miércoles, 21 de diciembre de 2022

El palista

Siendo niño me llamaban mucho la atención las máquinas de las obras, especialmente ver el manejo de las grandes palas, las excavadoras o las retroexcavadoras. Recuerdo haber pedido algún año, en mi carta a los Reyes Magos, miniaturas de estas máquinas y acompañar a un tío mío, contratista de obras, en algunas de sus visitas a las que tenía en marcha, permaneciendo largo rato contemplando las pericias de aquellos hombres manejando aquellas palas, los palistas.

Ya de adolescente y con mis estudios universitarios finalizados, tuve ocasión de trabajar en algunas empresas familiares vinculadas con estas actividades. Recuerdo especialmente la labor de un experto palista abriendo camino entre grandes rocas y al borde de un precipicio, decenas de metros sobre el nivel del mar, para abrir una carretera que finalizaba en el faro de Cabo Ortegal. Durante semanas pude comprobar la habilidad de aquella persona en el manejo del cazo de la pala y cómo conseguía derribar rocas y piedras de gran tamaño sin poner en peligro su vida.

Traigo esos recuerdos a estas líneas para relacionarlos con los graves acontecimientos que estamos viviendo durante las últimas semanas en el campo de la política en España.

He imaginado al presidente del Gobierno manejando una de estas palas sabiendo perfectamente dónde golpear con el cazo para derribar con precisión quirúrgica los pilares de la estructura del edificio que quiere demoler.

Poco a poco, golpe a golpe, estamos siendo testigos de la demolición de la estructura del Estado. Primero con leyes irresponsables y populistas que están teniendo terribles consecuencias, rebajando penas o poniendo en libertad a personas que han delinquido gravemente en materia sexual, después haciendo lo propio con aquellos que se levantaron contra el Estado y la Constitución en Cataluña mediante la eliminación del delito de sedición, posteriormente rebajando, a la carta y a la medida de unos pocos, las responsabilidades penales con los que malversaron...y todo al tiempo que cambiaba las reglas de funcionamiento dentro del poder judicial, con injerencias y amenazas a los jueces del Tribunal Constitucional.

Es posible que, debido a la ejecución al mismo tiempo de todas estas tropelías, sea difícil fijar la atención en todas ellas, ya que con una tapa la otra, y todo en un contexto de proximidad a las fiestas de la Navidad, posiblemente con la esperanza de que al pasar la página del calendario y abrir un nuevo año todo pueda quedar olvidado en la memoria de los españoles.

Perdonando la pena de malversación y eliminando los delitos comentados este palista experto llamado Sánchez está logrando echar tierra con su pala excavadora sobre una manera de gobernar, sobre su corrupción.

Sólo hay una manera democrática de acabar con la ruina propiciada con cada golpe de cazo de su pala y es bajándolo de la cabina de esa potente máquina. No es tarea para un solo partido, sino para conjunto de la sociedad con su voto en las urnas.

O padeeiro

Sendo neno chamábanme moito a atención as máquinas das obras, especialmente ver o manexo das grandes pas, as escavadoras ou as retroexcavadoras. Recordo pedir algún ano, na miña carta aos Reis Magos, miniaturas destas máquinas e acompañar a un tío meu, contratista de obras, nalgunhas das súas visitas ás que tiña en marcha,permanecendo longo intre contemplando as pericias daqueles homes manexando aquelas pas, os padeeiros.

Xa de adolescente e cos meus estudos universitarios finalizados, tiven ocasión de traballar nalgunhas empresas familiares vinculadas con estas actividades. Recordo especialmente o labor dun experto padeeiro abrindo camiño entre grandes rocas e ao bordo dun precipicio, decenas de metros sobre o nivel do mar, para abrir unha estrada que finalizaba no faro de Cabo Ortegal. Durante semanas puiden comprobar a habilidade daquela persoa no manexo do cazo da pa e como conseguía derrubar rocas e pedras de gran tamaño sen poñer en perigo a súa vida.

