miércoles, 21 de junio de 2023

Cuidar a las personas

El pasado fin de semana se constituyeron la práctica totalidad de las nuevas corporaciones locales en España. Me coincidió con la entrega de diplomas a la promoción del máster en fisioterapia pediátrica que cursó una de mis hijas, y allí estuvimos. Durante esa ceremonia pudimos escuchar a representantes del claustro académico y de los propios alumnos, y los mensajes fueron coincidentes.

Es muy importante ser humildes en todas las facetas de la vida y especialmente en aquellas profesiones donde el trato con las personas es la principal actividad. También tener claras las metas que uno persigue para no desviarse del camino cuando surjan opciones tentadoras, alguno las denominó “puestazos”, que te aparten de tu vocación.

Tener claro los orígenes de cada uno, para no olvidarlos, y mantener los pies en el suelo, fueron igualmente recomendaciones compartidas por los futuros profesionales que de aquellas aulas salieron.

Y finalmente, por limitar el número de ejemplos, me pareció muy procedente que se incidiera en la importancia de cuidar de manera exquisita al paciente, a la persona a la que van a tratar y ayudar.

Todas estas recomendaciones valdrían para los ediles que el sábado, al mismo tiempo que los jóvenes que se graduaban, adquirían su acta de concejal o alcalde en los diferentes rincones, pueblos y ciudades españolas.

En los salones de plenos de los ayuntamientos los deseos de la mayoría también coincidían en gobernar para todos, mejorar la calidad de vida de los vecinos, atender sus demandas a pie de calle y un largo etcétera. Una lista de buenos deseos que, con el paso de las semanas y en muchos casos, se irán reduciendo o incumpliendo. Casi siempre ha sido así.

¡Cuántas dosis de humildad son necesarias en la política actual, en la que sobran las muestras diarias de soberbia! ¡Cuánta falta de vocación de servicio, que es como concibo la política! ¡Cuánta falta de poner los pies en el suelo y dejar de especular con los sueños de todos!

La política se encuentra contaminada por la inmediatez de obtener resultados, por otorgar más importancia a comunicarse por medio de las redes sociales que por el trato directo con las personas, con los vecinos. También por la crispación y el enfrentamiento entre los colores políticos, más empeñados en marcar diferencias que en buscar lo que nos une.

Este clima, unido al largo periodo de crispación y división entre españoles propiciado por la política que viene practicando el Gobierno de España, me lleva a la última de las reflexiones escuchadas en el acto académico que les comentaba: cuidar de manera exquisita al paciente, en el caso de la política al ciudadano, a las personas.

Cuidar significa velar por dar respuestas eficaces a las principales preocupaciones de los ciudadanos, el coste de los alimentos, las hipotecas, las oportunidades laborales, la educación y la sanidad de calidad, en definitiva, velar por ofrecer calidad de vida, desterrando de la política la demagogia, el autobombo y las divisiones entre los que piensan de una manera o de otra. Cuidar a tus vecinos, a tu ciudad.


Coidar ás persoas

A pasada fin de semana constituíronse a práctica totalidade das novas corporacións locais en España. Coincidiume coa entrega de diplomas á promoción do máster en fisioterapia pediátrica que cursou unha das miñas fillas, e alí estivemos. Durante esa cerimonia puidemos escoitar a representantes do claustro académico e dos propios alumnos, e as mensaxes foron coincidentes.

É moi importante ser humildes en todas as facetas da vida e especialmente naquelas profesións onde o trato coas persoas é a principal actividade. Tamén ter claras as metas que un persegue para non desviarse do camiño cando xurdan opcións tentadoras, algún as denominou “postazos”, que che aparten da túa vocación.

Ter claro as orixes de cada un, para non esquecelos, e manter os pés no chan, foron igualmente recomendacións compartidas polos futuros profesionais que daquelas aulas saíron.

E finalmente, por limitar o número de exemplos, pareceume moi procedente que se incidise na importancia de coidar de maneira exquisita ao paciente, á persoa á que van tratar e axudar.

Todas estas recomendacións valerían para os edís que o sábado, ao mesmo tempo que os mozos que se graduaban, adquirían a súa acta de concelleiro ou alcalde nos diferentes recunchos, pobos e cidades españolas.

