miércoles, 16 de junio de 2010

Pisto

Recuerdo de mi infancia monfortina un plato que bajo el nombre de pisto estaba entre mis favoritos. Lo recordaba como una mezcla de diferentes hortalizas y huevo. Hoy he querido cerciorarme del significado correcto de la palabra y acudiendo al diccionario he leído: “Guiso de pimientos, tomates, cebolla, calabacín y otros alimentos picados y revueltos, que se fríen lentamente”. También tiene otras acepciones como “desorden o mezcolanza”.

No es mi intención convertir este artículo en una receta de cocina, aunque podría resultar más práctico, pero la verdad es que los últimos acontecimientos de estos días me han recordado a este popular plato, sobre todo por lo de mezcolanza.

Como en toda receta los ingredientes no se precisan en la misma cantidad, ni resulta indiferente el orden en que se van añadiendo a la cazuela. Por eso y ya en nuestra receta social, el pisto de esta semana ha tenido como ingredientes principales a la huelga, el fracaso del diálogo social para la reforma  laboral y los anuncios de nuevas subidas de impuestos para reducir el déficit público.

El secreto para conseguir el punto de una fritura de verduras es saltear siguiendo un orden: primero la cebolla, después las berenjenas, los calabacines y al final, los tomates. En el pisto de la política nacional también el orden en que se toman y aplican las necesarias medidas es vital para que el resultado sea digerible.

Así compartirán conmigo que no es lo mismo subir los impuestos que bajar los gastos. Si primero se redujesen los gastos innecesarios no habría que subir los impuestos para cubrir los graves agujeros en nuestro sistema. Si se hubiesen adoptado medidas preventivas de contención para evitar los acostumbrados despilfarros de este gobierno socialista, no tendrían que haber llegado a la reducción de sueldos ni al congelado de las pensiones. Recuerden, la cebolla antes del tomate y no al revés.

Algunas Comunidades Autónomas con gobiernos socialistas, han aprobado subidas de impuestos con un marcado sabor  ideológico. No se cansan de repetir que son “para ricos”, cuando en realidad afectarán a la mayoría de contribuyentes de clase media. Aquí también se equivocan en la receta y en el orden, lanzándose a subir impuestos sin reducir antes los gastos. En Andalucía se siguen gastando millones en fomentar el árabe como segunda lengua. En Cataluña en subvencionar el catalán en países lejanos donde también abren embajadas.  Aquí en casa, Diputación y ayuntamiento de Lugo siguen actuando como si la crisis no fuese con ellos y la maquinaria gastadora sigue con las mismas revoluciones, y claro habrá que prepararse para subidas de tasas e impuestos a la vuelta del verano.
Se están utilizando mal los ingredientes y, al contrario de lo indicado en la receta, no se fríen lentamente, al contrario, cada día se aviva más el fuego con nuevos e injustos impuestos.

Malos ingredientes o introducidos en orden inadecuado harán un mal pisto. Los que lo cocinan es posible que puedan elegir entre un amplio menú, pero a la mayoría no nos quedará otra que comérnoslo, aunque huela a quemado.

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Pisto

Recordo da miña infancia monfortina un prato que baixo o nome de pisto estaba entre os meus favoritos. Recordábao como unha mestura de diferentes hortalizas e ovo. Hoxe quixen cerciorarme do significado correcto da palabra e acudindo ao dicionario lin: “Guiso de pementos, tomates, cebola, calabacín e outros alimentos picados e revoltos, que se friten lentamente”. Tamén ten outras acepcións como “desorde ou mezcolanza”.

Non é a miña intención converter este artigo nunha receita de cociña, aínda que podería resultar máis práctico, pero a verdade é que os últimos acontecementos destes días recordáronme a este popular prato, sobre todo polo de mezcolanza.

Como en toda receita os ingredientes non se precisan na mesma cantidade, nin resulta indiferente a orde en que se van engadindo á cazuela. Por iso e xa na nosa receita social, o pisto desta semana tivo como ingredientes principais á folga, o fracaso do diálogo social para a reforma laboral e os anuncios de novas subidas de impostos para reducir o déficit público.

O segredo para conseguir o punto dunha fritura de verduras é saltear seguindo unha orde: primeiro a cebola, despois as berenjenas, os calabacines e ao final, os tomates. No pisto da política nacional tamén a orde en que se toman e aplican as necesarias medidas é vital para que o resultado sexa digerible.

Así compartirán comigo que non é o mesmo subir os impostos que baixar os gastos. Se primeiro reducísense os gastos innecesarios non habería que subir os impostos para cubrir os graves buracos no noso sistema. Se se adoptaron medidas preventivas de contención para evitar os afeitos despilfarros deste goberno socialista, non terían que chegar á redución de soldos nin ao conxelado das pensións. Recorden, a cebola antes do tomate e non ao revés.

Algunhas Comunidades Autónomas con gobernos socialistas, aprobaron subidas de impostos cun marcado sabor ideolóxico. Non se cansan de repetir que son ?para ricos?, cando en realidade afectarán á maioría de contribuíntes de clase media. Aquí tamén se equivocan na receita e na orde, lanzándose a subir impostos sen reducir antes os gastos. En Andalucía séguense gastando millóns en fomentar o árabe como segunda lingua. En Cataluña en subvencionar o catalán en países afastados onde tamén abren embaixadas. Aquí en casa, Deputación e concello de Lugo seguen actuando coma se a crise non fose con eles e a maquinaria gastadora segue coas mesmas revolucións, e claro haberá que prepararse para subidas de taxas e impostos á volta do verán.

Estanse utilizando mal os ingredientes e, ao contrario do indicado na receita, non se friten lentamente, ao contrario, cada día avívase máis o lume con novos e inxustos impostos.

Malos ingredientes ou introducidos en orde inadecuada farán un mal pisto. Os que o cociñan é posible que poidan elixir entre un amplo menú, pero á maioría non nos quedará outra que comérnolo, aínda que cheire a queimado.

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