miércoles, 26 de diciembre de 2018

Me gustaría

La Nochebuena y la Navidad ya han quedado atrás y en pocos días los calendarios del 2018 habrán sido sustituidos por los de un nuevo año. Entramos en las fechas de los resúmenes de las principales noticias del año y algo me hace desistir de caer en ese juego. Prefiero imaginar el futuro, desear algo mejor.

Me gustaría que durante los próximos meses en los telediarios dejasen de aparecer a diario las noticias que hablan de asesinatos, de acosos, de violaciones y de todo tipo de ataques a las mujeres.

Me gustaría que tampoco se hablase de más muerte en el Mediterráneo, ni volver a ver escenas de muertos de todas las edades en las orillas de una playa, tampoco de miles, muchos miles, de personas hacinadas en cayucos y pequeñas embarcaciones sin gobierno, a la deriva, en muchas ocasiones hacia una muerte segura, mientras aquellas mafias que las han empujado siguen haciendo caja.

Me gustaría que todas las personas que ostentan responsabilidades de gobierno centrasen sus decisiones y todo su tiempo en buscar soluciones a los problemas que la sociedad demanda y desistiesen de buscar el conflicto y el enfrentamiento, especialmente cuando se llega a jalear a los violentos para que rompan la convivencia en las calles de algunas partes de España.

Me gustaría que muchas de las personas, especialmente las más jóvenes, que estos días llenan las calles de Lugo y de muchas pequeñas poblaciones pasando unos días con sus familias, pudieran hacerlo a diario porque aquí también tuviesen oportunidades para montar su proyecto de vida, su trabajo.

Me gustaría que todo el potencial humano de miles de jóvenes bien preparados, de buenos profesionales, pudiesen revertir todo lo invertido en ellos en la tierra donde sus padres y ellos vivieron, y que si en algún momento lo hacen fuera sea porque quieren completar su preparación y sus experiencias vitales, pero nunca porque aquí se les niegan las oportunidades.

Me gustaría que la educación, el respeto, el reconocimiento al esfuerzo, y otros valores en desuso, volviesen a formar parte del código ético y de la programación diaria en las familias y en los centros de enseñanza. Suena carrozón pero lo creo de verdad.

Me gustaría que el envejecimiento de nuestra población a causa del descenso de nacimientos no abocara, entre otras cosas, a ver vacíos miles de pueblos y a la pérdida de muchos de los oficios, tradiciones y caudales de sabiduría popular. Que en nuestros paisajes no aumente el abandono.

Me gustaría que los teléfonos móviles, las aplicaciones informáticas y las nuevas tecnologías no acaben sustituyendo a las conversaciones mirándonos a la cara, a las verdaderas relaciones humanas, que no terminen por convertirnos en burbujas aisladas de las demás burbujas.

Me gustarían tantas cosas, que ya finalizando esta lista limitada por su espacio, me gustaría que todos en 2019 tuviésemos buena salud, un trabajo que desempeñar y los recursos suficientes para poder desempeñar con dignidad nuestro papel en este mundo. Me gustaría mucho.

Gustaríame

A Noiteboa e o Nadal xa quedaron atrás e en poucos días os calendarios do 2018 serían substituídos polos dun novo ano. Entramos nas datas dos resumos das principais noticias do ano e algo me fai desistir de caer nese xogo. Prefiro imaxinar o futuro, desexar algo mellor.

Gustaríame que durante os próximos meses nos telexornais deixasen de aparecer a diario as noticias que falan de asasinatos, de acosos, de violacións e de todo tipo de ataques ás mulleres.

Gustaríame que tampouco se falase de máis morte no Mediterráneo, nin volver ver escenas de mortos de todas as idades nas beiras dunha praia, tampouco de miles, moitos miles, de persoas amontoadas en caiucos e pequenas embarcacións sen goberno, á deriva, en moitas ocasións cara a unha morte segura, mentres aquelas mafias que as empuxaron seguen facendo caixa.

Gustaríame que todas as persoas que ostentan responsabilidades de goberno centrasen as súas decisións e todo o seu tempo en buscar solucións aos problemas que a sociedade demanda e desistisen de buscar o conflito e o enfrontamento, especialmente cando se chega a acirrar aos violentos para que rompan a convivencia nas rúas dalgunhas partes de España.

Gustaríame que moitas das persoas, especialmente as máis novas, que estes días enchen as rúas de Lugo e de moitas pequenas poboacións pasando uns días coas súas familias, puidesen facelo a diario porque aquí tamén tivesen oportunidades para montar o seu proxecto de vida, o seu traballo.

Gustaríame que todo o potencial humano de miles de mozos ben preparados, de bos profesionais, puidesen reverter todo o investido neles na terra onde os seus pais e eles viviron, e que se nalgún momento fano fóra sexa porque queren completar a súa preparación e as súas experiencias vitais, pero nunca porque aquí néganselles as oportunidades.

Gustaríame que a educación, o respecto, o recoñecemento ao esforzo, e outros valores en desuso, volvesen formar parte do código ético e da programación diaria nas familias e nos centros de ensino. Soa carrozón pero créoo de verdade.

Gustaríame que o envellecemento da nosa poboación a causa do descenso de nacementos non abocase, entre outras cousas, a ver baleiros miles de pobos e á perda de moitos dos oficios, tradicións e caudais de sabedoría popular. Que nas nosas paisaxes non aumente o abandono.

Gustaríame que os teléfonos móbiles, as aplicacións informáticas e as novas tecnoloxías non acaben substituíndo ás conversacións mirándonos á cara, ás verdadeiras relacións humanas, que non terminen por converternos en burbullas illadas das demais burbullas.

Gustaríanme tantas cousas, que xa finalizando esta lista limitada polo seu espazo, gustaríame que todos en 2019 tivésemos boa saúde, un traballo que desempeñar e os recursos suficientes para poder desempeñar con dignidade o noso papel neste mundo. Gustaríame moito.

miércoles, 12 de diciembre de 2018

Al pairo

Hay cosas que suceden y rápidamente se olvidan. Lo acontecido a los tripulantes del pesquero “Nuestra Madre Loreto” con base en el puerto de Santa Pola (Alicante) es una de ellas.

Cuando realizaban su trabajo faenando en aguas del Mediterráneo entre Libia y Malta se encontraron con la huida a la desesperada de varios migrantes que tuvieron la suerte de poder ser rescatados por el pesquero español desde el frágil cayuco en el que navegaban a la deriva.

Los doce africanos recibieron el auxilio del patrón y tripulación del barco y también de los miembros del buque perteneciente a la ONG española Open Arms presente en las inmediaciones.

Desde aquel mismo instante comenzaría una pesadilla para los tripulantes y para sus familias. No era su primera vez.

Todos conocemos las dificultades de índole diplomática y el deber de cumplimiento de la legislación europea, pero también del proceder cambiante por parte del Gobierno ante estas situaciones. Recordamos cómo este verano decidían traer un barco, el Aquarius, con más de 600 migrantes a bordo al puerto de Valencia. Las leyes eran las mismas que ahora. Fotos y postureo político durante días para después dejar esa sensibilidad aparcada y ver cómo, en un solo día y durante muchos más, la llegada de migrantes a nuestras costas en penosas condiciones superaban esas cifras sin que nadie estuviese allí para la foto.

Por eso el comportamiento con el pesquero español solo merece reproches al Gobierno de España y a su Presidente, más preocupado de los resultados que podía obtener en Andalucía que de la suerte que corrían 13 compatriotas y 12 migrantes en medio de unas condiciones de la mar muy duras.

Desde el primer momento mi compañera diputada y residente en esa localidad y yo mismo mantuvimos contacto con la Cooperativa de armadores a la que pertenece el Nuestra Madre Loreto y con la madre del patrón. En la voz de esa mujer pude captar la angustia y la preocupación por la suerte que pudiera correr su hijo y el resto de las personas a bordo. No olvidemos que además de mala mar, había amenaza de motín si se decidía poner rumbo a Libia, una situación agravada por la escasez de víveres y gasóleo.

Contacté con el Gobierno y les rogué que hablasen con las familias y tratasen de tranquilizarlas, no creí que fuera pedir mucho. Tardaron en hacerlo y cuando los contactaron telefónicamente fue con un representante de bajo nivel de responsabilidad política.

Más de 10 días sin solución. Desde el primer momento propuse un trasbordo al barco de la ONG Open Arms, más seguro, mientras se negociaba el puerto de acogida. Hubiese permitido atender mejor a los migrantes y dejar liberado al pesquero y sus 13 tripulantes de esta situación y así volver a su trabajo. Parece que hemos olvidado que ellos se ganan la vida pescando y que esta situación también las acarreó importantes perdidas económicas.

La solución llego pasado el tiempo, pero fue provisional. Llevarlos a Malta para que después el Gobierno de España se haga cargo de ellos. Para eso también hubiese servido como solución provisional desde el principio pasarlos al barco de la ONG y los pescadores y sus familias se habrían ahorrado tantos días de tensión.

No me imagino a otros países de nuestro entorno, y menos a EEUU, dejando abandonados a 13 compatriotas esperando por mejor suerte sine die. Los dejaron al pairo, como a muchos españoles.

Á expectativa

Hai cousas que suceden e rapidamente esquécense. O acontecido aos tripulantes do pesqueiro “Nuestra Madre Loreto” con base no porto de Santa Pola (Alacante) é unha delas.

Cando realizaban o seu traballo faenando en augas do Mediterráneo entre Libia e Malta atopáronse coa fuxida á desesperada de varios migrantes que tiveron a sorte de poder ser rescatados polo pesqueiro español desde o fráxil caiuco no que navegaban á deriva.

Os doce africanos recibiron o auxilio do patrón e tripulación do barco e tamén dos membros do buque pertencente á ONG española Open Arms presente nas inmediacións.

Desde aquel mesmo instante comezaría un pesadelo para os tripulantes e para as súas familias. Non era a súa primeira vez.

Todos coñecemos as dificultades de índole diplomática e o deber de cumprimento da lexislación europea, pero tamén do proceder cambiante por parte do Goberno ante estas situacións. Lembramos como este verán decidían traer un barco, o Aquarius, con máis de 600 migrantes a bordo ao porto de Valencia. As leis eran as mesmas que agora. Fotos e pose político durante días para despois deixar esa sensibilidade aparcada e ver como, nun só día e durante moitos máis, a chegada de migrantes ás nosas costas en penosas condicións superaban esas cifras sen que ninguén estivese alí para a foto.

Por iso o comportamento co pesqueiro español só merece reproches ao Goberno de España e ao seu Presidente, máis preocupado dos resultados que podía obter en Andalucía que da sorte que corrían 13 compatriotas e 12 migrantes no medio dunhas condicións da mar moi duras.

