Cocinar la vida con calma y a fuego lento. Así comienza un artículo periodístico que no pude dejar de leer atraído por el titular. Hablar de movimiento slow implica saber que existen denominaciones como slow cities, slow sex, slow school, slow food, slow travel, slow book, slow money… Todas ellas responden a una filosofía de vida que invade nuestra sociedad y que cada día cuenta con más seguidores.
Con dos ejemplos lo entenderemos mejor. Si el objetivo es terminar una clase, no cuando suene la campana sino cuando toda la lección ha sido comprendida, estamos hablando del slow school. Si hablamos de defender la cocina tradicional frente a la invasión de las cadenas de comida rápida que invaden especialmente las zonas turísticas y las grandes ciudades, hablaremos del movimiento slow food.
Es una forma de rebelarse contra la tiranía del tiempo, que nos obliga a realizar cosas constantemente, a aplazar muchas de las cosas que realmente nos hacen más felices, por falta de tiempo, porque tenemos que hacer otras cosas, lo cual nos lleva a perder la capacidad de priorizar y de invertir adecuadamente nuestro tiempo.
Pero lo que más llamó mi atención fue el saber que este movimiento se extendió hasta las ciudades como modelo y así nacieron las slow cities. Algunas ya existen en España.
Un concejal de un pueblo de la provincia de Alicante, Bigastro para más señas, explica este movimiento como una defensa de un ritmo más pausado de vida, que mantiene tradiciones sin renunciar a los avances tecnológicos. Llevado a los ejemplos que nos ayudan a entender mejor las cosas, diríamos que estamos hablando de actuaciones como el uso de energías renovables, la recuperación y protección de la huerta tradicional como patrimonio natural... Pero los ejemplos más llamativos los encontramos en Bra, un pueblo italiano donde el reloj de la plaza está retrasado 30 minutos, las tiendas cierran por orden de las autoridades los jueves y los domingos, los coches no pueden acceder al centro y cientos de caracoles (logo oficial de las ciudades slow) están repartidos por sus calles.
Enseguida pensé en proponer que Lugo se acogiera a esta red de ciudades. Lo digo en serio aunque ya sé que algunos estarán partiéndose de risa pensando que aquí las obras y otras cosas ya van “very slow”.
Pero mi disgusto llegó cuando leí que entre las condiciones para poder entrar en tan curiosa comunidad, y lo miran escrupulosamente, está el no poder superar los 50.000 habitantes, no ser capital de nada y contar con una legislación respetuosa con el medio ambiente.
Ya que Lugo capital no podrá formar parte de esta comunidad de ciudades lentas, animo a todos los municipios de la provincia a apuntarse a este carro. Las futuras generaciones nunca podrán reprocharlo, más bien al contrario. Estarán eternamente agradecidas a los responsables políticos que impulsen estas medidas.
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Movemento “Slow”
Cociñar a vida con calma e a lume lento. Así comeza un artigo xornalístico que non puiden deixar de ler atraído polo titular. Falar de movemento slow implica saber que existen denominacións como slow cities, slow sex, slow school, slow food, slow travel, slow book, slow money… Todas elas responden a unha filosofía de vida que invade a nosa sociedade e que cada día conta con máis seguidores.
Con dous exemplos entenderémolo mellor. Se o obxectivo é terminar unha clase, non cando soe a campá senón cando toda a lección foi comprendida, estamos falando do slow school. Se falamos de defender a cociña tradicional fronte á invasión das cadeas de comida rápida que invaden especialmente as zonas turísticas e as grandes cidades, falaremos do movemento slow food.
É unha forma de rebelarse contra a tiranía do tempo, que nos obriga a realizar cousas constantemente, a aprazar moitas das cousas que realmente nos fan máis felices, por falta de tempo, porque temos que facer outras cousas, o cal lévanos a perder a capacidade de priorizar e de investir adecuadamente o noso tempo.
Pero o que máis chamou a miña atención foi o saber que este movemento estendeuse ata as cidades como modelo e así naceron as slow cities. Algunhas xa existen en España.
