Se acabaron las navidades. Pasó el tiempo de las cenas familiares, del turrón y demás excesos calóricos. Es tiempo de volver a la normalidad, de atender nuestras obligaciones laborales, de volver al colegio, de hacer frente a la cuesta de enero, este año más empinada que otros, de despedirnos de los seres queridos que viven lejos y que también vuelven a sus tareas, de poner en marcha los renovados propósitos de empezar el año haciendo algo que muchos abandonarán semanas más tarde, como hacer ejercicio o aprender inglés.
Para España tambien es tiempo de volver a la normalidad tras años de sobresaltos, de medidas irracionales, de confundir las prioridades, de negar la realidad, de mirar para otro lado. Es tiempo de aplicar sentido común y transparencia a la gestión del gobierno.
Durante mucho tiempo escuchamos las quejas de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado en el sentido de sentirse frustrados cuando no desmoralizados, por ver como después de esforzarse en el cumplimento de su deber, y en ocasiones jugándose la vida, detenían a presuntos delincuentes para verlos salir en libertad a las pocas horas, una y otra vez, convertidos en reincidentes impunes. El sentido común nos indica que hay que cambiar las normas y eso es lo que acaba de anunciar el Gobierno con su intención de reformar el Código Penal. Volvemos a la normalidad, para que quien delinca pague por sus errores.
También hemos escuchado que las previsiones del Gobierno saliente estaban alejadas de la realidad, por no decir falseadas, y así con urgencia y contundencia se adoptaban medidas económicas para corregir estas desviaciones, poder cumplir con los objetivos contraídos en Europa y con los españoles, y evitar quiebras como la de la Seguridad Social, una vez más en déficit tras la gestión socialista. Corregir los desvaríos económicos y no gastar más de lo que se ingresa es lo normal, y por eso también en estas cuestiones volvemos a la normalidad.
La nueva Ministra de Fomento nos aclaraba que sus prioridades serán pagar las obras inauguradas por el anterior Gobierno pero dejadas en el cajón de las deudas, algo habitual en los anteriores gestores y que se ha repetido en muchas Comunidades Autónomas. Pagar lo que se debe antes de asumir nuevos compromisos es volver a la normalidad.
Lo normal será atender las necesidades prioritarias de los españoles, como conseguir un trabajo, garantizar las pensiones y la atención sanitaria, en lugar de dedicar el tiempo a alianzas de civilizaciones, generar efectos llamada masivos que ahora se han convertido en operaciones retorno, o aprobar decenas de paquetes legislativos con el apellido “sostenible” que han demostrado no sostener nada y sí contribuir a incrementar la dispersión normativa y la duplicidad de competencias engordando las administraciones hasta limites inadmisibles para los ciudadanos.
Bienvenida sea la normalidad. Por ahora me conformo con eso.
Volta á normalidade
Acabáronse os Nadais. Pasou o tempo das ceas familiares, do turrón e demais excesos calóricos. É tempo de volver á normalidade, de atender as nosas obrigacións laborais, de volver ao colexio, de facer fronte á costa de xaneiro, este ano máis empinada que outros, de despedirnos dos seres queridos que viven lonxe e que tamén volven ás súas tarefas, de pór en marcha os renovados propósitos de empezar o ano facendo algo que moitos abandonarán semanas máis tarde, como facer exercicio ou aprender inglés.
Para España tamén é tempo de volver á normalidade tras anos de sobresaltos, de medidas irracionais, de confundir as prioridades, de negar a realidade, de mirar para outro lado. É tempo de aplicar sentido común e transparencia á xestión do goberno.
Durante moito tempo escoitamos as queixas das forzas e corpos de seguridade do Estado no sentido de sentirse frustrados cando non desmoralizados, por ver como logo de esforzarse no cumprimento do seu deber, e en ocasións xogándose a vida, detiñan a presuntos delincuentes para velos saír en liberdade ás poucas horas, unha e outra vez, convertidos en reincidentes impunes. O sentido común indícanos que hai que cambiar as normas e iso é o que acaba de anunciar o Goberno coa súa intención de reformar o Código Penal. Volvemos á normalidade, para que quen delinca pague polos seus erros.
Tamén escoitamos que as previsións do Goberno saínte estaban afastadas da realidade, por non dicir falseadas, e así con urxencia e contundencia adoptábanse medidas económicas para corrixir estas desviacións, poder cumprir cos obxectivos contraídos en Europa e cos españois, e evitar quebras como a da Seguridade Social, unha vez máis en déficit tras a xestión socialista. Corrixir os desvaríos económicos e non gastar máis do que se ingresa é o normal, e por iso tamén nestas cuestións volvemos á normalidade.
A nova Ministra de Fomento aclarábanos que as súas prioridades serán pagar as obras inauguradas polo anterior Goberno pero deixadas no caixón das débedas, algo habitual nos anteriores xestores e que se repetiu en moitas Comunidades Autónomas. Pagar o que se debe antes de asumir novos compromisos é volver á normalidade.
O normal será atender as necesidades prioritarias dos españois, como conseguir un traballo, garantir as pensións e a atención sanitaria, en lugar de dedicar o tempo a alianzas de civilizacións, xerar efectos chamada masivos que agora se converteron en operacións retorno, ou aprobar decenas de paquetes lexislativos co apelido "sostible" que demostraron non soster nada e si contribuír a incrementar a dispersión normativa e a duplicidade de competencias engordando as administracións ata limites inadmisibles para os cidadáns.
Benvida sexa a normalidade. Por agora confórmome con iso.
4 comentarios:
a poco que se haga... ya es mucho
la gente estaba harta de ver inacción
suerte y tesón, no dejen que las presiones mediáticas influyan en la toma de decisiones para salvara a este país
suerte
Yo no me conformo.Quiero que 2012 sea el año que marque la diferencia. Espero lo mejor de este Gobierno. Tanto lo deseo que espero que en un plazo razonable de tiempo podamos decir que las medidas adoptadas y las que vienen a continuación han servido para devolvernos la ilusión y la posibilidad de emprender nuevos proyectos de futuro. Necesitamos el marco adecuado para ello. Para empezar, solucionen el problema del déficit reconvirtiendo el conjunto de las Administraciones Públicas en un aparato de óptima eficiencia. Hagan Uds. lo que tengan que hacer y no lo demoren ni un minuto. Mucho ánimo y adelante.
El petate que nos han dejado estos señores es de órdago. El problema económico es mastodóntico aunque no el peor. Vamos a ver quién es capaz de cortar las alas del gasto y la megalomanía de 17 caudillitos autonómicos , cuarentaitantos jefecillos provinciales y ocho mil mandamases locales. Es cierto que la mayor parte del poder territorial está en manos del PP y no hay excusa para no hacerlo ahora.
¿Era necesario condecorar al gobierno saliente y cacarear hasta la saciedad la intachabilidad del traspaso de poderes con el marrón que nos han dejado , con cifras falseadas incluidas? ¿Es que acaso cree Rajoy que se protege de algo con esta tontería?
Esperemos que el trabajo que estáis realizando empiece a dar sus frutos en un tiempo no muy lejano.
La situación es complicada, pero España votó cambio y precisa cambio. Mucha suerte y que todo salga bien.
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