miércoles, 25 de mayo de 2022

Bochorno

Ciertamente que en lo climatológico se han adelantado los días calurosos a gran parte del territorio español y aunque aquí en Galicia nos hemos librado de lo que a otros les ha tocado, hubo días de calor excepcional para la época en la que todavía estamos.

“Calor sofocante” es la definición de bochorno en el diccionario de la Real Academia Española. Pero también tiene otro significado, “desazón o sofocamiento producido por algo que ofende, molesta o avergüenza”.

Altos cargos socialistas, ministras de Podemos y del PSOE dedicaron parte de sus declaraciones públicas durante los últimos días a valorar despectivamente el regreso de D. Juan Carlos a España para pasar unos días en Galicia y reunirse con parte de su familia, entre ellos el Rey Felipe VI.

No repetiré aquí sus hipócritas críticas para no ensuciar el artículo, sólo me quedo con la que utilizó la expresidenta del gobierno y presidenta de la Comisión de Igualdad del Congreso de los Diputados, Carmen Calvo, al hacer un chistecito sin gracia criticando la presencia de Juan Carlos I en Sanxenxo. “Hoy suben las temperaturas en todo el país, gran bochorno en Sanxenxo”, dijo.

Fue uno de los bramidos de muchos de los socios del PSOE, mientras el Gobierno se ponía de perfil. El ministro comunista Garzón no se cortó un pelo y llegó a calificar a D. Juan Carlos de “delincuente acreditado”.

Mientras ellos y el silencio cómplice del resto del Gobierno se comportaban así, en Sanxenxo el bochorno no se vio ni en lo climatológico ni en el recibimiento dispensado al monarca. Cariño, ovaciones, vivas al rey y calor humano, fueron algunos de los sentimientos manifestados en ese lugar, nada parecido al bochorno pronosticado.

Pero siendo esto un contratiempo para los que vaticinaban lo contrario, mi reflexión quiere ir un paso más adelante. Estos comentarios, declaraciones y ruido mediático propiciado por los que hoy nos gobiernan no dejan de ser lo accesorio, maniobras de distracción para que se retire el foco de las cuestiones transcendentales que vienen ocurriendo y las que seguirán propiciando.

Lo importante no es si “la visita” del Rey Juan Carlos a España es causa de bochorno o no, que no lo puede ser. Lo que debe preocuparnos es que el gobierno social-comunista con Sánchez al frente, lleva tiempo poniendo todo su empeño en cambiar las reglas de convivencia que nos dimos los españoles hace tiempo refrendando nuestra Constitución, en la que la Monarquía Parlamentaria es el sistema político bajo el que funcionamos.

Detrás de estos gestos de critica hacia D. Juan Carlos están los continuos feos que desde el Gobierno le imponen todos los días al Rey de España, a D. Felipe. Le marcan su agenda, le prohíben acudir a lugares a los que hasta que llegaron al gobierno su presencia era normal y habitual.

El perfil narcisista de Pedro Sánchez no tolera a un Jefe del Estado que le pueda hacer sombra, y menos que la institución de la monarquía además de ser la más valorada, solo represente un problema para el 0,2% de los españoles. Mientras, cada salida que realiza Sánchez a lugares públicos se convierte en un concierto de abucheos y pitidos, porque para muchos españoles su comportamiento “ofende, molesta o avergüenza”, como recoge el diccionario para definir bochorno.


Bochorno

Certamente que no climatolóxico adiantáronse os días calorosos a gran parte do territorio español e aínda que aquí en Galicia librámonos do que a outros lles tocou, houbo días de calor excepcional para a época na que aínda estamos.

“Calor sufocante” é a definición de bochorno no dicionario da Real Academia Española. Pero tamén ten outro significado, “desazón ou sofocamiento producido por algo que ofende, molesta ou avergoña”.

Altos cargos socialistas, ministras de Podemos e do PSOE dedicaron parte das súas declaracións públicas durante os últimos días a valorar despectivamente o regreso de D. Juan Carlos a España para pasar uns días en Galicia e reunirse con parte da súa familia, entre eles o Rei Felipe VI.

