miércoles, 18 de septiembre de 2024

Cimentar

Parece algo no sólo razonable sino casi un axioma indiscutible, que lo normal es empezar las construcciones por la cimentación, asegurando que la posterior estructura tenga estabilidad y se pueda terminar la obra sin incidencias. De ahí que cuando realizamos alguna crítica sobre cómo se plantean algunas actuaciones podamos utilizar el símil de que están empezando las obras por el tejado.

Esto viene a cuento de algunas de las actuaciones que por enésima vez vuelven a ser noticia en nuestra ciudad, en esta ocasión por el inicio del trabajo de las máquinas, una vez superadas las etapas de los convenios, las discusiones, los presupuestos, los proyectos y un largo etcétera de inconvenientes. Es lo que viene ocurriendo con la construcción de una nueva estación de ferrocarril y una de autobuses, unidas, en lo que ahora ha venido en llamarse estación intermodal.

En esta actuación parece que lo de cimentar en primer lugar no es lo que se pretende hacer. Lo digo porque queremos una nueva estación para los trenes, que son noticia por su ausencia, por su falta de frecuencias y por lo tanto de viajeros. Todavía hay discursos que hablan de que a Lugo y a su nueva estación llegarán los trenes de alta velocidad y sin ningún género de dudas les digo que pasarán décadas para que eso pueda ser verdad.

Comenzamos a demoler un edificio para construir otro más amplio, con más aparcamientos y no sé cuántas virtudes más, pero no hemos resuelto todavía que a Lugo le lleguen y salgan a diario más trenes, corran o no como los de otras capitales, pero que tengamos más frecuencias y por lo tanto más opciones para viajar.

Al mismo tiempo decidimos que el medio de transporte más utilizado por aquellos que no disponen de automóvil o que no pueden conducir para venir a Lugo a realizar alguna gestión desde cualquiera de los pueblos de la provincia, el autobús, deje de tener su punto de llegada y salida al pie de la muralla, en pleno centro de la ciudad, con lo que ello supone de comodidades para los usuarios. Y lo rematamos haciendo que la nueva ubicación sea en la zona de la estación del tren, a una cota de desnivel muy difícil de salvar para personas mayores o con limitaciones, que por otra parte son mayoritarias en el uso de este tipo de transporte. Todo con la pretendida argumentación de facilitar el intercambio entre los pasajeros de los trenes y los buses. ¿Qué trenes?, ¿qué viajeros?

Con motivo del inicio de estas obras he leído que aún no está decidido que se hará con la que dejará de ser la actual estación de autobuses, que se verá en su momento. Esto es a lo que llamo empezar la casa por el tejado y no cimentar adecuadamente el proyecto de ciudad que Lugo quiere y necesita.

Tirar con edificios como estas dos estaciones, o dejarlos caer como el cuartel de San Fernando, no ser capaces de poner en funcionamiento otros que nos han costado muchos millones, como el nuevo auditorio, o no ser capaces de consensuar modelos viables de funcionamiento como el de la Plaza de Abastos o el Mercado, son síntomas de esa falta de una adecuada cimentación de nuestra ciudad, por no hablar de las losetas recién colocadas y mal cimentadas en los nuevos espacios peatonales.

No reniego de las inversiones de futuro, pero apuesto por rehabilitar y potenciar lo que ya tenemos. No sirve de nada construir nuevas dotaciones si detrás no hay quien las haga viables y sostenibles.


Cimentar

Parece algo non só razoable senón case un axioma indiscutible, que o normal é empezar as construcións pola cimentación, asegurando que a posterior estrutura teña estabilidade e póidase terminar a obra sen incidencias. Por iso é polo que cando realizamos algunha crítica sobre como se expoñen algunhas actuacións podamos utilizar o símil de que están a empezar as obras polo tellado.

Isto vén a conto dalgunhas das actuacións que por enésima vez volven ser noticia na nosa cidade, nesta ocasión polo inicio do traballo das máquinas, unha vez superadas as etapas dos convenios, as discusións, os orzamentos, os proxectos e un longo etcétera de inconvenientes. É o que vén ocorrendo coa construción dunha nova estación de ferrocarril e unha de autobuses, unidas, no que agora veu en chamarse estación intermodal.

