Desde hace unos meses los europeos asistimos expectantes a un espectáculo cuyo guión nunca hubieran podido imaginar aquellos sabios que hace dos mil quinientos años utilizaban la palabra para escribir tragedias o sainetes.
Me cuesta pensar que imaginasen que algún día en su país los despropósitos de unos populistas estudiados, que no ignorantes, provocarían tantos daños colaterales a millones de ciudadanos. Un daño anunciado, pues todos deberíamos saber que los problemas de difícil solución no se resuelven con recetas fáciles y en dos días.
Esta lección también deberíamos aprenderla aquí en los tiempos en los que en el escenario aparecen políticos con un perfil y una forma de actuar muy similar a la de los dirigentes actuales en Grecia. Los “podemos” de turno siempre utilizan un lenguaje televisivo dirigido a desencantados o personas que no acaban de entender las medidas de control y los dolorosos ajustes que la sociedad en general paga en sus carnes para corregir los ejercicios de irresponsabilidad presupuestaria y las alegrías de aquellos que cuando nuestra economía empezaba a ahogarse decían que el agua todavía estaba por los tobillos.
El partido populista griego alcanzó el poder prometiendo cosas que eran imposibles de cumplir y lo sabían. Es muy fácil ir de copas si las rondas las van pagando una tras otra los demás y cuando te prestan para que tú también puedas pagar alguna. Se acostumbran y pasado el tiempo y, con toda clase de facilidades por medio, acaban negándose a pagar lo que deben.
Es muy fácil de entender el final. Si durante décadas el estado griego ha sido líder en medidas intervencionistas, sin conseguir que en 40 años ni un solo presupuesto finalizara con superávit, sin pagar su deuda publica en los últimos 90 años, asignando pensiones a miles de ciudadanos fallecidos, jubilaciones muy anticipadas a profesiones declaradas de “riesgo” como peluqueros, miles de piscinas que evaden su impuesto porque figuran como depósitos de agua…
El resultado era esperado hace tiempo. Vivir del endeudamiento de manera continuada acaba en pobreza sí o sí. Son muchos los expertos los que opinan que Grecia no debió ser rescatada nunca, ni en 2010, ni dos años después, gastándonos mas de 26.000 millones solamente de los españoles. Opinan que hubiese sido mejor dejar quebrar a quien se niega a llevar bien las cuentas de sus recursos públicos.
En los últimos días y como malos jugadores de póker, incapaces de ocultar sus gestos, nos desvelas qué cartas llevan en sus últimas manos al final de la partida. Los negligentes jugadores griegos ya no tienen ases en sus manos, han terminado con el palo de las amenazas, el de las mentiras y también el de los despropósitos.
Este fin de semana el sainete se convirtió en tragedia, y si no ¿cómo le llamamos a la consulta o referéndum que en pocos días se celebrará en Grecia y donde a quien roza la ruina le van a preguntar si prefiere o no pagar lo que debe? Toda una tragedia griega.
Cústame pensar que imaxinasen que algún día no seu país os despropósitos duns populistas estudados, que non ignorantes, provocarían tantos danos colaterais a millóns de cidadáns. Un dano anunciado, pois todos deberiamos saber que os problemas de difícil solución non se resolven con receitas fáciles e en dous días.
Esta lección tamén deberiamos aprendela aquí nos tempos nos que no escenario aparecen políticos cun perfil e unha forma de actuar moi similar á dos dirixentes actuais en Grecia. Podémolos? de quenda sempre utilizan unha linguaxe televisiva dirixido a desencantados ou persoas que non acaban de entender as medidas de control e os dolorosos axustes que a sociedade en xeral paga nas súas carnes para corrixir os exercicios de irresponsabilidade orzamentaria e as alegrías daqueles que cando a nosa economía empezaba a afogarse dicían que a auga aínda estaba polos tobillos.
O partido populista grego alcanzou o poder prometendo cousas que eran imposibles de cumprir e sabíano. É moi fácil ir de copas si róldalas vanas pagando unha tras outra os demais e cando che prestan para que ti tamén poidas pagar algunha. Afanse e pasado o tempo e, con toda clase de facilidades por medio, acaban negándose a pagar o que deben.
É moi fácil de entender o final. Si durante décadas o estado grego foi líder en medidas intervencionistas, sen conseguir que en 40 anos nin un só orzamento finalizase con superávit, sen pagar a súa débeda publica nos últimos 90 anos, asignando pensións a miles de cidadáns falecidos, xubilacións moi anticipadas a profesións declaradas de ?risco? como perruqueiros, miles de piscinas que evaden o seu imposto porque figuran como depósitos de auga?
O resultado era esperado fai tempo. Vivir do endebedamento de xeito continuado acaba en pobreza si ou si. Son moitos os expertos os que opinan que Grecia non debeu ser rescatada nunca, nin en 2010, nin dous anos despois, gastándonos mais de 26.000 millóns soamente dos españois. Opinan que fose mellor deixar crebar a quen se nega a levar ben as contas dos seus recursos públicos.
Nos últimos días e como malos xogadores de póker, incapaces de ocultar os seus xestos, desvélasnos que cartas levan nas súas últimas mans ao final da partida. Os neglixentes xogadores gregos xa non teñen ases nas súas mans, terminaron co pau das ameazas, o das mentiras e tamén o dos despropósitos.
Este fin de semana o sainete converteuse en traxedia, e si non como lle chamamos á consulta ou referendo que en poucos días celebrarase en Grecia e onde a quen roza a ruína vanlle a preguntar si prefire ou non pagar o que debe? Toda unha traxedia grega.