Desde o primeiro momento a miña compañeira deputada e residente nesa localidade e eu mesmo mantivemos contacto coa Cooperativa de armadores á que pertence a “Nuestra Madre Loreto” e coa nai do patrón. Na voz desa muller puiden captar a angustia e a preocupación pola sorte que puidese correr o seu fillo e o resto das persoas a bordo. Non esquezamos que ademais de mala mar, había ameaza de motín se se decidía poñer rumbo a Libia, unha situación agravada pola escaseza de víveres e gasóleo.

Contactei co Goberno e rogueilles que falasen coas familias e tratasen de tranquilizalas, non crin que fose pedir moito. Tardaron en facelo e cando os contactaron telefonicamente foi cun representante de baixo nivel de responsabilidade política.

Máis de 10 días sen solución. Desde o primeiro momento propuxen un transbordo ao barco da ONG Open Arms, máis seguro, mentres se negociaba o porto de acollida. Permitise atender mellor aos migrantes e deixar liberado ao pesqueiro e os seus 13 tripulantes desta situación e así volver ao seu traballo. Parece que esquecemos que eles se gañan a vida pescando e que esta situación tamén as carrexou importantes perdidas económicas.

A solución chego pasado o tempo, pero foi provisional. Levalos a Malta para que despois o Goberno de España fágase cargo deles. Para iso tamén servise como solución provisional desde o principio pasalos ao barco da ONG e os pescadores e as súas familias aforráronse tantos días de tensión.

Non me imaxino a outros países da nosa contorna, e menos a EEUU, deixando abandonados a 13 compatriotas esperando por mellor sorte sine die. Deixáronos á expectativa, como a moitos españois.

miércoles, 28 de noviembre de 2018

Refranero

Si de algo se ha escrito y hablado mucho en los últimos días ha sido del triste episodio ocurrido en el Congreso de los Diputados durante la ultima sesión de control al gobierno. Ya son virales las imágenes de diputado Rufián (cuyo apellido le viene al pelo) siendo expulsado del hemiciclo por pasarse tres pueblos en su afán desmedido de alcanzar protagonismo a cualquier precio. (“Como te presentes, así te mirará la gente”). Y este señor ya se ha presentado y retratado en muchas ocasiones.

Pero el grotesco incidente no terminaba con su numerito y posterior expulsión sino que, para bochorno de propios y extraños, en el camino de salida uno de sus compañeros, (“de tal palo, tal astilla”) realizaba un gesto indigno de figurar en los anales de la vida parlamentaria. Escupiera o amagara con hacerlo, el resultado viene siendo muy parecido (“tira la piedra y esconde la mano”). Mostró desprecio, inquina y odio hacia un miembro del gobierno, a pesar de que con su voto lo ha puesto ahí y del que resulta ser socio continuo por acción o por omisión. 

Pero lo descrito causó bochorno, dio vergüenza ajena ver cómo han sido los propios compañeros del ministro ofendido los que no han visto nada (“ojos que no ven, corazón que no siente”). Mejor dicho, no han querido ver nada, porque de haberlo visto y reconocido tendrían que salir en tromba a defender a los suyos y eso implicaba cabrear a los ofensores, que resultan imprescindibles para mantener al jefe en su codiciado lugar, La Moncloa (“cosas veredes, amigo Sancho”).

Pero lo del pasado miércoles no son hechos aislados. Todos los días los españoles estamos recibiendo de nuestro gobierno algunos escupitajos, los queramos o no ver. ¿Cómo explicarnos que se mancille la separación de poderes para acabar propiciando indultos a los compañeros y amigos separatistas que escupen en el hemiciclo? Aquí se expulsa mucha más saliva que la que destinaron a Borrel. 

El último, por ahora, parece un escupitajo hacia arriba. Nuestro presidente acaba de vender como un gran logro la renuncia a lo que anteriormente había costado mucho esfuerzo conseguir (“alabanza propia, mentira clara”). El acuerdo del Brexit, hasta hace unos días, otorgaba a España la capacidad negociadora ante cualquier cuestión capital que afecte a Gibraltar. Hoy, después del gol por la escuadra al gobierno de Sánchez, nada es igual, sino peor. España ya no tiene la llave de la verja, la ha cambiado por unas cartas con declaraciones de intenciones sin validez jurídica alguna, ha cedido por un plato de lentejas. Un escupitajo al cielo (“el que al cielo escupe, en la cara le cae”).

Tanta mentira, tanta soberbia, engreimiento, petulancia, tienen que tener su respuesta y el lugar idóneo por transparencia y participación plural para darla son las urnas. Lo que está por comprobar es si la moción de censura era para convocar elecciones o para, como recientemente han confesado, cumplir con la obligación de todo gobierno, mantenerse, pero “agosto y septiembre, no duran siempre”.

Refraneiro


Se de algo se escribiu e falado moito nos últimos días foi do triste episodio ocorrido no Congreso dos Deputados durante ultímaa sesión de control ao goberno. Xa son virais as imaxes de deputado Rufián (cuxo apelido lle vén ao xeito) sendo expulsado do hemiciclo por pasarse tres pobos no seu afán desmedido de alcanzar protagonismo a calquera prezo. (“Como te presentes, así che mirará a xente”). E este señor xa se presentou e retratado en moitas ocasións.

Pero o grotesco incidente non terminaba co seu número e posterior expulsión senón que, para bochorno de propios e estraños, no camiño de saída uno dos seus compañeiros, (“de tal pau, tal acha”) realizaba un xesto indigno de figurar nos anais da vida parlamentaria. Cuspise ou amagara con facelo, o resultado vén sendo moi parecido (“tira a pedra e esconde a man”). Mostrou desprezo, inquina e odio cara a un membro do goberno, a pesar de que co seu voto púxoo aí e do que resulta ser socio continuo por acción ou por omisión. 

Pero o descrito causou bochorno, deu vergoña allea ver como foron os propios compañeiros do ministro ofendido os que non viron nada (“ollos que non ven, corazón que non sente”). Mellor devandito, non quixeron ver nada, porque de velo e recoñecido terían que saír en tromba a defender aos seus e iso implicaba cabrear aos ofensores, que resultan imprescindibles para manter ao xefe no seu cobizado lugar, A Moncloa (“cousas veredes, amigo Sancho”).

Pero o do pasado mércores non son feitos illados. Todos os días os españois estamos a recibir do noso goberno algúns cuspidos, queirámolos ou non ver. Como explicarnos que se mancille a separación de poderes para acabar propiciando indultos aos compañeiros e amigos separatistas que cospen no hemiciclo? Aquí expúlsase moita máis saliva que a que destinaron a Borrel. 

O último, por agora, parece un cuspido cara arriba. O noso presidente acaba de vender como un gran logro a renuncia ao que anteriormente había costado moito esforzo conseguir (“encomio propio, mentira clara”). O acordo do Brexit, ata hai uns días, outorgaba a España a capacidade negociadora ante calquera cuestión capital que afecte a Xibraltar. Hoxe, despois do gol pola escuadra ao goberno de Sánchez, nada é igual, senón peor. España xa non ten a chave do enreixado, cambiouna por unhas cartas con declaracións de intencións sen validez xurídica algunha, cedeu por un prato de lentellas. Un cuspido ao ceo (“o que ao ceo cospe, na cara cae”).

Tanta mentira, tanta soberbia, engreimiento, petulancia, teñen que ter a súa resposta e o lugar idóneo por transparencia e participación plural para dala son as urnas. O que está por comprobar é se a moción de censura era para convocar eleccións ou para, como recentemente confesaron, cumprir coa obrigación de todo goberno, manterse, pero “agosto e setembro, non duran sempre”.

miércoles, 14 de noviembre de 2018

Mirando al retrovisor

Hay quien utiliza el retrovisor, como marcan las normas de la buena conducción, únicamente para comprobarlo cada cierto tiempo. Pero hay otros que parecen más empeñados en conducir sin mirar hacia delante, atendiendo solo a los espejos. Su destino está claro, acabarán chocando contra el primer obstáculo.

Cuando un gobernante manifiesta su fijación con temas del pasado, y no del más reciente precisamente, está mandando un mensaje poco tranquilizador. Con intención o sin ella la obsesión del Gobierno, o de su Presidente, por reescribir la historia a su gusto y capricho, y por volver a poner de actualidad a quien lleva enterrado más de 40 años también dice poco de lo que podemos esperar de cara al presente y futuro.

Con el tema de Franco se han equivocado. Se han metido en un jardín sin haber explorado previamente si había tojos o amapolas. No contaron con la familia, quisieron implicar a la Iglesia y ahora quieren cambiar la Ley de la Memoria Histórica, el gran legado de Zapatero, para impedir que el traslado de sus restos se haga al panteón que la familia tiene en La Almudena. La exhumación nos la anuncian cada semana para la siguiente, pero todavía no saben a dónde llevarlo.

Mirar hacia atrás solo debería servir para aprender de ese pasado, de los aciertos y, especialmente, de los errores. Ha quedado demostrado que después de implantar nuestra joven democracia, nacida del espíritu que dio luz a la Constitución del 78, algunos acontecimientos o decisiones de varios gobiernos se condujeron por el camino equivocado. Ante las reivindicaciones de los territorios con lideres nacionalistas, por causas diversas se cedió transfiriendo competencias que hasta entonces eran del Estado como la sanidad y la educación con resultados ya conocidos. El resultado de nada sirvió a la hora de aplacar los voraces apetitos nacionalistas. Ahora, sin aprender de aquellos errores, se pretende prolongar la estancia en la Moncloa a cambio de más platos de lentejas.

Con la mirada puesta exclusivamente en el retrovisor, primero Zapatero y ahora Sánchez, han vuelto a las historias de buenos y malos, a saturarnos de series y reportajes sobre la República y la Guerra Civil desde la televisión pública controlada por sus socios de Podemos... a resucitar viejos odios.

Quienes condujeron este país mirando hacia delante, y consultaban el retrovisor solo para esquivar las malas lecciones, fueron aquellos lideres políticos que sumando al conjunto de los españoles allá por los finales de los setenta, con gran generosidad de una y otra parte, superaron sus diferencias y miraron al futuro construyendo una Constitución de concordia y apuntalando la incipiente democracia desde entonces a nuestros días.

En todo proyecto de vida personal, o plan de acción empresarial, los objetivos se alcanzan caminando desde el hoy hacia el futuro, nunca retornando al pasado. Solo quienes son incapaces de ilusionar a la sociedad con medidas que nos impulsen a un futuro mejor, recurren a los fantasmas, a desenterrar cadáveres, a guiarse por el retrovisor. 

Mirando ao retrovisor

Hai quen utiliza o retrovisor, como marcan as normas da boa condución, unicamente para comprobalo cada certo tempo. Pero hai outros que parecen máis empeñados en conducir sen mirar cara adiante, atendendo só aos espellos. O seu destino está claro, acabarán chocando contra o primeiro obstáculo.

