Acaba de terminar el 16º Congreso Nacional del Partido Popular, celebrado desde el viernes en Valencia. Como compromisario he vivido bastante el ambiente previo, polémicas y tensiones incluidas, y las tres jornadas de Congreso.
Lo primero que debo decir, porque es de justicia, es que la organización y la forma de dirigirlo han sido muy buenas, y hay que felicitar a Rita Barberá, como Presidenta del Congreso, y como Alcaldesa de Valencia, porque también hay que decir que la ciudad esta cada día más impresionante.
Pero entrando en materia quiero decir que no he salido defraudado. Había expectación y no defraudó a nadie. En todo Congreso hay partes más mediáticas y otras de más trabajo y menos repercusión exterior. Me referiré sólo a las primeras.
En las semanas previas al evento, se había generado la sensación de que podían acabar liándose las cosas y hasta el riesgo de la división era motivo de especulaciones. Nunca me pareció que pudieran llegar las aguas hasta ese nivel, especialmente porque siempre me pareció que las dotes dialogantes de Mariano Rajoy eran aval y garantía suficiente para llegar a suavizar tensiones y alcanzar acuerdos.
De las intervenciones más esperadas tengo que decir que seguí con desigual interés algunas de ellas. Las he clasificado en dos grupos.
Las de aquellos que buscaron reprochar algunas decisiones a la actual dirección del Partido, y las de aquellos, especialmente el presidente Rajoy, que explicaron al detalle porqué consideran importante introducir cambios en la forma de trabajar y comunicar desde el Partido a la sociedad española.
Probablemente unos y otros tenían sus razones, y un Congreso es el lugar adecuado para decir estas cosas. Pero cuando llevas un tiempo en la vida de un Partido, y supongo que en cualquier organización, sabes distinguir entre los mensajes oportunos y los que no lo son tanto. Sabes distinguir entre las actitudes oportunistas y las responsables, y en definitiva te enganchas con las propuestas que se orientan hacia la consecución de objetivos que compartes y te desconectas de frases y gestos que pudieran aportar poco de futuro y despertar mucho del pasado.
Vengo esperanzado e ilusionado porque, salvo imponderables, la nueva dirección tiene un objetivo muy claro: sembrar mejor para recoger más. Es decir, comunicar mejor nuestras propuestas, dialogar con todos para buscar soluciones a los principales problemas que tiene nuestra sociedad y conseguir , como dijo Rajoy, que nadie vuelva a votar al PSOE para que no gane el PP.
He simplificado mucho, y puede parecer fácil y sencillo el conseguir estos objetivos, pero no lo será. Contra la demagogia y el gran control que ejercen el Gobierno y el aparato socialista en determinados medios, no será fácil. Pero cuando las ideas y las personas rezuman claridad e ilusión renovada, la tarea es más asequible y el éxito se ve más cerca.
Tenemos un Presidente que lleva luchando mucho porque España y el Partido Popular, al que pertenece desde hace muchos años, puedan vivir buenos tiempos. Conozco a Mariano Rajoy desde hace veinte años, tenemos la misma edad, y lo veo cada semana en el Congreso. Por eso creo no equivocarme si digo que va por el buen camino, que todavía vendrán días complicados, pero que su determinación y capacidad de dialogo lo llevarán a el y a nuestro Partido a alcanzar en poco tiempo los objetivos que han salido de este Congreso.
Ah, y Valencia… ¡qué ciudad! Pero de eso hablamos otro día.
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Congresos
Acaba de terminar o 16º Congreso Nacional do Partido Popular, celebrado desde o venres en Valencia. Como compromisario vivín bastante o ambiente previo, polémicas e tensións incluídas, e as tres xornadas de Congreso.
O primeiro que debo dicir, porque é de xustiza, é que a organización e a forma de dirixilo foron moi boas, e hai que felicitar a Rita Barberá, como Presidenta do Congreso, e como Alcaldesa de Valencia, porque tamén hai que dicir que a cidade esta cada día máis impresionante.
Pero entrando en materia quero dicir que non saín defraudado. Había expectación e non defraudou a ninguén. En todo Congreso hai partes máis mediáticas e outras de máis traballo e menos repercusión exterior. Referireime só ás primeiras.
Nas semanas previas ao evento, xerouse a sensación de que podían acabar leándose as cousas e ata o risco da división era motivo de especulacións. Nunca me pareceu que puidesen chegar as augas ata ese nivel, especialmente porque sempre me pareceu que os dotes dialogantes de Mariano Rajoy eran aval e garantía suficiente para chegar a suavizar tensións e alcanzar acordos.
