El mismo día que estas letras vean la luz en las páginas de nuestro querido diario El Progreso, se estará celebrando el último pleno de esta X Legislatura en el Congreso de los Diputados. Por mucho que digan algunas personas interesadas en dibujar un panorama pesimista en España, creo que no hay motivos para avergonzarnos de las cosas que se han hecho en esta Legislatura, más bien lo contrario.
En momentos en los que la crítica externa y algunas discrepancias internas quieren hacer mella y perjudicar las opciones de victoria de mi Partido, quiero romper una lanza en defensa de todos los que han llevado a cabo una buena labor en los peores y más difíciles momentos de nuestra historia reciente.
Rajoy, en su discurso de investidura de hace cuatro años, anunció que toda la capacidad del Gobierno y todas las fuerzas de la Nación estarían dedicadas “a detener la sangría del paro, estimular el crecimiento y acelerar el regreso a la creación de empleo”. Y eso fue lo que ha hecho.
Fueron estos años muy duros, especialmente los dos primeros de legislatura, donde ajustar las cuentas y ahorrar para pagar la enorme deuda heredada mermaba la capacidad de acometer nuevas inversiones o atender compromisos contraídos. Y se hizo sin dejar abandonados a los más débiles, las personas sin trabajo y los pensionistas. Se salió del agujero sin dejar a nadie abandonado, porque todos los meses cerca de catorce millones de personas pueden cobrar sus prestaciones de desempleo, dependencia o pensiones. Se logró sin dañar el estado del bienestar y las prestaciones sociales.
Con errores, equivocaciones y cosas que no se han podido hacer, este Gobierno deja una España muy diferente a la de finales del 2011.
La tarea está inacabada, pero lo importante es que se han creado las condiciones, se han puesto los pilares para terminarla entre todos, porque lo logrado en estos años dándole la vuelta a una situación de partida que solo apuntaba al abismo, es la mejor garantía de poder hacerlo, de recuperar todo el empleo y volver a ver como muchos negocios que tuvieron que cerrar vuelven a abrir sus puertas, de enterrar la pesadilla que ya estamos dejando atrás.
Pero para nosotros, los que hemos apoyado y defendido estas políticas, las del Partido Popular, esta labor está inacabada porque queremos mucho más para España y la próxima cita electoral será clave para mantener este rumbo ya consolidado y contrastado o variarlo con experimentos que aportan poca fiabilidad, bien porque sus protagonistas ya tuvieron ocasión de demostrar que cuando gobernaron nos llevaron a la ruina o bien porque desconocemos su trayectoria y nos proponen arcadias felices.
Para esta tarea inacabada, confío en el sentido común y en la responsabilidad de los españoles que saben que en el Partido Popular encuentran, con sus aciertos y errores, un valor seguro al que suelen acudir cuando la situación es complicada, porque saben que puede arreglar sus problemas.
Mi apuesta, una vez más, es por la Política en mayúsculas, la que respeta al rival, sabe alcanzar consensos y consigue que lo ya logrado nadie se lo lleve por delante.
En momentos en los que la crítica externa y algunas discrepancias internas quieren hacer mella y perjudicar las opciones de victoria de mi Partido, quiero romper una lanza en defensa de todos los que han llevado a cabo una buena labor en los peores y más difíciles momentos de nuestra historia reciente.
Rajoy, en su discurso de investidura de hace cuatro años, anunció que toda la capacidad del Gobierno y todas las fuerzas de la Nación estarían dedicadas “a detener la sangría del paro, estimular el crecimiento y acelerar el regreso a la creación de empleo”. Y eso fue lo que ha hecho.
Fueron estos años muy duros, especialmente los dos primeros de legislatura, donde ajustar las cuentas y ahorrar para pagar la enorme deuda heredada mermaba la capacidad de acometer nuevas inversiones o atender compromisos contraídos. Y se hizo sin dejar abandonados a los más débiles, las personas sin trabajo y los pensionistas. Se salió del agujero sin dejar a nadie abandonado, porque todos los meses cerca de catorce millones de personas pueden cobrar sus prestaciones de desempleo, dependencia o pensiones. Se logró sin dañar el estado del bienestar y las prestaciones sociales.
Con errores, equivocaciones y cosas que no se han podido hacer, este Gobierno deja una España muy diferente a la de finales del 2011.
La tarea está inacabada, pero lo importante es que se han creado las condiciones, se han puesto los pilares para terminarla entre todos, porque lo logrado en estos años dándole la vuelta a una situación de partida que solo apuntaba al abismo, es la mejor garantía de poder hacerlo, de recuperar todo el empleo y volver a ver como muchos negocios que tuvieron que cerrar vuelven a abrir sus puertas, de enterrar la pesadilla que ya estamos dejando atrás.
Pero para nosotros, los que hemos apoyado y defendido estas políticas, las del Partido Popular, esta labor está inacabada porque queremos mucho más para España y la próxima cita electoral será clave para mantener este rumbo ya consolidado y contrastado o variarlo con experimentos que aportan poca fiabilidad, bien porque sus protagonistas ya tuvieron ocasión de demostrar que cuando gobernaron nos llevaron a la ruina o bien porque desconocemos su trayectoria y nos proponen arcadias felices.
Para esta tarea inacabada, confío en el sentido común y en la responsabilidad de los españoles que saben que en el Partido Popular encuentran, con sus aciertos y errores, un valor seguro al que suelen acudir cuando la situación es complicada, porque saben que puede arreglar sus problemas.
Mi apuesta, una vez más, es por la Política en mayúsculas, la que respeta al rival, sabe alcanzar consensos y consigue que lo ya logrado nadie se lo lleve por delante.