Cando un gobernante manifesta a súa fixación con temas do pasado, e non do máis recente precisamente, está a mandar unha mensaxe pouca tranquilizador. Con intención ou sen ela a obsesión do Goberno, ou do seu Presidente, por reescribir a historia ao seu gusto e capricho, e por volver poñer de actualidade a quen leva enterrado máis de 40 anos tamén di pouco do que podemos esperar de fronte ao presente e futuro.

Co tema de Franco equivocáronse. Metéronse nun xardín sen explorar previamente se había toxos ou mapoulas. Non contaron coa familia, quixeron implicar á Igrexa e agora queren cambiar a Lei da Memoria Histórica, o gran legado de Zapatero, para impedir que o traslado dos seus restos fágase ao panteón que a familia ten na Almudena. A exhumación anúnciannola cada semana para a seguinte, pero aínda non saben onde levalo.

Mirar cara atrás só debería servir para aprender dese pasado, dos acertos e, especialmente, dos erros. Quedou demostrado que despois de implantar nosa nova democracia, nada do espírito que deu luz á Constitución do 78, algúns acontecementos ou decisións de varios gobernos conducíronse polo camiño equivocado. Ante as reivindicacións dos territorios con lideres nacionalistas, por causas diversas cedeuse transferindo competencias que ata entón eran do Estado como a sanidade e a educación con resultados xa coñecidos. O resultado de nada serviu á hora de aplacar os voraces apetitos nacionalistas. Agora, sen aprender daqueles erros, preténdese prolongar a estancia na Moncloa a cambio de máis pratos de lentellas.

Coa mirada posta exclusivamente no retrovisor, primeiro Zapatero e agora Sánchez, volveron ás historias de bos e malos, a saturarnos de series e reportaxes sobre a República e a Guerra Civil desde a televisión pública controlada polos seus socios de Podemos... a resucitar vellos odios.

Quen conduciu este país mirando cara adiante, e consultaban o retrovisor só para esquivar as malas leccións, foron aqueles lideres políticos que sumando ao conxunto dos españois alá polos finais dos setenta, con gran xenerosidade dunha e outra parte, superaron as súas diferenzas e miraron ao futuro construíndo unha Constitución de concordia e apontoando a incipiente democracia desde entón aos nosos días.

En todo proxecto de vida persoal, ou plan de acción empresarial, os obxectivos alcánzanse camiñando desde o hoxe cara ao futuro, nunca retornando ao pasado. Só quen é incapaces de ilusionar á sociedade con medidas que nos impulsen a un futuro mellor, recorren ás pantasmas, a desenterrar cadáveres, a guiarse polo retrovisor.

miércoles, 31 de octubre de 2018

La felicidad

Esta semana en un diario gallego se recogían detalladamente los resultados de una encuesta realizada entre casi 3.000 gallegos por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) en la que se apuntaba que los gallegos somos menos felices que otros pueblos españoles. Una muestra muy pequeña para medir algo tan subjetivo. 

Comparto la opinión del sociólogo Gómez Avión recogida en dicha publicación cuando dice que esta encuesta “más que medir la felicidad, lo que hace es medir algo más tangible: la satisfacción con la propia vida”. 

Para Gómez Avión es la falta de autoestima colectiva lo que nos lleva a los gallegos a pensar que en otros lugares la vida es mejor. Pero la felicidad no es algo que se encuentra en unos determinados lugares, sino que es algo que se busca, porque en definitiva es una cuestión de actitud ante la vida. 

Cuando se pregunta qué es lo que más desearía o le gustaría tener a una persona, son muchos los que responden de manera ambigua y poco específica diciendo “ser feliz”. Lo curioso es que queremos ser felices pero hacemos muy poco de lo que está en nuestras manos para conseguirlo, somos nuestro propio enemigo. Fue Stephen Covey quien dijo que “el 10% de nuestra felicidad depende de lo que nos sucede y el 90% restante depende de cómo reaccionamos ante lo que nos sucede”. 

Hace tiempo leí un cuento en el libro de “La buena vida” de Alex Rovira que relata cómo en el principio de los tiempos varios demonios reunidos planificaban sus travesuras divagando sobre qué podrían quitarle a los hombres, decidiendo que lo que les quitarían sería “la felicidad”, para después discutir sobre dónde la esconderían para que no la pudiesen encontrar. Las propuestas pasaron por esconderla en la cima del monte más alto del mundo, o en el fondo del mar, o en un planeta lejano. El último de los demonios en opinar dijo saber donde esconderla para que no la encontrasen nunca. “La esconderemos dentro de ellos mismos, estarán tan ocupados buscándola fuera que nunca la encontrarán”. Estuvieron todos de acuerdo y desde entonces es así: “el hombre se pasa la vida buscando la felicidad sin saber que la lleva dentro”. 

En Galicia para encontrar la felicidad no hace falta ir ni a las montañas del Caurel, ni a las Rías Baixas. Tampoco a la Mariña Lucense ni a la Ribeira Sacra. Porque vayamos o no a esos bellos lugares la felicidad la llevamos dentro pero no sabemos encontrarla. Dedicamos más tiempo a añorar el pasado o a preocuparnos del futuro, que a pensar en vivir el hoy. Pensamos solo en lo que nos falta y no en cómo nos sentimos mientras intentamos conseguirlo. 

Por estas razones la encuesta no puede medir ni ponderar ningún grado de felicidad, sino, como ya queda dicho, la satisfacción con nuestra propia vida. 

Como dijo Lincoln “casi todas las personas son tan felices como decidan serlo”. Los gallegos también. 

A felicidade 

Esta semana nun diario galego recollíanse detalladamente os resultados dunha enquisa realizada entre case 3.000 galegos polo Centro de Investigacións Sociolóxicas (CIS) na que se apuntaba que os galegos somos menos felices que outros pobos españois. Unha mostra moi pequena para medir algo tan subxectivo. 

Comparto a opinión do sociólogo Gómez Avión recollida na devandita publicación cando di que esta enquisa “máis que medir a felicidade, o que fai é medir algo máis tanxible: a satisfacción coa propia vida”. 

Para Gómez Avión é a falta de autoestima colectiva o que nos leva aos galegos para pensar que noutros lugares a vida é mellor. Pero a felicidade non é algo que se atopa nuns determinados lugares, senón que é algo que se busca, porque en definitiva é unha cuestión de actitude ante a vida. 

Cando se pregunta que é o que máis desexaría ou lle gustaría ter a unha persoa, son moitos os que responden de maneira ambigua e pouco específica dicindo “ser feliz”. O curioso é que queremos ser felices pero facemos moi pouco do que está nas nosas mans para conseguilo, somos o noso propio inimigo. Foi Stephen Covey quen dixo que “o 10% da nosa felicidade depende do que nos sucede e o 90% restante depende de como reaccionamos ante o que nos sucede”. 

Hai tempo lin un conto no libro de “A boa vida” de Alex Rovira que relata como no principio dos tempos varios demos reunidos planificaban os seus travesuras divagando sobre que poderían quitarlle aos homes, decidindo que o que lles quitarían sería “a felicidade”, para despois discutir sobre onde a esconderían para que non a puidesen atopar. As propostas pasaron por escondela na cima do monte máis alto do mundo, ou no fondo do mar, ou nun planeta afastado. O último dos demos en opinar dixo saber onde escondela para que non a atopasen nunca. “Esconderémola dentro deles mesmos, estarán tan ocupados buscándoa fose que nunca a atoparán”. Estiveron todos de acordo e desde entón é así: “o home pásase a vida buscando a felicidade sen saber que a leva dentro”. 

En Galicia para atopar a felicidade non fai falta ir nin ás montañas do Caurel, nin ás Rías Baixas. Tampouco á Mariña Lucense nin á Ribeira Sacra. Porque vaiamos ou non a eses belos lugares a felicidade levámola dentro pero non sabemos atopala. Dedicamos máis tempo a estrañar o pasado ou a preocuparnos do futuro, que a pensar en vivir o hoxe. Pensamos só no que nos falta e non en como sentimos mentres tentamos conseguilo. 

Por estas razóns a enquisa non pode medir nin ponderar ningún grao de felicidade, senón, como xa queda devandito, a satisfacción con nosa propia vida. 

Como dixo Lincoln “case todas as persoas son tan felices como decidan selo”. Os galegos tamén.

miércoles, 17 de octubre de 2018

Conversaciones en la peluquería

Esta semana me tocó pasar por la peluquería. “¡Cómo está el patio!”, me dicen. “¿Cuánto tiempo va a durar este gobierno?”, inquieren esperando una respuesta que no tengo. Lo que Sánchez quiera, les digo. Aguantará hasta el límite porque, y ya lo escribí en estas mismas páginas, su objetivo era llegar a La Moncloa a cualquier precio y ya lo ha conseguido. Ahora cuanto más dure este sueño cumplido mejor para él y su señora, y seguramente cada día peor para España y los españoles. 

Continúa la conversación dando un repaso a las dimisiones de ministros, las declaraciones e inmediatas rectificaciones, los viajes públicos y privados del Presidente, sus ansias de protagonismo que le llevan a colocarse al lado de los reyes en sus recepciones, los pactos con comunistas e independentistas, y un largo etcétera que pueden imaginar sin equivocarse. Así hasta llegar a la cuestión que considero clave en aquella conversación. “¿Cómo es posible que esté ocurriendo todo esto en nuestras narices y la respuesta ciudadana sea de práctica apatía o casi indiferencia?”... Me hacen una pregunta que en estas últimas semanas me he hecho yo mismo muchas veces. ¿Qué más tiene que ocurrir para que reaccionemos?

Los comentarios que siguieron eran coincidentes en algo: solo reaccionamos cuando nos tocan directamente lo que más nos importa: el sueldo, los impuestos, la pensión… sin darnos cuenta que muchas de las medidas que se están aprobando o proponiendo para su aprobación, bajo puestas en escena grandilocuentes, van a afectar directamente a esas cuestiones, que son las que más preocupan.

Ello me llevó a una reflexión que me hice muchas veces en mi etapa como alcalde. ¡Cuántas sorpresas me llevé explicando, con diferentes dosis de pasión, el proyecto de ciudad que quería para Lugo, los grandes proyectos como la recuperación de nuestro Casco Histórico, nuestra Muralla y su declaración como Patrimonio de la Humanidad, acercar el Miño a la ciudad, ganar espacios para los peatones...! En muchas ocasiones al terminar y abrir un dialogo con los vecinos, las cuestiones que se me planteaban tenía más que ver con el contenedor, la farola, el bache o la limpieza, con temas del día a día, y muy pocos se interesaban por esos proyectos que Lugo necesita.