Das intervencións máis esperadas teño que dicir que seguín con desigual interese algunhas delas. Clasifiqueinas en dous grupos.
As daqueles que buscaron reprochar algunhas decisións á actual dirección do Partido, e as daqueles, especialmente o presidente Rajoy, que explicaron ao detalle porqué consideran importante introducir cambios na forma de traballar e comunicar desde o Partido á sociedade española.
Probablemente uns e outros tiñan as súas razóns, e un Congreso é o lugar adecuado para dicir estas cousas. Pero cando levas un tempo na vida dun Partido, e supoño que en calquera organización, sabes distinguir entre as mensaxes oportunas e os que non o son tanto. Sabes distinguir entre as actitudes oportunistas e as responsables, e en definitiva engánchasche coas propostas que se orientan cara á consecución de obxectivos que compartes e desconéctasche de frases e xestos que puidesen achegar pouco de futuro e espertar moito do pasado.
Vingo esperanzado e ilusionado porque, salvo imponderables, a nova dirección ten un obxectivo moi claro: sementar mellor para recoller máis. É dicir, comunicar mellor as nosas propostas, dialogar con todos para buscar solucións aos principais problemas que ten a nosa sociedade e conseguir , como dixo Rajoy, que ninguén volva votar ao PSOE para que non gañe o PP.
Simplifiquei moito, e pode parecer fácil e sinxelo o conseguir estes obxectivos, pero non o será. Contra a demagoxia e o gran control que exercen o Goberno e o aparello socialista en determinados medios, non será fácil. Pero cando as ideas e as persoas rezuman claridade e ilusión renovada, a tarefa é máis alcanzable e o éxito vese máis cerca.
Temos un Presidente que leva loitando moito porque España e o Partido Popular, ao que pertence desde fai moitos anos, poidan vivir bos tempos. Coñezo a Mariano Rajoy desde fai vinte anos, temos a mesma idade, e véxoo cada semana no Congreso. Por iso creo non equivocarme se digo que vai polo bo camiño, que aínda virán días complicados, pero que o seu determinación e capacidade de dialogo levarano ao e ao noso Partido a alcanzar en pouco tempo os obxectivos que saíron deste Congreso.
Ah, e Valencia… que cidade! Pero diso falamos outro día.
Lo primero que debo decir, porque es de justicia, es que la organización y la forma de dirigirlo han sido muy buenas, y hay que felicitar a Rita Barberá, como Presidenta del Congreso, y como Alcaldesa de Valencia, porque también hay que decir que la ciudad esta cada día más impresionante.
Pero entrando en materia quiero decir que no he salido defraudado. Había expectación y no defraudó a nadie. En todo Congreso hay partes más mediáticas y otras de más trabajo y menos repercusión exterior. Me referiré sólo a las primeras.
En las semanas previas al evento, se había generado la sensación de que podían acabar liándose las cosas y hasta el riesgo de la división era motivo de especulaciones. Nunca me pareció que pudieran llegar las aguas hasta ese nivel, especialmente porque siempre me pareció que las dotes dialogantes de Mariano Rajoy eran aval y garantía suficiente para llegar a suavizar tensiones y alcanzar acuerdos.
De las intervenciones más esperadas tengo que decir que seguí con desigual interés algunas de ellas. Las he clasificado en dos grupos.
Las de aquellos que buscaron reprochar algunas decisiones a la actual dirección del Partido, y las de aquellos, especialmente el presidente Rajoy, que explicaron al detalle porqué consideran importante introducir cambios en la forma de trabajar y comunicar desde el Partido a la sociedad española.
Probablemente unos y otros tenían sus razones, y un Congreso es el lugar adecuado para decir estas cosas. Pero cuando llevas un tiempo en la vida de un Partido, y supongo que en cualquier organización, sabes distinguir entre los mensajes oportunos y los que no lo son tanto. Sabes distinguir entre las actitudes oportunistas y las responsables, y en definitiva te enganchas con las propuestas que se orientan hacia la consecución de objetivos que compartes y te desconectas de frases y gestos que pudieran aportar poco de futuro y despertar mucho del pasado.
Vengo esperanzado e ilusionado porque, salvo imponderables, la nueva dirección tiene un objetivo muy claro: sembrar mejor para recoger más. Es decir, comunicar mejor nuestras propuestas, dialogar con todos para buscar soluciones a los principales problemas que tiene nuestra sociedad y conseguir , como dijo Rajoy, que nadie vuelva a votar al PSOE para que no gane el PP.
