Es imposible leer un periódico o escuchar las noticias, sin que nuestro cerebro asimile constantemente la ingente cantidad de cifras que en poco tiempo somos capaces de asimilar.
1.688 fallecidos en accidentes de tráfico durante el pasado año en las carreteras españolas, 225.000 subsaharianos llegaron ya este año a las costas europeas desde África, muchos fallecieron en el intento, 243 casos de menores que han sido traídos a España y obligados a prostituirse en redes, y no sigo.
Me detendré en unas cifras que siendo cuantitativamente menores que las anteriormente citadas, me han resultado mas difíciles de entender, de encontrarles explicación. 2 niñas de 4 y 9 años asesinadas en Moraña de manera salvaje por su padre (debería decir presuntamente pero me voy a resistir a ponerlo). A esta bestialidad humana hay que añadir otros 6 menores muertos durante este año en España victimas de violencia de genero, muertos a manos de alguno de sus progenitores para causar daño, irreparable sin duda, a sus exparejas.
Estos sucesos ponen de relieve que la condición humana no siempre esta ligada a la de un ser racional, nos recuerdan que en ocasiones somos más animales en nuestro proceder que muchos animales salvajes, no solamente incapaces de matar a uno de sus cachorros sino que se comportan dispuestos a pelear y matar si es necesario a quien intente hacer daño a cualquiera de su camada. Que diferencia con la madre que recientemente arrojaba a su bebe a un contenedor de basuras con la clara intención de deshacerse de el para siempre.
Este individuo de la aldea de Moraña, pequeño municipio de la provincia de Pontevedra, maquinó una venganza contra su exmujer que a fuerza de buscar adjetivos, todos ellos acaban confluyendo en el calificativo de crimen inexplicable.
En los últimos tiempos se ha legislado y avanzado mucho en poner remedio a los casos de violencia entre los miembros de una pareja, y en la protección del menor como prioridad. Recientemente hemos aprobado reformas en el Código Penal que permitirán nuevos e importantes avances. Sin la creación de la figura de la cadena perpetua revisable, este individuo una vez juzgado podría estar paseando por la calle en un plazo de 18 años, a la espera de la condicional, algo que a todas luces resulta repugnante. Pero con la aplicación de la cadena perpetua revisable, que es lo que deseo que la justicia acabe aplicando a este ejemplar de la peor calaña de la especie humana declarándolo culpable, estará en la cárcel hasta dentro de 25 o 30 años, plazo que una vez transcurrido permitirá estudiar si puede quedar libre o no, es decir que con esta reforma legal estamos garantizando que de entrada se cumpla íntegramente la condena.
El asesinato de Moraña muestra de una manera cruel y horrible que existen razones para implantar la cadena perpetua revisable. Mientras entre nuestra especie, sarcásticamente denominada sapiens, queden especimenes capaces de encuadrarse entre los mas crueles del reino animal, debemos de dotarnos de herramientas que nos protejan de sus salvajadas. Porque detrás de cada una de estas cifras y estadísticas están las tragedias de muchos seres humanos.
1.688 fallecidos en accidentes de tráfico durante el pasado año en las carreteras españolas, 225.000 subsaharianos llegaron ya este año a las costas europeas desde África, muchos fallecieron en el intento, 243 casos de menores que han sido traídos a España y obligados a prostituirse en redes, y no sigo.
Me detendré en unas cifras que siendo cuantitativamente menores que las anteriormente citadas, me han resultado mas difíciles de entender, de encontrarles explicación. 2 niñas de 4 y 9 años asesinadas en Moraña de manera salvaje por su padre (debería decir presuntamente pero me voy a resistir a ponerlo). A esta bestialidad humana hay que añadir otros 6 menores muertos durante este año en España victimas de violencia de genero, muertos a manos de alguno de sus progenitores para causar daño, irreparable sin duda, a sus exparejas.