Efectivamente, creo que somos egoístas y cortoplacistas en nuestros planteamientos, lo que tristemente se refleja en la frase “¿qué hay de lo mío?”. El problema es que muchas de los cosas que ahora están sucediendo en la política española, y por extensión en la vida de los españoles aunque parezca que a nosotros no nos afectan, al final tiene mucho que ver con “lo mío”, con “lo nuestro”. Todos creemos que cuando se habla de que un 75% de ciudadanos puede sufrir determinada enfermedad, pensamos que estamos entre el 25% restante. Cuando vemos una imagen de una desgracia o un accidente, pensamos que a nosotros eso no nos pasará. Por eso les digo, y parecen asentir y compartir esta opinión, que las medidas que se están poniendo en marcha y las que están en la fase de diseño, como los próximos Presupuestos Generales del estado, sí que tienen mucho que ver con “lo mío”, con “lo nuestro”.

Me marcho con menos pelo pero más preocupado. Las conversaciones en la peluquería no difieren de las de la calle, pero por ahora las reacciones se hacen esperar.

Conversacións na barbería

Esta semana tocoume pasar pola barbería. “Como está o patio!”, dinme. “Canto tempo vai durar este goberno?”, inquiren esperando unha resposta que non teño. O que Sánchez queira, dígolles. Aguantará ata o límite porque, e xa o escribín nestas mesmas páxinas, o seu obxectivo era chegar á Moncloa a calquera prezo e xa o conseguiu. Agora canto máis dure este soño cumprido mellor para el e a súa señora, e seguramente cada día peor para España e os españois. 

Continúa a conversación dando un repaso ás dimisións de ministros, as declaracións e inmediatas rectificacións, as viaxes públicas e privadas do Presidente, as súas ansias de protagonismo que lle levan a colocarse á beira dos reis nas súas recepcións, os pactos con comunistas e independentistas, e un longo etcétera que poden imaxinar sen equivocarse. Así ata chegar á cuestión que considero clave naquela conversación. “Como é posible que estea a ocorrer todo isto nos nosos narices e a resposta cidadá sexa de práctica apatía ou case indiferenza?”... Fanme unha pregunta que nestas últimas semanas fíxenme eu mesmo moitas veces. Que máis ten que ocorrer para que reaccionemos?

Os comentarios que seguiron eran coincidentes en algo: só reaccionamos cando nos tocan directamente o que máis nos importa: o soldo, os impostos, a pensión… sen darnos conta que moitas das medidas que se están aprobando ou propoñendo para a súa aprobación, baixo postas en escena grandilocuentes, van afectar directamente a esas cuestións, que son as que máis preocupan.

Iso levoume a unha reflexión que me fixen moitas veces na miña etapa como alcalde. Cantas sorpresas leveime explicando, con diferentes doses de paixón, o proxecto de cidade que quería para Lugo, os grandes proxectos como a recuperación do noso Centro histórico, a nosa Muralla e a súa declaración como Patrimonio da Humanidade, achegar o Miño á cidade, gañar espazos para os peóns...! En moitas ocasións ao terminar e abrir un dialogo cos veciños, as cuestións que se me expuñan tiña máis que ver co contedor, o farol, a fochanca ou a limpeza, con temas do día a día, e moi poucos se interesaban por eses proxectos que Lugo necesita.

Efectivamente, creo que somos egoístas e cortopracistas nas nosas formulacións, o que tristemente se reflicte na frase “que hai do meu?”. O problema é que moitas dos cousas que agora están a suceder na política española, e por extensión na vida dos españois aínda que pareza que a nós non nos afectan, ao final ten moito que ver con “o meu”, con “o noso”. Todos cremos que cando se fala de que un 75% de cidadáns pode sufrir determinada enfermidade, pensamos que estamos entre o 25% restante. Cando vemos unha imaxe dunha desgraza ou un accidente, pensamos que a nós iso non nos pasará. Por iso dígolles, e parecen asentir e compartir esta opinión, que as medidas que se están poñendo en marcha e as que están na fase de deseño, como os próximos Orzamentos Xerais do estado, si que teñen moito que ver con “o meu”, con “o noso”.

Marcho con menos pelo pero máis preocupado. As conversacións na barbería non difiren das da rúa, pero por agora as reaccións fanse esperar.

miércoles, 3 de octubre de 2018

La oportunidad

¡Cuántas veces en un juego o en momentos importantes de la vida hemos pedido otra oportunidad para rectificar un error o para volver a intentarlo! La vida está llena de oportunidades y nosotros tenemos que estar preparados para aprovecharlas porque muchas veces no hay segundas ocasiones o éstas pueden tardar mucho en volver y para entonces ser demasiado tarde.

A las ciudades también les pasa algo similar. Tienen su momento, su oportunidad, y aprovecharlas o no depende de sus habitantes y dirigentes. En términos prácticos las mejores coyunturas para elegir el modelo de ciudad que deseamos, los avances que demandamos o nuestro modo de convivencia, se nos ofrecen cada 4 años mediante la convocatoria y participación en las elecciones municipales. En ellas elegimos a nuestra corporación municipal y por ende a nuestro alcalde.

La carrera preelectoral hacia ese momento ya empezó y dado que el tiempo no corre sino que vuela, cuando queramos darnos cuenta estaremos depositando nuestras papeletas en las urnas y sabiendo quién dirigirá el destino de la ciudad y de cuantos vivimos en ella.

Ya se conocen los nombres de algunos de los candidatos a tal honor. Ramón Carballo por el Partido Popular aceptó el reto y me consta que su involucración y dedicación es ya plena desde ese momento. Tiene por delante una gran oportunidad y con él, también Lugo.

Quienes me conocen y han seguido con frecuencia mis artículos quincenales en esta misma sección de El Progreso saben de mi pasión e interés por todo lo que a Lugo ciudad y a sus parroquias se refiere. Me alegro como muchos de sus lamentablemente escasos éxitos y buenas nuevas y me duelen como a pocos sus penurias.

Que Lugo lleva tiempo languideciendo no es algo que yo descubra, ni una realidad ambigua u opinable. Se trata de un hecho innegable y fácilmente contrastable dándose simplemente una vuelta por sus calles, barrios y parroquias. Los cristales de los escaparates de muchos locales ya no muestran sus artículos sino los letreros de venta o alquiler, por cierto sin mucho éxito a la hora de encontrar nuevos inquilinos o propietarios. Es solo un ejemplo que podría completarse con la falta de proyectos novedosos o atractivos, que se añaden a la suciedad y el deterioro físico de nuetras calles. La inercia y monotonía parecen ser las únicas constantes. A Lugo le quedan pocas oportunidades si no invertimos su rumbo.

Que esta situación pueda cambiar solo dependerá de nuestra voluntad como ciudadanos. Conozco a Ramón Carballo, sé de su capacidad y sensibilidad para afrontar este importante reto en su vida. También que no va a defraudar a cuantos depositen en él la confianza. 

Ramón esta ya estos días recorriendo las calles de Lugo y recogiendo las propuestas y opiniones de los vecinos, por ello es muy importante que cuantos quieran proponer, aportar, contrastar, en definitiva, cambiar la habitual actitud pasiva por la de involucrarse en este proyecto, no dejen pasar esta oportunidad. Sí, la suya, la mia y la de todos los que nos sentimos orgullosos cuando decimos que somos de Lugo. Esta es nuestra oportunidad, no la desperdiciemos.


A oportunidade

Cantas veces nun xogo ou en momentos importantes da vida pedimos outra oportunidade para rectificar un erro ou para volver tentalo! A vida está chea de oportunidades e nós temos que estar preparados para aproveitalas porque moitas veces non hai segundas ocasións ou estas poden tardar moito en volver e para entón ser demasiado tarde.

Ás cidades tamén lles pasa algo similar. Teñen o seu momento, a súa oportunidade, e aproveitalas ou non depende dos seus habitantes e dirixentes. En termos prácticos as mellores conxunturas para elixir o modelo de cidade que desexamos, os avances que demandamos ou o noso modo de convivencia, ofrécensenos cada 4 anos mediante a convocatoria e participación nas eleccións municipais. Nelas eliximos á nosa corporación municipal e polo tanto ao noso alcalde.

A carreira preelectoral cara a ese momento xa empezou e dado que o tempo non corre senón que voa, cando queiramos darnos conta estaremos a depositar as nosas papeletas nas urnas e sabendo quen dirixirá o destino da cidade e de cuantos vivimos nela.

Xa se coñecen os nomes dalgúns dos candidatos a tal honra. Ramón Carballo polo Partido Popular aceptou o reto e cónstame que o seu involucración e dedicación é xa plena desde ese momento. Ten por diante unha gran oportunidade e con el, tamén Lugo.

Quen me coñece e seguiron con frecuencia os meus artigos quincenais nesta mesma sección do Progreso saben da miña paixón e interese por todo o que a Lugo cidade e ás súas parroquias refírese. Alégrome como moitos dos seus lamentablemente escasos éxitos e boas novas e desbástenme como a poucos as súas penurias.

Que Lugo leva tempo languideciendo non é algo que eu descubra, nin unha realidade ambigua ou opinable. Trátase dun feito innegable e facilmente contrastable dándose simplemente unha volta polas súas rúas, barrios e parroquias. Os cristais dos escaparates de moitos locais xa non mostran os seus artigos senón os letreiros de venda ou aluguer, por certo sen moito éxito á hora de atopar novos inquilinos ou propietarios. É só un exemplo que podería completarse coa falta de proxectos novos ou atractivos, que se engaden á sucidade e a deterioración física de nuetras rúas. A inercia e monotonía parecen ser as únicas constantes. A Lugo quedan poucas oportunidades se non investimos o seu rumbo.

Que esta situación poida cambiar só dependerá da nosa vontade como cidadáns. Coñezo a Ramón Carballo, sei da súa capacidade e sensibilidade para afrontar este importante reto na súa vida. Tamén que non vai defraudar a cuantos depositen nel a confianza. 

Ramón esta xa estes días percorrendo as rúas de Lugo e recollendo as propostas e opinións dos veciños, por iso é moi importante que cuantos queiran propoñer, achegar, contrastar, en definitiva, cambiar a habitual actitude pasiva pola de involucrarse neste proxecto, non deixen pasar esta oportunidade. Si, a súa, a mia e a de todos os que sentimos orgullosos cando dicimos que somos de Lugo. Esta é a nosa oportunidade, non a desperdiciemos.

miércoles, 19 de septiembre de 2018

El autor

Este fin de semana pude ver en la televisión una película española titulada “El autor” en la que el personaje principal trabaja en una Notaría al tiempo que acude a clases en un taller para escritores con intención de escribir una gran novela y donde su profesor le recomienda que no se inspire para ello en las lecturas de otros libros sino en salir a la calle, observar a la gente y lo que acontece a su alrededor, en escucharlos, en vivir.

