miércoles, 24 de noviembre de 2021

Sólo si todos lo queremos

Hace dos días se realizaba el trayecto de prueba para el nuevo tren de alta velocidad entre Madrid y Ourense. Una vez concluidas las obras en el último tramo que todavía estaba pendiente, a partir del 21 de diciembre van a ser posibles viajes comerciales entre ambas ciudades en algo más de dos horas. Así, los viajes entre Ourense y Madrid durarán 2 horas y 15 minutos mientras que entre Lugo y Madrid estaremos en torno a 4 horas y 46 minutos. Cuando en el próximo verano se incorporen los nuevos trenes Avril (serie 106 de Talgo) los tiempos anteriores se reducirán unos veinte minutos más.

La noticia más repetida en estos días ha sido que el AVE ha llegado a Galicia y lamento corregirla, porque el AVE a donde ha llegado es a Ourense, ya que Lugo ha quedado excluida de la red de altas prestaciones. Nos han dejado fuera del mapa de la alta velocidad. 

Durante años las mejoras en las conexiones e infraestructuras ferroviarias en la provincia de Lugo han sido lentas y escasas. Todos los plazos prometidos han ido quedando pulverizados por la realidad. Después de pelear y exigir pequeños avances algunos pusimos empeño en aumentar el número de trenes entre Lugo y Ourense para enlazar con los que desde allí siguen viaje a Madrid. Llegamos a tener 4 trenes diarios, pero entonces llegó la pandemia y se suspendieron los servicios. Renfe aprovechó para eliminar el tren hotel con Madrid y con Barcelona y todavía no ha recuperado el número de frecuencias anteriores a esta situación.

En el año 2018 se abrieron las esperanzas ante los anuncios presentados con luz y taquígrafos por el Gobierno del Partido Popular a todos los lucenses. Unos mil millones previstos en varios años para mejorar la línea entre ambas ciudades que incluía nuevos trazados en puntos complicados del actual trayecto, conocidos como variantes, y que permitirían reducir el tiempo actual de una hora y treinta y cinco minutos a poco más de una hora de Lugo a Ourense.

Nuestro gozo en un pozo. El actual Gobierno de la Nación redujo aquellos proyectos a una inversión de algo más de cuatrocientos millones, sacrificando la construcción de esas variantes o nuevos trazados y con ello impidiendo que podamos reducir el tiempo de viaje.

A estas alturas la posibilidad de que Lugo no quede definitivamente apartada del mapa del ferrocarril moderno que permita conexiones en tiempos competitivos con otros medios de transporte pasa por la unidad de acción. Pasa porque la sociedad y sus representantes políticos, de todas las ideologías, queramos lo mismo, por plantear una hoja de ruta realista en sus aspectos técnicos y sus costes. Un cronograma cumplible y no sujeto a vaivenes políticos ni a los cambios de gobierno.

Sólo si todos lo queremos y unimos nuestras fuerzas, sin necesidad de convertir esta reivindicación en un combate político, podremos albergar esperanzas de conseguirlo. 

Como siempre alguien tiene que tirar de los demás y entiendo que corresponde a las autoridades locales y provinciales, buscando y contando con la opinión de técnicos y con el apoyo de las asociaciones vecinales y del resto de representantes políticos. Hacer de esta cuestión una demanda de todos los lucenses no es tarea fácil. Pero ha llegado el momento de dar los primeros pasos y si los que tienen que marcar el ritmo no lo hacen, lo intentaremos los demás.

Pero como dije, sólo lo conseguiremos si todos lo queremos.

Só se todos querémolo

Hai dous días realizábase o traxecto de proba para o novo tren de alta velocidade entre Madrid e Ourense. Unha vez concluídas as obras no último tramo que aínda estaba pendente, a partir do 21 de decembro van ser posibles viaxes comerciais entre ambas as cidades en algo máis de dúas horas. Así, as viaxes entre Ourense e Madrid durarán 2 horas e 15 minutos mentres que entre Lugo e Madrid estaremos ao redor de 4 horas e 46 minutos. Cando no próximo verán incorpórense os novos trens  Avril (serie 106 de Talgo) os tempos anteriores reduciranse uns vinte minutos máis.

A noticia máis repetida nestes días foi que o AVE chegou a Galicia e queixume corrixila, porque o AVE onde chegou é a Ourense, xa que Lugo quedou excluída da rede de altas prestacións. Deixáronnos fóra do mapa da alta velocidade. 

