Durante el fin
de semana he leído mucho de lo publicado, y quiero quedarme con la historia que
en cuatro páginas hace el diario El Mundo sobre la carrera interna desarrollada
por el ya famoso Luis Bárcenas dentro del Partido Popular. “Madrid, 1982. Un
chaval apocado, con un traje viejo y los zapatos rotos, llega a la antigua sede
de Alianza Popular…”. Comienza así este diario el relato donde describe como en
28 años pasó de ser un sencillo administrativo a controlar los dineros y finanzas
del principal partido político de España. Me basta con lo leído y las noticias
de sus estancias estos días en lujosos hoteles de Baqueira y París, mientras en
España se desataba la tormenta perfecta. En las ultimas horas se niega la
veracidad, digo mas, la existencia de los famosos papeles.
Con esto me
llega. No me interesan más cosas que las que la justicia pueda hacer aflorar y
concluir en las sentencias que procedan y las consecuencias que conlleven.
Ya está bien
de juicios callejeros sumarísimos y condenas a diestro y siniestro sin haber
sido ni tan siquiera imputadas algunas de las personas a las que ya se ha
condenado. Si la envidia parece ser nuestro deporte nacional, los bulos, las
cacerías políticas y todo tipo de acosos sin fundamento parecen irle a la zaga.
Me interesa la
política en mayúsculas. He conocido a muchos compañeros extraordinarios, como
políticos y como personas. Quiero recordar a uno de los más grandes, a Gregorio
Ordóñez. Hace ahora 18 años que unos asesinos de ETA le segaron la vida y
arruinaron la de su familia y dejaron un vacío tan difícil de llenar en nuestra
organización, que es precisamente en estos momentos cuando quiero que se le
recuerde, porque personas y líderes como Gregorio dan sentido a la política y a
los políticos.
No tuve tiempo
de ganarme su amistad. Lo recuerdo en la campaña electoral de 1995 en la que
ambos optábamos a las alcaldías de nuestras ciudades, él la de San Sebastián y
yo la de Lugo. A él no le dejaron terminarla. Le escuché decir en una ocasión
que los ciudadanos que iban a un ayuntamiento, iban porque tenían un problema y
que teníamos que trabajar para que no salieran con dos.
Por él y los
muchos honrados y luchadores militantes y simpatizantes que tiene el Partido
Popular y otras formaciones políticas es por los que ahora hay que llegar hasta
el final.
La confusión
es grande y debe imperar la calma. No se puede hacer tanto daño a un país en
menos tiempo con todas las falsedades vertidas sobre personas trabajadoras y
honradas como Rajoy.
Es ahora cuando,
emulando el ejemplo de los que como Gregorio fueron a la política para servir y
no servirse, procede actuar con firmeza y sosiego para despejar hasta la última
incógnita en todos los procesos abiertos por corrupción. Se lo debemos a ellos,
a los miles de simpatizantes y militantes que durante años colaboran y trabajan
sin esperar nada a cambio, sólo ver a su Partido triunfar y seguir ganándose la
confianza de los ciudadanos. Se lo debemos.
Debémosllo a eles.
Durante o fin
de semana lin moito do publicado, e quero quedarme coa historia que en catro
páxinas fai o diario O Mundo sobre a carreira interna desenvolvida polo xa
famoso Luís Bárcenas dentro do Partido Popular. "Madrid, 1982. Un rapaz
apocado, cun traxe vello e os zapatos rotos, chega á antiga sé de Alianza
Popular". Comeza así este diario o relato onde describe como en 28 anos pasou
de ser un sinxelo administrativo a controlar os diñeiros e finanzas do
principal partido político de España. Bástame co lido e as noticias das súas
estancias estes días en luxosos hoteis de Baqueira e Parides, mentres en España
desatábase a tormenta perfecta. En ultímalas horas négase a veracidad, digo
mais, a existencia dos famosos papeis.
Con isto
chégame. Non me interesan máis cousas que as que a xustiza poida facer aflorar
e concluír nas sentenzas que procedan e as consecuencias que conlleven.
Xa está ben de
xuízos callejeros sumarísimos e condenas a torto e a dereito sen ser nin tan
sequera imputadas algunhas das persoas ás que xa se condenou. Si a envexa
parece ser o noso deporte nacional, os bulos, as cacerías políticas e todo tipo
de acosos sen fundamento parecen irlle á zaga.
Interésame a
política en mayúsculas. coñecín a moitos compañeiros extraordinarios, como
políticos e como persoas. Quero recordar a un dos máis grandes, a Gregorio
Ordóñez. Fai agora 18 anos que uns asasinos de ETA lle segaron a vida e
arruinaron a da súa familia e deixaron un baleiro tan difícil de encher na nosa
organización, que é precisamente nestes momentos cando quero que se lle
recorde, porque persoas e líderes como Gregorio dan sentido á política e aos
políticos.
Non tiven
tempo de gañarme a súa amizade. Recórdoo na campaña electoral de 1995 na que
ambos optabamos ás alcaldías das nosas cidades, el a de San Sebastián e eu a de
Lugo. A el non lle deixaron terminala. Escoiteille dicir nunha ocasión que os
cidadáns que ían a un concello, ían porque tiñan un problema e que tiñamos que
traballar para que non saísen con dous.
Por el e os
moitos honrados e loitadores militantes e simpatizantes que ten o Partido
Popular e outras formacións políticas é polos que agora hai que chegar ata o
final.
A confusión é
grande e debe imperar a calma. Non se pode facer tanto dano a un país en menos
tempo con todas as falsedades vertidas sobre persoas traballadoras e honradas
como Rajoy.
É agora cando,
emulando o exemplo dos que como Gregorio foron á política para servir e non
servirse, procede actuar con firmeza e acougo para despexar ata a última
incógnita en todos os procesos abertos por corrupción. Debémosllo a eles, aos
miles de simpatizantes e militantes que durante anos colaboran e traballan sen
esperar nada a cambio, só ver ao seu Partido triunfar e seguir gañándose a
confianza dos cidadáns. Debémosllo.
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