Acaba de finalizar el congreso del PP de Lugo y seguramente durante días se hablará y escribirá sobre lo allí acontecido y los primeros pasos dados por la nueva dirección provincial.
Negar las tiranteces existentes en el seno de la militancia durante las semanas previas a esta cita sería un claro ejemplo de cinismo que evitaré. Han existido roces y al igual que cuando nuestro coche sufre un rayazo, es necesaria una reparación, un repaso de chapa y pintura para dejarlo en perfecto estado.
Es verdad que la falta de costumbre a tener que pronunciarse entre dos personas de tu mismo partido ha contribuido a que los modos y maneras utilizados por parte de algunos de los encargados de buscar apoyos no fueran los más adecuados en todo momento, y que las situaciones generadas incomodaran a muchos afiliados.
Manifestarse, o como algunos prefieren llamarlo, “retratarse” no debería ser más que el derecho o la necesidad de expresar libremente una opinión, un deseo, una preferencia, sin que ello conllevase su mala interpretación, descalificación o hacerte merecedor de etiquetas y reproches. Esto también sucedió y negarlo sería otro buen ejercicio de hipocresía.
Hasta aquí el pasado. Hoy ya estamos en un nuevo escenario. Hay heridas que han quedado abiertas y que por el bien del paciente, conviene limpiar, desinfectar y ayudar a cicatrizar cuanto antes. Son las heridas propias del roce y muchas veces de la mejor o peor sintonía con las personas implicadas, de las relaciones humanas. Y ayudar en ese proceso de sanación es lo que pretendo con estas breves líneas.
Sobre el papel y en las diferentes intervenciones se escucharon expresiones como unidad, aquí nadie sobra, participación, dar voz a los afiliados, transparencia, sumar… Cualquiera las suscribimos. Pero lo difícil para la nueva dirección es pasar del papel y la oratoria a la realidad, y para ello van a necesitar de la ayuda de los ganadores y de los perdedores.
Como es conocido, aunque no formé parte de ninguno de los dos equipos que compitieron en este congreso, en su momento hice público mi apoyo a la candidata que no resultó elegida por el conjunto de los compromisarios, a Raquel.
No pedí nada a cambio de mis apoyos a quien perdió, ni pediré nada ahora a quien ganó. Desde esa posición y manteniendo mis opiniones y criterios, sí quiero contribuir a facilitar la tarea de quienes ahora tienen que dirigir este partido ya que como recordó Feijoo “lo fácil no es que te apoyen los que te apoyaban, sino que lo hagan quienes no lo hacían”.
Quedan por dar pasos para fortalecernos como equipo y para que, como también dijo el presidente gallego, “si vamos juntos ganamos, y si no, perderemos”, versión moderna de aquella famosa frase de D. Manuel Fraga, “Xuntos imos a máis e separados imos ó carallo”. Harán falta todavía más cambios, especialmente en las formas, más autocrítica, más participación real, y sobre todo renuncias personales y colectivas. Y eso es lo que ahora nos toca, a todos.
Negar as tiranteces existentes no seo da militancia durante as semanas previas a esta cita sería un claro exemplo de cinismo que evitarei. Existiron rozamentos e do mesmo xeito que cando o noso coche sofre un raión, é necesaria unha reparación, un repaso de chapa e pintura para deixalo en perfecto estado.
É verdade que a falta de costume a ter que pronunciarse entre dúas persoas da túa mesmo partido contribuíu a que os modos e maneiras utilizados por parte dalgúns dos encargados de buscar apoios non fosen os máis adecuados en todo momento, e que as situacións xeradas incomodasen a moitos afiliados.
Manifestarse, ou como algúns prefiren chamalo, “retratarse” non debería ser máis que o dereito ou a necesidade de expresar libremente unha opinión, un desexo, unha preferencia, sen que iso levase a súa mala interpretación, descualificación ou facerche merecedor de etiquetas e reproches. Isto tamén sucedeu e negalo sería outro bo exercicio de hipocrisía.
Ata aquí o pasado. Hoxe xa estamos nun novo escenario. Hai feridas que quedaron abertas e que polo ben do paciente, convén limpar, desinfectar e axudar a cicatrizar canto antes. Son as feridas propias do rozamento e moitas veces da mellor ou peor sintonía coas persoas implicadas, das relacións humanas. E axudar nese proceso de curación é o que pretendo con estas breves liñas.
Sobre o papel e nas diferentes intervencións escoitáronse expresións como unidade, aquí ninguén sobra, participación, dar voz aos afiliados, transparencia, sumar? Calquera as subscribimos. Pero o difícil para a nova dirección é pasar do papel e a oratoria á realidade, e para iso van necesitar da axuda dos gañadores e dos perdedores.
Como é coñecido, aínda que non formei parte de ningún dos dous equipos que competiron neste congreso, no seu momento fixen público o meu apoio á candidata que non resultou elixida polo conxunto dos compromisarios, a Raquel.
Non pedín nada a cambio dos meus apoios a quen perdeu, nin pedirei nada agora a quen gañou. Desde esa posición e mantendo as miñas opinións e criterios, si quero contribuír a facilitar a tarefa de quen agora teñen que dirixir este partido xa que como lembrou Feijoo “o fácil non é que che apoien os que che apoiaban, senón que o fagan quen non o facían”.
Quedan por dar pasos para fortalecernos como equipo e para que, como tamén dixo o presidente galego, “se imos xuntos gañamos, e se non, perderemos”, versión moderna daquela famosa frase de D. Manuel Fraga, “Xuntos imos a máis e separados imos ó carallo”. Farán falta aínda máis cambios, especialmente nas formas, máis autocrítica, máis participación real, e sobre todo renuncias persoais e colectivas. E iso é o que agora nos toca, a todos.