Durante anos as melloras nas conexións e infraestruturas ferroviarias na provincia de Lugo foron lentas e escasas. Todos os prazos prometidos foron quedando  pulverizados pola realidade. Despois de pelexar e esixir pequenos avances algúns puxemos empeño en aumentar o número de trens entre Lugo e Ourense para enlazar cos que desde alí seguen viaxe a Madrid. Chegamos a ter 4 trens diarios, pero entón chegou a pandemia e suspendéronse os servizos. Renfe aproveitou para eliminar o tren hotel con Madrid e con Barcelona e aínda non recuperou o número de frecuencias anteriores a esta situación.

No ano 2018 abríronse as esperanzas #ante os anuncios presentados con luz e  taquígrafos polo Goberno do Partido Popular a todos os lucenses. Uns mil millóns previstos en varios anos para mellorar a liña entre ambas as cidades que incluía novos trazados en puntos complicados do actual traxecto, coñecidos como variantes, e que permitirían reducir o tempo actual dunha hora e trinta e cinco minutos a pouco máis dunha hora de Lugo a Ourense.

O noso gozo nun pozo. O actual Goberno da Nación reduciu aqueles proxectos a un investimento de algo máis de catrocentos millóns, sacrificando a construción desas variantes ou novos trazados e con iso impedindo que podamos reducir o tempo de viaxe.

A estas alturas a posibilidade de que Lugo non quede definitivamente apartada do mapa do ferrocarril moderno que permita conexións en tempos competitivos con outros medios de transporte pasa pola unidade de acción. Pasa porque a sociedade e os seus representantes políticos, de todas as ideoloxías, queiramos o mesmo, por expor unha folla de roteiro realista nos seus aspectos técnicos e os seus custos. Un cronograma cumplible e non suxeito a vaivéns políticos nin aos cambios de goberno.

Só se todos querémolo e unimos as nosas forzas, sen necesidade de converter esta reivindicación nun combate político, poderemos albergar esperanzas de conseguilo. 

Como sempre alguén ten que tirar dos demais e entendo que corresponde ás autoridades locais e provinciais, buscando e contando coa opinión de técnicos e co apoio das asociacións veciñais e do resto de representantes políticos. Facer desta cuestión unha demanda de todos os lucenses non é tarefa fácil. Pero chegou o momento de dar os primeiros pasos e se os que teñen que marcar o ritmo non o fan, tentarémolo os demais.

Pero como dixen, só o conseguiremos se todos querémolo.


miércoles, 10 de noviembre de 2021

Cuadrar las cuentas

Corren ríos de tinta, minutos de informativos y largas conversaciones en torno a nuestro momento económico como país. Se habla, y con razón, de los brutales incrementos de los precios de la energía, los combustibles, los productos alimenticios, los materiales de construcción... También de las dificultades en conseguir, o al menos de hacerlo en plazos razonables, recambios, piezas, materiales básicos para muchas industrias, incluso la entrega de un vehículo nuevo en tiempo y forma.

En algunos ambientes también se sube el nivel de alarma y se habla de posibles desabastecimientos de bienes habitualmente ligados a las fiestas navideñas, llegando a insinuarse que se deben adelantar las compras.

En medio de este ruido y preocupación se inicia en el Congreso de los Diputados el debate de los Presupuestos Generales del Estado para 2022, y con ello la confrontación de posicionamientos y modelos económicos contrapuestos.

Para algunos manejar las cuentas públicas debe ser como jugar con el dinero del Monopoly, que se utiliza para comprar y vender casas con la alegría propia de un juego. Al menos eso parece cuando nos proponen incrementar el gasto a niveles nunca vistos hasta la fecha.

Pocos dudan que la inyección de dinero y actividad desde lo público suele ayudar en tiempos de crisis, donde el motor que mueve la actividad privada se ve muy ralentizado por situaciones como las que llevamos viviendo durante los últimos 18 meses. Pero también saben que todo esfuerzo e incremento del gasto obliga a equilibrar con mayores ingresos o ahorros de otros conceptos. Lo contrario nos lleva a un crecimiento de la deuda que no se paga con dinero de juguete, sino con el ganado con esfuerzo de muchos españoles.