Traio eses recordos a estas liñas para relacionalos cos graves acontecementos que estamos a vivir durante as últimas semanas no campo da política en España.

Imaxinei ao presidente do Goberno manexando unha destas pas sabendo perfectamente onde golpear co cazo para derrubar con precisión cirúrxica os piares da estrutura do edificio que quere demoler.

Aos poucos, golpe a golpe, estamos a ser testemuñas da demolición da estrutura do Estado. Primeiro con leis irresponsables e populistas que están a ter terribles consecuencias, rebaixando penas ou poñendo en liberdade a persoas que delinquiron gravemente en materia sexual, despois facendo o propio con aqueles que se levantaron contra o Estado e a Constitución en Cataluña mediante a eliminación do delito de sedición, posteriormente rebaixando, á carta e á medida duns poucos, as responsabilidades penais cos que malversaron...e todo á vez que cambiaba as regras de funcionamento dentro do poder xudicial, con inxerencias e ameazas aos xuíces do Tribunal Constitucional.

É posible que, debido á execución ao mesmo tempo de todas estas tropelías, sexa difícil fixar a atención en todas elas, xa que cunha tapa a outra, e todo nun contexto de proximidade ás festas do Nadal, posiblemente coa esperanza de que ao pasar a páxina do calendario e abrir un novo ano todo poida quedar esquecido na memoria dos españois.

Perdoando a pena de malversación e eliminando os delitos comentados este padeeiro experto chamado Sánchez está a lograr botar terra coa súa pa escavadora sobre unha maneira de gobernar, sobre a súa corrupción.

Só hai unha maneira democrática de acabar coa ruína propiciada con cada golpe de cazo da súa pa e é baixándoo da cabina desa potente máquina. Non é tarefa para un só partido, senón para conxunto da sociedade co seu voto nas urnas.


miércoles, 7 de diciembre de 2022

El ruido

El ruido siempre me ha molestado, en los locales con música a volumen muy alto, en las calles donde las bocinas y las sirenas impiden un paseo tranquilo, en las cafeterías donde en algunas mesas las conversaciones se producen más gritando que hablando, y así podría seguir poniendo ejemplos donde el ruido altera la convivencia.

Otro tipo de ruido me resulta todavía más molesto, por no decir en ciertos momentos insoportable. Es el ruido de la bronca, del insulto, de la provocación constante que parece querer convertirse en rutinario dentro de la casa de la palabra, de la sede de la soberanía nacional, donde aquellos que tenemos la enorme responsabilidad de representar a los españoles y legislar adecuadamente en la defensa de sus intereses estamos ofreciendo el peor de los ejemplos y un espectáculo.

No es objeto de este articulo analizar las diferentes varas de medir a la hora de calificar los piropos que algunos diputados se dirigen a otros, ni tan siquiera  valorar las manifestaciones fuera de tono que salen también desde el banco azul, el del Gobierno, pero sin duda alguna que lo que se produce dentro del hemiciclo del Congreso guarda relación con lo que también se vive fuera, en la calle, las redes sociales o en algunos medios de comunicación.

Hace tiempo que vengo afirmando que el deterioro de la política no es casual y que tiene diferentes orígenes o causas. Las estrategias de comunicación basadas en convertir mentiras en verdades a base de reiterarlas machaconamente, de culpabilizar a los demás de los errores propios , de enfrentar y dividir en lugar de buscar consensos o grandes acuerdos y otras muchas estrategias de manual están consiguiendo que el clima político se haga por momentos irrespirable.

Se hace muy difícil desde la oposición combatir democráticamente ideas y propuestas, cuando desde el Gobierno se utiliza frecuentemente el rodillo, el veto o las descalificaciones.