Estos sucesos ponen de relieve que la condición humana no siempre esta ligada a la de un ser racional, nos recuerdan que en ocasiones somos más animales en nuestro proceder que muchos animales salvajes, no solamente incapaces de matar a uno de sus cachorros sino que se comportan dispuestos a pelear y matar si es necesario a quien intente hacer daño a cualquiera de su camada. Que diferencia con la madre que recientemente arrojaba a su bebe a un contenedor de basuras con la clara intención de deshacerse de el para siempre.
Este individuo de la aldea de Moraña, pequeño municipio de la provincia de Pontevedra, maquinó una venganza contra su exmujer que a fuerza de buscar adjetivos, todos ellos acaban confluyendo en el calificativo de crimen inexplicable.
En los últimos tiempos se ha legislado y avanzado mucho en poner remedio a los casos de violencia entre los miembros de una pareja, y en la protección del menor como prioridad. Recientemente hemos aprobado reformas en el Código Penal que permitirán nuevos e importantes avances. Sin la creación de la figura de la cadena perpetua revisable, este individuo una vez juzgado podría estar paseando por la calle en un plazo de 18 años, a la espera de la condicional, algo que a todas luces resulta repugnante. Pero con la aplicación de la cadena perpetua revisable, que es lo que deseo que la justicia acabe aplicando a este ejemplar de la peor calaña de la especie humana declarándolo culpable, estará en la cárcel hasta dentro de 25 o 30 años, plazo que una vez transcurrido permitirá estudiar si puede quedar libre o no, es decir que con esta reforma legal estamos garantizando que de entrada se cumpla íntegramente la condena.
El asesinato de Moraña muestra de una manera cruel y horrible que existen razones para implantar la cadena perpetua revisable. Mientras entre nuestra especie, sarcásticamente denominada sapiens, queden especimenes capaces de encuadrarse entre los mas crueles del reino animal, debemos de dotarnos de herramientas que nos protejan de sus salvajadas. Porque detrás de cada una de estas cifras y estadísticas están las tragedias de muchos seres humanos.
Cifras violentas
É imposible ler un xornal ou escoitar as noticias, sen que o noso cerebro asimile constantemente a inxente cantidade de cifras que en pouco tempo somos capaces de asimilar.
1.688 falecidos en accidentes de tráfico durante o pasado ano nas estradas españolas, 225.000 subsaharianos chegaron xa este ano ás costas europeas dende África, moitos faleceron no intento, 243 casos de menores que foron traídos a España e obrigados a prostituírse en redes, e non sigo.
Detereime nunhas cifras que sendo cuantitativamente menores que as anteriormente citadas, me resultaron mais difíciles de entender, de encontralos explicación. 2 nenas de 4 e 9 anos asasinadas en Moraña de xeito salvaxe polo seu pai (debería dicir presuntamente pero voume resistir a poñelo). A esta bestialidade humana hai que engadir outros 6 menores mortos durante este ano en España vítimas de violencia de xero, mortos ás mans dalgún dos seus proxenitores para causar dano, irreparable sen dúbida, ás súas exparellas.
Estes sucesos poñen de relevo que a condición humana non sempre esta ligada á dun ser racional, nos recordan que en ocasións somos máis animais en noso proceder que moitos animais salvaxes, non soamente incapaces de matar a un dos seus cachorros senón que se comportan dispostos a pelexar e matar se é necesario a quen intente facer dano a calquera da súa camada. Que diferenza coa nai que recentemente botaba ao seu bebe a un colector de lixos coa clara intención de desfacerse do para sempre.
Este individuo da aldea de Moraña, pequeno municipio da provincia de Pontevedra, maquinou unha vinganza contra a súa exmuller que a forza de buscar adxectivos, todos eles acaban confluíndo no cualificativo de crime inexplicable.