De las cuentas presentadas por el Gobierno ya sabemos algo muy claro: las subidas de impuestos serán las vías para tratar de cuadrar los incrementos de gastos. Nada de ahorrar, nada de prescindir de algún Ministerio o de los miles de asesores que, como nunca en nuestra historia, forman parte de la nómina del Gobierno, la que pagamos todos.

Recordarán como en aquellas interminables comparecencias televisivas del Sr. Sánchez en plena pandemia, un buen día nos anunció los miles de millones que llegarían de Bruselas para ayudar a nuestra recuperación. A día de hoy toda la ayuda pendiente de recibir está condicionada al cumplimiento de una serie de medidas que nos ocultan pero que iremos conociendo según las vayamos sufriendo.

Como todo el mundo sabe, a cualquier presupuesto, sea doméstico o de las cuentas públicas, lo que le da validez y credibilidad son que cuadren ingresos y gastos y que los fines recojan las prioridades de las verdaderas necesidades. En nuestro caso las prioridades ya sabemos cuales son, las de Sánchez: contentar a los socios de gobierno para que él pueda continuar en la Moncloa a toda costa. Y aquí en Lugo, borrar del presupuesto todas las infraestructuras pendientes y retrasar la finalización de las que estaban en marcha.

Aquí lo único que cuadran son los agravios, y estos seguirán engrosando el debe de las cuentas públicas de este Gobierno. Será en las urnas donde finalmente tendrán que cuadrar agravios y votos.


Cadrar as contas

Corren ríos de tinta, minutos de informativos e longas conversacións ao redor do noso momento económico como país. Fálase, e con razón, dos brutais incrementos dos prezos da enerxía, os combustibles, os produtos alimenticios, os materiais de construción... Tamén das dificultades en conseguir, ou polo menos de facelo en prazos razoables, recambios, pezas, materiais básicos para moitas industrias, incluso a entrega dun vehículo novo en tempo e forma.

Nalgúns ambientes tamén se sobe o nivel de alarma e fálase de posibles desabastecementos de bens habitualmente ligados ás festas do Nadal, chegando a insinuarse que se deben adiantar as compras.

No medio deste ruído e preocupación iníciase no Congreso dos Deputados o debate dos Orzamentos Xerais do Estado para 2022, e con iso a confrontación de posicionamentos e modelos económicos contrapostos.

Para algúns manexar as contas públicas debe ser como xogar co diñeiro do Monopoly, que se utiliza para comprar e vender casas coa alegría propia dun xogo. Polo menos iso parece cando nos propoñen incrementar o gasto a niveis nunca vistos ata a data.

Poucos dubidan que a inxección de diñeiro e actividade desde o público adoita axudar en tempos de crises, onde o motor que move a actividade privada vese moi retardado por situacións como as que levamos vivindo durante os últimos 18 meses. Pero tamén saben que todo esforzo e incremento do gasto obriga a equilibrar con maiores ingresos ou aforros doutros conceptos. O contrario lévanos a un crecemento da débeda que non se paga con diñeiro de xoguete, senón co gando con esforzo de moitos españois.

Das contas presentadas polo Goberno xa sabemos algo moi claro: as subidas de impostos serán as vías para tratar de cadrar os incrementos de gastos. Nada de aforrar, nada de prescindir dalgún Ministerio ou dos miles de asesores que, como nunca na nosa historia, forman parte da nómina do Goberno, a que pagamos todos.

Lembrarán como naquelas interminables comparecencias televisivas do Sr. Sánchez en plena pandemia, un bo día anunciounos os miles de millóns que chegarían de Bruxelas para axudar á nosa recuperación. A día de hoxe toda a axuda pendente de recibir está condicionada ao cumprimento dunha serie de medidas que nos ocultan pero que iremos coñecendo segundo vaiámolas sufrindo.

Como todo o mundo sabe, a calquera orzamento, sexa doméstico ou das contas públicas, o que lle dá validez e credibilidade son que cadren ingresos e gastos e que os fins recollan as prioridades das verdadeiras necesidades. No noso caso as prioridades xa sabemos cales son, as de Sánchez: contentar aos socios de goberno para que el poida continuar na Moncloa custe o que custe. E aquí en Lugo, borrar do orzamento todas as infraestruturas pendentes e atrasar a finalización das que estaban en marcha.

Aquí o único que cadran son os agravios, e estes seguirán engrosando o debe das contas públicas deste Goberno. Será nas urnas onde finalmente terán que cadrar agravios e votos.