Él lo lleva al extremo y se da cuenta que cada uno de los vecinos de la comunidad en la que vive le resulta fuente de inspiración para muchas de las páginas de la obra que apasionadamente va escribiendo, hasta el punto de manipular sus vidas para que aumente el juego que cada personaje le proporciona.

Si Pedro Sánchez quisiera resarcirse del escándalo que ahora le agobia por haber copiado, plagiado o lo que con el tiempo se acabe demostrando u olvidando que hizo, podría escribir una novela original simplemente observando la vida de los españoles cuya vida se había comprometido a mejorar, o simplemente fijándose en lo que dicen y hacen él y su gobierno.

Podría empezar describiendo las incertidumbres y preocupaciones de miles de trabajadores que en recientemente han salido a la calle para protestar ante la posible pérdida de su trabajo causada por uno de los ministros, al que se le ocurrió decir que no estaban por la labor de enviar 400 bombas ya pagadas a un país con el cual España había firmado un importante contrato de fabricación de corbetas en Navantia.

Podría continuar su novela dedicando algunas páginas a citar sus propias palabras entrecomilladas, lo que decía un día y desdecía al siguiente. Le ayudo con unas de las más memorables para facilitarle el trabajo: “Moción de censura, estabilidad y elecciones para que los españoles decidan”. Lo decía a finales de mayo para veinte días después afirmar “Mi aspiración es agotar la legislatura y convocar las elecciones en 2020”.

Un capitulo interesante de su novela podría llamarse Inmigración, y en el podría narrar, citando infinidad de fuentes, cómo primero su gobierno acoge un barco con inmigrantes en Valencia, para después, cuando aparece un segundo barco en el horizonte, decir que no se produce la “misma situación de excepcionalidad” y que los inmigrantes a bordo ya no disfrutarían de un permiso de estancia temporal de 45 días como se les había concedido a los 600 del Aquarius.

La novela escrita por Sánchez podría llevar por titulo “Donde dije digo, digo Diego” o “Cómo colocar a tu mujer y amigos en menos de 100 días”, o quizá “Mentiras piadosas” en la que contaría como mintió en sede parlamentaria y tapó sus engaños distrayendo con la resurrección de páginas de nuestra historia enterradas hace más de 40 años.

No puedo asegurarle el éxito de ventas pero sí puedo vaticinar que en ningún caso recibiría denuncias de plagio, porque todas y cada una de las citas y hechos relatados han sido ampliamente contrastados y han tenido por atónitos testigos a los españoles y a medio mundo. 

O autor

Esta fin de semana puiden ver na televisión unha película española titulada “O autor” na que o personaxe principal traballa nunha Notaría á vez que acode a clases nun taller para escritores con intención de escribir unha gran novela e onde o seu profesor recoméndalle que non se inspire para iso nas lecturas doutros libros senón en saír á rúa, observar á xente e o que acontece á súa ao redor, en escoitalos, en vivir.

El lévao ao extremo e dáse conta que cada un dos veciños da comunidade na que vive resúltalle fonte de inspiración para moitas das páxinas da obra que apaixonadamente vai escribindo, ata o punto de manipular as súas vidas para que aumente o xogo que cada personaxe proporciónalle.

Se Pedro Sánchez quixese resarcirse do escándalo que agora lle angustia por copiar, plagiado ou o que co tempo acábese demostrando ou esquecendo que fixo, podería escribir unha novela orixinal simplemente observando a vida dos españois cuxa vida se comprometeu a mellorar, ou simplemente fixándose no que din e fan el e o seu goberno.

Podería empezar describindo as incertezas e preocupacións de miles de traballadores que en recentemente saíron á rúa para protestar ante a posible perda do seu traballo causada por un dos ministros, ao que se lle ocorreu dicir que non estaban polo labor de enviar 400 bombas xa pagas a un país co cal España asinara un importante contrato de fabricación de corvetas en Navantia.

Podería continuar a súa novela dedicando algunhas páxinas para citar as súas propias palabras entrecomilladas, o que dicía un día e desdecía ao seguinte. Axúdolle cunhas das máis memorables para facilitarlle o traballo: “Moción de censura, estabilidade e eleccións para que os españois decidan”. Dicíao a finais de maio para vinte días despois afirmar “A miña aspiración é esgotar a lexislatura e convocar as eleccións en 2020”.

Un capitulo interesante da súa novela podería chamarse Inmigración, e no podería narrar, citando infinidade de fontes, como primeiro o seu goberno acolle un barco con inmigrantes en Valencia, para despois, cando aparece un segundo barco no horizonte, dicir que non se produce a “mesma situación de excepcionalidade” e que os inmigrantes a bordo xa non gozarían dun permiso de estancia temporal de 45 días como se lles concedeu aos 600 do Aquarius.

A novela escrita por Sánchez podería levar por titulo “Onde dixen digo, digo Diego” ou “Como colocar á túa muller e amigos en menos de 100 días”, ou quizá “Mentiras piadosas” na que contaría como mentiu en sede parlamentaria e tapou os seus enganos distraendo coa resurrección de páxinas da nosa historia enterradas hai máis de 40 anos.

Non podo asegurarlle o éxito de vendas pero si podo vaticinar que en ningún caso recibiría denuncias de plaxio, porque todas e cada unha das citas e feitos relatados foron amplamente contrastados e tiveron por atónitas testemuñas aos españois e a medio mundo.

miércoles, 5 de septiembre de 2018

Españoles, Franco ha muerto... ¡hace 43 años!

En poco tiempo se cumplirán 43 años de uno de esos momentos que a lo largo de tu vida deja alguna huella en tu memoria. Era por entonces un universitario veinteañero en Santiago de Compostela. Aquel jueves 20 de noviembre de 1975 desayunaba temprano en una cafetería de la calle del Franco y un televisor encendido interrumpía su programación para mostrar las imágenes en blanco y negro de un compungido presidente del gobierno de España, Arias Navarro, pronunciando un entrecortado discurso del que todos recordamos estas palabras: “Españoles, Franco ha muerto”.

Los días se sucedieron lenta e inexorablemente. Acontecimientos políticos e históricos que nos llevaron hasta la celebración de las primeras elecciones democráticas tras la dictadura, un 15 de junio de 1977. Menos de 2 años desde la muerte de Franco.

Desde entonces hasta hoy España y sus respectivos gobiernos, fueran de izquierda o conservadores, no dejaron de mirar hacia el futuro. Toda la sociedad, o eso pensaba, había superado las contiendas pasadas, sin hablar de vencedores ni vencidos, sin rencores durante muchos años… hasta hace unos días.

Nunca pensé desde que tuve aquellos 21, que 43 años después un gobierno en España volvería a resucitar y revolver aquel pasado lejano, que volvería a ver en televisión, esta vez en colores, tantas imágenes y noticias con Franco de protagonista. Tantas referencias a muertos de uno y otro signo en pasadas contiendas enterrados en diferentes lugares. No fueron noticias contadas de pasada, no. Lo fueron abriendo telediarios utilizando imágenes de archivo del NODO, hablando de Franco durante 15 minutos seguidos para a continuación dedicar 60 segundos a cuestiones prioritarias como la unidad de España o su estabilidad económica.

Esta estrategia calculada al milímetro por Sánchez y sus colaboradores necesarios para auparlo a La Moncloa sin pasar por las urnas, pretende por un lado dinamitar todo un periodo modélico, el de una Transición que representa la unión entre españoles, y por otro perpetuar un discurso irreal que poco o nada tiene que ver con la España que se construyó en esos años. Un discurso donde se vuelve a hablar de vencedores y vencidos, de buenos y malos, mientras al mismo tiempo se practica una política de gestos, bandazos y rectificaciones.

Solo quiero un gobierno dedicado a mejorar la vida de los españoles, a continuar poniendo las bases para seguir prosperando durante las próximas décadas y no a revolver en las tumbas de más de 40 años ni en las mentes de muchos que en aquella época ni habían nacido.

Franco ha muerto, pero ya hace 43 años. Entonces hubo generosidad, reconciliación y cesiones de unos y otros para, en concordia, darnos a nosotros mismos una Constitución que ya cumple 40 años. Hoy somos muchos los que exigimos una conducta similar y no relecturas sectarias de la historia, especialmente de quienes tienen la enorme responsabilidad de gobernar para todos y no de ponerse al lado de los rupturistas y populistas con el único fin de mantenerse en el poder.

Españois, Franco morreu... hai 43 anos!

En pouco tempo cumpriranse 43 anos dun deses momentos que ao longo da túa vida deixa algunha pegada na túa memoria. Era por entón un universitario de vinte anos en Santiago de Compostela. Aquel xoves 20 de novembro de 1975 almorzaba cedo nunha cafetería da rúa do Franco e un televisor aceso interrompía a súa programación para mostrar as imaxes en branco e negro dun compungido presidente do goberno de España, Arias Navarro, pronunciando un entrecortado discurso do que todos lembramos estas palabras: “Españois, Franco ha muerto”.

Os días sucedéronse lenta e inexorablemente. Acontecementos políticos e históricos que nos levaron ata a celebración das primeiras eleccións democráticas tras a ditadura, un 15 de xuño de 1977. Menos de 2 anos desde a morte de Franco.

Desde entón ata hoxe España e os seus respectivos gobernos, fosen de esquerda ou conservadores, non deixaron de mirar cara ao futuro. Toda a sociedade, ou iso pensaba, superara as contendas pasadas, sen falar de vencedores nin vencidos, sen rancores durante moitos anos… ata hai uns días.

Nunca pensei desde que tiven aqueles 21, que 43 anos despois un goberno en España volvería resucitar e revolver aquel pasado afastado, que volvería ver en televisión, esta vez en cores, tantas imaxes e noticias con Franco de protagonista. Tantas referencias a mortos dun e outro signo en pasadas contendas enterrados en diferentes lugares. Non foron noticias contadas de pasada, non. O foron abrindo telexornais utilizando imaxes de arquivo do NODO, falando de Franco durante 15 minutos seguidos para a continuación dedicar 60 segundos a cuestións prioritarias como a unidade de España ou a súa estabilidade económica.

Esta estratexia calculada ao milímetro por Sánchez e os seus colaboradores necesarios para levantalo á Moncloa sen pasar polas urnas, pretende por unha banda dinamitar todo un período modélico, o dunha Transición que representa a unión entre españois, e por outro perpetuar un discurso irreal que pouco ou nada ten que ver coa España que se construíu neses anos. Un discurso onde se volve a falar de vencedores e vencidos, de bos e malos, mentres ao mesmo tempo practícase unha política de xestos, bandazos e rectificacións.

Só quero un goberno dedicado a mellorar a vida dos españois, a continuar poñendo as bases para seguir prosperando durante as próximas décadas e non a revolver nas tumbas de máis de 40 anos nin nas mentes de moitos que naquela época nin naceran.