Non repetirei aquí os seus hipócritas críticas para non ensuciar o artigo, só quedo coa que utilizou a expresidenta do goberno e presidenta da Comisión de Igualdade do Congreso dos Deputados, Carmen Calvo, ao facer unha brincadeira sen graza criticando a presenza de Juan Carlos I en Sanxenxo. “Hoxe soben as temperaturas en todo o país, gran bochorno en Sanxenxo”, dixo.

Foi un dos bramidos de moitos dos socios do PSOE, mentres o Goberno poñíase de perfil. O ministro comunista Garzón non se cortou un pelo e chegou a cualificar a D. Juan Carlos de “delincuente acreditado”.

Mentres eles e o silencio cómplice do resto do Goberno comportábanse así, en Sanxenxo o bochorno non se viu nin no climatolóxico nin no recibimento dispensado ao monarca. Cariño, ovacións, vivas ao rei e calor humano, foron algúns dos sentimentos manifestados nese lugar, nada semellante ao bochorno prognosticado.

Pero sendo isto un contratempo para os que vaticinaban o contrario, a miña reflexión quere ir un paso máis adiante. Estes comentarios, declaracións e ruído mediático propiciado polos que hoxe nos gobernan non deixan de ser o accesorio, manobras de distracción para que se retire o foco das cuestións transcendentais que veñen ocorrendo e as que seguirán propiciando.

O importante non é se “a visita” do Rei Juan Carlos a España é causa de bochorno ou non, que non o pode ser. O que debe preocuparnos é que o goberno social-comunista con Sánchez á fronte, leva tempo poñendo todo o seu empeño en cambiar as regras de convivencia que nos demos os españois hai tempo referendando a nosa Constitución, na que a Monarquía Parlamentaria é o sistema político baixo o que funcionamos.

Detrás destes xestos de critica cara a D. Juan Carlos están os continuos feos que desde o Goberno impóñenlle todos os días ao Rei de España, a D. Felipe. Márcanlle a súa axenda, prohíbenlle acudir a lugares aos que ata que chegaron ao goberno a súa presenza era normal e habitual.

O perfil narcisista de Pedro Sánchez non tolera a un Xefe do Estado que lle poida facer sombra, e menos que a institución da monarquía ademais de ser a máis valorada, só represente un problema para o 0,2% dos españois. Mentres, cada saída que realiza Sánchez a lugares públicos convértese nun concerto de apupos e asubíos, porque para moitos españois o seu comportamento “ofende, molesta ou avergoña”, como recolle o dicionario para definir bochorno.

miércoles, 11 de mayo de 2022

Más de lo mismo

En estas últimas fechas se suceden las opiniones y los comentarios políticos acerca de la nueva etapa que se abre en el escenario gallego con la marcha de Feijoo y la entrada al frente del gobierno gallego de Alfonso Rueda, hasta ahora vicepresidente de la Xunta.

Entre las diferentes manifestaciones publicitadas me quiero referir en este artículo de opinión a las expresadas por los actuales líderes de los dos partidos que actualmente ocupan los escaños de la oposición en el Parlamento de Galicia, el PSOE y el BNG.

El primero de ellos afirmaba que no se pronunciarían sobre su sentido de voto en la investidura de Rueda hasta escuchar su discurso y darle un breve periodo de gracia. Horas después se desdecían para anunciar que votarán NO, escuchen lo que escuchen y diga lo que diga el candidato a la investidura.

De la otra formación me quedo con su negativa a Rueda con el potente argumento de que es “más de lo mismo”. Pues de esto va este artículo.

Si todos fuésemos lo suficientemente sinceros y dejáramos aparcadas nuestras ideologías y simpatías personales, sería difícil encontrar a muchos españoles que dijesen querer que los derroteros de las políticas actuales del Gobierno de España tuviesen continuidad, que quieren más de lo mismo.

Las razones son evidentes y, cada semana que pasa de esta legislatura, todavía más elocuentes. Enumeremos algunas: Las mentiras del Presidente del Gobierno dan para llenar una enciclopedia de varios tomos; los escándalos y fuertes discrepancias en el seno del Consejo de Ministros, incontables; las tensiones entre ministros del mismo partido político, también; y lo peor, un desgobierno y una falta del necesario liderazgo que ponga remedio a la grave crisis económica y social que cada día alcanza nuevas cotas, sumada al desprestigio de muchas instituciones dentro de casa, y de la imagen de España a nivel internacional.