Negar las tiranteces existentes en el seno de la militancia durante las semanas previas a esta cita sería un claro ejemplo de cinismo que evitaré. Han existido roces y al igual que cuando nuestro coche sufre un rayazo, es necesaria una reparación, un repaso de chapa y pintura para dejarlo en perfecto estado.
Es verdad que la falta de costumbre a tener que pronunciarse entre dos personas de tu mismo partido ha contribuido a que los modos y maneras utilizados por parte de algunos de los encargados de buscar apoyos no fueran los más adecuados en todo momento, y que las situaciones generadas incomodaran a muchos afiliados.
Manifestarse, o como algunos prefieren llamarlo, “retratarse” no debería ser más que el derecho o la necesidad de expresar libremente una opinión, un deseo, una preferencia, sin que ello conllevase su mala interpretación, descalificación o hacerte merecedor de etiquetas y reproches. Esto también sucedió y negarlo sería otro buen ejercicio de hipocresía.
Hasta aquí el pasado. Hoy ya estamos en un nuevo escenario. Hay heridas que han quedado abiertas y que por el bien del paciente, conviene limpiar, desinfectar y ayudar a cicatrizar cuanto antes. Son las heridas propias del roce y muchas veces de la mejor o peor sintonía con las personas implicadas, de las relaciones humanas. Y ayudar en ese proceso de sanación es lo que pretendo con estas breves líneas.
Sobre el papel y en las diferentes intervenciones se escucharon expresiones como unidad, aquí nadie sobra, participación, dar voz a los afiliados, transparencia, sumar… Cualquiera las suscribimos. Pero lo difícil para la nueva dirección es pasar del papel y la oratoria a la realidad, y para ello van a necesitar de la ayuda de los ganadores y de los perdedores.
Como es conocido, aunque no formé parte de ninguno de los dos equipos que compitieron en este congreso, en su momento hice público mi apoyo a la candidata que no resultó elegida por el conjunto de los compromisarios, a Raquel.
No pedí nada a cambio de mis apoyos a quien perdió, ni pediré nada ahora a quien ganó. Desde esa posición y manteniendo mis opiniones y criterios, sí quiero contribuir a facilitar la tarea de quienes ahora tienen que dirigir este partido ya que como recordó Feijoo “lo fácil no es que te apoyen los que te apoyaban, sino que lo hagan quienes no lo hacían”.
Quedan por dar pasos para fortalecernos como equipo y para que, como también dijo el presidente gallego, “si vamos juntos ganamos, y si no, perderemos”, versión moderna de aquella famosa frase de D. Manuel Fraga, “Xuntos imos a máis e separados imos ó carallo”. Harán falta todavía más cambios, especialmente en las formas, más autocrítica, más participación real, y sobre todo renuncias personales y colectivas. Y eso es lo que ahora nos toca, a todos.
O que agora nos toca
Acaba de finalizar o congreso do PP de Lugo e seguramente durante días falarase e escribirá sobre o alí acontecido e os primeiros pasos dados pola nova dirección provincial.Negar as tiranteces existentes no seo da militancia durante as semanas previas a esta cita sería un claro exemplo de cinismo que evitarei. Existiron rozamentos e do mesmo xeito que cando o noso coche sofre un raión, é necesaria unha reparación, un repaso de chapa e pintura para deixalo en perfecto estado.
É verdade que a falta de costume a ter que pronunciarse entre dúas persoas da túa mesmo partido contribuíu a que os modos e maneiras utilizados por parte dalgúns dos encargados de buscar apoios non fosen os máis adecuados en todo momento, e que as situacións xeradas incomodasen a moitos afiliados.
Manifestarse, ou como algúns prefiren chamalo, “retratarse” non debería ser máis que o dereito ou a necesidade de expresar libremente unha opinión, un desexo, unha preferencia, sen que iso levase a súa mala interpretación, descualificación ou facerche merecedor de etiquetas e reproches. Isto tamén sucedeu e negalo sería outro bo exercicio de hipocrisía.
Ata aquí o pasado. Hoxe xa estamos nun novo escenario. Hai feridas que quedaron abertas e que polo ben do paciente, convén limpar, desinfectar e axudar a cicatrizar canto antes. Son as feridas propias do rozamento e moitas veces da mellor ou peor sintonía coas persoas implicadas, das relacións humanas. E axudar nese proceso de curación é o que pretendo con estas breves liñas.
Sobre o papel e nas diferentes intervencións escoitáronse expresións como unidade, aquí ninguén sobra, participación, dar voz aos afiliados, transparencia, sumar? Calquera as subscribimos. Pero o difícil para a nova dirección é pasar do papel e a oratoria á realidade, e para iso van necesitar da axuda dos gañadores e dos perdedores.
Como é coñecido, aínda que non formei parte de ningún dos dous equipos que competiron neste congreso, no seu momento fixen público o meu apoio á candidata que non resultou elixida polo conxunto dos compromisarios, a Raquel.
Non pedín nada a cambio dos meus apoios a quen perdeu, nin pedirei nada agora a quen gañou. Desde esa posición e mantendo as miñas opinións e criterios, si quero contribuír a facilitar a tarefa de quen agora teñen que dirixir este partido xa que como lembrou Feijoo “o fácil non é que che apoien os que che apoiaban, senón que o fagan quen non o facían”.
Quedan por dar pasos para fortalecernos como equipo e para que, como tamén dixo o presidente galego, “se imos xuntos gañamos, e se non, perderemos”, versión moderna daquela famosa frase de D. Manuel Fraga, “Xuntos imos a máis e separados imos ó carallo”. Farán falta aínda máis cambios, especialmente nas formas, máis autocrítica, máis participación real, e sobre todo renuncias persoais e colectivas. E iso é o que agora nos toca, a todos.
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