Un concelleiro dun pobo da provincia de Alacante, Bigastro para máis acenos, explica este movemento como unha defensa dun ritmo máis pausado de vida, que mantén tradicións sen renunciar aos avances tecnolóxicos. Levado aos exemplos que nos axudan a entender mellor as cousas, diriamos que estamos falando de actuacións como o uso de enerxías renovables, a recuperación e protección da horta tradicional como patrimonio natural... Pero os exemplos máis rechamantes atopámolos en Bra, un pobo italiano onde o reloxo da praza está atrasado 30 minutos, as tendas pechan por orde das autoridades os xoves e os domingos, os coches non poden acceder ao centro e centos de caracois (logo oficial das cidades slow) están repartidos polas súas rúas.
Enseguida pensei en propor que Lugo se acollese a esta rede de cidades. Dígoo en serio aínda que xa sei que algúns estarán partíndose de risa pensando que aquí as obras e outras cousas xa van “very slow”.
Pero o meu desgusto chegou cando lin que entre as condicións para poder entrar en tan curiosa comunidade, e mírano escrupulosamente, está o non poder superar os 50.000 habitantes, non ser capital de nada e contar cunha lexislación respectuosa co medio ambiente.
Xa que Lugo capital non poderá formar parte desta comunidade de cidades lentas, animo a todos os municipios da provincia a apuntarse a este carro. As futuras xeracións nunca poderán reprochalo, máis ben ao contrario. Estarán eternamente agradecidas aos responsables políticos que impulsen estas medidas.
Con dos ejemplos lo entenderemos mejor. Si el objetivo es terminar una clase, no cuando suene la campana sino cuando toda la lección ha sido comprendida, estamos hablando del slow school. Si hablamos de defender la cocina tradicional frente a la invasión de las cadenas de comida rápida que invaden especialmente las zonas turísticas y las grandes ciudades, hablaremos del movimiento slow food.
Es una forma de rebelarse contra la tiranía del tiempo, que nos obliga a realizar cosas constantemente, a aplazar muchas de las cosas que realmente nos hacen más felices, por falta de tiempo, porque tenemos que hacer otras cosas, lo cual nos lleva a perder la capacidad de priorizar y de invertir adecuadamente nuestro tiempo.
Pero lo que más llamó mi atención fue el saber que este movimiento se extendió hasta las ciudades como modelo y así nacieron las slow cities. Algunas ya existen en España.
Un concejal de un pueblo de la provincia de Alicante, Bigastro para más señas, explica este movimiento como una defensa de un ritmo más pausado de vida, que mantiene tradiciones sin renunciar a los avances tecnológicos. Llevado a los ejemplos que nos ayudan a entender mejor las cosas, diríamos que estamos hablando de actuaciones como el uso de energías renovables, la recuperación y protección de la huerta tradicional como patrimonio natural... Pero los ejemplos más llamativos los encontramos en Bra, un pueblo italiano donde el reloj de la plaza está retrasado 30 minutos, las tiendas cierran por orden de las autoridades los jueves y los domingos, los coches no pueden acceder al centro y cientos de caracoles (logo oficial de las ciudades slow) están repartidos por sus calles.
Enseguida pensé en proponer que Lugo se acogiera a esta red de ciudades. Lo digo en serio aunque ya sé que algunos estarán partiéndose de risa pensando que aquí las obras y otras cosas ya van “very slow”.
Pero mi disgusto llegó cuando leí que entre las condiciones para poder entrar en tan curiosa comunidad, y lo miran escrupulosamente, está el no poder superar los 50.000 habitantes, no ser capital de nada y contar con una legislación respetuosa con el medio ambiente.
Ya que Lugo capital no podrá formar parte de esta comunidad de ciudades lentas, animo a todos los municipios de la provincia a apuntarse a este carro. Las futuras generaciones nunca podrán reprocharlo, más bien al contrario. Estarán eternamente agradecidas a los responsables políticos que impulsen estas medidas.