Nos salóns de plenos dos concellos os desexos da maioría tamén coincidían en gobernar para todos, mellorar a calidade de vida dos veciños, atender as súas demandas a pé de rúa e un longo etcétera. Unha lista de bos desexos que, co paso das semanas e en moitos casos, iranse reducindo ou incumprindo. Case sempre foi así.

Cantas doses de humildade son necesarias na política actual, na que sobran as mostras diarias de soberbia! Canta falta de vocación de servizo, que é como concibo a política! Canta falta de poñer os pés no chan e deixar de especular cos soños de todos!

A política atópase contaminada pola inmediatez de obter resultados, por outorgar máis importancia a comunicarse por medio das redes sociais que polo trato directo coas persoas, cos veciños. Tamén pola crispación e o enfrontamento entre as cores políticas, máis empeñados en marcar diferenzas que en buscar o que nos une.

Este clima, unido ao longo período de crispación e división entre españois propiciado pola política que vén practicando o Goberno de España, lévame á última das reflexións escoitadas no acto académico que lles comentaba: coidar de maneira exquisita ao paciente, no caso da política ao cidadán, ás persoas.

Coidar significa velar por dar respostas eficaces ás principais preocupacións dos cidadáns, o custo dos alimentos, as hipotecas, as oportunidades laborais, a educación e a sanidade de calidade, en definitiva, velar por ofrecer calidade de vida, desterrando da política a demagoxia, o autobombo e as divisións entre os que pensan dunha maneira ou doutra. Coidar aos teus veciños, á túa cidade.

miércoles, 7 de junio de 2023

Dejar de estar

Siempre se ha dicho que es importante saber estar, pero pienso que es igual de importante saber dejar de estar, saber cuándo llega tu momento para cada cosa, o para dejar de hacer lo que se venía haciendo durante años.

Corría el mes de enero de 1990 cuando Manuel Fraga, al frente del primer gobierno que formaba en Galicia, después de una incontestable victoria en las urnas, me designaba para ocupar la Secretaría General de la Conselleria de Agricultura, Gandería e Montes, como entonces se llamaba.

En mayo de 1991 dejé Santiago para formar parte de la candidatura del Partido Popular al Ayuntamiento de Lugo, en el número 3, detrás de Tomás Notario y Paco Cacharro. Durante los siguientes 4 años me hice cargo como primer teniente de alcalde de las concejalías de Economía y de Medio Ambiente. En 1995 encabecé la lista de mi partido al Ayuntamiento de Lugo y resulté elegido alcalde por mayoría absoluta, desempeñando lo mejor que pude y supe mi función hasta las siguientes elecciones de 1999 en las que no volví a presentarme.

Tras un tiempo fuera de la actividad política, en agosto de 2001 me incorporé a la Secretaría General de la Agencia Gallega de Desarrollo Rural que acababa de crearse en Santiago y allí trabajé hasta que, en marzo de 2004, Mariano Rajoy me pidió formar parte de las listas al Congreso por la provincia de Lugo. Desde aquel año y hasta el próximo 17 de agosto y de manera ininterrumpida, he desempeñado mi labor como diputado y portavoz de pesca del Grupo Parlamentario Popular.

Hasta aquí la cronología resumida de mi actividad política, sin entrar en enjuiciamientos y valoraciones que pienso que corresponde hacer a los demás.

He procurado saber estar en todos esos lugares, sin perder nunca la perspectiva de los motivos por los que llegaba a ellos. En primer lugar, porque había un Partido y unas personas que lo dirigían que me propusieron y me dieron la oportunidad de figurar en las listas que posteriormente los ciudadanos eligieron en las urnas.

En segundo lugar, porque miles de lucenses confiaron en mi Partido y posiblemente algunos también en mí, para que los representase y trabajase por mejorar sus vidas y las de sus pueblos y ciudades.

Han sido años intensos, cargados de muchos acontecimientos históricos y en los que desde el gobierno o la oposición mi máxima ha sido, y todavía lo es, ayudar, facilitar, apoyar, empujar todos y cada uno de los proyectos vitales de los lucenses. También las reivindicaciones de todas las mujeres y los hombres que de manera dura y sacrificada trabajan en la mar y en la cadena mar-industria, tan importante en nuestra tierra.