Franco morreu, pero xa hai 43 anos. Entón houbo xenerosidade, reconciliación e cesións duns e outros para, en concordia, darnos a nós mesmos unha Constitución que xa cumpre 40 anos. Hoxe somos moitos os que esiximos unha conduta similar e non relecturas sectarias da historia, especialmente de quen ten a enorme responsabilidade de gobernar para todos e non de poñerse á beira dos rupturistas e populistas co único fin de manterse no poder.

miércoles, 22 de agosto de 2018

Gratis pero caro

La tragedia ocurrida al derrumbarse un puente por el que transitaban a diario miles de vehículos que utilizan las autopistas italianas no solo ha causado conmoción por la dureza de las imágenes y el elevado numero de víctimas, sino que también ha reabierto el debate sobre el mantenimiento de las infraestructuras públicas.

Nuestros medios nacionales y locales, entre ellos El Progreso por supuesto, han publicado artículos sobre el estado y conservación de nuestros puentes, incluyendo los de Lugo. Hasta ahora la disculpa del mal estado del último puente que se construyó sobre el Miño en nuestra ciudad residía en pasarse la pelota entre el Ayuntamiento y el Ministerio de Fomento. Ahora que ambos organismos están gobernados por el mismo partido veremos si se soluciona o se inventan nuevos culpables.

Casi al mismo tiempo en el puerto de Vigo se venía abajo una importante superficie de una plataforma volada sobre el mar. Pudo ser una tragedia pero esta vez la suerte acompañó y aunque resultaron heridas más de trescientas personas no hubo fallecidos. También la polémica está servida con un nuevo pase de pelota culpabilizadora entre el alcalde olívico y la autoridad portuaria.

Estos sucesos me han permitido volver a pedir mesura a la hora de exigir desde los ayuntamientos a otras administraciones que se construyan nuevas dotaciones en las ciudades, sabiendo desde el principio que una vez terminadas les serán entregadas para que se hagan cargo de su mantenimiento como nuevos propietarios.

Pocos particulares compran una vivienda o un coche que estén por encima de sus posibilidades, no solo en el desembolso inicial, sino en aquellas cuyo mantenimiento y gastos de conservación superen su capacidad económica, pero en la administración pocas veces se aplican estos criterios. He conocido casos de regidores municipales empujados por sus vecinos a exigir instalaciones deportivas, paseos fluviales, auditorios, polígonos industriales, casas de la cultura, parques infantiles, museos, y un largo etcétera de infraestructuras que, al poco tiempo de ser obtenidas, han quedado obsoletas o en estado de abandono por falta de recursos para mantenerlas. Y es que lo que no supone un esfuerzo económico propio, lo que no sale directamente de tu bolsillo, a algunos parece que no les duele que se estropee.

En Lugo tenemos varios ejemplos. Museos bajo tierra que casi alcanzan el millón de euros al año solo para mantenerlos abiertos; auditorios terminados y sin utilizar que ven como el paso del tiempo por solo acarrea desperfectos antes de su uso; proyectos de estaciones de autobuses lejos del centro cuando ya existe una perfectamente ubicada y cuyo coste de modernización sería una inversión razonable frente a la fiebre de tirar con lo que hay y hacer nuevos edificios, aunque luego tengan poco uso... Así podríamos seguir poniendo ejemplos que no tendrían cabida en este espacio. Ejemplos del irresponsable uso y gestión de los recursos públicos, que como su propia palabra indica son de todos porque los pagamos entre todos, aunque la gestión sea de unos pocos que en ocasiones son gestores irresponsables. 

Exijamos lo que podamos mantener porque lo importante no es que te salga gratis, sino que lo necesites, lo utilices y mantengas en buen uso de conservación. De lo contrario lo que parece gratis nos suele salir muy caro.

Gratis pero caro

A traxedia ocorrida ao derrubarse unha ponte polo que transitaban a diario miles de vehículos que utilizan as autoestradas italianas non só causou conmoción pola dureza das imaxes e o elevado numero de vítimas, senón que tamén reabriu o debate sobre o mantemento das infraestruturas públicas.

Os nosos medios nacionais e locais, entre eles O Progreso por suposto, publicaron artigos sobre o estado e conservación das nosas pontes, incluíndo os de Lugo. Ata agora a desculpa do mal estado da última ponte que se construíu sobre o Miño na nosa cidade residía en pasarse a pelota entre o Concello e o Ministerio de Fomento. Agora que ambos os organismos están gobernados polo mesmo partido veremos se se soluciona ou se inventan novos culpables.

Case ao mesmo tempo no porto de Vigo viña abaixo unha importante superficie dunha plataforma voada sobre o mar. Puido ser unha traxedia pero esta vez a sorte acompañou e aínda que resultaron feridas máis de trescentas persoas non houbo falecidos. Tamén a polémica está servida cun novo pase de pelota culpabilizadora entre o alcalde olívico e a autoridade portuaria.

Estes sucesos permitíronme volver pedir mesura á hora de esixir desde os concellos a outras administracións que se constrúan novas dotacións nas cidades, sabendo desde o principio que unha vez terminadas seranlles entregadas para que se fagan cargo do seu mantemento como novos propietarios.

Poucos particulares compran unha vivenda ou un coche que estean por encima das súas posibilidades, non só no desembolso inicial, senón naquelas cuxo mantemento e gastos de conservación superen a súa capacidade económica, pero na administración poucas veces aplícanse estes criterios. Coñecín casos de rexedores municipais empuxados polos seus veciños para esixir instalacións deportivas, paseos fluviais, auditorios, polígonos industriais, casas da cultura, parques infantís, museos, e un longo etcétera de infraestruturas que, ao pouco tempo de ser obtidas, quedaron obsoletas ou en estado de abandono por falta de recursos para mantelas. E é que o que non supón un esforzo económico propio, o que non sae directamente do teu peto, a algúns parece que non lles doe que se estrague.

En Lugo temos varios exemplos. Museos baixo terra que case alcanzan o millón de euros ao ano só para mantelos abertos; auditorios terminados e sen utilizar que ven como o paso do tempo por só carrexa danos antes do seu uso; proxectos de estacións de autobuses lonxe do centro cando xa existe unha perfectamente situada e cuxo custo de modernización sería un investimento razoable fronte á febre de tirar co que hai e facer novos edificios, aínda que logo teñan pouco uso... Así poderiamos seguir poñendo exemplos que non terían cabida neste espazo. Exemplos do irresponsable uso e xestión dos recursos públicos, que como a súa propia palabra indica son de todos porque os pagamos entre todos, aínda que a xestión sexa duns poucos que en ocasións son xestores irresponsables. 

Esixamos o que podamos manter porque o importante non é que che salga gratis, senón que o necesites, utilícelo e manteñas en bo uso de conservación. De non ser así o que parece gratis adóitanos saír moi caro.

miércoles, 8 de agosto de 2018

Cosas dignas

Hace calor en estos días de un tardío verano pero las redes sociales parecen indiferentes a estas temperaturas y en ellas no dejan de circular noticias y videos. Dos de estos, protagonizados por dos Pedros, han inspirado este articulo.

En el primero de ellos se recoge una parte del discurso pronunciado por el Doctor Pedro Cavadas al ser nombrado Doctor honoris causa por la Universidad valenciana. Discurso peculiar, en su estilo, reivindicando la calidad, el esfuerzo, el trabajo y la búsqueda de la excelencia, diciéndoles a los estudiantes que los vagos populares no son el modelo a seguir y haciendo una descripción poco alentadora de la humanidad, “que no tiene arreglo posible porque la especie humana es un mono mentiroso, ladrón, vago y todo esto junto, afeitados y vestidos, el ser humano da el pego y a ratitos muy poquita gente hace cosos dignas”.

Estas últimas palabras, muy poquita gente y cosas dignas, me llevan al segundo de los videos que entraron en mi móvil. Un resumen de la labor desempeñada por un sacerdote de 70 años y de origen argentino, su trabajo en la comunidad de uno de los países más pobres del planeta donde miles de niños mueren entre el olvido.

El Padre Pedro Opeka, que de niño había aprendido el oficio de albañil y que siendo un joven sacerdote quedo impresionado al llegar a Madagascar de la extrema pobreza en la que vivían muchos de sus habitantes, decidió quedarse allí para tratar de darle a sus pobladores una vida más digna.

Cultivó y les enseñó a cultivar el arroz y así paliar el hambre. Enseñó a leer y a escribir a miles de niños mientras transmitía sus conocimientos de los oficios de la construcción a los adultos. Así, levantaron centenares de casas en lugares donde hasta entonces solo había basureros, llevó el agua potable hasta ellas y redujo la mortalidad infantil.

Hoy la ciudad de Akamasoa esta compuesta por 17 pueblecitos con 4 escuelas primarias, 3 secundarias, un liceo para adultos, un jardín de infancia y 4 bibliotecas, talleres de empleo y diferentes oficios que permiten a su población generar sus ingresos. En definitiva, impulsó la cultura del trabajo frente al asistencialismo permanente. Trabajo, escolarización y disciplina.

Para el Padre Pedro “los planes de asistencia social son lo peor que se le puede hacer a un pobre. El asistencialismo prolongado denigra a las personas y los vuelve inútiles”. “Enseñarles a valerse por si mismos a confiar en su capacidad, sacar el máximo provecho y saber que con el trabajo y el esfuerzo todo es posible”

Dos mundos muy distantes, dos países muy diferentes, dos Pedros practicando el esfuerzo y el trabajo como formulas de éxito vital.

Entre “esa poquita gente que hace cosas dignas” y que dignifica a la especie humana esta este misionero para tantos desconocido, que no ocupa ni un segundo de los telediarios donde los protagonistas son los fichajes del verano. 

En medio de los modelos que muchos jóvenes se empeñan en imitar, el de los “vagos simpáticos que ganan mucha pasta haciéndose famosos en la octava edición de Gran Hermano” que decía el doctor Cavadas, está el modelo a seguir, el de la grandeza de seres humanos como el del Padre Pedro, el de las cosas más que dignas. 

Cousas dignas


Fai calor nestes días dun tardío verán pero as redes sociais parecen indiferentes a estas temperaturas e nelas non deixan de circular noticias e vídeos. Dous destes, protagonizados por dous Pedros, inspiraron leste articulo.

No primeiro deles recóllese unha parte do discurso pronunciado polo Doutor Pedro Cavadas ao ser nomeado Doutor honoris causa pola Universidade valenciana. Discurso peculiar, no seu estilo, reivindicando a calidade, o esforzo, o traballo e a procura da excelencia, dicíndolles aos estudantes que os vagos populares non son o modelo para seguir e facendo unha descrición pouco alentadora da humanidade, “que non ten arranxo posible porque a especie humana é un mono mentireiro, ladrón, vago e todo isto xunto, afeitados e vestidos, o ser humano dá o pego e a ratiños moi pouquiña xente fai cosos dignas”.