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Movemento “Slow”
Cociñar a vida con calma e a lume lento. Así comeza un artigo xornalístico que non puiden deixar de ler atraído polo titular. Falar de movemento slow implica saber que existen denominacións como slow cities, slow sex, slow school, slow food, slow travel, slow book, slow money… Todas elas responden a unha filosofía de vida que invade a nosa sociedade e que cada día conta con máis seguidores.
Con dous exemplos entenderémolo mellor. Se o obxectivo é terminar unha clase, non cando soe a campá senón cando toda a lección foi comprendida, estamos falando do slow school. Se falamos de defender a cociña tradicional fronte á invasión das cadeas de comida rápida que invaden especialmente as zonas turísticas e as grandes cidades, falaremos do movemento slow food.
É unha forma de rebelarse contra a tiranía do tempo, que nos obriga a realizar cousas constantemente, a aprazar moitas das cousas que realmente nos fan máis felices, por falta de tempo, porque temos que facer outras cousas, o cal lévanos a perder a capacidade de priorizar e de investir adecuadamente o noso tempo.
Pero o que máis chamou a miña atención foi o saber que este movemento estendeuse ata as cidades como modelo e así naceron as slow cities. Algunhas xa existen en España.
Un concelleiro dun pobo da provincia de Alacante, Bigastro para máis acenos, explica este movemento como unha defensa dun ritmo máis pausado de vida, que mantén tradicións sen renunciar aos avances tecnolóxicos. Levado aos exemplos que nos axudan a entender mellor as cousas, diriamos que estamos falando de actuacións como o uso de enerxías renovables, a recuperación e protección da horta tradicional como patrimonio natural... Pero os exemplos máis rechamantes atopámolos en Bra, un pobo italiano onde o reloxo da praza está atrasado 30 minutos, as tendas pechan por orde das autoridades os xoves e os domingos, os coches non poden acceder ao centro e centos de caracois (logo oficial das cidades slow) están repartidos polas súas rúas.
Enseguida pensei en propor que Lugo se acollese a esta rede de cidades. Dígoo en serio aínda que xa sei que algúns estarán partíndose de risa pensando que aquí as obras e outras cousas xa van “very slow”.
Pero o meu desgusto chegou cando lin que entre as condicións para poder entrar en tan curiosa comunidade, e mírano escrupulosamente, está o non poder superar os 50.000 habitantes, non ser capital de nada e contar cunha lexislación respectuosa co medio ambiente.
Xa que Lugo capital non poderá formar parte desta comunidade de cidades lentas, animo a todos os municipios da provincia a apuntarse a este carro. As futuras xeracións nunca poderán reprochalo, máis ben ao contrario. Estarán eternamente agradecidas aos responsables políticos que impulsen estas medidas.
12 comentarios:
Estaria genial apuntarse al movimiento slow, seguro que mejorabamos en calidad de vida, porque al final el tiempo nos aliena y solo vivimos pendientes del reloj, seria estupendo vivir disfrutando de las cosas: de nuestra ciudad, de una clase, de un cafe sin horario, de una charla sin prisas....pero menos mal que Lugo cuenta con Slow obras, bueno al menos para los trabajadores de ellas que nadie los estresa.
Por suerte y por desgracia Lugo no tiene que apuntarse al movimiento Slow. Suerte porque aquí aún tenemos una forma de vida agradable y razonablemente lenta. Desgracia porque llevamos varios años esperando por tantas y tantas dotaciones que se nos prometen y repiten hasta la saciedad pero que no recibimos.
:P
Orozco está SLOW a la hora hacer balance de su viaje pomposo.
Es extraño que haciéndose acompañar de tanto ayuda de cámara no consiguiera una adecuada repercusión mediática de esos eventos.
El alcalde de Madrid fue a Pekín y salió en todos los telediarios en hora de máxima audiencia, en cambio el viaje de Orozco solo tuvo pequeños espacios en ámbitos locales.