A tarefa inacabada
O mesmo día que estas letras vexan a luz nas páxinas do noso querido diario O Progreso, estarase a celebrar o último pleno desta X Lexislatura no Congreso dos Deputados. Por moito que digan algunhas persoas interesadas en debuxar un panorama pesimista en España, creo que non hai motivos para avergoñarnos das cousas que se fixeron nesta Lexislatura, máis ben o contrario.
En momentos nos que a crítica externa e algunhas discrepancias internas queren facer madeixa e prexudicar as opcións de vitoria do meu Partido, quero romper unha lanza en defensa de todos os que levaron a cabo un bo labor nos peores e máis difíciles momentos da nosa historia recente.
Rajoy, no seu discurso de investidura de fai catro anos, anunciou que toda a capacidade do Goberno e todas as forzas da Nación estarían dedicadas "a deter a sangría do paro, estimular o crecemento e acelerar o regreso á creación de emprego". E iso foi o que fixo.
Foron estes anos moi duros, especialmente os dous primeiros de lexislatura, onde axustar as contas e aforrar para pagar a enorme débeda herdada minguaba a capacidade de acometer novos investimentos ou atender compromisos contraídos. E fíxose sen deixar abandonados aos máis débiles, as persoas sen traballo e os pensionistas. Saíuse do buraco sen deixar a ninguén abandonado, porque todos os meses preto de catorce millóns de persoas poden cobrar as súas prestacións de desemprego, dependencia ou pensións. Logrouse sen danar o estado do benestar e as prestacións sociais.
Con erros, equivocacións e cousas que non se puideron facer, este Goberno deixa unha España moi diferente á de finais do 2011.
A tarefa está inacabada, pero o importante é que se crearon as condicións, puxéronse os alicerces para terminala entre todos, porque o logrado nestes anos dándolle a volta a unha situación de partida que só apuntaba ao abismo, é a mellor garantía de poder facelo, de recuperar todo o emprego e volver ver como moitos negocios que tiveron que pechar volven abrir as súas portas, de enterrar o pesadelo que xa estamos a deixar atrás.
Pero para nós, os que apoiamos e defendemos estas políticas, as do Partido Popular, este labor está inacabada porque queremos moito máis para España e a próxima cita electoral será clave para manter este rumbo xa consolidado e contrastado ou varialo con experimentos que achegan pouca fiabilidade, ben porque os seus protagonistas xa tiveron ocasión de demostrar que cando gobernaron leváronnos á ruína ou ben porque descoñecemos a súa traxectoria e propóñennos arcadias felices.
Para esta tarefa inacabada, confío no sentido común e na responsabilidade dos españois que saben que no Partido Popular atopan, cos seus acertos e erros, un valor seguro ao que adoitan acudir cando a situación é complicada, porque saben que pode arranxar os seus problemas.
A miña aposta, unha vez máis, é pola Política en maiúsculas, a que respecta ao rival, sabe alcanzar consensos e consegue que o xa logrado ninguén llo leve por diante.
En momentos nos que a crítica externa e algunhas discrepancias internas queren facer madeixa e prexudicar as opcións de vitoria do meu Partido, quero romper unha lanza en defensa de todos os que levaron a cabo un bo labor nos peores e máis difíciles momentos da nosa historia recente.
Rajoy, no seu discurso de investidura de fai catro anos, anunciou que toda a capacidade do Goberno e todas as forzas da Nación estarían dedicadas "a deter a sangría do paro, estimular o crecemento e acelerar o regreso á creación de emprego". E iso foi o que fixo.
Foron estes anos moi duros, especialmente os dous primeiros de lexislatura, onde axustar as contas e aforrar para pagar a enorme débeda herdada minguaba a capacidade de acometer novos investimentos ou atender compromisos contraídos. E fíxose sen deixar abandonados aos máis débiles, as persoas sen traballo e os pensionistas. Saíuse do buraco sen deixar a ninguén abandonado, porque todos os meses preto de catorce millóns de persoas poden cobrar as súas prestacións de desemprego, dependencia ou pensións. Logrouse sen danar o estado do benestar e as prestacións sociais.
Con erros, equivocacións e cousas que non se puideron facer, este Goberno deixa unha España moi diferente á de finais do 2011.
A tarefa está inacabada, pero o importante é que se crearon as condicións, puxéronse os alicerces para terminala entre todos, porque o logrado nestes anos dándolle a volta a unha situación de partida que só apuntaba ao abismo, é a mellor garantía de poder facelo, de recuperar todo o emprego e volver ver como moitos negocios que tiveron que pechar volven abrir as súas portas, de enterrar o pesadelo que xa estamos a deixar atrás.
Pero para nós, os que apoiamos e defendemos estas políticas, as do Partido Popular, este labor está inacabada porque queremos moito máis para España e a próxima cita electoral será clave para manter este rumbo xa consolidado e contrastado ou varialo con experimentos que achegan pouca fiabilidade, ben porque os seus protagonistas xa tiveron ocasión de demostrar que cando gobernaron leváronnos á ruína ou ben porque descoñecemos a súa traxectoria e propóñennos arcadias felices.
Para esta tarefa inacabada, confío no sentido común e na responsabilidade dos españois que saben que no Partido Popular atopan, cos seus acertos e erros, un valor seguro ao que adoitan acudir cando a situación é complicada, porque saben que pode arranxar os seus problemas.
A miña aposta, unha vez máis, é pola Política en maiúsculas, a que respecta ao rival, sabe alcanzar consensos e consegue que o xa logrado ninguén llo leve por diante.
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