He simplificado mucho, y puede parecer fácil y sencillo el conseguir estos objetivos, pero no lo será. Contra la demagogia y el gran control que ejercen el Gobierno y el aparato socialista en determinados medios, no será fácil. Pero cuando las ideas y las personas rezuman claridad e ilusión renovada, la tarea es más asequible y el éxito se ve más cerca.
Tenemos un Presidente que lleva luchando mucho porque España y el Partido Popular, al que pertenece desde hace muchos años, puedan vivir buenos tiempos. Conozco a Mariano Rajoy desde hace veinte años, tenemos la misma edad, y lo veo cada semana en el Congreso. Por eso creo no equivocarme si digo que va por el buen camino, que todavía vendrán días complicados, pero que su determinación y capacidad de dialogo lo llevarán a el y a nuestro Partido a alcanzar en poco tiempo los objetivos que han salido de este Congreso.
Ah, y Valencia… ¡qué ciudad! Pero de eso hablamos otro día.
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Congresos
Acaba de terminar o 16º Congreso Nacional do Partido Popular, celebrado desde o venres en Valencia. Como compromisario vivín bastante o ambiente previo, polémicas e tensións incluídas, e as tres xornadas de Congreso.
O primeiro que debo dicir, porque é de xustiza, é que a organización e a forma de dirixilo foron moi boas, e hai que felicitar a Rita Barberá, como Presidenta do Congreso, e como Alcaldesa de Valencia, porque tamén hai que dicir que a cidade esta cada día máis impresionante.
Pero entrando en materia quero dicir que non saín defraudado. Había expectación e non defraudou a ninguén. En todo Congreso hai partes máis mediáticas e outras de máis traballo e menos repercusión exterior. Referireime só ás primeiras.
Nas semanas previas ao evento, xerouse a sensación de que podían acabar leándose as cousas e ata o risco da división era motivo de especulacións. Nunca me pareceu que puidesen chegar as augas ata ese nivel, especialmente porque sempre me pareceu que os dotes dialogantes de Mariano Rajoy eran aval e garantía suficiente para chegar a suavizar tensións e alcanzar acordos.
Das intervencións máis esperadas teño que dicir que seguín con desigual interese algunhas delas. Clasifiqueinas en dous grupos.
As daqueles que buscaron reprochar algunhas decisións á actual dirección do Partido, e as daqueles, especialmente o presidente Rajoy, que explicaron ao detalle porqué consideran importante introducir cambios na forma de traballar e comunicar desde o Partido á sociedade española.
Probablemente uns e outros tiñan as súas razóns, e un Congreso é o lugar adecuado para dicir estas cousas. Pero cando levas un tempo na vida dun Partido, e supoño que en calquera organización, sabes distinguir entre as mensaxes oportunas e os que non o son tanto. Sabes distinguir entre as actitudes oportunistas e as responsables, e en definitiva engánchasche coas propostas que se orientan cara á consecución de obxectivos que compartes e desconéctasche de frases e xestos que puidesen achegar pouco de futuro e espertar moito do pasado.
Vingo esperanzado e ilusionado porque, salvo imponderables, a nova dirección ten un obxectivo moi claro: sementar mellor para recoller máis. É dicir, comunicar mellor as nosas propostas, dialogar con todos para buscar solucións aos principais problemas que ten a nosa sociedade e conseguir , como dixo Rajoy, que ninguén volva votar ao PSOE para que non gañe o PP.
Simplifiquei moito, e pode parecer fácil e sinxelo o conseguir estes obxectivos, pero non o será. Contra a demagoxia e o gran control que exercen o Goberno e o aparello socialista en determinados medios, non será fácil. Pero cando as ideas e as persoas rezuman claridade e ilusión renovada, a tarefa é máis alcanzable e o éxito vese máis cerca.
Temos un Presidente que leva loitando moito porque España e o Partido Popular, ao que pertence desde fai moitos anos, poidan vivir bos tempos. Coñezo a Mariano Rajoy desde fai vinte anos, temos a mesma idade, e véxoo cada semana no Congreso. Por iso creo non equivocarme se digo que vai polo bo camiño, que aínda virán días complicados, pero que o seu determinación e capacidade de dialogo levarano ao e ao noso Partido a alcanzar en pouco tempo os obxectivos que saíron deste Congreso.
Ah, e Valencia… que cidade! Pero diso falamos outro día.
1 comentarios:
Rajoy está más fuerte desde el Congreso. Es una pena que no haya hecho todo lo que está haciendo ahora antes de las Generales, porque si no no habría ganado ZP.
Ahora a cargar las pilas para las autonómicas.
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