Cada año todas las administraciones publicas están obligadas a presentar y aprobar en los órganos competentes las cuentas que regirán las decisiones políticas para el siguiente ejercicio. En ocasiones este calendario se ve alterado por distintas causas, e incluso a veces la falta de acuerdos previos hace inviable su tramitación provocando parálisis e inseguridad jurídica, con todo lo que ello conlleva para la buena marcha de ciudades, provincias, autonomías y para el conjunto de la nación.
En estos últimos días se han dado los primeros pasos para activar el proceso, largo y complejo, de aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para lo que queda de 2017. Desde ahora está abierta la veda para opinar y criticar, a gusto de cada cual.
La aprobación del presupuesto conlleva ajustes milimétricos en la difícil cuadratura del circulo, donde ingresos, gastos y endeudamiento, mezclados con las obligaciones que nos impone Bruselas para cumplir con los objetivos de déficit público, suponen meses de trabajo no visible y otros ya más públicos donde el debate político ocupará titulares desde esta semana hasta su previsible aprobación en el mes de junio. En esta ocasión particular habrá que añadir al escenario la circunstancia no menor de la falta de una mayoría en el partido del gobierno, lo que está obligando a negociar con otras fuerzas políticas. Esto siempre conlleva hacer concesiones y por lo tanto no poder incluir en las cuentas todo lo que le gustaría al gobierno, dado que como bien sabemos el dinero no se estira como el chicle.
Lo que ocurre por otra parte, es que estas reflexiones suenan a algo etéreo y lejano y que los ciudadanos lo que quieren saber es si determinada carretera que utilizan a diario se va a ver mejorada o si el tren que anhelan llegará por fin, en definitiva la famosa pregunta que nos hacen a cuantos estamos en la política, “¿qué hay de lo mío?”.
A mi juicio en Lugo, y en lo que a infraestructuras se refiere, son cosas muy concretas las que debieran reflejarse en las grandes cuentas del estado. El impulso definitivo a la conexión por autovía entre Lugo y Santiago, para la que todo apunta a que en lo que queda de año veremos todos los tramos pendientes ya en obras y alguno de ellos a punto de finalizarse. En la Mariña lucense, la adjudicación de los proyectos pendientes y la ejecución inmediata de obras en alguno de los tramos que componen la futura autovía A-74 entre Barreiros y San Cibrao, convirtiendo en algo visible lo que hasta la fecha han sido comienzos no exentos de dificultades. En tercer lugar pero no menos importante la clarificación sobre la solución definitiva que acerque el tren del siglo XXI a Lugo, con pasos concretos y dotaciones que lo hagan viable. Todo esto al tiempo que se garantizan pensiones, sanidad, educación... en definitiva un estado de bienestar que pocos países disfrutan y tanto nos cuesta valorar.
Sin duda en los próximos días iremos viendo y analizando si las propuestas del gobierno obtienen la confianza suficiente en votos para que en cada provincia los ciudadanos tengan cumplida respuesta a su pregunta, ¿qué hay de lo mío?
Nestes últimos días déronse os primeiros pasos para activar o proceso, longo e complexo, de aprobación dos Orzamentos Xerais do Estado para o que queda de 2017. Desde agora está aberta a veda para opinar e criticar, a gusto de cada cal.
A aprobación do orzamento leva axustes milimétricos na difícil cuadratura do circulo, onde ingresos, gastos e endebedamento, mesturados coas obrigacións que nos impón Bruxelas para cumprir cos obxectivos de déficit público, supoñen meses de traballo non visible e outros xa máis públicos onde o debate político ocupará titulares desde esta semana ata a súa previsible aprobación no mes de xuño. Nesta ocasión particular haberá que engadir ao escenario a circunstancia non menor da falta dunha maioría no partido do goberno, o que está a obrigar a negociar con outras forzas políticas. Isto sempre leva facer concesións e por tanto non poder incluír nas contas todo o que lle gustaría ao goberno, dado que como ben sabemos o diñeiro non se estira como o chicle.
O que ocorre por outra banda, é que estas reflexións soan a algo etéreo e afastado e que os cidadáns o que queren saber é se determinada estrada que utilizan a diario vaise a ver mellorada ou se o tren que anhelan chegará por fin, en definitiva a famosa pregunta que nos fan a cuantos estamos na política, “que hai do meu?”.
Ao meu xuízo en Lugo, e no que a infraestruturas refírese, son cousas moi concretas as que debesen reflectirse nas grandes contas do estado. O impulso definitivo á conexión por autovía entre Lugo e Santiago, para a que todo apunta a que no que queda de ano veremos todos os tramos pendentes xa en obras e algún deles a piques de finalizarse. Na Mariña lucense, a adxudicación dos proxectos pendentes e a execución inmediata de obras nalgún dos tramos que compoñen a futura autovía A-74 entre Barreiros e San Cibrao, convertendo en algo visible o que ata a data foron comezos non exentos de dificultades. En terceiro lugar pero non menos importante a clarificación sobre a solución definitiva que achegue o tren do século XXI a Lugo, con pasos concretos e dotacións que o fagan viable. Todo isto á vez que se garanten pensións, sanidade, educación... en definitiva un estado de benestar que poucos países gozan e tanto nos custa valorar.
Sen dúbida nos próximos días iremos vendo e analizando se as propostas do goberno obteñen a confianza suficiente en votos para que en cada provincia os cidadáns teñan cumprida resposta á súa pregunta, que hai do meu?
