Estos días casi todos los rincones de España están celebrando alguna fiesta. Sean capitales o pequeños pueblos, todos están en fiestas.
No faltarán ni pregoneros, ni alumbrados de colores, y ni mucho menos los fuegos artificiales y las orquestas verbeneras. Todo suma y contribuye a poner una nota de alegría en medio de la crisis económica. Por unos días posiblemente las fiestas consigan que aparquemos nuestras preocupaciones y nos dediquemos a los bailes y eventos gastronómicos tan apreciados en nuestras tierras.
A pesar de lo dicho resulta difícil olvidarse del asunto económico porque los presupuestos de toda fiesta no dejarían a nadie indiferente de preocuparse por ellos.
He sabido que los hay de 3,4 millones de euros como los de la Semana Grande de Bilbao, o de 2 millones de euros en las de María Pita de A Coruña, si hablamos de grandes ciudades. Si a pequeñas localidades nos referimos hablamos de 100.000 euros para 6 días de fiesta en un pueblo de 1000 habitantes como Fontanar en Guadalajara, o en caso de algunos habitantes más, otros seis días de fiesta llegan a 293.000 euros para los 10.000 habitantes de Alfaro en La Rioja.
¿Es mucho o poco presupuesto? ¿Están o no justificados estos gastos? Dejo la respuesta a criterio de cada uno. Lo que sí me parece fuertemente criticable es que en tiempos como los que corren se pueda aumentar el presupuesto dedicado a fiestas en un 33% respecto al año pasado. Es el caso de A Coruña.
Y es que las sesiones de fuegos mínimamente decentes no bajan de 7.000 euros, las orquestas andan por los 12.000 euros, la iluminación ni se sabe, y un largo etcétera eleva las cifras presupuestarias hasta cantidades que en ocasiones superan las posibilidades de muchos pueblos y ciudades.
Pero estamos en fiestas y es lo que cuenta. Qué pinto yo amargando un dulce, si a fin de cuentas con buenas viandas, música y chupinazo olvidamos por unas horas que las pasaremos canutas en cuanto se termine el programa de festejos.
Ahora toca disfrutar. Después ya veremos.
Felices fiestas a todos estéis donde estéis. Las nuestras en octubre, y para entonces ya veremos.
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Festas
Estes días case todos os recunchos de España están a celebrar algunha festa. Sexan capitais ou pequenos pobos, todos están en festas.
Non faltarán nin pregoeiros, nin alumados de cores, e nin moito menos os fogos artificiais e as orquestras verbeneras. Todo suma e contribúe a pór unha nota de alegría no medio da crise económica. Por uns días posiblemente as festas consigan que aparquemos as nosas preocupacións e nos dediquemos aos bailes e eventos gastronómicos tan apreciados nas nosas terras.
A pesar do devandito resulta difícil esquecerse do asunto económico porque os orzamentos de toda festa non deixarían a ninguén indiferente de preocuparse por eles.
Souben que os hai de 3,4 millóns de euros como os da Semana Grande de Bilbao, ou de 2 millóns de euros nas de María Pita da Coruña, se falamos de grandes cidades. Se a pequenas localidades nos referimos falamos de 100.000 euros para 6 días de festa nun pobo de 1000 habitantes como Fontanar en Guadalajara, ou en caso dalgúns habitantes máis, outros seis días de festa chegan a 293.000 euros para os 10.000 habitantes de Alfaro en La Rioja.
É moito ou pouco orzamento? Están ou non xustificados estes gastos? Deixo a resposta a criterio de cada un. O que si me parece fortemente criticable é que en tempos como os que corren se poda aumentar o orzamento dedicado a festas nun 33% respecto ao ano pasado. É o caso de A Coruña.
E é que as sesións de lumes minimamente decentes non baixan de 7.000 euros, as orquestras andan polos 12.000 euros, a iluminación nin se sabe, e un longo etcétera eleva as cifras orzamentarias ata cantidades que en ocasións superan as posibilidades de moitos pobos e cidades.
Pero estamos en festas e é o que conta. Que pinto eu amargando un doce, se a final de contas con boas viandas, música e chupinazo esquecemos por unhas horas que as pasaremos canutas en canto remate o programa de festexos.
Agora toca gozar. Despois xa veremos.
Felices festas a todos esteades onde esteades. As nosas en outubro, e para entón xa veremos.
No faltarán ni pregoneros, ni alumbrados de colores, y ni mucho menos los fuegos artificiales y las orquestas verbeneras. Todo suma y contribuye a poner una nota de alegría en medio de la crisis económica. Por unos días posiblemente las fiestas consigan que aparquemos nuestras preocupaciones y nos dediquemos a los bailes y eventos gastronómicos tan apreciados en nuestras tierras.