Me cuesta pensar que imaginasen que algún día en su país los despropósitos de unos populistas estudiados, que no ignorantes, provocarían tantos daños colaterales a millones de ciudadanos. Un daño anunciado, pues todos deberíamos saber que los problemas de difícil solución no se resuelven con recetas fáciles y en dos días.
Esta lección también deberíamos aprenderla aquí en los tiempos en los que en el escenario aparecen políticos con un perfil y una forma de actuar muy similar a la de los dirigentes actuales en Grecia. Los “podemos” de turno siempre utilizan un lenguaje televisivo dirigido a desencantados o personas que no acaban de entender las medidas de control y los dolorosos ajustes que la sociedad en general paga en sus carnes para corregir los ejercicios de irresponsabilidad presupuestaria y las alegrías de aquellos que cuando nuestra economía empezaba a ahogarse decían que el agua todavía estaba por los tobillos.
El partido populista griego alcanzó el poder prometiendo cosas que eran imposibles de cumplir y lo sabían. Es muy fácil ir de copas si las rondas las van pagando una tras otra los demás y cuando te prestan para que tú también puedas pagar alguna. Se acostumbran y pasado el tiempo y, con toda clase de facilidades por medio, acaban negándose a pagar lo que deben.
Es muy fácil de entender el final. Si durante décadas el estado griego ha sido líder en medidas intervencionistas, sin conseguir que en 40 años ni un solo presupuesto finalizara con superávit, sin pagar su deuda publica en los últimos 90 años, asignando pensiones a miles de ciudadanos fallecidos, jubilaciones muy anticipadas a profesiones declaradas de “riesgo” como peluqueros, miles de piscinas que evaden su impuesto porque figuran como depósitos de agua…
El resultado era esperado hace tiempo. Vivir del endeudamiento de manera continuada acaba en pobreza sí o sí. Son muchos los expertos los que opinan que Grecia no debió ser rescatada nunca, ni en 2010, ni dos años después, gastándonos mas de 26.000 millones solamente de los españoles. Opinan que hubiese sido mejor dejar quebrar a quien se niega a llevar bien las cuentas de sus recursos públicos.
En los últimos días y como malos jugadores de póker, incapaces de ocultar sus gestos, nos desvelas qué cartas llevan en sus últimas manos al final de la partida. Los negligentes jugadores griegos ya no tienen ases en sus manos, han terminado con el palo de las amenazas, el de las mentiras y también el de los despropósitos.
Este fin de semana el sainete se convirtió en tragedia, y si no ¿cómo le llamamos a la consulta o referéndum que en pocos días se celebrará en Grecia y donde a quien roza la ruina le van a preguntar si prefiere o no pagar lo que debe? Toda una tragedia griega.
Traxedia grega
Desde fai uns meses os europeos asistimos expectantes a un espectáculo cuxo guión nunca puidesen imaxinar aqueles sabios que fai dous mil cincocentos anos utilizaban a palabra para escribir traxedias ou sainetes.Cústame pensar que imaxinasen que algún día no seu país os despropósitos duns populistas estudados, que non ignorantes, provocarían tantos danos colaterais a millóns de cidadáns. Un dano anunciado, pois todos deberiamos saber que os problemas de difícil solución non se resolven con receitas fáciles e en dous días.
Esta lección tamén deberiamos aprendela aquí nos tempos nos que no escenario aparecen políticos cun perfil e unha forma de actuar moi similar á dos dirixentes actuais en Grecia. Podémolos? de quenda sempre utilizan unha linguaxe televisiva dirixido a desencantados ou persoas que non acaban de entender as medidas de control e os dolorosos axustes que a sociedade en xeral paga nas súas carnes para corrixir os exercicios de irresponsabilidade orzamentaria e as alegrías daqueles que cando a nosa economía empezaba a afogarse dicían que a auga aínda estaba polos tobillos.
O partido populista grego alcanzou o poder prometendo cousas que eran imposibles de cumprir e sabíano. É moi fácil ir de copas si róldalas vanas pagando unha tras outra os demais e cando che prestan para que ti tamén poidas pagar algunha. Afanse e pasado o tempo e, con toda clase de facilidades por medio, acaban negándose a pagar o que deben.
É moi fácil de entender o final. Si durante décadas o estado grego foi líder en medidas intervencionistas, sen conseguir que en 40 anos nin un só orzamento finalizase con superávit, sen pagar a súa débeda publica nos últimos 90 anos, asignando pensións a miles de cidadáns falecidos, xubilacións moi anticipadas a profesións declaradas de ?risco? como perruqueiros, miles de piscinas que evaden o seu imposto porque figuran como depósitos de auga?
O resultado era esperado fai tempo. Vivir do endebedamento de xeito continuado acaba en pobreza si ou si. Son moitos os expertos os que opinan que Grecia non debeu ser rescatada nunca, nin en 2010, nin dous anos despois, gastándonos mais de 26.000 millóns soamente dos españois. Opinan que fose mellor deixar crebar a quen se nega a levar ben as contas dos seus recursos públicos.
Nos últimos días e como malos xogadores de póker, incapaces de ocultar os seus xestos, desvélasnos que cartas levan nas súas últimas mans ao final da partida. Os neglixentes xogadores gregos xa non teñen ases nas súas mans, terminaron co pau das ameazas, o das mentiras e tamén o dos despropósitos.
Este fin de semana o sainete converteuse en traxedia, e si non como lle chamamos á consulta ou referendo que en poucos días celebrarase en Grecia e onde a quen roza a ruína vanlle a preguntar si prefire ou non pagar o que debe? Toda unha traxedia grega.
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