En estos últimos días se han dado los primeros pasos para activar el proceso, largo y complejo, de aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para lo que queda de 2017. Desde ahora está abierta la veda para opinar y criticar, a gusto de cada cual.
La aprobación del presupuesto conlleva ajustes milimétricos en la difícil cuadratura del circulo, donde ingresos, gastos y endeudamiento, mezclados con las obligaciones que nos impone Bruselas para cumplir con los objetivos de déficit público, suponen meses de trabajo no visible y otros ya más públicos donde el debate político ocupará titulares desde esta semana hasta su previsible aprobación en el mes de junio. En esta ocasión particular habrá que añadir al escenario la circunstancia no menor de la falta de una mayoría en el partido del gobierno, lo que está obligando a negociar con otras fuerzas políticas. Esto siempre conlleva hacer concesiones y por lo tanto no poder incluir en las cuentas todo lo que le gustaría al gobierno, dado que como bien sabemos el dinero no se estira como el chicle.
Lo que ocurre por otra parte, es que estas reflexiones suenan a algo etéreo y lejano y que los ciudadanos lo que quieren saber es si determinada carretera que utilizan a diario se va a ver mejorada o si el tren que anhelan llegará por fin, en definitiva la famosa pregunta que nos hacen a cuantos estamos en la política, “¿qué hay de lo mío?”.
A mi juicio en Lugo, y en lo que a infraestructuras se refiere, son cosas muy concretas las que debieran reflejarse en las grandes cuentas del estado. El impulso definitivo a la conexión por autovía entre Lugo y Santiago, para la que todo apunta a que en lo que queda de año veremos todos los tramos pendientes ya en obras y alguno de ellos a punto de finalizarse. En la Mariña lucense, la adjudicación de los proyectos pendientes y la ejecución inmediata de obras en alguno de los tramos que componen la futura autovía A-74 entre Barreiros y San Cibrao, convirtiendo en algo visible lo que hasta la fecha han sido comienzos no exentos de dificultades. En tercer lugar pero no menos importante la clarificación sobre la solución definitiva que acerque el tren del siglo XXI a Lugo, con pasos concretos y dotaciones que lo hagan viable. Todo esto al tiempo que se garantizan pensiones, sanidad, educación... en definitiva un estado de bienestar que pocos países disfrutan y tanto nos cuesta valorar.
Sin duda en los próximos días iremos viendo y analizando si las propuestas del gobierno obtienen la confianza suficiente en votos para que en cada provincia los ciudadanos tengan cumplida respuesta a su pregunta, ¿qué hay de lo mío?
Que hai do meu
Cada ano todas as administracións publicas están obrigadas a presentar e aprobar nos órganos competentes as contas que rexerán as decisións políticas para o seguinte exercicio. En ocasións este calendario vese alterado por distintas causas, e mesmo ás veces a falta de acordos previos fai inviable a súa tramitación provocando parálise e inseguridade xurídica, con todo o que iso leva para a boa marcha de cidades, provincias, autonomías e para o conxunto da nación.Nestes últimos días déronse os primeiros pasos para activar o proceso, longo e complexo, de aprobación dos Orzamentos Xerais do Estado para o que queda de 2017. Desde agora está aberta a veda para opinar e criticar, a gusto de cada cal.
A aprobación do orzamento leva axustes milimétricos na difícil cuadratura do circulo, onde ingresos, gastos e endebedamento, mesturados coas obrigacións que nos impón Bruxelas para cumprir cos obxectivos de déficit público, supoñen meses de traballo non visible e outros xa máis públicos onde o debate político ocupará titulares desde esta semana ata a súa previsible aprobación no mes de xuño. Nesta ocasión particular haberá que engadir ao escenario a circunstancia non menor da falta dunha maioría no partido do goberno, o que está a obrigar a negociar con outras forzas políticas. Isto sempre leva facer concesións e por tanto non poder incluír nas contas todo o que lle gustaría ao goberno, dado que como ben sabemos o diñeiro non se estira como o chicle.
O que ocorre por outra banda, é que estas reflexións soan a algo etéreo e afastado e que os cidadáns o que queren saber é se determinada estrada que utilizan a diario vaise a ver mellorada ou se o tren que anhelan chegará por fin, en definitiva a famosa pregunta que nos fan a cuantos estamos na política, “que hai do meu?”.
Ao meu xuízo en Lugo, e no que a infraestruturas refírese, son cousas moi concretas as que debesen reflectirse nas grandes contas do estado. O impulso definitivo á conexión por autovía entre Lugo e Santiago, para a que todo apunta a que no que queda de ano veremos todos os tramos pendentes xa en obras e algún deles a piques de finalizarse. Na Mariña lucense, a adxudicación dos proxectos pendentes e a execución inmediata de obras nalgún dos tramos que compoñen a futura autovía A-74 entre Barreiros e San Cibrao, convertendo en algo visible o que ata a data foron comezos non exentos de dificultades. En terceiro lugar pero non menos importante a clarificación sobre a solución definitiva que achegue o tren do século XXI a Lugo, con pasos concretos e dotacións que o fagan viable. Todo isto á vez que se garanten pensións, sanidade, educación... en definitiva un estado de benestar que poucos países gozan e tanto nos custa valorar.
Sen dúbida nos próximos días iremos vendo e analizando se as propostas do goberno obteñen a confianza suficiente en votos para que en cada provincia os cidadáns teñan cumprida resposta á súa pregunta, que hai do meu?
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