Les dejo a ustedes la valoración de mi empeño en el momento de hacer balance, en este momento de cierta despedida, en el que he decidido dejar el Congreso y seguir ayudando desde fuera. Dejar de estar en la política de manera presenciar, pero sin dejar esa vocación de ayuda que es como siempre he concebido la política.

En el momento de dejar de estar, sólo me restan palabras de gratitud a los dirigentes del Partido Popular que confiaron en mí en cada momento de esta trayectoria, a todos los ciudadanos que me apoyaron con sus votos o su aliento, a todos mis compañeros de este ilusionante proyecto político y a mis amigos. Pero de manera muy especial a mi mujer y a mis hijas que a pesar de las muchas ausencias siempre me comprendieron y apoyaron.

Espero haber acertado y haber sabido estar, y ahora, saber dejar de estar.


Deixar de estar

Sempre se dixo que é importante saber estar, pero penso que é igual de importante saber deixar de estar, saber cando chega o teu momento para cada cousa, ou para deixar de facer o que viña facendo durante anos.

Corría o mes de xaneiro de 1990 cando Manuel Fraga, á fronte do primeiro goberno que formaba en Galicia, despois dunha incontestable vitoria nas urnas, designábame para ocupar a Secretaría Xeral da Consellería de Agricultura, Gandería e Montes, como entón se chamaba.

En maio de 1991 deixei Santiago para formar parte da candidatura do Partido Popular ao Concello de Lugo, no número 3, detrás de Tomás Notario e Paco Cacharro. Durante os seguintes 4 anos fíxenme cargo como primeiro tenente de alcalde das concellerías de Economía e de Medio Ambiente. En 1995 encabecei a lista do meu partido ao Concello de Lugo e resultei elixido alcalde por maioría absoluta, desempeñando o mellor que puiden e souben a miña función ata as seguintes eleccións de 1999 nas que non volvín presentarme.

Tras un tempo fóra da actividade política, en agosto de 2001 incorporeime á Secretaría Xeral da Axencia Galega de Desenvolvemento Rural que acababa de crearse en Santiago e alí traballei ata que, en marzo de 2004, Mariano Rajoy pediume formar parte das listas ao Congreso pola provincia de Lugo. Desde aquel ano e ata o próximo 17 de agosto e de maneira ininterrompida, desempeñei o meu labor como deputado e portavoz de pesca do Grupo Parlamentario Popular.

Ata aquí a cronoloxía resumida da miña actividade política, sen entrar en axuizamentos e valoracións que penso que corresponde facer aos demais.

Procurei saber estar en todos eses lugares, sen perder nunca a perspectiva dos motivos polos que chegaba a eles. En primeiro lugar, porque había un Partido e unhas persoas que o dirixían que me propuxeron e déronme a oportunidade de figurar nas listas que posteriormente os cidadáns elixiron nas urnas.

En segundo lugar, porque miles de lucenses confiaron no meu Partido e posiblemente algúns tamén en min, para que os representase e traballase por mellorar as súas vidas e as dos seus pobos e cidades.

Foron anos intensos, cargados de moitos acontecementos históricos e nos que desde o goberno ou a oposición a miña máxima foi, e aínda o é, axudar, facilitar, apoiar, empuxar todos e cada un dos proxectos vitais dos lucenses. Tamén as reivindicacións de todas as mulleres e os homes que de maneira dura e sacrificada traballan na mar e na cadea mar-industria, tan importante na nosa terra.

Déixolles a vostedes a valoración do meu empeño no momento de facer balance, neste momento de certa despedida, no que decidín deixar o Congreso e seguir axudando desde fóra. Deixar de estar na política de maneira presenciar, pero sen deixar esa vocación de axuda que é como sempre concibín a política.

No momento de deixar de estar, só me restan palabras de gratitude aos dirixentes do Partido Popular que confiaron en min en cada momento desta traxectoria, a todos os cidadáns que me apoiaron cos seus votos ou o seu alento, a todos os meus compañeiros deste ilusionante proxecto político e aos meus amigos. Pero de maneira moi especial á miña muller e ás miñas fillas que a pesar das moitas ausencias sempre me comprenderon e apoiaron.

Espero haber acertado e saber estar, e agora, saber deixar de estar.