Nesta actuación parece que o de cimentar en primeiro lugar non é o que se pretende facer. Dígoo porque queremos unha nova estación para os trens, que son noticia pola súa ausencia, pola súa falta de frecuencias e por tanto de viaxeiros. Aínda hai discursos que falan de que a Lugo e á súa nova estación chegarán os trens de alta velocidade e sen ningún xénero de dúbidas dígolles que pasarán décadas para que iso poida ser verdade.

Comezamos a demoler un edificio para construír outro máis amplo, con máis aparcamentos e non se cantas virtudes máis, pero non habemos resolvido aínda que a Lugo chéguenlle e saian a diario máis trens, corran ou non como os doutras capitais, pero que teñamos máis frecuencias e por tanto máis opcións para viaxar.

Ao mesmo tempo decidimos que o medio de transporte máis utilizado por aqueles que non dispoñen de automóbil ou que non poden conducir para vir a Lugo a realizar algunha xestión desde calquera dos pobos da provincia, o autobús, deixe de ter o seu punto de chegada e saída ao pé da muralla, en pleno centro da cidade, co que iso supón de comodidades para os usuarios. E rematámolo facendo que a nova localización sexa na zona da estación do tren, a unha cota de desnivel moi difícil de salvar para persoas maiores ou con limitacións, que por outra banda son maioritarias no uso deste tipo de transporte. Todo coa pretendida argumentación de facilitar o intercambio entre os pasaxeiros dos trens e os buses. Que trens?, que viaxeiros?

Con motivo do inicio destas obras lin que aínda non está decidido que se fará coa que deixará de ser a actual estación de autobuses, que se verá no seu momento. Isto é ao que chamo empezar a casa polo tellado e non cimentar adecuadamente o proxecto de cidade que Lugo quere e necesita.

Tirar con edificios como estas dúas estacións, ou deixalos caer como o cuartel de San Fernando, non ser capaces de poñer en funcionamento outros que nos custaron moitos millóns, como o novo auditorio, ou non ser capaces de acordar modelos viables de funcionamento como o da Praza de Abastos ou o Mercado, son síntomas desa falta dunha adecuada cimentación da nosa cidade, por non falar das lousas recentemente colocadas e mal cimentadas nos novos espazos peonís.

Non renego dos investimentos de futuro, pero aposto por rehabilitar e potenciar o que xa temos. Non serve de nada construír novas dotacións se detrás non hai quen as faga viables e sostibles.

miércoles, 4 de septiembre de 2024

Maniobras de distracción

Que las vacaciones son para desconectar es algo aceptado y reconocido universalmente, pero que esa desconexión implique indiferencia ante acontecimientos y noticias de gran alcance y transcendencia ya no parece tan asumible.

Que algunos gobernantes utilicen los periodos estivales y con los ciudadanos mayoritariamente en tiempo de vacaciones para aprobar medidas impopulares o para transgredir las mínimas formas y maneras democráticas, empieza a ser ya una costumbre.

Pero todo ello debería tener un límite y este verano han ocurrido muchas cosas que algunos han querido que pasaran inadvertidas o que los ciudadanos les prestasen menos atención de la debida por estar centrados en pasar unos días tranquilos y alejados de las obligaciones del resto del año.

Sólo citaré, a modo de ejemplos, algunas de las noticias que en estos dos meses estivales han tenido repercusión en los medios nacionales e internacionales. No son todas, pero si las que me han parecido más relevantes.

Sin mencionar las relacionadas con sucesos y tragedias, que generalmente son las más morbosas, quién no ha escuchado, visto o leído noticias relacionadas con diferentes conflictos bélicos en Ucrania, Oriente Medio, las tensiones entre Estados Unidos y China, o el escandaloso pucherazo que pocos niegan, aunque algunos callen, acontecido en las últimas elecciones venezolanas.

Pero sin duda a nadie debería haberle pasado desapercibido algunas de las cuestiones que más directamente afectaron a España y por lo tanto a todos nosotros. 

Me refiero a las negociaciones y al precio que pagaremos por tener un presidente socialista en Cataluña y, por ende, mantener al presidente Sánchez en la Moncloa. O qué decir del bochorno internacional a provocado por el espectáculo de Puigdemont apareciendo en lugar y hora bien anunciados previamente y burlando a los cientos de policías que deberían detenerlo. Y por último, por no agotar el espacio disponible, qué decir de la continua llegada masiva de migrantes a nuestras costas, especialmente de Canarias y Ceuta, ocasionando una crisis migratoria de gran impacto social pero que parece que no merece respuesta ni por nuestro gobierno ni, por extensión, por parte de las autoridades europeas que también parecen haberse tomado en serio lo de desconectar de todo este verano.