Nos últimos tempos lexislouse e avanzado moito en poñer remedio aos casos de violencia entre os membros dunha parella, e na protección do menor como prioridade. Recentemente aprobamos reformas no Código Penal que permitirán novos e importantes avances. Sen a creación da figura da cadea perpetua revisable, este individuo unha vez xulgado podería estar a pasear pola rúa nun prazo de 18 anos, á espera da condicional, algo que evidentemente resulta repugnante. Pero coa aplicación da cadea perpetua revisable, que é o que desexo que a xustiza acabe aplicando a este exemplar da peor ralea da especie humana declarándoo culpable, estará no cárcere ata dentro de 25 ou 30 anos, prazo que unha vez transcorrido permitirá estudar se pode quedar libre ou non, é dicir que con esta reforma legal estamos a garantir que de entrada se cumpra integramente a condena.
O asasinato de Moraña mostra dun xeito cruel e horrible que existen razóns para implantar a cadea perpetua revisable. Mentres entre a nosa especie, sarcasticamente denominada sapiens, queden especímenes capaces de encadrarse entre os mais crueis do reino animal, debemos de dotarnos de ferramentas que nos protexan das súas animaladas. Porque detrás de cada unha destas cifras e estatísticas están as traxedias de moitos seres humanos.
1.688 falecidos en accidentes de tráfico durante o pasado ano nas estradas españolas, 225.000 subsaharianos chegaron xa este ano ás costas europeas dende África, moitos faleceron no intento, 243 casos de menores que foron traídos a España e obrigados a prostituírse en redes, e non sigo.
Detereime nunhas cifras que sendo cuantitativamente menores que as anteriormente citadas, me resultaron mais difíciles de entender, de encontralos explicación. 2 nenas de 4 e 9 anos asasinadas en Moraña de xeito salvaxe polo seu pai (debería dicir presuntamente pero voume resistir a poñelo). A esta bestialidade humana hai que engadir outros 6 menores mortos durante este ano en España vítimas de violencia de xero, mortos ás mans dalgún dos seus proxenitores para causar dano, irreparable sen dúbida, ás súas exparellas.
Estes sucesos poñen de relevo que a condición humana non sempre esta ligada á dun ser racional, nos recordan que en ocasións somos máis animais en noso proceder que moitos animais salvaxes, non soamente incapaces de matar a un dos seus cachorros senón que se comportan dispostos a pelexar e matar se é necesario a quen intente facer dano a calquera da súa camada. Que diferenza coa nai que recentemente botaba ao seu bebe a un colector de lixos coa clara intención de desfacerse do para sempre.
Este individuo da aldea de Moraña, pequeno municipio da provincia de Pontevedra, maquinou unha vinganza contra a súa exmuller que a forza de buscar adxectivos, todos eles acaban confluíndo no cualificativo de crime inexplicable.
Nos últimos tempos lexislouse e avanzado moito en poñer remedio aos casos de violencia entre os membros dunha parella, e na protección do menor como prioridade. Recentemente aprobamos reformas no Código Penal que permitirán novos e importantes avances. Sen a creación da figura da cadea perpetua revisable, este individuo unha vez xulgado podería estar a pasear pola rúa nun prazo de 18 anos, á espera da condicional, algo que evidentemente resulta repugnante. Pero coa aplicación da cadea perpetua revisable, que é o que desexo que a xustiza acabe aplicando a este exemplar da peor ralea da especie humana declarándoo culpable, estará no cárcere ata dentro de 25 ou 30 anos, prazo que unha vez transcorrido permitirá estudar se pode quedar libre ou non, é dicir que con esta reforma legal estamos a garantir que de entrada se cumpra integramente a condena.
O asasinato de Moraña mostra dun xeito cruel e horrible que existen razóns para implantar a cadea perpetua revisable. Mentres entre a nosa especie, sarcasticamente denominada sapiens, queden especímenes capaces de encadrarse entre os mais crueis do reino animal, debemos de dotarnos de ferramentas que nos protexan das súas animaladas. Porque detrás de cada unha destas cifras e estatísticas están as traxedias de moitos seres humanos.
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