo, como a muchos españoles.

Á expectativa

Hai cousas que suceden e rapidamente esquécense. O acontecido aos tripulantes do pesqueiro “Nuestra Madre Loreto” con base no porto de Santa Pola (Alacante) é unha delas.

Cando realizaban o seu traballo faenando en augas do Mediterráneo entre Libia e Malta atopáronse coa fuxida á desesperada de varios migrantes que tiveron a sorte de poder ser rescatados polo pesqueiro español desde o fráxil caiuco no que navegaban á deriva.

Os doce africanos recibiron o auxilio do patrón e tripulación do barco e tamén dos membros do buque pertencente á ONG española Open Arms presente nas inmediacións.

Desde aquel mesmo instante comezaría un pesadelo para os tripulantes e para as súas familias. Non era a súa primeira vez.

Todos coñecemos as dificultades de índole diplomática e o deber de cumprimento da lexislación europea, pero tamén do proceder cambiante por parte do Goberno ante estas situacións. Lembramos como este verán decidían traer un barco, o Aquarius, con máis de 600 migrantes a bordo ao porto de Valencia. As leis eran as mesmas que agora. Fotos e pose político durante días para despois deixar esa sensibilidade aparcada e ver como, nun só día e durante moitos máis, a chegada de migrantes ás nosas costas en penosas condicións superaban esas cifras sen que ninguén estivese alí para a foto.

Por iso o comportamento co pesqueiro español só merece reproches ao Goberno de España e ao seu Presidente, máis preocupado dos resultados que podía obter en Andalucía que da sorte que corrían 13 compatriotas e 12 migrantes no medio dunhas condicións da mar moi duras.

Desde o primeiro momento a miña compañeira deputada e residente nesa localidade e eu mesmo mantivemos contacto coa Cooperativa de armadores á que pertence a “Nuestra Madre Loreto” e coa nai do patrón. Na voz desa muller puiden captar a angustia e a preocupación pola sorte que puidese correr o seu fillo e o resto das persoas a bordo. Non esquezamos que ademais de mala mar, había ameaza de motín se se decidía poñer rumbo a Libia, unha situación agravada pola escaseza de víveres e gasóleo.

Contactei co Goberno e rogueilles que falasen coas familias e tratasen de tranquilizalas, non crin que fose pedir moito. Tardaron en facelo e cando os contactaron telefonicamente foi cun representante de baixo nivel de responsabilidade política.

Máis de 10 días sen solución. Desde o primeiro momento propuxen un transbordo ao barco da ONG Open Arms, máis seguro, mentres se negociaba o porto de acollida. Permitise atender mellor aos migrantes e deixar liberado ao pesqueiro e os seus 13 tripulantes desta situación e así volver ao seu traballo. Parece que esquecemos que eles se gañan a vida pescando e que esta situación tamén as carrexou importantes perdidas económicas.

A solución chego pasado o tempo, pero foi provisional. Levalos a Malta para que despois o Goberno de España fágase cargo deles. Para iso tamén servise como solución provisional desde o principio pasalos ao barco da ONG e os pescadores e as súas familias aforráronse tantos días de tensión.

Non me imaxino a outros países da nosa contorna, e menos a EEUU, deixando abandonados a 13 compatriotas esperando por mellor sorte sine die. Deixáronos á expectativa, como a moitos españois.