A pesar de lo dicho resulta difícil olvidarse del asunto económico porque los presupuestos de toda fiesta no dejarían a nadie indiferente de preocuparse por ellos.
He sabido que los hay de 3,4 millones de euros como los de la Semana Grande de Bilbao, o de 2 millones de euros en las de María Pita de A Coruña, si hablamos de grandes ciudades. Si a pequeñas localidades nos referimos hablamos de 100.000 euros para 6 días de fiesta en un pueblo de 1000 habitantes como Fontanar en Guadalajara, o en caso de algunos habitantes más, otros seis días de fiesta llegan a 293.000 euros para los 10.000 habitantes de Alfaro en La Rioja.
¿Es mucho o poco presupuesto? ¿Están o no justificados estos gastos? Dejo la respuesta a criterio de cada uno. Lo que sí me parece fuertemente criticable es que en tiempos como los que corren se pueda aumentar el presupuesto dedicado a fiestas en un 33% respecto al año pasado. Es el caso de A Coruña.
Y es que las sesiones de fuegos mínimamente decentes no bajan de 7.000 euros, las orquestas andan por los 12.000 euros, la iluminación ni se sabe, y un largo etcétera eleva las cifras presupuestarias hasta cantidades que en ocasiones superan las posibilidades de muchos pueblos y ciudades.
Pero estamos en fiestas y es lo que cuenta. Qué pinto yo amargando un dulce, si a fin de cuentas con buenas viandas, música y chupinazo olvidamos por unas horas que las pasaremos canutas en cuanto se termine el programa de festejos.
Ahora toca disfrutar. Después ya veremos.
Felices fiestas a todos estéis donde estéis. Las nuestras en octubre, y para entonces ya veremos.
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Festas
Estes días case todos os recunchos de España están a celebrar algunha festa. Sexan capitais ou pequenos pobos, todos están en festas.
Non faltarán nin pregoeiros, nin alumados de cores, e nin moito menos os fogos artificiais e as orquestras verbeneras. Todo suma e contribúe a pór unha nota de alegría no medio da crise económica. Por uns días posiblemente as festas consigan que aparquemos as nosas preocupacións e nos dediquemos aos bailes e eventos gastronómicos tan apreciados nas nosas terras.
A pesar do devandito resulta difícil esquecerse do asunto económico porque os orzamentos de toda festa non deixarían a ninguén indiferente de preocuparse por eles.
Souben que os hai de 3,4 millóns de euros como os da Semana Grande de Bilbao, ou de 2 millóns de euros nas de María Pita da Coruña, se falamos de grandes cidades. Se a pequenas localidades nos referimos falamos de 100.000 euros para 6 días de festa nun pobo de 1000 habitantes como Fontanar en Guadalajara, ou en caso dalgúns habitantes máis, outros seis días de festa chegan a 293.000 euros para os 10.000 habitantes de Alfaro en La Rioja.
É moito ou pouco orzamento? Están ou non xustificados estes gastos? Deixo a resposta a criterio de cada un. O que si me parece fortemente criticable é que en tempos como os que corren se poda aumentar o orzamento dedicado a festas nun 33% respecto ao ano pasado. É o caso de A Coruña.
E é que as sesións de lumes minimamente decentes non baixan de 7.000 euros, as orquestras andan polos 12.000 euros, a iluminación nin se sabe, e un longo etcétera eleva as cifras orzamentarias ata cantidades que en ocasións superan as posibilidades de moitos pobos e cidades.
Pero estamos en festas e é o que conta. Que pinto eu amargando un doce, se a final de contas con boas viandas, música e chupinazo esquecemos por unhas horas que as pasaremos canutas en canto remate o programa de festexos.
Agora toca gozar. Despois xa veremos.
Felices festas a todos esteades onde esteades. As nosas en outubro, e para entón xa veremos.
2 comentarios:
El problema no son las fiestas veraniegas, el problema es que para algunos siempre es fiesta.
Que me compro un cohe nuevo: El mas caro.
Que me nombran concejala de urbanismo: Cambio la decoración del despacho.
Que nos vamos a Cuba: por todo lo alto.
Que tengo un puestazo: Con tarjeta de crédito.
Viene la crisis, y a los nuevos apoltronados les dá igual, SIEMPRE ESTAN DE FIESTA.
Trabajar no va con ellos.
Caminando ha dado en el clavo, pero además el PSOE de Lugo lleva esto a las últimas consecuencias gastándose 7 millones de euros en un museo que no interesa a nadie en un momento de crisis económica.
Y luego que digan que el presupuesto no llega para centros de día o para guaderías.
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