Estas últimas palabras, moi pouquiña xente e cousas dignas, lévanme ao segundo dos vídeos que entraron no meu móbil. Un resumo do labor desempeñado por un sacerdote de 70 anos e de orixe arxentina, o seu traballo na comunidade dun dos países máis pobres do planeta onde miles de nenos morren entre o esquecemento.

O Pai Pedro Opeka, que de neno aprendera o oficio de albanel e que sendo un novo sacerdote quedo impresionado ao chegar a Madagascar da extrema pobreza na que vivían moitos dos seus habitantes, decidiu quedar alí para tratar de darlle aos seus poboadores unha vida máis digna.

Cultivou e ensinoulles a cultivar o arroz e así paliar a fame. Ensinou a ler e a escribir a miles de nenos mentres transmitía os seus coñecementos dos oficios da construción aos adultos. Así, levantaron centenares de casas en lugares onde ata entón só había vertedoiros, levou a auga potable ata elas e reduciu a mortalidade infantil.

Hoxe a cidade de Akamasoa esta composta por 17 aldeíñas con 4 escolas primarias, 3 secundarias, un liceo para adultos, un xardín de infancia e 4 bibliotecas, talleres de emprego e diferentes oficios que permiten á súa poboación xerar os seus ingresos. En definitiva, impulsou a cultura do traballo fronte á asistencia permanente. Traballo, escolarización e disciplina.

Para o Pai Pedro “os plans de asistencia social son o peor que se lle pode facer a un pobre. A asistencia prolongado denigra ás persoas e vólveos inútiles”. “Ensinarlles a valerse por se mesmos a confiar na súa capacidade, sacar o máximo proveito e saber que co traballo e o esforzo todo é posible”

Dous mundos moi distantes, dous países moi diferentes, dous Pedros practicando o esforzo e o traballo como formulas de éxito vital.

Entre “esa pouquiña xente que fai cousas dignas” e que dignifica á especie humana esta este misioneiro para tantos descoñecido, que non ocupa nin un segundo dos telexornais onde os protagonistas son as fichaxes do verán. 

No medio dos modelos que moitos mozos empéñanse en imitar, o dos “vagos simpáticos que gañan moita pasta facéndose famosos na oitava edición de Gran Irmán” que dicía o doutor Cavadas, está o modelo para seguir, o da grandeza de seres humanos como o do Pai Pedro, o das cousas máis que dignas. 


miércoles, 25 de julio de 2018

Me aparto pero no me voy (Carta abierta a Mariano Rajoy)

Querido Presidente y amigo Mariano:

El pasado viernes 20 de julio pronunciaste tu ultimo discurso como presidente del Partido Popular. Un discurso sereno y emotivo en grado máximo pero que controlaste con aplomo como en tantas y tantas ocasiones de adversidad a las que en estos años te enfrentaste. No es un discurso fácil, nos dijiste. Y lo creo bien.

Nos dijiste que es ser un honor ser militante del Partido Popular y haber podido trabajar para España y al servicio de los españoles, mientras hacías un breve y resumido repaso de tu trayectoria de casi 40 años desde que ingresaste en el PP. Una vida llena de satisfacciones, con muchos amigos y sin considerarte enemigo de nadie. Presidente de nuestro partido durante 14 años, los mismos en los que confiaste en mi persona para proponerme como candidato al Congreso por mi provincia de Lugo.
Estas cosas nos dijiste como tú las dices siempre, y emocionaste a cuantos te escuchamos aquel día. Un día muy especial en tu vida.

También hubo sitio en tu discurso para repasar algunos de los acontecimientos a los que te enfrentaste en tus años como presidente de todos los españoles. Hiciste frente a la mayor crisis económica de las últimas décadas y le diste la vuelta completamente. Tomaste las oportunas y necesarias medidas, muchas veces impopulares, pero como tu dijiste “no puede ser buen político quién no es capaz de ser impopular”. Medidas para que se hayan creado en España en estos años casi 3 millones de puestos de trabajo.

Hiciste bien en recordar cómo fue necesario aunar firmeza con prudencia ante el desafío del gobierno de Cataluña y lo cesaste, “un hecho sin precedentes en nuestra historia”.

Nos conmovimos con tus recuerdos en la lucha contra el terrorismo en la que “jamás caimos en la tentación de negociar con ETA, jamás pagamos ningún precio político, porque no se lo merecen las victimas del terrorismo. Se derrotó a ETA a cambio de nada.”

Pero como aquí no cabe todo lo que transmitió tu discurso, quiero resaltar la parte en la que dijiste que “he tenido el honor de ser político, a mucha honra”. En ese momento nos recordaste que “la política es una tarea noble, y además imprescindible, la mejor oportunidad que se nos brinda para ser útiles a los demás. Una pasión por el servicio a la gente, por mejorar tu país y defender unos valores”, Como tú mismo nos contaste no te hiciste político en La Moncloa, sino “en los caminos, en las rúas, en las corredoiras, de pueblo en pueblo”.

Y el un momento álgido de tu intervención nos dices que esperas que se entienda esto, “me aparto pero no me voy”.

Claro que se te entendió bien.
Claro que te has dejado media vida en este partido.
Claro que puedes decir con orgullo que dejas una España mucho mejor de la que encontraste, incomparablemente mejor.
Claro que seguirás entre nosotros, a disposición, leal.
Claro que seremos responsables, como nos pides.
Claro que sabemos que nos has dado lo mejor de ti mismo.
Claro que no te vas.

Tienes mi edad, te llevo seis meses, tengo tu mismo carnet desde hace 35 años. Confiaste en mí cuando otros me olvidaron. Por ésta y otras muchas razones soy yo el agradecido. Por eso, claro que no te vas de muchos de nuestros corazones.

Un fuerte abrazo Presidente.

Apártome pero non me vou (Carta aberta a Mariano Rajoy)

Querido Presidente e amigo Mariano: 

O pasado venres 20 de xullo pronunciaches o teu ultimo discurso como presidente do Partido Popular. Un discurso sereno e emotivo en grao máximo pero que controlaches con apromo como en tantas e tantas ocasións de adversidade ás que nestes anos enfrontáchesche. Non é un discurso fácil, dixéchesnos. E créoo ben. 

Dixéchesnos que é ser unha honra ser militante do Partido Popular e poder traballar para España e ao servizo dos españois, mentres facías un breve e resumido repaso da túa traxectoria de case 40 anos desde que ingresaches no PP. Unha vida chea de satisfaccións, con moitos amigos e sen considerarche inimigo de ninguén. Presidente do noso partido durante 14 anos, os mesmos nos que confiaches na miña persoa para propoñerme como candidato ao Congreso pola miña provincia de Lugo. 

Estas cousas dixéchesnos como ti dilas sempre, e emocionaches a cuantos escoitámosche aquel día. Un día moi especial na túa vida. 

Tamén houbo sitio no teu discurso para repasar algúns dos acontecementos aos que che enfrontaches nos teus anos como presidente de todos os españois. Fixeches fronte á maior crise económica das últimas décadas e décheslle a volta completamente. Tomaches as oportunas e necesarias medidas, moitas veces impopulares, pero como o teu dixeches “non pode ser bo político quen non é capaz de ser impopular”. Medidas para que se crearon en España nestes anos case 3 millóns de postos de traballo. 

Fixeches ben en lembrar como foi necesario axuntar firmeza con prudencia ante o desafío do goberno de Cataluña e cesáchelo, “un feito sen precedentes na nosa historia”. 

Conmovémonos/Conmovémosnos cos teus recordos na loita contra o terrorismo na que “xamais caimos na tentación de negociar con ETA, xamais pagamos ningún prezo político, porque non llo merecen as victimas do terrorismo. Derrotouse a ETA a cambio de nada.” 

Pero como aquí non cabe todo o que transmitiu o teu discurso, quero resaltar a parte na que dixeches que “tiven a honra de ser político, a moita honra”. Nese momento lembráchesnos que “a política é unha tarefa nobre, e ademais imprescindible, a mellor oportunidade que se nos brinda para ser útiles aos demais. Unha paixón polo servizo á xente, por mellorar o teu país e defender uns valores”, Como ti mesmo contáchesnos non te fixeches político na Moncloa, senón “nos camiños, nas rúas, nas corredoiras, de pobo en pobo”. 

E o un momento álxido da túa intervención disnos que esperas que se entenda isto, “apártome pero non me vou”. 

Claro que se che entendeu ben. 
Claro que che deixaches media vida neste partido. 
Claro que podes dicir con orgullo que deixas unha España moito mellor da que atopaches, incomparablemente mellor. 
Claro que seguirás entre nós, a disposición, leal. 
Claro que seremos responsables, como nos pides. 
Claro que sabemos que nos deches o mellor de ti mesmo. 
Claro que non te vas. 

Tes a miña idade, lévoche seis meses, teño o teu mesmo carné desde hai 35 anos. Confiaches en min cando outros me esqueceron. Por esta e outras moitas razóns son eu o agradecido. Por iso, claro que non che vas de moitos dos nosos corazóns. 

Un forte abrazo Presidente.

miércoles, 11 de julio de 2018

De gestos y gastos

Los hechos empiezan a confirmar los peores presagios. Hace unas semanas el gobierno elegido en la urnas por un amplio respaldo popular en junio de 2016 fue desalojado del poder por una moción de censura, que a la vista de los acontecimientos llevaba tiempo ensayándose. En aquel momento la economía en España mostraba claros signos de haber superado la peor crisis económica jamás vivida en nuestra etapa democrática.

Para llegar hasta esa esperanzadora situación fueron muchos los sacrificios de la sociedad española y muchas las medidas, en ocasiones impopulares, que debió aprobar el ejecutivo popular. reducción del gasto público y con ello de nuestro déficit, parón en las inversiones y reforma laboral que han traído la creación de más de tres millones de puestos de trabajo, una tendencia que de seguro nos llevaría a que a finales del próximo año en España 20 millones de personas tengan un puesto de trabajo, lo que a su vez permitiría dar mayor estabilidad y respuesta a la mayor partida de los presupuestos del estado, el gasto social, especialmente las pensiones.

Ese camino parece que pude verse truncado por los gestos, actuaciones y anuncios que en pocas semanas están evidenciando el presidente socialista Sánchez y sus ministros.

En un mes ya se ha nombrado el mayor aparato de altos cargos en nuestra historia democrática, en Moncloa y en los 17 Ministerios, 4 más que en la etapa anterior. Engordar el Estado, el tamaño del sector público, lleva ineludiblemente a restar capacidad de crecimiento, siendo en definitiva un obstáculo a nuestra prosperidad.