Si a ello añadimos que también durante el verano el deporte, llámese Juegos Olímpicos o liga de fútbol, han servido una vez más de atenuante o bálsamo para que los ciudadanos permaneciesen realmente distraídos a las noticias que antes comentaba, las maniobras de distracción han causado el efecto deseado para algunos.

Me caben muchas dudas sobre el por qué de esta actitud. Me preocupa que nos vayamos acostumbrando a los escándalos, corruptelas, inoperancia o lo que es peor, a la toma de acuerdos y decisiones que en otros tiempos y con gobiernos de otro color hubiesen supuesto, aún en verano,  movilizaciones y protestas diarias en las calles. No es posible una sociedad anestesiada, indiferente ante decisiones cuyas consecuencias, aunque algunos no lo crean, nos afectan a todos, y mucho. Vale que necesitemos distraernos, y el verano es buen momento, pero ahora que ya va tocando a su fin y ya estamos en tiempo de la vuelta al cole, a ver si no caemos en las maniobras de distracción.

Manobras de distracción

Que as vacacións son para desconectar é algo aceptado e recoñecido universalmente, pero que esa desconexión implique indiferenza #ante acontecementos e noticias de gran alcance e transcendencia xa non parece tan asumible.

Que algúns gobernantes utilicen os períodos estivais e cos cidadáns maioritariamente en tempo de vacacións para aprobar medidas impopulares ou para transgredir as mínimas formas e maneiras democráticas, empeza a ser xa un costume.

Pero todo iso debería ter un límite e este verán ocorreron moitas cousas que algúns quixeron que pasasen inadvertidas ou que os cidadáns lles prestasen menos atención da debida por estar centrados en pasar uns días tranquilos e afastados das obrigacións do resto do ano.

Só citarei, a modo de exemplos, algunhas das noticias que nestes dous meses estivais tiveron repercusión nos medios nacionais e internacionais. Non son todas, pero se as que me pareceron máis relevantes.

Sen mencionar as relacionadas con sucesos e traxedias, que xeralmente son as máis morbosas, quen non escoitou, visto ou lido noticias relacionadas con diferentes conflitos bélicos en Ucraína, Oriente Medio, as tensións entre Estados Unidos e China, ou a escandalosa fraude electoral que poucos negan, aínda que algúns calen, acontecido nas últimas eleccións venezolanas.

Pero sen dúbida a ninguén debería pasarlle desapercibido algunhas das cuestións que máis directamente afectaron a España e por tanto a todos nós. 

Refírome ás negociacións e ao prezo que pagaremos por ter un presidente socialista en Cataluña e, polo tanto, manter ao presidente Sánchez na Moncloa. Ou que dicir do bochorno internacional a provocado polo espectáculo de Puigdemont aparecendo en lugar e hora ben anunciados previamente e burlando aos centos de policías que deberían detelo. E por último, por non esgotar o espazo dispoñible, que dicir da continua chegada masiva de migrantes ás nosas costas, especialmente de Canarias e Ceuta, ocasionando unha crise migratoria de gran impacto social pero que parece que non merece resposta nin polo noso goberno nin, por extensión, por parte das autoridades europeas que tamén parecen tomarse en serio o de desconectar de todo este verán.

Se a iso engadimos que tamén durante o verán o deporte, chámese Xogos Olímpicos ou liga de fútbol, serviron unha vez máis de atenuante ou bálsamo para que os cidadáns permanecesen realmente distraídos ás noticias que antes comentaba, as manobras de distracción causaron o efecto desexado para algúns.

Cábenme moitas dúbidas sobre o por que desta actitude. Preocúpame que nos vaiamos afacendo aos escándalos, corruptelas, inoperancia ou o que é peor, á toma de acordos e decisións que noutros tempos e con gobernos doutra cor supuxesen, aínda no verán,  mobilizacións e protestas diarias nas rúas. Non é posible unha sociedade anestesiada, indiferente #ante decisións cuxas consecuencias, aínda que algúns non o crean, aféctannos a todos, e moito. Vale que necesitemos distraernos, e o verán é bo momento, pero agora que xa vai tocando ao seu fin e xa estamos en tempo da volta ao cole, a ver se non caemos nas manobras de distracción.