Hoy como es costumbre debería escribir sobre algo “leído por ahí”, pero no lo haré porque quiero plasmar mi impresión sobre dos acontecimientos de reciente actualidad y que nos afectan a todos.
Ha pasado ya la noche mágica de Reyes y, a la mañana siguiente, los contenedores lucenses se llenaban de cajas y de papel de regalo. Sólo que, en esta ocasión, me ha parecido que había por la calle menos niños con bicis relucientes, patines, cochecitos con sus muñecas... Posiblemente, la climatología de estos días habrá tenido algo de culpa, pero creo que no ha sido la única razón. En los días previos me pareció ver a muchos reyes magos haciendo colas en los establecimientos de informática, consolas de ultima generación, mp3, móviles... En algunos agotaron sus existencias, y no olvidemos que seguimos en crisis. Por eso, aunando ambas visiones, no me pareció casual que los niños, mucho de ellos, prefirieran quedarse en casa jugando a eliminar marcianos o competir en virtuales circuitos de carreras. Estos pequeños dedicarán horas y horas a pulverizar records y, de paso, se dejarán la vista en pequeñas consolas o enormes pantallas de cristal plano de los televisores que, hace un año, costaban una pasta y ahora regalan en los bancos al suscribir un plan de pensiones.
Algo está cambiando en nuestra sociedad desde hace unos años, y la consecuencia más directa es el cambio de la manera de jugar y, por tanto, de relacionarse. Cada vez más nuestro niños crecen más solos, se relacionan menos y utilizan poco su imaginación y creatividad. Eso sí, de seguir por este camino la evolución de la especie humana llegará a provocar modificaciones importantes en el dedo pulgar de nuestras manos para poder seguir mandando mensajes o sms por el móvil cada vez a mayor velocidad, y ¡sólo con un dedo!
El otro acontecimiento de actualidad ha comenzado pero no terminará hasta el 28 de febrero: las rebajas de enero. Aquí ya no hablamos de las actitudes de los más niños, sino de nosotros, los adultos y supuestamente responsables consumidores. Lo que es difícil de entender es que, después de bombardearnos durante meses con lo mal que van las cosas y de lo mucho que preocupa el llegar a fin de cada mes, llegue el día 7 de enero y todos a comprar. Pero este año las rebajas ya no fueron de tanta avalancha y no sólo por la situación económica, sino porque muchas tiendas, especialmente las de ropa, llevaban semanas de promociones con importantes descuentos.
Algún día tendrán que explicar la diferencia entre descuentos especiales, promociones, ofertas y rebajas. Porque legalmente la única diferencia es el período de tiempo que se fija para poner rebajas, pero imagino que al comprador le dará igual comprar una camisa con oferta del 50%, en promoción al 50% o rebajada a la mitad.
Reyes y rebajas tienen algo en común: consumir y gastar. Lo bueno sería que el orden fuese el contrario, primero comienzan las rebajas y, en medio, los reyes. Al menos saldrían más baratos.
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Reyes e Rebaixas
Hoxe como é costume debería escribir sobre algo "lido por aí", pero non o farei porque quero plasmar a miña impresión sobre dous acontecementos de recente actualidade e que nos afectan a todos.
Pasou xa a noite máxica de Reyes e, á mañá seguinte, os colectores lucenses enchíanse de caixas e de papel de agasallo. Só que, nesta ocasión, pareceume que había pola rúa menos nenos con bicis relucentes, patíns, cochecitos coas súas bonecas... Posiblemente, a climatoloxía destes días tería algo de culpa, pero creo que non foi a única razón. Nos días previos pareceume ver a moitos reis meigos facendo colas nos establecementos de informática, consolas de ultima xeración, mp3, móbiles... Nalgúns esgotaron as súas existencias, e non esquezamos que seguimos en crises. Por iso, axuntando ambas as visións, non me pareceu casual que os nenos, moito deles, preferisen quedar en casa xogando a eliminar marcianos ou competir en virtuais circuítos de carreiras. Estes pequenos dedicarán horas e horas a pulverizar records e, de paso, deixaranse a vista en pequenas consolas ou enormes pantallas de cristal plano dos televisores que, fai un ano, custaban unha pasta e agora regalan nos bancos ao subscribir un plan de pensións.