El turismo empieza por la promoción y ahí por ahora la nota de este viaje un CERO PATATERO Sr. Orozco.
GRACIAS JOAQUÍN. Los que estamos vinculados por lazos de parentesco con los militares del Ejército os agradecemos que pidais que se recupere para Lugo una calle en honor del Ejército.
Se retiró hace ocho años, por imposición de los nacionalistas a Orozco, que no tuvo el valor de negárselo, y hoy se hace justicia al pedirlo nuevamente.
GRACIAS.
Dende o barrio da Piringalla me quero queixar de que non vides por aqui e que non se fai nada polobarrio nin o alcalde nin naide do axuntamento.
estou vendo o último tema doBlog e penso que en lugar de preocuparvos por esas cousas, deberíades de presionar máis no PXOM que é o que de verdade interesa o pueblo de Lugo. Penso, que os do PP tamén estades SLOW moitas veces, e iso si que é unha pena.
No creo que necesitemos ninguna calle para el ejercito, porque entonces tambien una calle para los fisioterapeutas, médicos.... porque el ejercito es profesional y cobran por realizar un trabajo como cualquiera, me parece una chorrada.
En lugo no solo esta el PXOM, entiendo que a la gente que le afecte directamente le preocupe sobre todas las cosas, pero no todos es el PXOM para todos.
Al que dijo lo de la Piringalla, hace pocos días que estuvieron por aquí Barreiro, Quique Rozas y Sofía hablando con los vecinos y llevaron el tema al Pleno, así que hay que distinguir entre los que vienen a preocuparse y los que se van a China de viaje.
Yo sí creo que el Ejército se merece una calle, porque no es un "colectivo profesional" cualquiera. No creo que entre los objetivos de ETA, por ejemplo, estén los fisioterapeutas o los médicos como tal colectivo, y siguiendo con ese ejemplo, aunque son colectivos más que dignos, tampoco creo que los sanitarios arriesguen su vida por su pais como hacen los militares.
Estoy de acuerdo con que hay muchos colectivos que merecen reconocimiento, y no tendría nada contra la "calle de los médicos" o de muchas otras profesiones, pero el Ejército no es una profesión, es una institución que se juega el pellejo por todos.
Aún diría más, no estaría mal dedicar calles a colectivos tan importantes como la Guardia Civil, la Policía (todas las policías), los bomberos... Me parecen mucho más dignos de merecer una calle que "Fontiñas", "Fonte dos Ranchos" u "Horta do Seminario".
VOSOTROS SOIS BASTANTE SLOW. LUGO FUE SLOW TODA LA VIDA Y AHORA LOS DEL PP VAN A REMOLQUE DE OROZCO EN TODAS LAS ACTUACIONES IMPORTANTES PARA LA CIUDAD Y NOS PIDEN QUE VAYAMOS SLOW !POR DIOS BENDITO! HAGAN SU TRABAJO MENOS SLOW Y DEN CA�A AL GOBIERNO MUNICIPAL LUGO SE MERECE APURAR, IR DE PRISA NO PERDER EL TREN. SE NOTA QUE UD. EST� M�S TIEMPO EN MADRID QUE EN LUGO POR ESO LO DE SLOW?
Ya vemos todos lo rápido que va el señor Orozco y su equipo, que están escapando rápidamente a donde pueden porque el barco se hunde...
Me llama la atención que el "anónimo" anterior dice que Lugo no ha de perder el tren... precisamente el tren, la "gran apuesta" de Orozco para este mandato según él.
Vemos que sí que el PSOE va rápido en Lugo, no hay más que ver la rapidez con que ha llegado el AVE a la ciudad, el auditorio, el puente, el terreno de las gándaras, el museo interactivo, el museo arqueológico, el wifi en las parroquias, el saneamiento en la zona rural... todos grandes logros que "ya" se han conseguido con gran rapidez...
Ahora en serio, años esperando a las cosas de siempre y hay quien dice que esto no va "slow"!!! pero qué cara más dura!!!
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