Cuando ha comenzado el año, los primeros artículos firmados por los analistas políticos han coincidido al calificar este 2015 como un año electoral muy especial, en el que las encuestas dibujan panoramas muy diferentes y nadie parte con clara ventaja sobre los demás.
Esta situación no me parecería especialmente inquietante de no ser porque algunas de las opciones manejadas supondrían a priori una clara involución, un cambio de 180 grados en el camino recorrido con enormes sacrificios para el conjunto de la sociedad.
El futuro de los procesos electorales y sus resultados dependerán en gran medida de las actitudes y comportamientos de los unos y de los otros, expresado así sin más intención que la de separar las diferentes responsabilidades.
Los unos, los partidos políticos y sus integrantes, tenemos un papel especial en el proceso que se avecina. Si queremos ganar y en nuestro caso recuperar la confianza de muchos de los votantes que la depositaron en anteriores comicios, se debe realizar un gran trabajo de pedagogía, sin rodeos, llamando a las cosas por su nombre y con humildad, con mucha humildad.
Tendremos que reconocer nuestros errores, que siempre se cometen, y explicar de manera sencilla y transparente el porqué de las medidas impopulares aprobadas, pero que han permitido salvar a España de la quiebra y retomar el camino de la gestión y control eficaz del gasto público y el fin del despilfarro de gobiernos populistas e irresponsables. Decirles a los otros que todas y cada una de las medidas adoptadas en el Parlamento o en Consejo de Ministros tiene como finalidad garantizar nuestro sistema de bienestar, una muy buena sanidad o la cobertura social para el desempleado. Que a pesar de la obligación de reducir los gastos se han priorizado adecuadamente las inversiones para preservar nuestro sistema de pensiones garantizando su presente y futuro.
Pero las explicaciones tenemos que saber hacerlas llegar. El mensaje es muy importante, pero la manera en que se transmita también es fundamental. Evitar los mensajes enlatados y la constante critica al rival. Son algunas de mis recetas que evidentemente son mías y pudieran no ser acertadas, son de uno de los unos.
¿Y los otros? Por los otros me quiero referir al conjunto de los ciudadanos con derecho a voto. Los que deciden en base a sus criterios el futuro de su ayuntamiento, Comunidad o de la Nación. Los otros tienen también un papel decisivo y una enorme responsabilidad en este 2015.
Muchos seguirán siendo fieles a los colores en los que otras veces depositaron su confianza, otros desencantados por algún motivo, se inclinarán por opciones diferentes. Y aquí es donde el papel de los otros resultará determinante en nuestro futuro, porque en el horizonte político han surgido algunos Mesías que encandilan fácilmente y construyen sus discursos y propuestas basándose bien en el rencor o bien en lo inviable, pero en ambos casos con perspectivas inquietantes y peligrosas.
Los unos y los otros tenemos mucho en juego, nuestro futuro y el de los que vienen detrás. Los unos y los otros seremos los únicos responsables, y eso forma parte de la grandeza de la democracia. Ojalá que acertemos.
Os uns e os outros
Cando comezou o ano, os primeiros artigos asinados polos analistas políticos coincidiron ao cualificar este 2015 como un ano electoral moi especial, no que as enquisas debuxan panoramas moi diferentes e ninguén parte con clara vantaxe sobre os demais.
Esta situación non me parecería especialmente inquietante de non ser porque algunhas das opcións manexadas supoñerían a priori unha clara involución, un cambio de 180 graos no camiño recorrido con enormes sacrificios para o conxunto da sociedade.
O futuro dos procesos electorais e os seus resultados dependerán en boa medida das actitudes e comportamentos dos uns e dos outros, expresado así sen máis intención que a de separar as diferentes responsabilidades.
Os uns, os partidos políticos e os seus integrantes, temos un papel especial no proceso que se aveciña. Se queremos gañar e no noso caso recuperar a confianza de moitos dos votantes que a depositaron en anteriores comicios, débese realizar un gran traballo de pedagoxía, sen rodeos, chamando ás cousas polo seu nome e con humildade, con moita humildade.
Teremos que recoñecer os nosos erros, que sempre se cometen, e explicar de xeito sinxelo e transparente o porqué das medidas impopulares aprobadas, pero que permitiron salvar a España da quebra e retomar o camiño da xestión e control eficaz do gasto público e o fin da dilapidación de gobernos populistas e irresponsables. Dicilos aos outros que todas e cada unha das medidas adoptadas no Parlamento ou en Consello de Ministros ten como finalidade garantir o noso sistema de benestar, unha moi boa sanidade ou a cobertura social para o desempregado. Que a pesar da obriga de reducir os gastos se priorizaron axeitadamente os investimentos para preservar o noso sistema de pensións garantindo o seu presente e futuro.
Pero as explicacións temos que saber facelas chegar. A mensaxe é moi importante, pero o xeito en que se transmita tamén é fundamental. Evitar as mensaxes enlatadas e a constante critica ao rival. Son algunhas das miñas receitas que evidentemente son miñas e puideran non ser acertadas, son dun dos uns.
E os outros? Polos outros quérome referir o conxunto dos cidadáns con dereito a voto. Os que deciden sobre a base dos seus criterios o futuro do seu concello, Comunidade ou da Nación. Os outros teñen tamén un papel decisivo e unha enorme responsabilidade neste 2015.
Moitos seguirán sendo fieis ás cores nas que outras veces depositaron a súa confianza, outros desencantados por algún motivo, inclinaranse por opcións diferentes. E aquí é onde o papel dos outros resultará determinante no noso futuro, porque no horizonte político xurdiron algúns Mesías que marabillan doadamente e constrúen os seus discursos e propostas baseándose ben no rancor ou ben no inviable, pero en ambos os dous casos con perspectivas inquietantes e perigosas.
Os uns e os outros temos moito en xogo, o noso futuro e o dos que veñen detrás. Os uns e os outros seremos os únicos responsables, e iso forma parte da grandeza da democracia. Oxalá que acertemos.
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