Algo está cambiando na nosa sociedade desde fai uns anos, e a consecuencia máis directa é o cambio do xeito de xogar e, xa que logo, de relacionarse. Cada vez máis o noso nenos crecen máis sos, relaciónanse menos e utilizan pouco a súa imaxinación e creatividade. Iso si, de seguir por este camiño a evolución da especie humana chegará a provocar modificacións importantes no dedo pulgar das nosas mans para poder seguir mandando mensaxes ou sms polo móbil cada vez a maior velocidade, e ¡só cun dedo!
O outro acontecemento de actualidade comezou pero non terminará ata o 28 de febreiro: as rebaixas de xaneiro. Aquí xa non falamos das actitudes dos máis nenos, senón de nós, os adultos e supostamente responsables consumidores. O que é difícil de entender é que, logo de bombardearnos durante meses co mal que van as cousas e do moito que preocupa o chegar a fin de cada mes, chegue o día 7 de xaneiro e todos a comprar. Pero este ano as rebaixas xa non foron de tanta avalancha e non só pola situación económica, senón porque moitas tendas, especialmente as de roupa, levaban semanas de promocións con importantes descontos.
Algún día terán que explicar a diferenza entre descontos especiais, promocións, ofertas e rebaixas. Porque legalmente a única diferenza é o período de tempo que se fixa para pór rebaixas, pero imaxino que ao comprador daralle igual comprar unha camisa con oferta do 50%, en promoción ao 50% ou rebaixada á metade.
Reyes e rebaixas teñen algo en común: consumir e gastar. O bo sería que a orde fose o contrario, primeiro comezan as rebaixas e, no medio, os reis. Polo menos sairían máis baratos.
Ha pasado ya la noche mágica de Reyes y, a la mañana siguiente, los contenedores lucenses se llenaban de cajas y de papel de regalo. Sólo que, en esta ocasión, me ha parecido que había por la calle menos niños con bicis relucientes, patines, cochecitos con sus muñecas... Posiblemente, la climatología de estos días habrá tenido algo de culpa, pero creo que no ha sido la única razón. En los días previos me pareció ver a muchos reyes magos haciendo colas en los establecimientos de informática, consolas de ultima generación, mp3, móviles... En algunos agotaron sus existencias, y no olvidemos que seguimos en crisis. Por eso, aunando ambas visiones, no me pareció casual que los niños, mucho de ellos, prefirieran quedarse en casa jugando a eliminar marcianos o competir en virtuales circuitos de carreras. Estos pequeños dedicarán horas y horas a pulverizar records y, de paso, se dejarán la vista en pequeñas consolas o enormes pantallas de cristal plano de los televisores que, hace un año, costaban una pasta y ahora regalan en los bancos al suscribir un plan de pensiones.
Algo está cambiando en nuestra sociedad desde hace unos años, y la consecuencia más directa es el cambio de la manera de jugar y, por tanto, de relacionarse. Cada vez más nuestro niños crecen más solos, se relacionan menos y utilizan poco su imaginación y creatividad. Eso sí, de seguir por este camino la evolución de la especie humana llegará a provocar modificaciones importantes en el dedo pulgar de nuestras manos para poder seguir mandando mensajes o sms por el móvil cada vez a mayor velocidad, y ¡sólo con un dedo!