En Galicia durante más de una década las cosas han sido y siguen siendo diferentes. Aquí hay una sana convivencia, las posturas extremistas o rupturistas no obtienen respaldo entre los gallegos. El independentismo no encuentra aquí una tierra donde germinen sus principios.

La educación, la sanidad y la economía han evolucionado de manera más satisfactoria que en muchos otros lugares de nuestra Nación.  Las políticas sociales y económicas de los gobiernos presididos por Feijoo han merecido por 4 veces consecutivas un respaldo más que amplio por parte de los gallegos.

Han llegado a su final 13 años de gobiernos presididos por alguien que siempre tuvo a su lado a quien ahora aspira a tomar el relevo en tan importante responsabilidad, convertirse en el más alto representante del Estado en Galicia. En unos días Alfonso Rueda será nuestro nuevo Presidente en Galicia y nada me hace pensar que sus políticas difieran de las que durante los últimos años han deparado estabilidad y progreso a nuestra querida tierra. Al contrario, estoy convencido de que trabajará duro con su equipo para mejorar aquello que los gallegos les demandemos.

Por eso les digo a quienes rechazan su llegada con el argumento de que representa “más de lo mismo”, que precisamente por eso muchos gallegos seguirán confiando en su gobierno.


Máis do mesmo

Nestas últimas datas sucédense as opinións e os comentarios políticos acerca da nova etapa que se abre no escenario galego coa marcha de Feijoo e a entrada á fronte do goberno galego de Alfonso Rueda, ata o de agora vicepresidente da Xunta.

Entre as diferentes manifestacións publicitadas quérome referir neste artigo de opinión ás expresadas polos actuais líderes dos dous partidos que actualmente ocupan os escanos da oposición no Parlamento de Galicia, o PSOE e o BNG.

O primeiro deles afirmaba que non se pronunciarían sobre o seu sentido de voto na investidura de Rueda ata escoitar o seu discurso e darlle un breve período de graza. Horas despois desdecíanse para anunciar que votarán NON, escoiten o que escoiten e diga o que diga o candidato á investidura.

Da outra formación quedo coa súa negativa a Rueda co potente argumento de que é “máis do mesmo”. Pois disto vai este artigo.

Se todos fósemos o suficientemente sinceros e deixásemos aparcadas as nosas ideoloxías e simpatías persoais, sería difícil atopar a moitos españois que dixesen querer que os camiños das políticas actuais do Goberno de España tivesen continuidade, que queren máis do mesmo.

As razóns son evidentes e, cada semana que pasa desta lexislatura, aínda máis elocuentes. Enumeremos algunhas: As mentiras do Presidente do Goberno dan para encher unha enciclopedia de varios tomos; os escándalos e fortes discrepancias no seo do Consello de Ministros, incontables; as tensións entre ministros do mesmo partido político, tamén; e o peor, un desgoberno e unha falta do necesario liderado que poña remedio á grave crise económica e social que cada día alcanza novas cotas, sumada ao desprestixio de moitas institucións dentro de casa, e da imaxe de España a nivel internacional.

En Galicia durante máis dunha década as cousas foron e seguen sendo diferentes. Aquí hai unha sa convivencia, as posturas extremistas ou rupturistas non obteñen respaldo entre os galegos. O independentismo non atopa aquí unha terra onde florezan os seus principios.

A educación, a sanidade e a economía evolucionaron de maneira máis satisfactoria que en moitos outros lugares da nosa Nación. As políticas sociais e económicas dos gobernos presididos por Feijoo mereceron por 4 veces consecutivas un respaldo máis que amplo por parte dos galegos.

Chegaron ao seu final 13 anos de gobernos presididos por alguén que sempre tivo ao seu lado a quen agora aspira a tomar a substitución en tan importante responsabilidade, converterse no máis alto representante do Estado en Galicia. Nuns días Alfonso Rueda será o noso novo Presidente en Galicia e nada me fai pensar que as súas políticas difiran das que durante os últimos anos depararon estabilidade e progreso á nosa querida terra. Ao contrario, estou convencido de que traballará duro co seu equipo para mellorar aquilo que os galegos lles demandemos.

Por iso dígolles a quen rexeita a súa chegada co argumento de que representa “máis do mesmo”, que precisamente por iso moitos galegos seguirán confiando no seu goberno.