En los últimos 15 días en España hemos sido testigos, en diferentes localizaciones o escenarios, de representaciones muy diferentes de la política y de lo que los ciudadanos valoran de los políticos.
En Galicia los gallegos, pueblo inteligente y prudente, optaba en las urnas por elegir un futuro de moderación y de estabilidad basado en la experiencia previa y los resultados del gobierno de Feijoo durante los últimos 8 años. Valoraron la honradez y la gestión de un hombre al frente de un equipo que consiguieron abordar la fuerte crisis económica que vivía toda España sin poner en riesgo las principales muestras del estado de bienestar.
Los gallegos desde la noche del 25 de septiembre supimos, desde esa misma noche, que aquí sería imposible bloquear la formación de un gobierno, que dentro de los plazos establecidos por la normativa, comenzará a legislar un parlamento pleno de facultades con una mayoría estable y suficiente para aprobar presupuestos y desarrollar plenamente sus competencias. Que en unas semanas un nuevo gobierno presidido por Feijoo seguirá velando por el interés general de los gallegos y cumpliendo los compromisos contraídos con todos ellos.
Lejos quedarán los líos internos y las luchas fratricidas por alcanzar el poder dentro de una organización política bien diferente, que también en estas fechas han propiciado un espectáculo bochornoso incluso a los ojos de sus mismos protagonistas.
Muy seguro estoy de que en el voto depositado por la mayoría de los gallegos pesó el comportamiento de un partido y un líder que han demostrado seriedad frente a la actitud de otros ¿responsables? políticos que han preferido llevarse por delante a su propio partido con tal de aguantar unos días mas al frente del mismo. Personas que venían demostrando que su máxima era el bloqueo por el bloqueo o quizás por la inquina personal a su rival, o también porque tenían planes inconfesables para formar un gobierno imposible que solo con imaginarlo sufro por España.
No me cabe duda de que después del lamentable espectáculo de Ferraz los gallegos estarán mas satisfechos de tener por delante un panorama bien diferente en Galicia para los próximos 4 años.
Pero también espero que después de esta batalla interna por el poder en el PSOE, el futuro de ese importante partido para la democracia en España tome buena nota de por donde pueden y deben iniciar su reconstrucción después de haberlo dinamitado.
Lo que esperamos muchos españoles es que la nueva dirección socialista, primero por medio de su gestora y después por las personas que resulten elegidas por sus militantes, pongan el foco en una política moderada, respetuosa con la voluntad popular, alejada de populismos y nacionalismos, males que por haberlos acariciado en exceso condujeron a esta formación al borde de la desaparición.
Hemos comprobado y tenemos a la vista dos modelos bien diferentes de convivencia social y política.
Dos modelos frente a los que los ciudadanos no tendrían, a día de hoy y con lo ya experimentado, duda alguna.
En Galicia los gallegos, pueblo inteligente y prudente, optaba en las urnas por elegir un futuro de moderación y de estabilidad basado en la experiencia previa y los resultados del gobierno de Feijoo durante los últimos 8 años. Valoraron la honradez y la gestión de un hombre al frente de un equipo que consiguieron abordar la fuerte crisis económica que vivía toda España sin poner en riesgo las principales muestras del estado de bienestar.
Los gallegos desde la noche del 25 de septiembre supimos, desde esa misma noche, que aquí sería imposible bloquear la formación de un gobierno, que dentro de los plazos establecidos por la normativa, comenzará a legislar un parlamento pleno de facultades con una mayoría estable y suficiente para aprobar presupuestos y desarrollar plenamente sus competencias. Que en unas semanas un nuevo gobierno presidido por Feijoo seguirá velando por el interés general de los gallegos y cumpliendo los compromisos contraídos con todos ellos.
Lejos quedarán los líos internos y las luchas fratricidas por alcanzar el poder dentro de una organización política bien diferente, que también en estas fechas han propiciado un espectáculo bochornoso incluso a los ojos de sus mismos protagonistas.
Muy seguro estoy de que en el voto depositado por la mayoría de los gallegos pesó el comportamiento de un partido y un líder que han demostrado seriedad frente a la actitud de otros ¿responsables? políticos que han preferido llevarse por delante a su propio partido con tal de aguantar unos días mas al frente del mismo. Personas que venían demostrando que su máxima era el bloqueo por el bloqueo o quizás por la inquina personal a su rival, o también porque tenían planes inconfesables para formar un gobierno imposible que solo con imaginarlo sufro por España.
No me cabe duda de que después del lamentable espectáculo de Ferraz los gallegos estarán mas satisfechos de tener por delante un panorama bien diferente en Galicia para los próximos 4 años.
Pero también espero que después de esta batalla interna por el poder en el PSOE, el futuro de ese importante partido para la democracia en España tome buena nota de por donde pueden y deben iniciar su reconstrucción después de haberlo dinamitado.
Lo que esperamos muchos españoles es que la nueva dirección socialista, primero por medio de su gestora y después por las personas que resulten elegidas por sus militantes, pongan el foco en una política moderada, respetuosa con la voluntad popular, alejada de populismos y nacionalismos, males que por haberlos acariciado en exceso condujeron a esta formación al borde de la desaparición.
Hemos comprobado y tenemos a la vista dos modelos bien diferentes de convivencia social y política.
Dos modelos frente a los que los ciudadanos no tendrían, a día de hoy y con lo ya experimentado, duda alguna.