El otro acontecimiento de actualidad ha comenzado pero no terminará hasta el 28 de febrero: las rebajas de enero. Aquí ya no hablamos de las actitudes de los más niños, sino de nosotros, los adultos y supuestamente responsables consumidores. Lo que es difícil de entender es que, después de bombardearnos durante meses con lo mal que van las cosas y de lo mucho que preocupa el llegar a fin de cada mes, llegue el día 7 de enero y todos a comprar. Pero este año las rebajas ya no fueron de tanta avalancha y no sólo por la situación económica, sino porque muchas tiendas, especialmente las de ropa, llevaban semanas de promociones con importantes descuentos.
Algún día tendrán que explicar la diferencia entre descuentos especiales, promociones, ofertas y rebajas. Porque legalmente la única diferencia es el período de tiempo que se fija para poner rebajas, pero imagino que al comprador le dará igual comprar una camisa con oferta del 50%, en promoción al 50% o rebajada a la mitad.
Reyes y rebajas tienen algo en común: consumir y gastar. Lo bueno sería que el orden fuese el contrario, primero comienzan las rebajas y, en medio, los reyes. Al menos saldrían más baratos.
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Reyes e Rebaixas
Hoxe como é costume debería escribir sobre algo "lido por aí", pero non o farei porque quero plasmar a miña impresión sobre dous acontecementos de recente actualidade e que nos afectan a todos.
Pasou xa a noite máxica de Reyes e, á mañá seguinte, os colectores lucenses enchíanse de caixas e de papel de agasallo. Só que, nesta ocasión, pareceume que había pola rúa menos nenos con bicis relucentes, patíns, cochecitos coas súas bonecas... Posiblemente, a climatoloxía destes días tería algo de culpa, pero creo que non foi a única razón. Nos días previos pareceume ver a moitos reis meigos facendo colas nos establecementos de informática, consolas de ultima xeración, mp3, móbiles... Nalgúns esgotaron as súas existencias, e non esquezamos que seguimos en crises. Por iso, axuntando ambas as visións, non me pareceu casual que os nenos, moito deles, preferisen quedar en casa xogando a eliminar marcianos ou competir en virtuais circuítos de carreiras. Estes pequenos dedicarán horas e horas a pulverizar records e, de paso, deixaranse a vista en pequenas consolas ou enormes pantallas de cristal plano dos televisores que, fai un ano, custaban unha pasta e agora regalan nos bancos ao subscribir un plan de pensións.
Algo está cambiando na nosa sociedade desde fai uns anos, e a consecuencia máis directa é o cambio do xeito de xogar e, xa que logo, de relacionarse. Cada vez máis o noso nenos crecen máis sos, relaciónanse menos e utilizan pouco a súa imaxinación e creatividade. Iso si, de seguir por este camiño a evolución da especie humana chegará a provocar modificacións importantes no dedo pulgar das nosas mans para poder seguir mandando mensaxes ou sms polo móbil cada vez a maior velocidade, e ¡só cun dedo!
O outro acontecemento de actualidade comezou pero non terminará ata o 28 de febreiro: as rebaixas de xaneiro. Aquí xa non falamos das actitudes dos máis nenos, senón de nós, os adultos e supostamente responsables consumidores. O que é difícil de entender é que, logo de bombardearnos durante meses co mal que van as cousas e do moito que preocupa o chegar a fin de cada mes, chegue o día 7 de xaneiro e todos a comprar. Pero este ano as rebaixas xa non foron de tanta avalancha e non só pola situación económica, senón porque moitas tendas, especialmente as de roupa, levaban semanas de promocións con importantes descontos.
Algún día terán que explicar a diferenza entre descontos especiais, promocións, ofertas e rebaixas. Porque legalmente a única diferenza é o período de tempo que se fixa para pór rebaixas, pero imaxino que ao comprador daralle igual comprar unha camisa con oferta do 50%, en promoción ao 50% ou rebaixada á metade.
Reyes e rebaixas teñen algo en común: consumir e gastar. O bo sería que a orde fose o contrario, primeiro comezan as rebaixas e, no medio, os reis. Polo menos sairían máis baratos.
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