Son preocupantes las formas y maneras que se utilizan para confundir a la opinión publica y para en definitiva, no perder apoyos y consecuentemente mantenerse en el poder. Convertir en normal lo que parece aberrante, responder con ataques a otros ataques, culpar al adversario de tus propios errores, producir tantos disparates legislativos al mismo tiempo que unos tapen a los otros, abrir muchos frentes simultáneamente para que resulte difícil centrar la atención en alguno o, como dije anteriormente, repetir una y mil veces una mentira para que acabe convirtiéndose en una verdad.

He perdido toda esperanza de que en lo que reste de Legislatura se recupere el necesario clima de dialogo entre Gobierno y Oposición, roto por el proceder autoritario de un Presidente y su Gobierno que solo tienen como prioridad mantener el poder sin importar el precio a pagar. Son tantos los ejemplos los que avalan este comentario que no caben aquí, pero que seguramente muchos de ustedes tienen en su memoria, al menos hasta que en los próximos días otras decisiones difíciles de calificar tapen a las de hoy.

Solo me queda la esperanza y la convicción de que todo este ruido lo apaguen las urnas. También de que sea en ese momento cuando todos decidamos quién y de qué manera pasará a la historia.

   

O ruído

O ruído sempre me molestou, nos locais con música a volume moi alto, nas rúas onde as bucinas e as sirenas impiden un paseo tranquilo, nas cafeterías onde nalgunhas mesas as conversacións prodúcense máis gritando que falando, e así podería seguir poñendo exemplos onde o ruído altera a convivencia.

Outro tipo de ruído resúltame aínda máis molesto, por non dicir en certos momentos insoportable. É o ruído da rifa, do insulto, da provocación constante que parece querer converterse en rutineiro dentro da casa da palabra, da sede da soberanía nacional, onde aqueles que temos a enorme responsabilidade de representar aos españois e lexislar adecuadamente na defensa dos seus intereses estamos a ofrecer o peor dos exemplos e un espectáculo.

Non é obxecto de leste articulo analizar as diferentes varas de medir á hora de cualificar as gabanzas que algúns deputados diríxense a outros, nin tan sequera  valorar as manifestacións fóra de ton que saen tamén desde o banco azul, o do Goberno, pero sen ningunha dúbida que o que se produce dentro do hemiciclo do Congreso garda relación co que tamén se vive fóra, na rúa, as redes sociais ou nalgúns medios de comunicación.

Hai tempo que veño afirmando que a deterioración da política non é casual e que ten diferentes orixes ou causas. As estratexias de comunicación baseadas en converter mentiras en verdades a base de reiteralas machaconamente, de culpar aos demais dos erros propios , de enfrontar e dividir en lugar de buscar consensos ou grandes acordos e outras moitas estratexias de manual están a conseguir que o clima político fágase por momentos irrespirable.

Faise moi difícil desde a oposición combater democraticamente ideas e propostas, cando desde o Goberno utilízase frecuentemente o rodete, o veto ou as descualificacións.

Son preocupantes as formas e maneiras que se utilizan para confundir á opinión publica e para en definitiva, non perder apoios e consecuentemente manterse no poder. Converter en normal o que parece aberrante, responder con ataques a outros ataques, culpar ao adversario dos teus propios erros, producir tantos disparates lexislativos ao mesmo tempo que uns tapen aos outros, abrir moitas frontes simultaneamente para que resulte difícil centrar a atención nalgún ou, como dixen anteriormente, repetir unha e mil veces unha mentira para que acabe converténdose nunha verdade.

Perdín toda esperanza de que no que reste de Lexislatura recupérese o necesario clima de dialogo entre Goberno e Oposición, roto polo proceder autoritario dun Presidente e o seu Goberno que só teñen como prioridade manter o poder sen importar o prezo para pagar. Son tantos os exemplos os que avalan este comentario que non caben aquí, pero que seguramente moitos de vostedes teñen na súa memoria, polo menos ata que nos próximos días outras decisións difíciles de cualificar tapen ás de hoxe.

Só quédame a esperanza e a convicción de que todo este ruído apágueno as urnas. Tamén de que sexa nese momento cando todos decidamos quen e de que maneira pasará á historia.