Dous modelos
Nos últimos 15 días en España fomos testemuñas, en diferentes localizacións ou escenarios, de representacións moi diferentes da política e do que os cidadáns valoran dos políticos.
En Galicia os galegos, pobo intelixente e prudente, optaba nas urnas por elixir un futuro de moderación e de estabilidade baseado na experiencia previa e os resultados do goberno de Feijoo durante os últimos 8 anos. Valoraron a honradez e a xestión dun home á fronte dun equipo que conseguiron abordar a forte crise económica que vivía toda España sen poñer en risco as principais mostras do estado de benestar.
Os galegos desde a noite do 25 de setembro soubemos, desde esa mesma noite, que aquí sería imposible bloquear a formación dun goberno, que dentro dos prazos establecidos pola normativa, comezará a lexislar un parlamento pleno de facultades cunha maioría estable e suficiente para aprobar orzamentos e desenvolver plenamente as súas competencias. Que nunhas semanas un novo goberno presidido por Feijoo seguirá velando polo interese xeral dos galegos e cumprindo os compromisos contraídos con todos eles.
Lonxe quedarán as leas internas e as loitas fratricidas por alcanzar o poder dentro dunha organización política ben diferente, que tamén nestas datas propiciaron un espectáculo vergoñento mesmo aos ollos dos seus mesmos protagonistas.
Moi seguro estou de que no voto depositado pola maioría dos galegos pesou o comportamento dun partido e un líder que demostraron seriedade fronte á actitude doutros responsables? políticos que preferiron levar por diante ao seu propio partido con tal de aguantar uns días mais á fronte do mesmo. Persoas que viñan demostrando que a súa máxima era o bloqueo polo bloqueo ou quizais pola inquina persoal ao seu rival, ou tamén porque tiñan plans inconfesables para formar un goberno imposible que só con imaxinalo sufro por España.
Non me cabe dúbida de que despois do lamentable espectáculo de Ferraz os galegos estarán mais satisfeitos de ter por diante un panorama ben diferente en Galicia para os próximos 4 anos.
Pero tamén espero que despois desta batalla interna polo poder no PSOE, o futuro dese importante partido para a democracia en España tome boa nota de por onde poden e deben iniciar a súa reconstrución despois de dinamitalo.
O que esperamos moitos españois é que a nova dirección socialista, primeiro por medio da súa xestora e despois polas persoas que resulten elixidas polos seus militantes, poñan o foco nunha política moderada, respectuosa coa vontade popular, afastada de populismos e nacionalismos, males que por acariñalos en exceso conduciron a esta formación ao bordo da desaparición.
Comprobamos e temos á vista dous modelos ben diferentes de convivencia social e política.
Dous modelos fronte aos que os cidadáns non terían, a día de hoxe e co xa experimentado, dubida algunha.
En Galicia os galegos, pobo intelixente e prudente, optaba nas urnas por elixir un futuro de moderación e de estabilidade baseado na experiencia previa e os resultados do goberno de Feijoo durante os últimos 8 anos. Valoraron a honradez e a xestión dun home á fronte dun equipo que conseguiron abordar a forte crise económica que vivía toda España sen poñer en risco as principais mostras do estado de benestar.
Os galegos desde a noite do 25 de setembro soubemos, desde esa mesma noite, que aquí sería imposible bloquear a formación dun goberno, que dentro dos prazos establecidos pola normativa, comezará a lexislar un parlamento pleno de facultades cunha maioría estable e suficiente para aprobar orzamentos e desenvolver plenamente as súas competencias. Que nunhas semanas un novo goberno presidido por Feijoo seguirá velando polo interese xeral dos galegos e cumprindo os compromisos contraídos con todos eles.
Lonxe quedarán as leas internas e as loitas fratricidas por alcanzar o poder dentro dunha organización política ben diferente, que tamén nestas datas propiciaron un espectáculo vergoñento mesmo aos ollos dos seus mesmos protagonistas.
Moi seguro estou de que no voto depositado pola maioría dos galegos pesou o comportamento dun partido e un líder que demostraron seriedade fronte á actitude doutros responsables? políticos que preferiron levar por diante ao seu propio partido con tal de aguantar uns días mais á fronte do mesmo. Persoas que viñan demostrando que a súa máxima era o bloqueo polo bloqueo ou quizais pola inquina persoal ao seu rival, ou tamén porque tiñan plans inconfesables para formar un goberno imposible que só con imaxinalo sufro por España.
Non me cabe dúbida de que despois do lamentable espectáculo de Ferraz os galegos estarán mais satisfeitos de ter por diante un panorama ben diferente en Galicia para os próximos 4 anos.
Pero tamén espero que despois desta batalla interna polo poder no PSOE, o futuro dese importante partido para a democracia en España tome boa nota de por onde poden e deben iniciar a súa reconstrución despois de dinamitalo.
O que esperamos moitos españois é que a nova dirección socialista, primeiro por medio da súa xestora e despois polas persoas que resulten elixidas polos seus militantes, poñan o foco nunha política moderada, respectuosa coa vontade popular, afastada de populismos e nacionalismos, males que por acariñalos en exceso conduciron a esta formación ao bordo da desaparición.
Comprobamos e temos á vista dous modelos ben diferentes de convivencia social e política.
Dous modelos fronte aos que os cidadáns non terían, a día de hoxe e co xa experimentado, dubida algunha.
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