En sus primeras semanas gobernando el resumen podría ser este: gestos y gastos. De los gestos no les hablo porque son sobradamente conocidos y reproducidos de manera reiterada en los medios de comunicación, pero piensen que mientras se hacen gestos se evita hacer gestión. Gestión a base de decretazos debido a sus pírricos apoyos parlamentarios que, a modo de ejemplo, se han puesto de manifiesto en la dificultad de elegir a los consejeros de RTVE. Unos 6 plenos del Congreso que cuestan cerca de 100.000€ por sesión. Suma y sigue.

Referente a los gastos, ya nos anuncian nuevos y mayores impuestos para hacer frente a tantos dispendio. Algo que ya vivimos en la etapa de Zapatero.

El objetivo es atrincherarse en la Moncloa el mayor tiempo posible. Para ello se contenta al personal con medidas como las ya anunciadas en la Sanidad, lo que inevitablemente llevará al incremento de recaudación vía impuestos, y si se cumplen las exigencias de sus socios populistas, que ya están pidiendo incrementos de miles de millones en los próximos presupuestos para darles su apoyo... y las cuentas solo cuadran por la vía de los impuestos. Las consecuencias son obvias, desandar el camino andado de la recuperación, camino al que todavía le faltaban algunos kilómetros para ser completo.

Prepárense para escuchar cantos de sirena en los próximos meses, previos a elecciones europeas, municipales y autonómicas en algunas comunidades. Prepárense para seguir viendo muchos gestos y mucho postureo. Pero sepan que detrás de cada uno de ellos hay alguien firmando talones para pagarlos. Talones que pagaremos todos porque van contra las cuentas corrientes y de ahorro de millones de españoles.

De Xestos e gastos

Os feitos empezan a confirmar os peores presaxios. Hai unhas semanas o goberno elixido na urnas por un amplo respaldo popular en xuño de 2016 foi desaloxado do poder por unha moción de censura, que á vista dos acontecementos levaba tempo ensaiándose. Naquel momento a economía en España mostraba claros signos de superar a peor crise económica xamais vivida na nosa etapa democrática.

Para chegar ata esa esperanzadora situación foron moitos os sacrificios da sociedade española e moitas as medidas, en ocasións impopulares, que debeu aprobar o executivo popular. redución do gasto público e con iso do noso déficit, parón nos investimentos e reforma laboral que trouxeron a creación de máis de tres millóns de postos de traballo, unha tendencia que de seguro levaríanos a que a finais do próximo ano en España 20 millóns de persoas teñan un posto de traballo, o que á súa vez permitiría dar maior estabilidade e resposta á maior partida dos orzamentos do estado, o gasto social, especialmente as pensións.

Ese camiño parece que puiden verse truncado polos xestos, actuacións e anuncios que en poucas semanas están a evidenciar o presidente socialista Sánchez e os seus ministros.

Nun mes xa se nomeou o maior aparello de altos cargos na nosa historia democrática, en Moncloa e nos 17 Ministerios, 4 máis que na etapa anterior. Engordar o Estado, o tamaño do sector público, leva ineludiblemente a restar capacidade de crecemento, sendo en definitiva un obstáculo á nosa prosperidade.

Nas súas primeiras semanas gobernando o resumo podería ser leste: xestos e gastos. Dos xestos non lles falo porque son sobradamente coñecidos e reproducidos de maneira reiterada nos medios de comunicación, pero pensen que mentres se fan xestos evítase facer xestión. Xestión a base de decretazos debido aos seus pírricos apoios parlamentarios que, a modo de exemplo, puxéronse de manifesto na dificultade de elixir os conselleiros de RTVE. Uns 6 plenos do Congreso que custan preto de 100.000€ por sesión. Suma e segue.

Referente aos gastos, xa nos anuncian novos e maiores impostos para facer fronte a tantos dispendio. Algo que xa vivimos na etapa de Zapatero.

O obxectivo é atrincheirarse na Moncloa o maior tempo posible. Para iso conténtase ao persoal con medidas como as xa anunciadas na Sanidade, o que inevitablemente levará ao incremento de recadación vía impostos, e se se cumpren as esixencias dos seus socios populistas, que xa están a pedir incrementos de miles de millóns nos próximos orzamentos para darlles o seu apoio... e as contas só cadran pola vía dos impostos. As consecuencias son obvias, desandar o camiño andado da recuperación, camiño ao que aínda lle faltaban algúns quilómetros para ser completo.

Prepárense para escoitar cantos de sirena nos próximos meses, previos a eleccións europeas, municipais e autonómicas nalgunhas comunidades. Prepárense para seguir vendo moitos xestos e moito postureo. Pero saiban que detrás de cada un deles hai alguén asinando talóns para pagalos. Talóns que pagaremos todos porque van contra as contas correntes e de aforro de millóns de españois.

miércoles, 27 de junio de 2018

El valor de la palabra dada

Se ha hablado y escrito mucho acerca de lo acertado o equivocado que para unos y otros ha podido estar Feijoo en su decisión de no optar a la presidencia nacional del PP en estos momentos y por tanto de no ser el candidato del partido Popular a la presidencia del gobierno en las próximas elecciones generales.

Personalmente he apreciado juicios de valor muy inexactos y alejados de las verdaderas razones que él ha dado y que merecen toda la credibilidad y respeto, ya que ni es la primera ni será la última vez que ha tenido que tomar decisiones importantes y explicarlas públicamente.

Recuperando otro articulo mío publicado en este mismo diario el 6 de abril de 2016, titulado “La decisión de Feijoo”, puedo explicar mejor por qué me parecen sinceras y responsables las explicaciones dadas por el presidente de todos los gallegos para no tomar el camino de la política nacional.

En aquella ocasión de abril de 2016 Feijoo comparecía ante la Junta Directiva del PP de Galicia, igual que lo hizo el pasado lunes 18 de junio, para comunicar su decisión de presentarse por tercera vez a las elecciones gallegas y optar a un nuevo mandato, cosa que como todos saben consiguió en septiembre de aquel año con una nueva mayoría absoluta.

En aquel momento pronunció unas palabras cargadas de emoción, de mucha emoción, como también lo estaban las de la pasada semana. Eligió “ponerse a disposición de los gallegos”, nos dijo que no estaba “para lucir el cargo ni para acomodarse porque entiende y practica que cuanta más alta es la responsabilidad mayor debe ser la humildad” y que decidía presentarse una tercera vez a la Xunta “porque tiene la cabeza y el corazón en Galicia”. Todo ello bañado en una intensa emoción cuando recordaba que echaba de menos los abrazos a su padre. Feijoo en estado puro, hombre de palabra, de sentimientos y compromisos.

Cuando hace pocos días anunciaba que se quedaba aquí, en Galicia, porque “no puedo fallarles a los gallegos, porque me comprometí con ellos hasta el 2020” muchos no entendieron su decisión. Otros sí lo hicimos porque valoramos el valor del compromiso y la coherencia de los actos, especialmente en política.

Vivimos desde hace tiempo inmersos en un mundo en que no se da importancia a la palabra dada, donde podemos desdecirnos de lo dicho en tribuna publica, arrimarnos al sol que más calienta, perdonar las mentiras una y otra vez, dejarnos llevar por las opiniones de tertulianos y redes sociales olvidando nuestro propio criterio... en definitiva un mundo en que no se pone en valor a las personas que en política cumplen con lo que prometen, cumplen con su palabra.

Que a Feijoo se le quebrara su voz y le embargara la emoción durante el anuncio de su importante decisión lo que refleja es que la decisión final fue fruto de una enorme reflexión responsable, que era consciente de que hay trenes que solo pasan una vez en la vida y, o te subes a ellos o será difícil volver a tener esa oportunidad, que a pesar de tener todo a su favor para dar un paso y un gran salto en su carrera política, su compromiso estaba con la palabra dada. 

Valoro y entiendo su decisión porque ante todo lo que importa es ser persona y tener palabra, y aunque en política no parece estar de moda, muchos también lo valoran.

O valor da palabra dada

Falouse e escribiuse moito acerca do acertado ou equivocado que para uns e outros puido estar Feijoo na súa decisión de non optar á presidencia nacional do PP nestes momentos e por tanto de non ser o candidato do partido Popular á presidencia do goberno nas próximas eleccións xerais.

Persoalmente apreciei xuízos de valor moi inexactos e afastados das verdadeiras razóns que el deu e que merecen toda a credibilidade e respecto, xa que nin é a primeira nin será a última vez que tivo que tomar decisións importantes e explicalas publicamente.

Recuperando outro articulo meu publicado en leste mesmo diario o 6 de abril de 2016, titulado “A decisión de Feijoo”, podo explicar mellor por que me parecen sinceras e responsables as explicacións dadas polo presidente de todos os galegos para non tomar o camiño da política nacional.

Naquela ocasión de abril de 2016 Feijoo comparecía ante a Xunta Directiva do PP de Galicia, igual que o fixo o pasado luns 18 de xuño, para comunicar a súa decisión de presentarse por terceira vez ás eleccións galegas e optar a un novo mandato, cousa que como todos saben conseguiu en setembro daquel ano cunha nova maioría absoluta.

Naquel momento pronunciou unhas palabras cargadas de emoción, de moita emoción, como tamén o estaban as da pasada semana. Elixiu “poñerse a disposición dos galegos”, díxonos que non estaba “para lucir o cargo nin para acomodarse porque entende e practica que canta máis alta é a responsabilidade maior debe ser a humildade” e que decidía presentarse unha terceira vez á Xunta “porque ten a cabeza e o corazón en Galicia”. Todo iso bañado nunha intensa emoción cando lembraba que botaba de menos os abrazos ao seu pai. Feijoo en estado puro, home de palabra, de sentimentos e compromisos.

Cando hai poucos días anunciaba que quedaba aquí, en Galicia, porque “non podo fallarlles aos galegos, porque me comprometín con eles ata o 2020” moitos non entenderon a súa decisión. Outros si o fixemos porque valoramos o valor do compromiso e a coherencia dos actos, especialmente en política.

Vivimos desde hai tempo inmersos nun mundo en que non se dá importancia á palabra dada, onde podemos desdecirnos do devandito en tribuna publica, arrimarnos ao sol que máis quenta, perdoar as mentiras unha e outra vez, deixarnos levar polas opinións de tertulianos e redes sociais esquecendo noso propio criterio... en definitiva un mundo en que non se pon en valor ás persoas que en política cumpren co que prometen, cumpren coa súa palabra.

Que a Feijoo crebáseselle a súa voz e embargáselle a emoción durante o anuncio da súa importante decisión o que reflicte é que a decisión final foi froito dunha enorme reflexión responsable, que era consciente de que hai trens que só pasan unha vez na vida e, ou che sobes a eles ou será difícil volver ter esa oportunidade, que a pesar de ter todo ao seu favor para dar un paso e un gran salto na súa carreira política, o seu compromiso estaba coa palabra dada. 

Valoro e entendo a súa decisión porque ante todo o que importa é ser persoa e ter palabra, e aínda que en política non parece estar de moda, moitos tamén o valoran.